II. La perfidia de creerse especial (7ª parte).
13. La esperanza de ser especial hace que parezca posible que Dios hizo al cuerpo para que fuese la prisión que mantiene a Su Hijo separado de El. 2Pues el especialismo requiere un lugar especial donde Dios no pueda entrar y un escondite donde a lo único que se le da la bienvenida es a tu insignificante yo. 3Nada es sagrado aquí, excepto tú y sólo tú, un ente aparte y separado de todos tus hermanos; a salvo de cualquier intrusión de la cordura en las ilusiones; a salvo de Dios, pero destinado al conflicto eterno. 4He aquí las puertas del infierno tras las cuales tú mismo te encerraste, para gobernar en la demencia y en la soledad tu reino especial, separado de Dios y alejado de la verdad y de la salvación.
Para lograr esa seguridad, el ego a veces está dispuesto a adoptar ropajes aparentemente espirituales, aunque se niega a cambiar su sistema de creencias en el que la Divinidad muestra su rostro más "especial", el de castigar al pecador y el de salvar a sus devotos seguidores. Sin embargo, cuando esa pantomima es descubierta por la mirada de la razón, se evidencia que todo responde al deseo de ser especial. En este contexto, el ego espiritual lo que pretende es sentirse el elegido por Dios para salvar a la humanidad de sus pecados, no importándole ser la mano ejecutora que dará cumplimiento a la sentencia de culpabilidad del pecador.
Una mirada reflexiva sobre la influencia que ejercen las religiones sobre la humanidad nos descubre cómo, detrás de la máscara del culto a un falso Dios, se ocultan creencias que responden al deseo de ser especial.
14. La llave que tú tiraste Dios se la dio a tu hermano, cuyas santas manos quieren ofrecértela cuando estés listo para aceptar el plan de Dios para tu salvación en vez del tuyo. 2¿Cómo puedes llegar a estar listo, salvo reconociendo toda tu abyecta desdicha y dándote cuenta de que tu plan ha fracasado y de que jamás te aportará ninguna clase de paz o felicidad? 3Ésta es la desesperación por la que ahora estás pasando, pero no es más que una ilusión de desesperación. 4La muerte de tu especialismo no es tu muerte, sino tu despertar a la vida eterna. 5No haces sino emerger de una ilusión de lo que eres a la aceptación de ti mismo tal como Dios te creó.
La llave que nos abre las puertas de la salvación no puede ser un camino de dolor y sufrimiento, tal y como lo ha entendido el sistema de pensamiento del ego. No hay que condenarse, ni castigarse, para corregir el error al que hemos llamado pecado.
Pecar genera culpabilidad y la culpa exige redención y castigo. Elegir erróneamente nos ofrece la oportunidad de elegir desde la rectitud, aportándonos la experiencia correcta. Pero para llevar a cabo ese cambio en nuestros pensamientos, debemos aceptar que el acto que nos ha llevado a la creencia en el pecado es una elección de nuestra mente y no una acción del cuerpo al que hemos culpado de ser el causante de nuestra debilidad. Dicha culpa nos ha llevado a maltratarlo, creyendo que con ese acto purificador redimiríamos nuestra culpa.
Conocer que la causa de nuestras acciones se encuentra en nuestras creencias nos ofrece la llave que nos abre las puertas de la salvación, pues siempre podremos elegir el momento para cambiar de forma de pensar y poner a nuestra mente al servicio del guía correcto para corregir los errores.
Ideas clave explicadas en el punto 13:
ResponderEliminar• Creerse especial crea separación: Cuando queremos ser únicos en el sentido del ego (mejor que otros, más importante, más sufrido, etc.), estamos diciendo que somos distintos del resto de los Hijos de Dios. Esa idea nos separa del amor y de la unidad.
• El cuerpo como prisión: El ego usa el cuerpo como símbolo de separación. Nos hace creer que estamos encerrados en él, aislados de Dios y de los demás. Pero eso es solo una ilusión.
• Un escondite del ego: El “yo insignificante” que menciona el texto es el ego, que busca un lugar donde pueda reinar sin que la verdad lo confronte. Ese lugar es nuestra mente cuando creemos en la separación.
• Nada es sagrado excepto el ego: En ese estado mental, todo gira en torno a “mí” y “mis problemas”, y no hay espacio para la conexión, el amor o la cordura. Es una especie de reino solitario donde el ego gobierna, pero sin paz.
• Las puertas del infierno: Esta es una metáfora fuerte. Significa que cuando nos encerramos en esa mentalidad de especialismo, vivimos en conflicto, soledad y sufrimiento. No porque Dios nos castigue, sino porque nos alejamos voluntariamente de Él.
¿Cómo lo aplicamos en nuestra vida diaria?
• Cuando te sientas superior o inferior a alguien, recuerda que todos somos iguales en esencia. No hay “más” ni “menos” en el amor de Dios.
• Cuando te aísles emocionalmente, pregúntate si estás buscando ser especial en tu dolor o en tu historia. Tal vez sea momento de abrirte a la unidad.
• Cuando te sientas atrapado en el cuerpo o en tus problemas, recuerda que tu Ser verdadero no está limitado por eso. Puedes elegir ver con los ojos del Espíritu.
Ideas clave del punto 14:
ResponderEliminar• La llave está en manos de tu hermano
o Aunque tú hayas rechazado el camino de la salvación, Dios ha confiado esa “llave” a tu hermano. Esto significa que la sanación viene a través de la relación, no del aislamiento.
• Tu plan ha fracasado
o El ego propone un plan basado en el especialismo, el control y la separación. Reconocer que ese plan no funciona es el primer paso hacia la paz.
• La desesperación es una ilusión
o Aunque parezca que estás en un momento oscuro, esa desesperación no es real. Es solo una señal de que el ego está perdiendo poder.
• La muerte del especialismo es tu renacimiento
o Soltar la idea de ser especial no es perderte, sino encontrarte. Es despertar a tu verdadera identidad como Hijo de Dios.
• Aceptar tu verdadera creación
o Al dejar atrás la ilusión del ego, te aceptas tal como Dios te creó: completo, amado, eterno.
¿Cómo aplicarlo en la vida diaria?
• Practica la humildad relacional Cuando alguien te ofrezca ayuda, consejo o perdón, no lo rechaces por orgullo. Recuerda que esa “llave” puede estar en sus manos.
• Observa tus planes con honestidad ¿Estás buscando reconocimiento, control o superioridad? Si tu plan no te da paz, es hora de soltarlo.
• No temas al vacío emocional Si sientes desesperación, no huyas. Obsérvala como una ilusión que señala el fin del ego, no el fin de ti.
• Celebra tu renacimiento espiritual Cada vez que eliges el amor en vez del juicio, estás dejando morir el especialismo y naciendo a la verdad.
• Afirma tu verdadera identidad Usa frases como: “Soy tal como Dios me creó”, “Mi paz no depende de ser especial”, “Acepto la salvación que se me ofrece hoy”.