VI. Cómo escaparse del miedo (6ª parte).
7. Elige, pues, lo que deseas ver: su cuerpo o su santidad; y lo que elijas será lo que contemplarás. 2Y serán muchas las ocasiones en las que tendrás que elegir, a lo largo de un tiempo que no parece tener fin, hasta que te decidas en favor de la verdad. 3Pues la eternidad no se puede recuperar negando una vez más al Cristo en tu hermano. 4¿Y dónde se encontraría tu salvación si él sólo fuese un cuerpo? 5¿Dónde se encuentra tu paz, sino en su santidad? 6¿Y dónde está Dios Mismo, sino en aquella parte de Sí que Él ubicó para siempre en la santidad de tu hermano, a fin de que tú pudieras ver la verdad acerca de ti mismo, expuesta por fin en términos que puedes reconocer y comprender?
Veamos a continuación cómo aplicar esta enseñanza:
En la familia: Si tu hijo comete un error, puedes elegir ver más allá de la equivocación y
recordarle su valor y potencial, en vez de centrarte solo en el fallo.
Si hay una discusión entre hermanos, puedes elegir ver la bondad y la intención positiva detrás de sus acciones, fomentando el perdón y la reconciliación.
Si un familiar te decepciona, en vez de quedarte en el resentimiento, puedes buscar comprender sus motivos y ofrecerle una nueva oportunidad.
En el trabajo: Si un compañero se equivoca, puedes elegir ver su esfuerzo y disposición a mejorar, en vez de juzgarlo solo por el error.
Si tienes un conflicto con tu jefe, puedes elegir ver la relación como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento, en vez de enfocarte en la crítica o el desacuerdo.
Si hay rivalidad en el equipo, puedes elegir ver el potencial de colaboración y unidad, proponiendo soluciones que beneficien a todos.
En la pareja: Si surgen desacuerdos, puedes elegir ver la conexión y el amor que los une, en vez de enfocarte en las diferencias o errores del momento.
Si tu pareja comete un error, puedes apoyarla en su proceso de aprendizaje, recordando que su valor no depende de las circunstancias.
Con amigos: Si un amigo te decepciona, puedes elegir ver su intención y su historia, mostrando comprensión y apertura al diálogo.
Si hay malentendidos, puedes elegir buscar la empatía y la reconciliación, en vez de alejarte o guardar rencor.
Contigo mismo: Si cometes un error, puedes elegir verte con compasión y reconocer tu capacidad de aprender y mejorar, en vez de castigarte o juzgarte duramente.
Cuando te sientas tentado a compararte o a buscar ser especial, recuerda que tu verdadero valor está en tu esencia, no en las apariencias.
Pérdida de un ser querido: Te invita a decidir cómo quieres recordar y relacionarte con tu ser querido tras su partida. Puedes elegir enfocarte solo en la ausencia física y el dolor, o reconocer su santidad, valor y la conexión espiritual que permanece más allá de la muerte. Al elegir ver la santidad y la esencia eterna de tu ser querido, encuentras paz, consuelo y una forma más profunda de mantener el vínculo, transformando el duelo en esperanza y amor.
Cuando pienses en tu ser querido, en vez de enfocarte solo en su ausencia física, recuerda sus cualidades, el amor compartido y la huella positiva que dejó en tu vida. Puedes crear un pequeño ritual diario (una oración, una carta, una vela) para honrar su santidad y sentir su presencia espiritual.
Si el duelo genera tensiones familiares, elige ver la bondad y el dolor de cada miembro, comprendiendo que todos viven el duelo a su manera. Fomenta el diálogo y el apoyo mutuo. Recuerda que la unión familiar se fortalece cuando se comparten recuerdos y se honra juntos la vida del ser querido.
Si sientes tristeza o culpa, recuérdate que tu ser querido sigue siendo parte de ti en el amor y la memoria, y que su esencia no se ha perdido. Permítete sentir y expresar tus emociones, pero también busca momentos para agradecer lo vivido y abrirte a la paz.
Trátate con compasión en el proceso de duelo, reconociendo que el dolor es natural pero no define tu relación eterna con quien has perdido. Si surgen pensamientos de arrepentimiento, elige perdonarte y recordar que la verdadera unión es espiritual y no depende de lo que ocurrió en el pasado.
Medita o reflexiona sobre la idea de que la vida no termina con la muerte física, y que la santidad y el amor trascienden cualquier separación. Busca conectar con la paz interior recordando que, según el texto, la impecabilidad y la hermosura de tu ser querido siguen vivas en el marco de la santidad.

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