martes, 19 de marzo de 2024

Capítulo 4. I. La enseñanza y el aprendizaje correctos

I. La enseñanza y el aprendizaje correctos

1. Un buen maestro clarifica sus propias ideas y las refuerza al enseñarlas. 2En el proceso de aprendizaje tanto el maestro como el alumno están a la par. 3Ambos se encuentran en el mismo nivel de aprendizaje, y a menos que compartan sus lecciones les faltará convicción. 4Un buen maestro debe tener fe en las ideas que enseña, pero tiene que satisfacer además otra condición: debe tener fe en los estudiantes a quienes ofrece sus ideas.

Una de las bases principales de la enseñanza que se recoge en Un Curso de Milagros es arrojar luz, es decir, entendimiento, sobre la creencia errónea de que somos un cuerpo material y que, por lo tanto, estamos separados unos de otros. Esa creencia es el pilar central donde se sustenta la visión de la dualidad.

Este punto, nos revela que aquello a lo que llamamos dualidad, podemos verlo con otra mirada, la cual nos permitirá, comprender que los polos opuestos son partes de una misma y única unidad. Aplicando esa visión al tema de la enseñanza, los actores principales que participan de la misma, esto es, maestro y alumno, no deben ser vistos como agentes separados, sino como elementos imprescindibles para que el proceso de enseñar y aprender se complete.

Si observamos el actual sistema social en el que nos encontramos, es posibles que se rechace la idea de que "maestro" y "alumno" formen una sola realidad. Profundizar en temas de valores sociales nos llevaría a evidenciar que la opinión generalizada es que el alumno no puede compararse en términos de igualdad con el maestro, el cual se ha cultivado y formado para ejercer en la condición de enseñar.

Pero de igual modo, que no podremos recibir, sin dar, el maestro no conseguirá transmitir sus enseñanzas de acuerdo a la Ley de la Unidad, si considera al alumno separado del proceso de enseñar, es más, el maestro aprenderá (recibirá) en la medida que comparta su saber con la plena certeza de la igualdad que lo une al alumno.

Este punto añade una cuestión que viene a responder a las insatisfacciones que suelen acompañar al estudiante cuando decide compartir sus conocimientos con los demás. En ocasiones, he sido partícipe de esa inquietante insatisfacción por parte de algunos estudiantes, los cuales han puesto de manifiesto que a la hora de compartir las enseñanzas no consiguen ganar la atención de sus oyentes, recibiendo, a veces, impresiones que consiguen hacerles dudar de la certeza de dichas enseñanzas.

Si aplicamos lo que nos orienta este punto, la falta de fe y convicción interna hará que, se materialicen, exteriormente, experiencias que  pongan de manifiesto el nivel de compromiso personal. En esos casos, la motivación interna está más orientada en convencer al otro de nuestras creencias, por sentirnos especiales a ellos, que verdaderamente, dar lo que somos en esencia: seres de luz.



2. Muchos montan guardia en torno a sus ideas porque quieren conservar sus sistemas de pensamiento intactos, y aprender signi­fica cambiar. 2Los que creen estar separados siempre temen cam­biar porque no pueden concebir que los cambios sean un paso hacia adelante en el proceso de subsanar la separación. 3Siempre los perciben como un paso hacia una mayor separación, debido a que la separación fue su primera experiencia de cambio. 4Crees que si no permites ningún cambio en tu ego alcanzarás la paz. 5Esta marcada confusión sólo puede tener lugar si sostienes que un mismo sistema de pensamiento puede erigirse sobre dos cimientos distintos. 6Nada puede llegar al espíritu desde el ego, ni nada puede llegar al ego desde el espíritu. 7El espíritu no puede ni reforzar al ego, ni aminorar el conflicto interno de éste. 8El ego en sí es una contradicción. 9Tu falso ser y el Ser de Dios están en oposición. 10Y lo están con respecto a sus orígenes, rumbos y de­senlaces. 11Son fundamentalmente irreconciliables porque el espí­ritu no puede percibir y el ego no puede gozar de conocimiento. 12No están, por lo tanto, en comunicación, ni jamás lo podrán estar. 13El ego, sin embargo, puede aprender, aún cuando su hace­dor esté desencaminado. 14Este, no obstante, no puede hacer que lo que fue infundido con vida sea completamente exánime.

"Aprender significa cambiar" y esta afirmación aterroriza al ego. A estas alturas de
las enseñanzas que se recogen en el Texto del Curso, podemos tener la certeza de que el Espíritu es lo Verdadero, y su esencia lo hace eterno e inalterable, mientras que el ego, da lugar a la errónea e ilusoria creencia, surgida tras el falso pensamiento de que podemos ser diferente a lo que realmente somos.

El Espíritu no necesita cambiar pues su Esencia es el Conocimiento. En cambio, el ego, fabricado por el falso pensamiento, responde a las leyes del cambio. En este escenario, el aprendizaje forma parte de la percepción verdadera y se nos presenta como una vía que nos permite corregir el error y cambiar nuestra manera de ver las cosas.


3. El espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. 2El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque conduce, no a la destrucción del ego, sino al abandono de éste a la luz del espíritu. 3Éste es el cambio que el ego no puede sino temer, puesto que no comparte mi cari­dad. 4La lección que yo tuve que aprender es la misma que tú tienes que aprender ahora, y puesto que la aprendí, puedo ense­ñártela. 5Nunca atacaré a tu ego, si bien estoy tratando de enseñar­te cómo surgió su sistema de pensamiento. 6Cuando te recuerdo tu verdadera creación, tu ego no puede por menos que reaccionar con miedo.

La expresión "Hágase la Luz", es propicia para el tema que estamos tratando, pues cuando vibramos en el acorde de la Luz, la oscuridad se disipa, lo que significa que el Poder del Entendimiento disipa el error de la ilusión del ego.


4. Aprender y enseñar son los mayores recursos de que dispones ahora porque te permiten cambiar de mentalidad y ayudar a otros a hacer lo mismo. 2Negarte a cambiar de mentalidad no consegui­ría probar que la separación no ocurrió. 3El soñador que duda de la realidad de su sueño mientras todavía está soñando no está realmente sanando su mente dividida. 4Tú sueñas con un ego separado y crees en el mundo que se basa en él. 5Todo ello te parece muy real. 6No puedes deshacerlo sin cambiar de mentali­dad al respecto. 7Si estás dispuesto a renunciar al papel de guar­dián de tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de regreso a Dios.

Este punto termina con un mensaje muy esclarecedor, pues la lectura de los apartados anteriores, en los que se define claramente que "El espíritu no puede ni reforzar al ego, ni aminorar el conflicto interno de éste" y que "son fundamentalmente irreconciliables porque el espí­ritu no puede percibir y el ego no puede gozar de conocimiento, puede suscitar en nosotros la pregunta siguiente: ¿Cómo debemos relacionarnos con el ego para poder liberarnos de las ataduras de su falsedad?

La respuesta, se intuye, no está en lo que podamos hacer con nuestras propias iniciativas, sino, entregando al Espíritu Santo y a Jesús, nuestra actual percepción, de modo que Su visión Verdadera nos ilumine y nos permita Expiar, es decir, corregir lo falso e ilusorio.


5. Todo buen maestro espera impartir a sus estudiantes tanto de lo que él mismo ha aprendido que algún día dejen de necesitarle. 2Este es el verdadero y único objetivo del maestro. 3Es imposible convencer al ego de esto porque va en contra de todas sus leyes. 4Pero recuerda que las leyes se promulgan para proteger la continuidad del sistema en que cree el que las promulga. 5Es natural que el ego trate de protegerse a sí mismo una vez que lo inven­taste, pero no es natural que desees obedecer sus leyes a menos que tú creas en ellas. 6El ego no puede tomar esta decisión debido a la naturaleza de su origen. 7Pero tú puedes tomarla debido a la naturaleza del tuyo.

Si no entregamos la corrección de nuestros errores en manos del Espíritu Santo, o dicho de otro modo, si no dejamos de sintonizar la frecuencia que nos mantiene recibiendo la visión errónea del ego, permaneceremos permanentemente prisioneros de la ilusión. 

La voluntad de aprender y de cambiar se convierte en la fuerza motora que ha de llevarnos a dar ese primer paso que ha de llevarnos a cambiar el dial de la frecuencia sintonizada. Ese impulso motor, esa voluntad, lleva implícita el poder divino. 


6. Los egos pueden chocar en cualquier situación, pero es imposi­ble que el espíritu choque en absoluto. 2Si percibes a un maestro simplemente como "un ego más grande" sentirás miedo, ya que agrandar un ego es aumentar la ansiedad que produce la separa­ción. 3Enseñaré contigo y viviré contigo si estás dispuesto a pensar conmigo, pero mi objetivo será siempre eximirte finalmente de la necesidad de un maestro. 4Esto es lo opuesto al objetivo del maestro que se deja guiar por el ego. 5A ése sólo le interesa el efecto que su ego pueda tener sobre otros egos, y, por consi­guiente, interpreta la interacción entre ellos como un medio de conservar su propio ego. 6Yo no podría dedicarme a enseñar si creyese eso, y tú no serás un maestro dedicado mientras lo creas. 7Se me percibe constantemente como un maestro al que hay que exaltar o rechazar, pero yo no acepto ninguna de esas dos percep­ciones de mí mismo.

En efecto, los egos chocan, pues su creencia está basada en la dualidad, en los opuestos, en la separación. Lo que es Uno no puede chocar, pues vive en la misma Consciencia. Desde ese error de percepción, desde la separación, interpretar que alguien es superior a otro, da pie a "engrandecer" la causa de ese error.
Hoy día, el protagonismo de los "maestros" va  en aumento. Ello, parece ir parejo de la profunda necesidad de ser "guiados" hacia metas más elevadas. En mi bagaje de experiencias cuento con muchas anécdotas donde el buscador, en muchos casos, ansía que dirijan su vida, que le aporten recetas de cómo actuar, que le den respuestas que den sentido a sus vidas. Ha sido una prueba para mi, el comprender que no podemos convertirnos en los "bastones" de los demás. Mucho más acertado, entiendo, el acompañar cuando en nuestros camino nos encontramos con otros viajeros. 
Mi consciencia comparte, que en ese camino, llegará el tramo en el que deberemos andar por si solos nuestros últimos pasos, esos que nos harán comprender, que nuestro acompañante no era alguien distinto a nosotros, sino una proyección de nuestra mente, de aspectos inconscientes de nuestro Yo, de los que debíamos tomar consciencia. En ese estado, ya no seremos dos, sino Uno.

7. El que enseñes o aprendas no es lo que establece tu valía. 2Tu valía la
estableció Dios. 3Mientras sigas oponiéndote a esto, todo lo que hagas te dará miedo, especialmente aquellas situaciones que tiendan a apoyar la creencia en la superioridad o en la infe­rioridad. 4Los maestros tienen que tener paciencia y repetir las lecciones que enseñan hasta que éstas se aprendan. 5Yo estoy dispuesto a hacer eso porque no tengo derecho a fijar los límites de tu aprendizaje por ti. 6Una vez más: nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía. 7Este punto no es debatible excepto en fantasías. 8Tu ego no está nunca en entredi­cho porque Dios no lo creó. 9Tu espíritu no está nunca en entre­dicho porque Él lo creó. 10Cualquier confusión al respecto es ilusoria, y, mientras perdure esa ilusión, no es posible tener dedi­cación alguna.

Cuando nuestros valores personales estén en manos de los logros y metas establecidas por el ego, nos encontraremos sirviendo al error y a la ilusión.
Este punto de la enseñanza pone especial énfasis en hacernos conscientes de la única causa posible de nuestra felicidad: nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía.


8. El ego trata de explotar todas las situaciones para vanaglo­riarse, a fin de superar sus propias dudas. 2Seguirá lleno de dudas mientras tú sigas creyendo en su existencia. 3Tú que lo inventaste no puedes tener confianza en él porque cuando estás en tu mente recta te das cuenta de que no es real. 4La única solución cuerda es no tratar de cambiar la realidad -lo cual sería ciertamente aterra­dor- sino aceptarla tal como es. 5Tú formas parte de la realidad, la cual permanece inmutable más allá del alcance del ego, aunque fácilmente al alcance del espíritu. 6Cuando sientas miedo, aquié­tate y reconoce que Dios es real, y que tú eres Su Hijo amado en quien Él se complace. 7No dejes que tu ego refute esto porque el ego no puede conocer algo que está tan lejos de su alcance como lo estás tú.

Muchos estudiantes me comparten sus frustraciones, sus miedos, sus culpas, sus
decepciones, cuando interpretan que su comportamiento, sus pensamientos y sentimientos no están a la altura de sus ideales espirituales. Algunos, manifiestan que son arduos estudiosos de las enseñanzas, pero a pesar de su dedicación, cuando analizan sus comportamientos, no pueden evitar caer víctimas de la desolación personal. Este estado de duda, de falta de fe, de certeza, tan sólo es propio de una mente errada que se encuentra identificada con los valores del ego y con la falsa creencia de que somos un cuerpo material.
Si realmente no cambiamos esa falsa creencia y adquirimos la certeza de que somos Hijos de Dios, Seres Espirituales, nuestra mente seguirá sirviendo a la ilusión y al sufrimiento.

9. Dios no es el autor del miedo. 2El autor del miedo eres tú. 3Has elegido crear en forma diferente a como crea Él, y, por lo tanto, has hecho posible el que puedas tener miedo. 4No estás en paz porque no estás desempeñando tu función. 5Dios te encomendó una función, muy elevada que no estás llevando a cabo. 6Tu ego ha elegido estar atemorizado en vez de llevarla a cabo. 7Cuando despiertes te será imposible entender esto porque es literalmente increíble. 8No creas lo increíble ahora. 9Cualquier intento de incre­mentar su credibilidad es simplemente un intento de posponer lo inevitable. 10La palabra "inevitable" le causa terror al ego, pero es motivo de júbilo para el espíritu. 11Alcanzar a Dios es inevitable, y tú no puedes eludirlo, de la misma manera en que Él no te puede eludir a ti.

Lo perecedero es irreal y el ego es perecedero e ilusorio. 

No deja de ser curioso, de que uno de los sueños perseguidos por el ego es alcanzar la inmortalidad del cuerpo, su identidad. Al menos, así nos lo pinta las narrativas, las historias basadas en los hechos épicos del hombre. Del mismo modo, con la misma base errónea, el ego se lanza al culto de un Dios externo al cual se dirige únicamente para solicitar sus servicios e implorando sus actos de salvación, cuando en verdad, ni el cuerpo puede alcanzar la inmortalidad, ni Dios puede intervenir en los asuntos fabricados por el hacedor de lo irreal.
En mi tierra hay un dicho que define muy bien la expresión religiosa del hombre: "Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena".

Lo real es imperecedero y el Espíritu es imperecedero y real.

10. El ego tiene miedo del gozo del espíritu porque una vez que lo hayas experimentado dejarás de proteger y de atribuirle valor al miedo. 2Le atribuyes gran valor ahora porque el miedo es un tes­tigo de la separación, y tu ego se regocija cuando das testimonio de ella. 3¡Repúdialo! 4No le escuches ni le ampares. 5Escucha únicamente a Dios, que es tan incapaz de engañar como lo es el espí­ritu que Él creó. 6Libérate y libera a otros. 7No les ofrezcas a los demás una imagen de ti mismo falsa e indigna, ni tampoco acep­tes una imagen similar de ellos.

Las relaciones humanas están basadas en la percepción errónea, pues se sustentan en la creencia de que somos entes corporales cuya existencia termina con la muerte física. Esta falsa creencia basada en el culto al cuerpo, nos mantiene prisioneros del miedo a dejar de existir. Sin embargo, el verdadero Ser nunca puede dejar de ser, pues es existencia eterna creada de un Ser Eterno y Perfecto.

Si aceptamos que somos Hijos de Dios y Él es Eterno, ¿cómo podemos rechazar que su creación goce de esa misma cualidad?

Vernos, percibirnos de manera correcta, es una expresión de la mente recta, y dicha percepción nos llevará a servir al Ser que realmente somos.


11.El ego ha construido para ti un hogar mísero e inhóspito por­que no puede construir de ninguna otra manera. 2No trates de mantener en pie ese hogar ruinoso. 3En su debilidad radica tu fuerza. 4Sólo Dios pudo erigir un hogar digno de Sus creaciones, las cuales han elegido dejarlo vacío, desahuciándose así a sí mis­mas. 5No obstante, Su hogar seguirá en pie eternamente, listo para cuando decidas entrar a ocuparlo. 6De esto puedes estar comple­tamente seguro: 7Dios es tan incapaz de crear lo perecedero como el ego de fabricar lo eterno.

La lectura de este punto ha evocado en mi mente el pasaje del evangelio del "hijo pródigo", cuyo mensaje nos enseña que el "Padre" siempre respeta la voluntad de su hijo y cuando ese acto volitivo da lugar a acciones erróneas, no lo juzga de manera condenatoria, sino que ejerciendo su función, no perdona, es decir, no ve pecado en sus actos.
Ese "Padre" queda en la espera de que su "hijo" decida por voluntad propia retornar al hogar que le dio la vida.

12. Desde tu ego no puedes hacer nada para salvarte o para salvar a otros, pero desde tu espíritu puedes hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarte a ti mismo. 2La humildad es una lección para el ego, no para el espíritu. 3El espíritu está más allá de la humildad porque reconoce su esplendor y gustosamente irra­dia su luz por todas partes. 4Los mansos heredarán la tierra por­que sus egos son humildes, y esto hace que su percepción sea más fidedigna. 5El Reino de los Cielos es el derecho del espíritu, cuya belleza y dignidad están mucho más allá de cualquier duda, más allá de la percepción, y se alzan para siempre como las señales del Amor de Dios hacia Sus creaciones, las cuales son absolutamente dignas de Él y sólo de Él. 6Ninguna otra cosa es lo suficientemente valiosa como para poder ser una ofrenda para una creación de Dios Mismo.

Somos libres de elegir entre establecer el reino del ego o de expandir el Reino de los Cielos. Ambos se encuentran en nuestra mente. El primero significa miedo y culpabilidad. El segundo Paz y Unidad.

“Eres libre de establecer tu reino donde mejor te parezca, pero no puedes sino elegir acertadamente si recuerdas esto: 

El espíritu está eternamente en estado de gracia.

Tu realidad es únicamente espíritu.

Por lo tanto, estás eternamente en estado de gracia” (T-1.III.5:3-6). 

He querido recuperar esta presentación incluida en unos de los artículos publicados en mi Blog "Aprendiendo Un Curso de Milagros", titulado "El Reino de los Cielos en Un Curso de Milagros". Son cuatro artículos en total. Os dejo el enlace, a la primera parte, para los que tengan interés en leerlos. 

https://aprendiendouncursodemilagros.blogspot.com/2021/07/la-religion-del-padre-el-reino-de-los.html


13. Yo seré un substituto de tu ego si así lo deseas, pero nunca de tu espíritu. 2Un padre puede dejar su hijo al cuidado de un her­mano mayor que haya demostrado ser responsable, pero esto no entraña confusión alguna acerca de quién es el padre. 3El her­mano puede proteger el cuerpo y el ego del niño, pero eso no lo lleva a creer que él sea el padre. 4Me puedes confiar tu cuerpo y tu ego debido únicamente a que eso te permite desentenderte de ellos y me deja mostrarte que no son importantes. 5Yo no podría entender lo importantes que son para ti si yo mismo no hubiese estado tentado de creer en ellos. 6Aprendamos juntos esta lección para que juntos podamos liberarnos de tu cuerpo y de tu ego. 7Necesito maestros dedicados que compartan mi objetivo de sanar a la mente. 8El espíritu no tiene ninguna necesidad de que ni tú ni yo lo protejamos. 9Recuerda lo siguiente:

10En este mundo no hay por qué tener tribulaciones
porque yo he vencido al mundo. "Por eso es por lo
que debes estar animado.

La sencillez con la que Jesús, nuestro Hermano Mayor, nos enseña los valores del cuerpo y del espíritu, es simplemente elocuente y reconfortante. 

El haber transitado por las limitaciones propias del ego-cuerpo, el haber experimentado las voces de los instintos propios de la naturaleza egoica, y, sobre todo, el haber sido capaz de "ver las cosas de otra manera", percibiendo correctamente el valor ilusorio y perecedero del cuerpo, le otorga la autoridad de enseñarnos el camino que ha de conducirnos a recordar lo que realmente somos.

El cuerpo, como toda fabricación, nace y muere. El Espíritu ha sido Creado y es Eterno.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 79

LECCIÓN 79

Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.

1. No puedes resolver un problema a menos que sepas de qué se trata. 2Incluso si ya está resuelto, lo seguirás teniendo porque no reconocerás que ya se ha resuelto. 3Ésta es la situación del mundo. 4El problema de la separación, que es en realidad el único pro­blema que hay, ya se ha resuelto. 5No obstante, la solución no se ha reconocido porque no se ha reconocido el problema.

2. En este mundo cada cual parece tener sus propios problemas. 2Mas todos ellos son el mismo problema, y se tiene que reconocer que son el mismo si es que se ha de aceptar la única solución que los resuelve a todos. 3Ahora bien, ¿quién puede darse cuenta de que un problema se ha resuelto si piensa que el problema es otra cosa? 4Aun si se le proporcionara la respuesta, no podría ver su relevancia.

3. Ésta es la situación en la que te encuentras ahora. 2Dispones de la respuesta, pero todavía no estás seguro de cuál es el problema. 3Pareces enfrentarte a una larga serie de problemas, los cuales son todos diferentes entre sí, y cuando uno se resuelve, surge otro y luego otro. 4No parecen tener fin. 5En ningún momento te sientes completamente libre de problemas y en paz.

4. La tentación de considerar que los problemas son múltiples es la tentación de dejar el problema de la separación sin resolver. 2El mundo parece presentarte una multitud de problemas, y cada uno parece requerir una solución distinta. 3Esta percepción te coloca en una posición en la que tu manera de resolver problemas no puede sino ser inadecuada, haciendo así que el fracaso sea inevitable.

5. Nadie podría resolver todos los problemas que el mundo parece tener. 2Éstos parecen manifestarse en tantos niveles, en for­mas tan variadas y con contenidos tan diversos, que crees enfren­tarte a una situación imposible. 3Tal como los percibes, el desaliento y la depresión son inevitables. 4Algunos surgen inesperadamente, justo cuando creías haber resuelto los anteriores. 5Otros permanecen sin resolver bajo una nube de negación, y emergen de vez en cuando para atormentarte, mas sólo para vol­ver a quedar ocultos pero aún sin resolver.

6. Toda esta complejidad no es más que un intento desesperado de no reconocer el problema y, por lo tanto, de no permitir que se resuelva. 2Si pudieses reconocer que, sea cual fuere la forma en que se manifieste, el único problema que tienes es el de la separa­ción, aceptarías la respuesta, puesto que verías su relevancia. 3Si advirtieras el común denominador que subyace a todos los pro­blemas a los que pareces enfrentarte, comprenderías que dispones de los medios para resolverlos todos. 4Y emplearías los medios porque habrías reconocido el problema.

7. En nuestras sesiones de práctica más largas de hoy pregunta­remos cuál es el problema y cuál es su solución. 2No asumiremos que ya lo sabemos. 3Trataremos de liberar a nuestras mentes de las innumerables clases de problemas que creemos tener. 4Trata­remos de darnos cuenta de que sólo tenemos un problema, el cual no hemos reconocido. 5Preguntaremos cuál es ese problema y esperaremos la respuesta. 6Ésta se nos dará. 7Luego pregunta­remos cuál es su solución. 8ésta se nos dará también.

8. Los ejercicios de hoy serán fructíferos en la medida en que no insistas en querer definir el problema. 2Quizá no logres abando­nar todas tus ideas preconcebidas, pero eso no es necesario. 3Lo único que es necesario es poner mínimamente en duda la realidad de tu versión de lo que son tus problemas. 4Estás tratando de darte cuenta de que al reconocer el problema se te da la respuesta, de manera que problema y respuesta puedan reconciliarse y tú puedas quedar en paz.

9. Las sesiones de práctica cortas de hoy no estarán regidas por el reloj, sino por la necesidad. 2Hoy verás muchos problemas, y cada uno de ellos parecerá requerir una solución distinta. 3Nues­tros esfuerzos estarán encaminados al reconocimiento de que no hay más que un solo problema y una sola solución. 4Con este reconocimiento se resuelven todos los problemas. 5Con este reco­nocimiento arriba la paz.

9. No te dejes engañar hoy por la forma en que se manifiestan los problemas. 2Cada vez que parezca surgir alguna dificultad, di de inmediato:

3Permítaseme reconocer este problema para que pueda ser resuelto.

4Trata entonces de suspender todo juicio con respecto a lo que el problema es. 5ser posible, cierra los ojos por un momento y pregunta cuál es el problema. 6Serás escuchado y se te responderá.

¿Qué me enseña esta lección? 

He podido tomar conciencia, de que aquello que llamamos problema es el resultado de aplicar el pensamiento dual. Me siento separado de los demás y cuando recibo un impacto que no consigo asimilar, que se convierte en un conflicto, decido interpretar que me enfrento a un problema, cuando realmente, ese conflicto protagonizado por los demás, son mis mejores maestros, mis espejos, para que aprenda a verme tal y como son mis pensamientos y mis sentimientos. 

Un ejemplo: doy muestra de mi punto de vista y los demás me corrigen. En ese momento, me siento mal, pues, mi estima se ve dañada. Aunque mi reacción fue reconocer el error, de inmediato, internamente, una parte de mí se encuentra afectada.

Cuando me pregunto, para qué he vivido esa experiencia, me doy cuenta de que, en el fondo, mi opinión tenía una intención de demostrar al foro mi valía, a lo cual le presté más atención que al contenido que estaba compartiendo, que en verdad no respondía a mis propios conocimientos. Me doy cuenta, que el otro, al corregirme, me está ayudando a conocer algo que ya se encontraba en mi interior. Ese otro, es mi proyección y debo agradecerle su colaboración. 

Reconocer el problema, que no es otro que el actuar separado de los demás, me permitió resolverlo. 

Detrás de lo que llamamos problemas, desde el punto de vista del ego, encontramos siempre el mecanismo "ganar-perder", otra manera distinta de referirnos al "yo-no yo". 

Cuando abordamos un problema, solemos decir que nos "enfrentamos" a él, con el propósito de vencerlo, lo que significa, que para conseguir lo que deseamos tenemos que vencer a la persona o circunstancias que nos lo impide. Por lo general, detrás de cada problema, siempre encontramos un "cuerpo", es decir, a alguien que lo personifique, individual o colectivamente. Entendemos que hemos vencido un problema cuando en nuestro enfrentamiento con el otro/s, salimos airosos. En el reparto de "puntos", uno ha ganado y el otro ha perdido. 

Un Curso de Milagros nos lo explica de esta manera: 

“Entregarle un problema al Espíritu Santo para que Él lo resuelva por ti, significa que quieres que se resuelva. Mas no entregárselo a fin de resolverlo por tu cuenta y sin Su ayuda, es decidir que el problema siga pendiente y sin resolver, haciendo así que pueda seguir dando lugar a más injusticias y ataques. Nadie puede ser injusto contigo, a menos que tú hayas decidido ser injusto primero. En ese caso, es inevitable que surjan problemas que sean un obstáculo en tu camino, y que la paz se vea disipada por los vientos del odio” (T-25.IX.7:5-8). 

“El mundo resuelve problemas de otra manera. Pues ve la solución a cualquier problema como un estado en el que se ha decidido quién ha de ganar y quién ha de perder; con cuánto se va a quedar uno de ellos y cuánto puede todavía defender el perdedor. Mas el problema sigue sin resol­verse, pues sólo la justicia puede establecer un estado en el que nadie pierde y en el que a nadie se le trata injustamente o se le priva de algo, lo cual le daría motivos para vengarse. Ningún problema se puede resolver mediante la venganza, que en el mejor de los casos no haría sino dar lugar a otro problema, en el que el asesinato no es obvio” (T-25.IX.4:4-7). 

“La forma en que el Espíritu Santo resuelve todo problema es la manera de solventarlo. El problema queda resuelto porque se ha tratado con justicia. Hasta que esto no se haga, seguirá repitiéndose porque aún no se habrá solventado. El principio según el cual la justicia significa que nadie puede perder es crucial para el objetivo de este curso. Pues los milagros dependen de la justicia. Mas no como la ve el mundo, sino como la conoce Dios y como este conocimiento se ve reflejado en la visión que ofrece el Espíritu Santo” (T-25.IX.5:1-6).

Ejemplo-Guía: "Estoy sin trabajo, mi matrimonio se resiente y vivo en una permanente depresión" 

Abordamos como ejemplo-guía un escenario muy frecuente en nuestros días. 

¿Cómo solemos abordar estas situaciones? La mente dual, acostumbrada a ver la vida en partes separadas, como si tratase de un cristal roto en múltiples pedazos, diría que tiene que enfrentarse a tres problemas diferentes: la falta de trabajo, el problema de relaciones de pareja y la depresión. Difícilmente, estaría de acuerdo, si alguien le dijera que, en verdad, esos problemas, responden a una única causa, y que, corrigiendo la causa, todos ellos desaparecerían. 

¿Cómo aplicaríamos las enseñanzas de esta lección a este ejemplo? 

En este punto, me gustaría compartir lo que el Curso nos aporta en el apartado "Muchas clases de error, una sola corrección".

“Es fácil entender las razones por las que no le pides al Espíritu Santo que resuelva todos tus problemas por ti. Para Él no es más difícil resolver unos que otros. Todos los problemas son iguales para Él, puesto que cada uno se resuelve de la misma manera y con el mismo enfoque. Los aspectos que necesitan solución no cambian, sea cual sea la forma que el problema parezca adoptar. Un problema puede manifestarse de muchas maneras, y lo hará mientras el problema persista. De nada sirve intentar resolverlo de una manera especial. Se presentará una y otra vez hasta que haya sido resuelto definitivamente y ya no vuelva a surgir en ninguna forma. Sólo entonces te habrás liberado de él” (T-26.II.1:1-8). 

“El Espíritu Santo te ofrece la liberación de todos los problemas que crees tener. Para Él, todos ellos son el mismo problema por­que cada uno, independientemente de la forma en que parezca manifestarse, exige que alguien pierda y sacrifique algo para que tú puedas ganar. Mas sólo cuando la situación se resuelve de tal manera que nadie pierde desaparece el problema, pues no era más que un error de percepción que ahora ha sido corregido. Para Él no es más difícil llevar un error ante la verdad que otro. Pues sólo hay un error: la idea de que es posible perder y de que alguien puede ganar como resultado de ello. Si eso fuese cierto, entonces Dios sería injusto, el pecado posible, el ataque estaría justificado y la venganza sería merecida” (T-26.II.2:1-6). 

“Para este único error, en cualquiera de sus formas, sólo hay una corrección. Es imposible perder, y creer lo contrario es un error. Tú no tienes problemas, aunque pienses que los tienes. No podrías pensar que los tienes si los vieses desaparecer uno por uno, independientemente de la magnitud, de la complejidad, del lugar, del tiempo, o de cualquier otro atributo que percibas que haga que cada uno de ellos parezca diferente del resto. No pienses que las limitaciones que impones sobre todo lo que ves pueden limitar a Dios en modo alguno” (T-26.II.3:1-5). 

¡Es imposible perder! Para mí, este mensaje resuena mucho y me produce un "subidón" y con esta castiza expresión, lo que quiero expresar es una "revelación", una toma de consciencia que me permite entender que la única y verdadera causa de lo que he llamado “problemas”, se encuentra en la creencia de sentirme separado de mi Creador y de Su Creación, la Filiación. 

No tener trabajo supone una pérdida. Así lo interpreta el ego. Habría que preguntarse el para qué estoy viviendo esa experiencia de escasez. ¿Dónde me lleva esa experiencia? ¿Qué creencias hay en mi para que, estando dispuesto a dar lo que tengo, a compartir mis dones y talentos, no encuentre a nadie con quién compartirlo? El que da, siempre recibe. Entonces, ¿por qué no recibo? La pregunta debemos hacérnosla individualmente, cuando nos encontremos en una situación semejante. ¿Estoy dispuesto a dar, sin miedos? o ¿estoy dispuesto a recibir, sin miedos?. 

Podemos hacer de esa experiencia de escasez, de necesidad, un motivo para recrearnos en el victimismo, para culpar a los que tienen la responsabilidad social de administrar los recursos, pero lo único que estaríamos haciendo con ello, es ocultar, negar, la verdadera causa de lo que llamamos nuestro problema: la separación. Ellos son los culpables y nosotros inocentes, sin que ello nos lleve a tomar consciencia, de que nuestra condena está revelándonos nuestra propia condenación. 

Toma consciencia de tus dones y talentos y ofrécete al mundo. Te sorprenderá cómo tu nueva visión, activará un mundo nuevo que estará dispuesto a recibir lo que tienes que aportarle. 

Es muy probable, que tus problemas de pareja y tu depresión, estén estrechamente relacionado con tu frustración en el terreno laboral. No importa, esa relación no es la que nos interesa. La que verdaderamente debemos encontrar y reconocer, es que, en ambas, sigue existiendo el miedo a perder: perder a tu pareja, perder la autoestima, perder la vida. 

Si corregimos la visión que nos lleva a creer que, en unas relaciones, uno debe ganar y otro perder, y la sustituimos, por la nueva visión de que ambos ganan y nadie pierde, el enfrentamiento cederá su lugar a la comunión y en ese estado de ser, el problema es una ilusión.


Reflexión: ¿Cómo te sientes cuando te enfrentas a un problema?

lunes, 18 de marzo de 2024

Capítulo 4: LAS ILUSIONES DEL EGO. Introducción

CAPÍTULO 4

LAS ILUSIONES DEL EGO


Introducción

1. La Biblia dice que si un hermano te pide que camines con él una milla, que le acompañes dos. 2Ciertamente no sugiere que le retrases en su viaje. 3Tu dedicación a un hermano no puede tampoco retrasarte a ti. 4Sólo puede conducir a un progreso mutuo. 5El resultado de una dedicación genuina es la inspiración, palabra que, si se entiende correctamente, es lo opuesto a la fatiga. 6Estar fatigado es estar des-animado, mas estar inspirado es estar en el espíritu. 7Ser egocéntrico es estar des-animado, mas estar centrado en Sí Mismo, en el buen sentido de la expresión, es estar inspirado o en el espíritu. 8Los verdaderamente inspirados están iluminados y no pueden morar en las tinieblas.

Bien, la Introducción del Capítulo 4, se dirige principalmente a orientarnos sobre algunos aspectos que se suscitan muy a menudo en el estudiante o aspirante a Maestro cuando inicia el camino que ha de conducirlo hacia el "despertar" de la consciencia, ruta que sin duda alguna pasa por aplicar la "Expiación" en nuestra manera de pensar.

Me siento muy identificado con la primera de las recomendaciones, la que nos invita a reflexionar sobre el asunto de "ayudar a los demás" a realizar el viaje referido hacia el despertar. La disponibilidad a ayudar debe estar exenta de culpabilidad cuando dicha ayuda nos exige retrasar nuestro propio viaje. Ante estas situaciones, debe ser el Amor el que nos guíe e inspire, y no deja de ser un acto de amor el permitir que el otro lleve su propio ritmo.

En muchas ocasiones podemos interpretar de manera errónea que el otro debe seguir nuestros pasos, pues tenemos muy claro que el camino elegido es el mejor para ambos. Mi experiencia al respecto no es esa. Mi camino puede ser distinto al tuyo, y más importante que convencerte de que mi camino es mejor que el tuyo, es permitirte que seas libre para elegir tu caminar.

En lo referente a la inspiración, todos aquellos que lo hayáis experimentado, estaréis de acuerdo en lo que se recoge en este punto. Cuando nuestra mente se conecta con el verdadero Ser, con nuestra Esencia Espiritual, nos percibimos más livianos, alegres y una euforia indescriptible se adueña de nuestros pensamientos, permitiéndonos realizar actividades que nos aportan una profunda felicidad y donde la fatiga está totalmente ausente. En cambio, cuando nuestros pensamientos están sirviendo al ego, el cansancio es una de las muestras evidentes de que estamos desconectados de nuestra Esencia y nuestra respuesta suele ser el desánimo y la queja.


2. Puedes hablar desde el espíritu o desde el ego, según elijas. 2Si hablas
desde el espíritu es que has decidido acatar las palabras "Detente y reconoce que yo soy Dios". 3Éstas son palabras inspi­radas porque reflejan conocimiento. 4Si hablas desde el ego estás renegando del conocimiento en vez de ratificándolo, y, por lo tanto, estás des-animándote. 5No te embarques en viajes inútiles, pues ciertamente no llevan a ninguna parte. 6Puede que el ego los desee, pero el espíritu no puede emprenderlos porque nunca está dispuesto a apartarse de sus Cimientos.

En este punto se ratifica lo que adelantaba al final de la anterior reflexión. Cuando estamos en conexión con nuestra verdadera Esencia nuestra respuesta es "animada" y en ese estado de plenitud podemos realizar hazañas que para el observador egoico les puede parecer inusuales.

El des-ánimo, es el efecto de una mente que está sirviendo al programa del ego, el cual nos mantiene bajo la falsa creencia de que somos un cuerpo mortal separado y desconectados de los demás.


3. El viaje a la cruz debería ser el último "viaje inútil". 2No sigas pensando en él, sino dalo por terminado. 3Si puedes aceptarlo como tu último viaje inútil, serás libre también de unirte a mi resurrección. 4Hasta que no lo hagas, estarás desperdiciando tu vida, 5ya que ésta simplemente seguirá siendo una repetición de la separación, de la pérdida de poder, de los esfuerzos fútiles que el ego lleva a cabo en busca de compensación y, finalmente, de la crucifixión del cuerpo o muerte. 6Estas repeticiones continuarán indefinidamente hasta que voluntariamente se abandonen. 7No cometas el patético error de "aferrarte a la vieja y rugosa cruz". 8El único mensaje de la crucifixión es que puedes superar la cruz. 9Hasta que no la superes eres libre de seguir crucificándote tan a menudo como quieras. 10Éste no es el Evangelio que quise ofrecerte. 11Tenemos otro viaje que emprender, y si lees cuidadosa­mente las lecciones que aquí se ofrecen, éstas te ayudarán a pre­pararte para emprenderlo.

Uno de los principales beneficios que nos aporta Un Curso de Milagros es aportarnos el Conocimiento de lo que realmente somos. Dejar de identificarnos con el cuerpo como nuestra verdadera realidad, nos permite comprender que la muerte es una falsa creencia. La muerte de Jesús en la cruz no fue su mensaje liberador, sino la evidencia de que, con su Resurrección, el viaje de la muerte es una ilusión, una falsa creencia.
Por lo tanto, creer en el poder redentor del sufrimiento es, igualmente, ua ilusión, una falsa creencia que sirve a los intereses del ego, principalmente al miedo y a la culpa.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 78

LECCIÓN 78

¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!

1. Tal vez aún no esté completamente claro para ti el hecho de que en cada decisión que tomas estás eligiendo entre un resentimiento y un milagro. 2Cada resentimiento se alza cual tenebroso escudo de odio ante el milagro que pretende ocultar. 3Y al alzarlo ante tus ojos no puedes ver el milagro que se encuentra tras él. 4Éste, no obstante, sigue allí aguardándote en la luz, pero en lugar de él contemplas tus resentimientos.

2. Hoy vamos a ir más allá de los resentimientos para contemplar el milagro en lugar de ellos. 2Invertiremos la manera como ves al no dejar que tu vista se detenga antes de que veas. 3No esperare­mos frente al escudo de odio, sino que lo dejaremos caer, y, sua­vemente, alzaremos los ojos en silencio para contemplar al Hijo de Dios.

3. Él te espera tras todos tus resentimientos, y a medida que dejas éstos de lado, él aparecerá radiante de luz en el lugar que antes ocupaba cada uno de ellos. 2Pues cada resentimiento constituye un obstáculo a la visión, mas según se elimina, puedes ver al Hijo de Dios allí donde él siempre ha estado. 3Él se encuentra en la luz, pero tú estabas en las tinieblas. 4Cada resentimiento hacía que las tinieblas fuesen aún más tenebrosas, lo cual te impedía ver.

4. Hoy intentaremos ver al Hijo de Dios. 2No nos haremos los ciegos para no verlo; no vamos a contemplar nuestros resenti­mientos. 3Así es como se invierte la manera de ver del mundo, al nosotros dirigir nuestra mirada hacia la verdad y apartarla del miedo. 4Seleccionaremos a alguien que haya sido objeto de tus resentimientos y, dejando éstos a un lado, lo contemplaremos. 5Quizá es alguien a quien temes o incluso odias; o alguien a quien crees amar, pero que te hizo enfadar; alguien a quien llamas amigo, pero que en ocasiones te resulta pesado o difícil de com­placer; alguien exigente, irritante o que no se ajusta al ideal que debería aceptar como suyo, de acuerdo con el papel que tú le has asignado.

5. Ya sabes de quien se trata: su nombre ya ha cruzado tu mente. En él es en quien pedimos que se te muestre el Hijo de Dios. 3Al contemplarlo sin los resentimientos que has abrigado en su con­tra, descubrirás que lo que permanecía oculto cuando no lo veías, se encuentra en todo el mundo y se puede ver. 4El que era un enemigo es más que un amigo cuando está en libertad de asumir el santo papel que el Espíritu Santo le ha asignado. 5Deja que él sea hoy tu salvador. 6Tal es su función en el plan de Dios, tu Padre.

6. En nuestras sesiones de práctica más largas de hoy lo veremos asumiendo ese papel. 2Pero primero intenta mantener su imagen en tu mente tal como lo ves ahora. 3Pasa revista a sus faltas, a las dificultades que has tenido con él, al dolor que te ha causado, a sus descuidos y a todos los disgustos grandes y pequeños que te ha ocasionado. 4Contempla las imperfecciones de su cuerpo así como sus rasgos más atractivos, y piensa en sus errores e incluso en sus "pecados".

7. Pidámosle entonces a Aquél que conoce la realidad y la verdad de este Hijo de Dios, que se nos conceda poder contemplarlo de otra manera y ver a nuestro salvador resplandeciendo en la luz del verdadero perdón que se nos ha concedido. 2En el santo Nombre de Dios y en el de Su Hijo, que es tan santo como Él, le pedimos:

3Quiero contemplar a mi salvador en éste a quien Tú has designado como aquel al que debo pedir que me guíe hasta la santa luz en la que él se encuentra, de modo que pueda unirme a él.

Los ojos del cuerpo están cerrados, y mientras piensas en aquel que te agravió, deja que a tu mente se le muestre la luz que brilla en él más allá de tus resentimientos.

5. Lo que has pedido no se te puede negar. 2Tu salvador ha estado esperando esto hace mucho tiempo. 3Él quiere ser libre y hacer que su libertad sea también la tuya. 4El Espíritu Santo se extiende desde él hasta ti, y no ve separación alguna en el Hijo de Dios. 5Y lo que ves a través de Él os liberará a ambos. 6Mantente muy quedo ahora, y contempla a tu radiante salvador. 7Ningún som­brío resentimiento nubla la visión que tienes de él. 8Le has permi­tido al Espíritu Santo expresar a través de ese hermano el papel que Dios le asignó a Él para que tú te pudieses salvar.

9. Dios te da las gracias por estos momentos de sosiego en que dejas a un lado tus imágenes para ver en su lugar el milagro de amor que el Espíritu Santo te muestra. 2Tanto el mundo como el Cielo te dan las gracias, pues ni uno solo de los Pensamientos de Dios puede sino regocijarse por tu salvación y por la del mundo entero junto contigo.

10Recordaremos esto a lo largo del día, y asumiremos el papel que se nos ha asignado como parte del plan de Dios para la salva­ción, y no del nuestro. 2La tentación desaparece cuando permiti­mos que todo aquel que se cruza en nuestro camino sea nuestro salvador, rehusándonos a ocultar su luz tras la pantalla de nues­tros resentimientos. 3Permite que todo aquel con quien te encuen­tres, o en quien pienses o recuerdes del pasado, asuma el papel de salvador, de manera que lo puedas compartir con él. 4Por ti y por él, así como por todos los que no ven, rogamos:

5iQue los milagros reemplacen todos mis resentimientos!


¿Qué me enseña esta lección? 

Mi primer resentir se encuentra en la percepción de estar separado de Dios y de los Hijos de Dios, mis hermanos. Ese error, da origen a la conciencia de necesidad y escasez que nos lleva a buscar fuera lo que ya tenemos dentro. 

El impulso que nos lleva a dar expresión a nuestro poder interno, el de la individualidad, hace que nos percibamos necesitados, cuando en verdad, contamos con todas las fuerzas a nuestra disposición, pues hemos sido creados por dichas fuerzas. 

El Plan de Salvación dispuesto por el Padre para Su Hijo, no es selectivo, no es individualizado. Ese modo de obrar significaría que como padre tengo un trato especial y diferente con cada uno de mis hijos. Ese modo de obrar, responde al sistema de pensamiento del ego, el cual, rinde culto a la creencia de la separación. 

Dios ha creado a Su Hijo, la Filiación, donde cada uno de sus Pensamientos-Hijo goza de la igualdad con su hermano. Cada uno de nosotros, como Hijo de Dios, tiene un pacto de amor que lo une a su hermano, y en ese pacto está contemplado que cada uno de sus Hijo sea la fuente de salvación para los demás. El Amor atrae al Amor y se Expande dando lugar a la creación. 

Para el ego, fruto del pensamiento alimentado por el miedo, el ataque es el arma más utilizada para protegerse de la visión que lo mantiene prisionero del error de creerse separado. En ese sistema de pensamiento, el otro, se percibe como un peligro para su subsistencia y, como tal, elige defenderse de sus miedos, viéndolo como un enemigo potencial. Al carecer de la visión verdadera, el ego, ataca aquello que le produce miedo, y el otro, se convierte en su principal rival. 

Considero la enseñanza recogida en esta lección, esencial, para dar un paso gigantesco en la dirección correcta que ha de llevarnos al despertar, a la percepción verdadera. Vivir, conscientes, de que cada uno de nuestros hermanos, en vez de ser nuestro “enemigo” es la vía que nos muestra la senda de la salvación, es dejar de estar perdido, en dejar de estar ciegos, y en su lugar, gozar de la visión Crística del Amor. 

 

Ejemplo-Guía: "Bendice a tu enemigo, pues es tu mejor maestro"


Hace apenas unas horas, he mantenido una experiencia con un ser muy querido que quiero compartir con vosotros, pues entiendo que su contenido puede ayudarnos a entender la aplicación de esta maravillosa lección.

Fui requerido para interpretar un sueño, que había adoptado la forma de pesadilla. El protagonista del sueño, se encuentra participando en una partida de cartas de póker. La carta que lleva es un 3. Piensa que es una carta de poco triunfo y presume que no jugará esa mano, al menos que la carta que se saque al medio de la mesa sea un 3. Se reparten las cartas, y efectivamente, la carta que saca es un 3. De este modo, piensa, que sí le interesa jugar e iguala las cantidades de la apuesta del resto de participantes. La siguiente carta que se saca en el centro de la mesa, es otro 3. La ilusión le excita cada vez más. Ya cuenta con un trío, y con expectación, espera la siguiente carta, que repite número. Ahora cuenta con un póker y se dice, que irá a por todas en la apuesta.
Pero cuando mira de nuevo su carta, comprueba con sorpresa que no es un 3, es otra carta. 
Su pensamiento le lleva a pensar que le han robado la carta, se la han cambiado y cree saber quién ha sido. El elegido es un compañero de estudio al que tiene identificado como alguien que se aprovecha del esfuerzo ajeno y que disfruta de logros sin merecerlo.
Cuando acusa en el sueño a ese compañero, éste le responde, con mofa, que son cosas del juego y que hubiese tenido más cuidado.

Esa situación lo lleva a perder la razón y comienza a luchar con él, llegando a matarlo.
A partir de ahí cambia el escenario, y el protagonista se ve en una antigua casa, donde se encuentra con compañeros de estudio, las cuales son como seres infernales que le producen miedo, lo que le lleva a poner fin a sus vidas, cortándoles la cabeza. Al final del sueño, el protagonista se despierta gritando cuando comprueba que otras fuerzas infernales, en gran número, le amenazan con poner fin a su vida.

El sueño, fue una invitación para entrar a analizar el comportamiento de los demás y el significado que habitualmente le damos cuando representan claras amenazas en nuestras vidas. En este ejemplo, el amigo que le roba la carta y que le impide a nuestro protagonista conseguir vencer en la partida, representa una serie de características que, al reflejarse durante el sueño, nos indica que forman parte del soñador. Esto que decimos, se ve refrendado cuando nuestro protagonista proyecta sobre ese amigo una opinión y un juicio que habla de aspectos que se encuentran arraigados en su inconsciente y que lo llevan a experimentar sentimientos conflictivos con respecto a él.

Le comentaba, a lo largo de esa conversación, lo diferente que sería la vida, si viésemos a esos supuestos enemigos como nuestros más fieles aliados. ¿Cómo? ¿Aliados? Sí, no tan solo los llamaría aliados, sino que los vería como nuestros mejores maestros, pues gracias al papel que aceptan interpretar en nuestras vidas, si tenemos ojos para verlo, nos permitiría conocernos sin necesidad de recurrir a ningún especialista en la materia.

¿Cómo debemos entender esto? Sencillo, muy sencillo. Si quieres conocerte, si quieres saber cómo eres, analiza tu opinión sobre las personas que te rodean. Es en ellos, que proyectamos lo que somos. Ellos, actúan como espejos, de modo que reflejan nuestra naturaleza interna.

Lo que nos invita a realizar esa visión, es a cambiar nuestros resentimientos y en su lugar dejar fluir la fuerza de nuestro amor, la cual fluirá como la expresión del milagro. Cuando llevamos la luz allí donde había oscuridad, veremos lo que antes no veíamos. Veremos la divinidad que nos une al resto de la Filiación.

Al día siguiente, de tener ese sueño, el protagonista del mismo recibió una llamada telefónica del amigo que co-protagonizó la vivencia soñada. El contenido del mensaje, ya os lo podéis imaginar, supuso experimentar que le sustraían la carta con la cual pensaba triunfar (se trata de una experiencia emocional de rivalidad, de jugar a ver quién es el mejor). 

Cuando el soñador, ha tenido acceso a la información que hemos compartido, ha adquirido una visión nueva, y será esa visión, la que le llevará a poner fin al aspecto que le recuerda su amigo, la necesidad de ser el mejor, el ganador.


Reflexión: Aquel a quien consideras tu peor enemigo, es tu salvador.

domingo, 17 de marzo de 2024

Capítulo 3. VII. Crear en contraposición a fabricar una imagen propia

VII. Crear en contraposición a fabricar una imagen propia

1. Todo sistema de pensamiento tiene que tener un punto de par­tida. 2Empieza ya sea creando o fabricando, diferencia ésta a la que ya hemos hecho referencia. 3La semejanza entre ambas cosas reside en el poder que tienen como cimientos. 4Su diferencia, en lo que descansa sobre ellas. 5Ambas son piedras angulares de sistemas de creencias por las que uno rige su vida. 6Creer que un sis­tema de pensamiento basado en mentiras es débil es un error. 7Nada que un Hijo de Dios haya hecho carece de poder. 8Es esen­cial que te des cuenta de esto, pues, de lo contrario, no podrás escapar de la prisión que tú mismo has construido.

Este punto trata de hacernos conscientes de la importancia y poder que tienen nuestras "creaciones mentales", nuestros pensamientos. Dicha fortaleza reside en su origen, en su Causa, que no es otra que su fuente divina. Somos Hijos de Dios, creados a Su Imagen y Semejanza, lo que nos convierte en el fruto de Su Pensamiento. Del mismo modo, el fruto del empleo de nuestro pensamiento se reviste, igualmente, del poder creador que lo ha emanado. Recordemos que la idea-pensamiento sigue a su fuente.

El mundo que nos rodea es el fruto de la emanación mental del Hijo de Dios, dando lugar a una realidad que es falsa e ilusoria pues no se sustenta en la Esencia del Amor, sino que da pie a la errónea creencia de que estamos separados de nuestro Creador.

Las Escrituras y este Curso, nos revelan que la humanidad, representadas por Adán y Eva, entraron en un sopor, en un profundo sueño, tras haber desobedecido el precepto divino de no comer del Árbol del Bien y del Mal. Ese estado alude a la ilusión característica de experimentar en el mundo de la percepción una vivencia onírica, donde la realidad es percibida como una verdad, cuando lo cierto es que forma parte de una vivencia ilusoria.

El acto volitivo de utilizar nuestra mente en una dirección u otra recae sobre nuestra autoría. Esa "causa", activa un mecanismo natural que da lugar a "efectos", tal y como ocurre cuando sembramos una semilla, la cual está llamada a dar sus frutos. La importancia de tal hecho debe hacernos conscientes de la relación Causa-Efecto, no para que se despierte en nosotros la culpabilidad y la creencia en el pecado, sino para asumir el hecho consciente de que podemos corregir la dirección del poder de nuestros pensamientos cuando éstos requieren ser expiados.


2. No puedes resolver el problema de la autoridad menospre­ciando el poder de tu mente. 2Hacer esto es engañarte a ti mismo, y ello te hará daño porque realmente comprendes el poder de la mente. 3Comprendes también que no puedes debilitarla, de la misma manera en que tampoco puedes debilitar a Dios. 4El "dia­blo" es un concepto aterrador porque parece ser sumamente poderoso y sumamente dinámico. 5Se le percibe como una fuerza que lucha contra Dios por la posesión de Sus creaciones. 6El dia­blo engaña con mentiras, y erige reinos en los que todo está en directa oposición a Dios. 7Sin embargo, atrae a los hombres en vez de repelerlos, y éstos están dispuestos a "venderle" sus almas a cambio de regalos sin ningún valor. 8Esto no tiene ningún sentido.

Es muy probable, que a lo largo de tu existencia material te hayas sentido víctima de situaciones que por sus efectos has considerado negativas. Las has valorado y clasificado, incluso le has dado nombre: mala suerte, karma, etc. Pero más allá de esta percepción, difícilmente has considerado que el autor de todas esas vivencias, su única causa, sean tus propios pensamientos, tus propias creencias. Te resulta más cómodo culpar lo externo de lo que te pasa, que mirar en tu interior y descubrir que es tu mente la hacedora de dichas consecuencias.

3. Hemos hablado ya de la caída o separación, mas su significado tiene que comprenderse claramente. 2La separación es un sistema de pensamiento que si bien es bastante real en el tiempo, en la eternidad no lo es en absoluto. 3Para el creyente todas sus creen­cias son ciertas. 4En el jardín simbólico se "prohibió" la fruta de un solo árbol. 5Mas Dios no pudo haberla prohibido, o, de lo contra­rio, nadie la habría podido comer. 6Si Dios conoce a Sus Hijos, y yo te aseguro que los conoce, ¿cómo iba a ponerles en una situa­ción en la que su propia destrucción fuese posible? 7AI "árbol pro­hibido" se le llamó "el árbol del conocimiento". 8Sin embargo, Dios creó el conocimiento y se lo otorgó libremente a todas Sus creacio­nes. 9Este simbolismo se ha interpretado de muchas maneras, pero puedes estar seguro de que cualquier interpretación que con­ciba a Dios o a Sus creaciones como capaces de destruir Su Propio propósito es errónea.

Me alegra el haber encontrado una interpretación del pasaje bíblico de la "caída",
recogido en el Génesis, que dejase de otorgar la autoría de la expulsión del Paraíso a la Divinidad. Me gusta utilizar la lógica a la hora de analizar verdades que atentan a la razón. De lo contrario, terminaría por desecharlas como falsas verdades. Con relación a este punto, siempre he sabido que este pasaje encierra claves simbólicas, al igual que muchos de los pasajes que recoge los Textos Sagrados. 


No considero este espacio el adecuado para profundizar más allá de lo que lo hace este punto en las claves simbólicas del pasaje, me quedo con el mensaje esclarecedor de que Dios no ha puesto límites al poder creador de Su Hijo, pues de haberlo hecho, estaría proyectando su propia limitación. 

Una reflexión más mundana y cercana a nuestra actual mente podría ayudarnos a entender lo que hemos expuesto. Lo planteo como una cuestión: ¿Qué padre que ame a su hijo puede privarlo de la libertad para crear?

4. Comer de la fruta del árbol del conocimiento es una expresión que simboliza la usurpación de la capacidad de auto-crearse. 2Solamente en este sentido no son Dios y Sus creaciones co-creado­res. 3La creencia de que lo son está implícita en el "auto-concepto", o sea, la tendencia del ser a forjar una imagen de sí mismo. 4Las imágenes sólo se pueden percibir, no conocer. 5El conocimiento no puede engañar, pero la percepción sí. 6Puedes percibirte como tu propio creador, pero lo que a lo sumo puedes hacer es creerlo. 7No puedes hacer que sea verdad. 8Y como dije anteriormente, cuando por fin percibas correctamente no podrás sino alegrarte de que así sea. 9Hasta entonces, empero, la creencia de que sí puedes es la piedra angular de tu sistema de pensamiento, y utili­zas todas tus defensas para atacar las ideas que podrían ponerla al descubierto. 10Todavía crees que eres una imagen que tú mismo fabricaste. "Tu mente está en desacuerdo con el Espíritu Santo en este punto, y no hay posibilidad de resolver esto mien­tras te empeñes en creer lo que es literalmente inconcebible. 12Ésa es la razón de que no puedas crear y de que tengas miedo de todo lo que fabricas.

Para mí, este punto pone de manifiesto la importancia que encierra el deseo de individualismo, de ser especial, de identidad propia, causa que ha dado origen a la creencia de la separación. Ya hemos visto en los puntos anteriores que no debemos menospreciar el poder de nuestra mente, pues nuestra condición divina nos dota del poder crear y podemos hacerlo de una forma verdadera o de una forma falsa e ilusoria.


Nos dice el punto, que la tendencia del ser lleva a forjar una imagen de sí mismo. Creo que esta afirmación requiere una profunda reflexión. "Tendencia del ser", nos puede inspirar una tendencia a responder a un tipo de "energía" (reconozco la dificultad de encontrar un concepto para hacerlo más inteligible) muy cercana a la idea de la "fuerza del deseo" que en el pasaje Bíblico está representada por la tentadora Serpiente.

Muchos autores han profundizado en el aspecto simbólico de todo lo representado en los orígenes del Génesis. Cada uno de los personajes que escenifican ese pasaje, están aludiendo a Fuerzas Vitales de la Creación. Lo simplifico un poco añadiendo que la representación trata de hacernos conscientes del proceso de individualización de la conciencia, la cual, pasó de la inconsciencia plena de Ser Una con Su Creador, a la conciencia separada tras violar el mandato divino. 


5. La mente puede hacer que la creencia en la separación sea muy real y
aterradora, y esta creencia es lo que es el "diablo".
2Es una idea poderosa, dinámica y destructiva que está en clara oposición a Dios debido a que literalmente niega Su Paternidad. 3Examina tu vida y observa lo que el diablo ha hecho. 4Pero date cuenta de que eso que ha hecho se desvanecerá completamente a la luz de la verdad, ya que su cimiento es una mentira. 5El hecho de que Dios te haya creado constituye el único cimiento que no puede ser debilitado, ya que la luz se encuentra en él. 6Tu punto de partida es la verdad, y tienes que retornar a tu Origen. 7Mucho se ha visto desde entonces, pero en realidad no ha ocurrido nada. 8Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a pesar de que tu mente está en conflicto. 9Todavía no has retornado lo suficiente, y de ahí que tengas tanto miedo. 10A medida que te acercas a tu Origen, expe­rimentas el miedo a la destrucción de tu sistema de pensamiento como si se tratase del miedo a la muerte. 11Pero la muerte no existe. aLo que existe es la creencia en la muerte.


Cuánta verdad en tan pocas palabras. Depende de nuestro despertar, o lo que es lo mismo, de la voluntad de ver lo real y dejar de dar credibilidad a la falsa creencia de que somos la imagen que hemos fabricado, para que nos liberemos del miedo a la muerte y disfrutemos de la abundancia Paradisiaca que nos dispensa la visión de nuestra verdadera Esencia Espiritual, Pura, Inocente y Eterna.

6. La rama que no da fruto será cortada y se secará. 2¡Alégrate de que sea así! 3La luz brillará desde la verdadera Fuente de la vida, y tu forma de pensar quedará corregida. 4No puede ser de otra manera. 5Tú que tienes miedo de la salvación estás eligiendo la muerte. 6Vida y muerte, luz y oscuridad, conocimiento y percepción, son conceptos irreconciliables. 7Creer que se pueden re­conciliar es creer que Dios y Su Hijo no pueden reconciliarse. 8Sólo la unicidad del conocimiento está libre de conflicto. 9Tu reino no es de este mundo porque te fue dado desde más allá de él. 10La idea de un problema de autoridad tiene sentido única­mente en este mundo. 11Al mundo no se le abandona mediante la muerte sino mediante la verdad, y la verdad sólo la pueden cono­cer aquellos para quienes el Reino fue creado, y por quienes espera.

La rama que no da fruto simboliza el sistema de pensamiento del ego, el cual, está basado en la separación y en la percepción. Esa rama, representa el uso de la voluntad para fabricar, y en este sentido, la mente sirve al mundo de los efectos, al mundo irreal percibido.

La rama que da frutos es aquella cuyo origen responde a la identidad del Espíritu, la cual, utiliza la voluntad para crear. La Fuerza que sustenta el acto creador, es el Amor. Podríamos decir, que la rama que da fruto es aquella que ha crecido de la semilla del Amor.

Capítulo 4. I. La enseñanza y el aprendizaje correctos

I. La enseñanza y el aprendizaje correctos 1. Un buen maestro clarifica sus propias ideas y las refuerza al enseñarlas. 2 En el proceso ...