lunes, 29 de abril de 2024

Capítulo 8. VI. El tesoro de Dios.

VI. El tesoro de Dios.

1. Somos la voluntad unida de la Filiación, cuya plenitud es para todos. 2Comenzamos nuestra jornada de regreso juntos, y, según avanzamos juntos, congregamos a nuestros hermanos. 3Cada aumento de nuestra fuerza se lo ofrecemos a todos, para que ellos puedan también superar su debilidad y añadir su fuerza a la nuestra. 4Dios nos espera a todos con los Brazos abiertos, y nos dará la bienvenida tal como yo te la estoy dando a ti. 5No dejes que nada en el mundo haga que te olvides del Reino de Dios.

En este apartado, la enseñanza, nos recuerda un aspecto esencial que debe formar parte de nuestra consciencia: "somos la voluntad unida de la Filiación", o lo que es lo mismo, nuestro origen es la Unicidad de Dios y nuestra meta es SER CONSCIENTES DE LA UNICIDAD.

2. El mundo no puede añadirle nada al poder y a la gloria de Dios y de Sus santos Hijos, pero si Sus Hijos ponen su atención allí, el mundo puede cegarlos e impedir que vean al Padre. 2no puedes ver el mundo y conocer a Dios. 3Sólo uno de ellos es verdad. 4He venido a decirte que no es a ti a quien corresponde decidir cuál de ellos lo es. 5Si lo fuese, ya te habrías destruido a ti mismo. 6Mas Dios no dispuso la destrucción de Sus creaciones, pues las creó para toda la eternidad. 7Su Voluntad te ha salvado, no de ti mismo, sino de la ilusión de ti mismo. 8Dios te ha salvado para ti mismo.

No nos puede pasar inadvertida la clave que nos ofrece este punto para ayudarnos a comprender el origen material y corpuscular del mundo físico: la atención o, lo que la física cuántica llama, el "observador". Los nuevos paradigmas ofrecidos por la física cuántica, nos plantean la posibilidad de ver e interpretar el mundo desde perspectivas muy diferentes a como nos la presenta la física científica. 

Os comparto un enlace de un vídeo en el que se explica cómo las partículas corpusculares, base del mundo material, dependiendo de cómo se observe, adquiere una dimensión distinta, su comportamiento puede ser ondulatorio o corpuscular, es decir, energía o materia. El enlace del experimento de la doble rendija es este: https://www.youtube.com/watch?v=9X0jN3sz3sI

Si prestamos atención al mundo de las infinitas posibilidades, desde donde emana un mundo infinito de arquetipos mentales, estaremos aportando una condición más densa a lo que es una emanación de ideas o pensamientos. Hacemos tangible el pensamiento. Cuando esto ocurre, podemos decir que esa "forma" es lo real, es la verdad, olvidando que lo esencial es el Campo Energético de donde procede. Por este motivo, este apartado no afirma que no podemos ver el mundo y conocer a Dios. Solo uno de ellos es verdad.

3. Glorifiquemos a Aquel que el mundo niega, pues el mundo no tiene poder alguno sobre Su Reino. 2Nadie que Dios haya creado puede encontrar dicha en nada excepto en lo eterno, no porque se le prive de todo lo demás, sino porque nada más es digno de él. 3Lo que Dios y Sus Hijos crean es eterno, y en esto y sólo en esto, radica Su dicha.

La dicha que tanto añoramos no puede pertenecer al mundo, pues éste es efímero y temporal, no es real. Por lo tanto, buscar esa dicha en él, tan sólo nos aportará infelicidad y sufrimiento.

4. Escucha la parábola del hijo pródigo, y aprende cuál es el tesoro de Dios y el tuyo: el hijo de un padre amoroso abandonó su hogar y pensó que había derrochado toda su fortuna a cambio de cosas sin valor, si bien no había entendido en su momento la falta de valor de las mismas. 2Le daba vergüenza volver a su padre porque pensaba que lo había herido. 3Mas cuando regresó a casa, su padre lo recibió jubilosamente toda  vez que el hijo en sí era su tesoro. 4El padre no quería nada más.

La parábola del hijo pródigo es la alegoría que define perfectamente el proceso evolutivo de nuestra consciencia. Representa la temporalidad, fuente de sufrimiento y dolor, propia de la identificación con el mundo material, y la evidencia de lo Esencial, expresado en el Amor Eterno del Padre hacia su Creación-Hijo.

5. Lo único que Dios desea es Su Hijo porque Su Hijo es Su único tesoro. 2Tú deseas
tus creaciones tal como Él desea las Suyas. 3Tus creaciones son tu regalo a la Santísima Trinidad, creadas como muestra de agradecimiento por tu propia creación. 4Tus creaciones no te han abandonado, de la misma manera en que tú tampoco has abandonado a tu Creador, sino que extienden tu creación de la misma forma en que Dios Se extendió a Sí Mismo hasta ti. 5¿Pueden acaso las creaciones de Dios derivar dicha de lo que no es real? 6¿Y qué es real sino las creaciones de Dios y aque­llas que son creadas como las Suyas? 7Tus creaciones te aman tal como tú amas a tu Padre por el regalo de tu creación. 8Ningún otro regalo es eterno, y, por lo tanto, ningún otro regalo es verda­dero. 9¿Cómo entonces ibas a poder aceptar cualquier otra cosa o dar cualquier otra cosa y esperar dicha a cambio? 10¿Y qué otra cosa podrías desear sino la dicha? 11Tú ni te hiciste a ti mismo ni hiciste tu función. 12Lo único que hiciste fue tomar la decisión de ser indigno de ambas cosas. 13Pero no puedes hacerte indigno porque eres el tesoro de Dios, y lo que para Él tiene valor es valioso. 14No se puede poner en duda su valor, pues éste reside en el hecho de que Dios se compartió a Sí Mismo con él, estable­ciendo así su valor para siempre.

Tan sólo tus creaciones verdaderas, esto es, tus expresiones de Amor, serán eternas y portadoras de dicha. Cualquier otra expresión que no goce de la propiedad de extender el Amor que eres, dará lugar a la visión errónea que se identifica con lo temporal. Pretender perpetuar el mundo y el vehículo con el cual nos encontramos identificados, es una fuente continua de sufrimiento.

6. Tu función es aumentar el tesoro de Dios creando el tuyo. 2Su Voluntad hacia ti es Su Voluntad para ti. 3Él no te negaría la capaci­dad de crear porque en ello radica Su dicha. 4Tú no puedes hallar dicha excepto como Dios lo hace. 5Su gozo estriba en haberte crea­do a ti y Él te extiende Su Paternidad para que tú puedas exten­derte tal como Él lo hizo. 6No comprendes esto porque no lo comprendes a Él. 7Nadie que no acepte su función puede entender lo que ésta es, y nadie puede aceptar su función a menos que sepa lo que él mismo es. 8La creación es la Voluntad de Dios. 9Su Voluntad te creó para que tú a tu vez creases. 10Tu voluntad no fue creada aparte de la Suya, por lo tanto, tiene que disponer lo mis­mo que la Suya.

Mi interpretación de este punto me lleva a la evidencia de que al gozar del poder de crear como Dios nos ha Creado, nuestra voluntad debe llevarnos a crear nuestros propios "hijos", los cuales, heredarán nuestro propio tesoro, esto es, la capacidad de Crear de Sí Mismo. 

7.  La idea de una "voluntad reacia" no tiene sentido por ser una contradicción intrínseca que en realidad no significa nada. 2Cuando piensas que no estás dispuesto a ejercer tu voluntad en conformidad con la de Dios, no estás pensando realmente. 3La Voluntad de Dios es puro pensamiento, 4y no se puede contrade­cir con pensamientos. 5Dios no se contradice a Sí Mismo, y Sus Hijos, que son como Él, no pueden contradecirse a sí mismos ni contradecirle a Él. 6Su pensamiento, no obstante, es tan poderoso que pueden incluso aprisionar a la mente del Hijo de Dios si así lo deciden. 7Esta decisión hace ciertamente que el Hijo de Dios no conozca su función, aunque ésta nunca le es desconocida a su Creador. 8Y puesto que no le es desconocida a su Creador, él siem­pre la puede conocer.

Si el Hijo de Dios no conoce su condición divina, tampoco conocerá su propio poder creador. Es imprescindible que tengamos consciencia de lo que somos, pues este estado es el único camino que ha de conducirnos a ejercer la Voluntad de Dios.


8. La única pregunta que jamás debieras hacerte es: "¿Deseo saber lo que la Voluntad de mi Padre dispone para mí?" 2Él no te lo ocultará. 3Me lo reveló a mí cuando se lo pregunté, y así, supe lo que Él ya había dado. 4Nuestra función es colaborar juntos porque separados el uno del otro no podemos funcionar en absoluto. 5El poder del Hijo de Dios reside en todos nosotros, pero no en ninguno de nosotros por separado. 6Dios no desea que este­mos solos porque Su Voluntad no es estar solo. 7Por eso creó a Su Hijo, y le dio el poder de crear junto con Él. Nuestras creaciones son tan santas como nosotros, y nosotros que somos los Hijos de Dios, somos tan santos como Él. 9Por medio de nuestras creacio­nes extendemos nuestro amor, aumentando así el gozo de la San­tísima Trinidad. 10No comprendes esto porque aunque eres el tesoro de Dios, no te consideras valioso. 11Como resultado de esa creencia no puedes entender nada.

Nuestra mente nos mantiene identificados con el error, pues creemos que nuestra identidad reside en el cuerpo material. Hemos olvidado lo que realmente somos y es esencial que recordemos nuestro verdadero origen. Sustituir el miedo por el amor, es el camino que ha de llevarnos de retorno a nuestro verdadero hogar.


9. Yo soy consciente del valor que Dios te otorga. 2Mi devoción por ti procede de Él, pues nació del conocimiento que tengo de mí mismo y de Él. 3No podemos estar separados. 4Lo que Dios ha unido no se puede separar, y Dios ha unido a todos Sus Hijos en Sí Mismo. 5¿Cómo ibas a poder estar separado de tu vida y de tu Ser? 6El viaje a Dios es simplemente el redespertar del conoci­miento de dónde estás siempre y de lo que eres eternamente: 7Es un viaje sin distancia hacia una meta que nunca ha cambiado. 8La verdad sólo puede ser experimentada. 9No se puede  describir ni explicar. 10Yo puedo hacerte consciente de las condiciones que la facilitan, pero la experiencia en sí forma parte del ámbito de Dios. 11Juntos podemos satisfacer sus condiciones, pero la verdad ven­drá a ti por su cuenta.

Así es, la verdad sólo puede ser experimentada. Te puedo contar mi verdad o mi visión de la verdad, pero si en esa visión no te incluyo, al igual que al resto de la humanidad, sus pilares serían poco sólidos y tan solo estaría fabricando más error.

La condición que Jesús nos puede ofrecer para facilitar el reencuentro con la verdad lleva el sello de la unicidad, de la voluntad Una de la Filiación.

10. Lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti es tuyo. 2Dios le ha dado Su Voluntad a Su tesoro, para quien esa Voluntad es su propio tesoro. 3Allí dónde esté tu tesoro allí estará tu corazón, tal como el Suyo está allí donde se encuentra Su tesoro. 4Tú, a quien Dios ama, eres completamente bendito. 5Aprende esto de mí, y libera la santa voluntad de todos aquellos que son tan ben­ditos como tú.

Lo que la voluntad de Dios ha dispuesto para cada uno de sus Hijos es la Unidad de la Filiación y la condición de Amar que ha de relacionarlos los unos a los otros.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 120

LECCIÓN 120

Para los repasos de mañana y noche:

1. (109) Descanso en Dios.

2Hoy descanso en Dios y dejo que Él obre en mí y a través de mí, mientras descanso en Él en silencio y con absoluta certeza.

2. (110) Soy tal como Dios me creó.

2Soy el Hijo de Dios.
3Hoy dejo a un lado todas las enfermizas ilusiones que albergo acerca de mí mismo y dejo que mi Padre me diga quién soy.

3. A la hora en punto:
4Descanso en Dios.

3Media hora más tarde:
4Soy tal como Dios me creó.
  
¿Qué me enseña esta lección?

1. (109) Descanso en Dios.

No se trata de una actitud pasiva, todo lo contrario, “Descansar en Dios” es la elección más importante y activa que podemos tomar.

Esta decisión conlleva el servir a nuestra personalidad espiritual, la única y verdadera.

Esta decisión nos lleva a no dar valor a la llamada de los instintos corporales provenientes del ego. Nos lleva a dejar de ver lo ilusorio, el conflicto, los problemas que acucian nuestros pensamientos llevándonos a identificarnos con el dolor y el sufrimiento, con la tristeza y la desolación.

Descansar en Dios, es tener la certeza de que somos Hijos de Dios y que hemos recibido la herencia que nos corresponde: la felicidad, la paz, la dicha, el amor, la abundancia, la eternidad.

Descansar en Dios es sentirse a salvo, sano y pleno. Es tener la certeza de que somos perfectos e impecables.

Tema de reflexión: ¿Qué me impide gozar del descanso de Dios?


2. (110) Soy tal como Dios me creó.

Soy tal como Dios me creó, esto es, Perfecto. Libre de toda limitación. Libre de pecado, de culpa.


Libre de la ilusión y poseedor de la verdad.

Libre de culpa y libre de ser perdonado.

Libre de la necesidad de ser castigado.

Soy todo Amor. Soy Uno con todos mis Hermanos.

Soy portador de dicha, de paz y de felicidad.

Soy Hijo de Dios.

Tema de reflexión: ¿Cómo te sientes, teniendo la certeza de que eres el Hijo de Dios?

domingo, 28 de abril de 2024

Capítulo 8. V. La voluntad indivisa de la Filiación.

V. La voluntad indivisa de la Filiación.

1. ¿Podrías estar en paz estando separado de tu identidad? 2La disociación no es una solución, es algo ilusorio. 3Los ilusos creen que la verdad los va a agredir, y no la reconocen porque prefie­ren lo ilusorio. 4Al juzgar a la verdad como algo indeseable, per­ciben entonces sus propias ilusiones, las cuales obstruyen el conocimiento. 5Ayúdales ofreciéndoles tu mente unificada para su beneficio, tal como yo te ofrezco la mía en beneficio de la tuya. 6Solos no podemos hacer nada, pero juntos nuestras mentes se funden en algo cuyo poder es mucho mayor que el poder de sus partes separadas. 7Puesto que nuestras mentes no están separa­das, la Mente de Dios se establece en ellas como nuestra mente. 8Esta Mente es invencible porque es indivisa.

El ego forja su identidad en la creencia errónea de que la mente es indivisa, es decir, en que puede crear una realidad fuera de la Verdadera Realidad de Dios. 

Si somos Hijos de Dios, creados a Su Imagen y Semejanza, nuestra mente no puede estar separada de Su Mente. Si ello fuese posible, nuestra identidad sería distinta a la de Él. Esta visión forma parte de la ilusión fabricada por el ego y, en ella, permanecemos dormidos y embelesados.

Tan solo una mente unida puede crear paz y unidad. Tan solo una mente amorosa, verá al otro como parte de sí mismo. Tan solo una mente unida a la de Su Creador, puede crear Eternidad.

2. La voluntad indivisa de la Filiación -la Voluntad de Dios- es el creador perfecto, por ser completamente semejante a Dios. 2No puedes estar excluido de ella si es que has de entender lo que es y lo que eres tú. 3Al creer que tu voluntad está separada de la mía te excluyes de la Voluntad de Dios que es lo que eres. 4Con todo, curar sigue siendo brindar plenitud. 5Por lo tanto, curar es unirse a los que son como tú, ya que percibir esta semejanza es recono­cer al Padre. 6Si tu perfección reside en Él, y sólo en Él, ¿cómo podrías conocerla sin reconocerlo a Él? 7Reconocer a Dios es reco­nocerte a ti mismo. 8No hay separación entre Dios y Su creación. 9Te darás cuenta de esto cuando comprendas que no hay separa­ción entre tu voluntad y la mía. 10Deja que el Amor de Dios irra­die sobre ti mediante tu aceptación de mí. 11Mi realidad es tuya y Suya. 12Cuando unes tu mente a la mía estás proclamando que eres consciente de que la Voluntad de Dios es una.

Nuestra mente permanecerá dormida mientras que albergue pensamientos de separación. Una mente enferma fabrica un mundo enfermo. Una mente separada inventa un mundo caótico y dividido.

No podremos alcanzar la paz albergando pensamientos de separación. No podremos gozar de la plenitud alimentando la creencia de que el otro es alguien ajeno a nosotros.

La Voluntad de Dios, que es Plenitud, nos invita a poner nuestra voluntad al servicio de la unidad y, desde esa visión, amar al prójimo como a nosotros mismos.

3. La Unicidad de Dios y la nuestra no están separadas porque Su Unicidad incluye la nuestra. 2Unirte a mí es restituir Su poder en ti toda vez que es algo que compartimos. 3Te ofrezco únicamente el reconocimiento de Su poder en ti, pero en eso radica toda la verdad. 4A medida que tú y yo nos unimos, nos unimos a Él. 5¡Gloria a la unión de Dios con Sus santos Hijos! 6Toda gloria reside en ellos porque están unidos. 7Los milagros que obramos dan testimonio de lo que la Voluntad del Padre dispone para Su Hijo, y de nuestro gozo al unirnos a lo que Su Voluntad dispone para nosotros.

El mensaje que nos ha legado Jesús, es un mensaje de verdadero Amor. Muchos hemos podido interpretar en su mensaje, una enseñanza basada en el sacrificio, sin embargo, el Amor de Cristo no puede albergar el mensaje del sacrificio, pues no está basado en la escasez, sino en la Plenitud. Amar es el acto creador de expandir la Mente Una. La unión con el mundo, con la Filiación, está exenta de la idea del sacrificio, pues está exenta del pensamiento de separación.

4. Cuando te unes a mí lo haces sin el ego porque yo he renun­ciado al ego en mí y, por lo tanto, no puedo unirme al tuyo. 2Nues­tra unión es, por consiguiente, la manera de renunciar al ego en ti. 3La verdad en nosotros dos está más allá del ego. 4Que transcen­deremos el ego está garantizado por Dios, y yo comparto Su cer­teza con respecto a nosotros dos y a todos nosotros. 5Yo les devuelvo la paz de Dios a todos Sus Hijos porque la recibí de Él para todos nosotros. 6Nada puede prevalecer contra nuestras voluntades unidas porque nada puede prevalecer contra la Voluntad de Dios.

Visualizar un mundo donde las mentes estén unidas, donde el Amor sea la única moneda de cambio en todas nuestras obras, debe ser una realidad muy cercana al arquetipo del "Paraíso", donde la humanidad ha gozado de la unión con Su Creador.

Estoy seguro, que, si nos invitaran a ofrecer nuestra visión de un mundo unido en el Amor, se nos ocurrirían muchas iniciativas, todas ellas enfocadas en un fin único, alimentar los lazos de unidad que hacen realidad la Unicidad con el Creador.              

5. ¿Quieres saber lo que la Voluntad de Dios dispone para ti? 2Pregúntamelo a mí que lo sé por ti y lo sabrás. 3No te negaré nada, tal como Dios no me niega nada a mí: 4Nuestra jornada es simplemente la de regreso a Dios que es nuestro hogar. 5Siempre que el miedo se interpone en el camino hacia la paz es porque el ego ha intentado unirse a nuestra jornada, aunque en realidad no puede hacerlo. 6Presintiendo la derrota e irritado por ella, se con­sidera rechazado y se vuelve vengativo. 7Tú eres invulnerable a sus represalias porque yo estoy contigo. 8En esta jornada me has elegido a de compañero en vez de al ego. 9No trates de aferrarte a ambos, pues si lo haces estarás tratando de ir en direccio­nes contrarias y te perderás.

Muchas son las voces que se elevan en nuestros días, anunciando el despertar de la consciencia y la visión unificada de un mundo basado en el Amor y no en el miedo.

Paralelo a esas voces, también estamos siendo testigos de devenires que nos recuerdan a tiempos apocalípticos, y que nos alientan a caer presas de pensamientos sombríos y temerosos, como consecuencia de la percepción del miedo. Se trata del lenguaje del ego para hacernos sucumbir en nuestro empeño por recordar nuestra verdadera identidad. Su estrategia está bien definida y persigue un claro objetivo, mantenernos dormidos en la pesadilla que ha diseñado, donde el sufrimiento, el dolor, la escasez, intentarán hacernos olvidar nuestra condición divina.

6. El camino del ego no es mi camino, pero tampoco es el tuyo. 2El Espíritu Santo les ofrece una sola dirección a todas las mentes, y la que me enseñó a mí es la que te enseña a ti. 3No perdamos de vista la dirección que Él nos señala por razón de las ilusiones, pues sólo la ilusión de que, existe otra dirección puede nublar aquella a favor de la cual la Voz de Dios habla en todos nosotros. 4Nunca le concedas al ego el poder de interferir en la jornada. 5El ego no tiene ningún poder porque la jornada es el camino que conduce a lo que es verdad. 6Deja atrás todas las ilusiones, y ve más allá de todos los intentos del ego de demorarte. 7Yo voy delante de ti porque he transcendido el ego. 8Dame, por lo tanto, la mano, puesto que tu deseo es transcenderlo también. 9Mi fortaleza estará siempre disponible y si eliges compartirla dispondrás de ella. 10Te la doy gustosamente y de todo corazón porque te necesito tanto como tú me necesitas a mí.

Así es. El Espíritu Santo utiliza el lenguaje de la ilusión al que estamos acostumbrados a usar, para, desde esa dimensión, hacernos conscientes de que podemos elegir ver otra opción. Si nuestra conciencia no percibiera la dualidad de la ilusión, la mediación del Espíritu Santo no sería necesaria. Pero esto no es así, nuestra percepción errada nos mantiene dormidos en un plano transitorio y es preciso que un estado de Consciencia Superior nos recuerde que lo percibido forma parte del sueño y que para despertar debemos elegir abrir los ojos.            

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 119

LECCIÓN 119

Para los repasos de mañana y noche:

1. (107) La verdad corregirá todos los errores de mi mente.

2Me equivoco al pensar que hay algo que pueda hacerme daño.
3Soy el Hijo de Dios, Cuyo Ser des­cansa a salvo en la Mente de Dios.

2. (108) Dar y recibir son en verdad lo mismo.

2Hoy lo perdonaré todo, para así poder aprender a aceptar la verdad acerca de mí, y llegar a reconocer mi impecabilidad.

3. A la hora en punto:
2La verdad corregirá todos los errores de mi mente.

3Media hora más tarde:
4Dar y recibir son en verdad lo mismo.

¿Qué me enseña esta lección?

1. (107) La verdad corregirá todos los errores de mi mente.

El error principal del que emanan otros errores, es la creencia en la separación.

Esa creencia nos ha llevado a identificarnos con el envoltorio material del cuerpo físico, llevándonos a pensar que ese cuerpo es todo lo que somos.

Poseído de esa efímera identidad, atacamos aquello que nos recuerda nuestra creencia en la separación. El otro es nuestro enemigo y nuestras relaciones especiales se fundamentan en la búsqueda de acallar el sentimiento de culpabilidad que nos invade. Un sentimiento de deuda pendiente, nos lleva al encuentro de relaciones que, en vez de aportarnos felicidad, nos lleva a sacrificarnos.

La verdad nos lleva a ser consciente de que nuestra única realidad es que Somos Seres de Luz, emanados por la Mente Creadora de nuestro Padre. Todos los seres humanos formamos parte de una misma Filiación.

Tema de reflexión: Mis relaciones especiales. ¿Qué me aportan? 


2. (108) Dar y recibir son en verdad lo mismo.

Cuando la verdad nos eleve por encima de la visión de la separación y nos acerque al Plano de la Unidad, se producirá en nosotros la evidencia de que cuando damos a los demás, estaremos, al mismo tiempo, recibiendo.

Cuando sea capaz de ver, que tú y yo somos Uno, aquello que te dé, lo estaré recibiendo yo, al mismo tiempo. Si doy amor, estaré recibiendo amor; si en cambio, doy odio, recibiré tu odio.

Cuanta sabiduría encierra esta lección, ya que, si somos conscientes de que recibimos lo que damos, dejaremos de sentirnos víctimas cuando lo que recibimos no nos es grato.

Nuestra respuesta ante este tipo de experiencia, debe llevarnos a tomar consciencia de lo que los demás nos aportan, pues en ello va implícita una maravillosa lección.

Tema de reflexión: ¿Crees que recibimos, aquello que damos?

sábado, 27 de abril de 2024

Capítulo 8. IV. El regalo de la libertad.

IV. El regalo de la libertad.

1. Si lo que la Voluntad de Dios dispone para ti es paz y dicha absolutas, y eso no es lo único que experimentas, es que te estás negando a reconocer Su Voluntad. 2Su Voluntad no fluctúa, pues es eternamente inmutable. 3Cuando no estás en paz ello se debe únicamente a que no crees que estás en Él. 4Mas Él es el Todo de todo. 5Su paz es absoluta y tú no puedes sino estar incluido en ella. 6Sus leyes te gobiernan porque lo gobiernan todo. 7No pue­des excluirte a ti mismo de Sus leyes, si bien puedes desobedecer­las. 8Si lo haces, no obstante, y sólo en ese caso, te sentirás solo y desamparado porque te estarás negando todo.

Seguro, que, desde el sistema de pensamiento del ego, encontraremos muchos argumentos para negar la afirmación de este punto, pues nos diríamos "si Dios es el Todo de todo, cómo permite que su Hijo experimente el dolor y el sufrimiento". Es evidente, que el razonamiento del ego, sus argumentos, no nos dicen que el dolor y el sufrimiento es el efecto de pensar desde el miedo y desde la creencia en la separación.

La Voluntad de Dios es: "extiende lo que eres". Si somos amor, debemos crear desde el amor, extendiéndolo en la visión del otro. Cuando nuestra mente sirve al Amor, el dolor y el sufrimiento no tienen cabida. El Amor no creó el vehículo corporal, ni creó las leyes que rigen su dimensión.

2. He venido como una luz a un mundo que en verdad se ruega todo a sí mismo. 2Hace eso simplemente al disociarse de todo. 3Dicho mundo es, por lo tanto, una ilusión de aislamiento que se mantiene vigente por miedo a la misma soledad que es su ilusión: 4Os dije que estaría con vosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo. 5Por eso es por lo que soy la luz del mundo: 6Si estoy contigo en la soledad del mundo, la soledad desaparece. 7No pue­des mantener la ilusión de soledad si no estás solo. 8Mi propósito, pues, sigue siendo vencer el mundo. 9Yo no lo ataco, pero mi luz no puede sino desvanecerlo por razón de lo que es. 10La luz no ataca a la oscuridad, pero la desvanece con su fulgor. 11Si mi luz va contigo a todas partes, tú desvaneces la oscuridad conmigo. 12La luz se vuelve nuestra, y ya no puedes morar en la oscuridad tal como la oscuridad no puede morar allí donde tú vas. 13Acor­darte de mí es acordarte de ti mismo, así como de Aquel que me envió a, ti.


Luz y Amor tienen la misma Fuente, Dios. El Hijo de Dios, ha olvidado que es luz y que es amor, lo que ha dado lugar a la fabricación de un mundo opuesto a esos Principios. Ha fabricado un mundo donde impera la oscuridad, por la ausencia de luz. Recordar lo que Somos, nos llevará a ser conscientes de que hemos sido creados desde la Luz y desde el Amor, por lo que podemos aprender lo que Somos, creando desde la luz y desde el amor.

3. Estabas en las tinieblas hasta que una parte de la Filiación deci­dió acatar completamente la Voluntad de Dios. 2Una vez que esto se logró, todos lo lograron perfectamente. 3¿De qué otra manera sino habría podido lograrse perfectamente? 4Mi misión consistió simplemente en unir la voluntad de la Filiación con la Voluntad del Padre al ser yo mismo consciente de la Voluntad del Padre. 5Ésta es la conciencia que vine a impartirte, y el problema que tienes en aceptarla es el problema de este mundo. 6Eliminarlo es la salvación, y en ese sentido yo soy la salvación del mundo. 7El mundo, por lo tanto, no puede sino aborrecerme y rechazarme, ya que el mundo es la creencia de que el amor es imposible. 8Si aceptases el hecho de que yo estoy contigo estarías negando al mundo y aceptando a Dios. 9Mi voluntad es la Suya, y tu decisión de escucharme es la decisión de escuchar Su Voz y de hacer Su Voluntad. 10De la misma manera en que Dios me envió a ti, yo te enviaré a otros. 11E iré a ellos contigo, para que podamos enseñar­les paz y unión.

Qué hermoso mensaje nos deja Jesús. Sus palabras llegan al corazón y nos ilumina el camino a seguir, para Ser Uno con la Voluntad de Padre. 

Interpretar lo que significa hacer la Voluntad de Padre, es tan sencillo como elegir Amar.

4. ¿No crees que el mundo tiene tanta necesidad de paz como tú? 2¿No te gustaría dársela en la misma medida en que tú deseas recibirla? 3Pues a menos que se la des, no la recibirás. 4Si quieres recibirla de mí, tienes que darla. 5La curación no procede de nadie más. 6Tienes que aceptar dirección interna. 7La dirección que recibas no puede sino ser lo que quieres, pues, de lo contra­rio, no tendría sentido para ti. 8Por eso es por lo que la curación es una empresa de colaboración. 9Yo puedo decirte lo que tienes que hacer, pero tú tienes que colaborar teniendo fe en que yo sé lo que debes hacer. 10Sólo entonces decidirá tu mente seguirme. 11Sin esta decisión no podrías curar porque ello supondría que habrías decidido en contra de la curación, y este rechazo de lo que yo he decidido para ti impediría la curación.

No dice Jesús, que, tan sólo dando la paz, podremos recibirla de Él; que, para curar, tenemos que extender nuestro amor, para que de este modo el amor manifieste su efecto de curación.

5. La curación es un reflejo de nuestra voluntad conjunta. 2Esto resulta obvio cuando se examina el propósito de la curación. 3La curación es la manera de superar la separación. 4La separación se supera mediante la unión. 5No se puede superar separando. 6La decisión de unirse tiene que ser inequívoca, o, de lo contrario, la mente misma estaría dividida e incompleta. 7Tu mente es el medio por el cual determinas tu propia condición, ya que la mente es el mecanismo de decisión. 8Es el poder mediante el que te separas o te unes, y, consecuentemente, experimentas dolor o alegría. 9Mi decisión no puede imperar sobre la tuya porque la tuya es tan poderosa como la mía. 10De no ser así, los Hijos de Dios no goza­rían de perfecta igualdad. 11No hay nada que nuestra voluntad conjunta no pueda lograr, pero la mía sola no puede ayudarte. 12Tu voluntad, es tan libre como la mía, y ni siquiera Dios Mismo se opondría a ella. 13Yo no puedo disponer lo que Dios no dis­pone. 14Puedo ofrecerte mi fuerza para hacer que la tuya sea invencible, pero no puedo oponerme a tu decisión sin rivalizar con ella y, consecuentemente, sin violar lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti.

La curación no está fuera de nosotros, ni puede venir de algo externo a nosotros. La curación es el estado sublimado de la creencia en la separación. Para alcanzar ese estado sublimado tan solo podremos hacerlo cuando decidimos poner nuestra voluntad al servicio de la Voluntad de Dios, del Amor. Corregir el error que nos mantiene en la creencia en la separación, es el camino de la Expiación que debemos pedir al Espíritu Santo.

6. Nada que Dios creó puede oponerse a tu decisión, de la misma manera en que nada que Dios creó puede oponerse a Su Volun­tad. 2Dios le dio a tu voluntad el poder que ella posee, y yo no puedo sino respetarlo en honor de Su poder. 3Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. 4Si quieres ser dife­rente, aguardaré hasta que cambies de parecer. 5Yo puedo ense­ñarte, pero tú tienes que elegir seguir mis enseñanzas. 6¿Cómo podría ser de otra manera, si el Reino de Dios es libertad? 7Nadie puede aprender lo que es la libertad si está sometido a cualquier clase de tiranía, y la perfecta igualdad de todos los Hijos de Dios no se podría reconocer si una mente ejerciese dominio sobre otra. 8Los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad en lo que respecta a su voluntad, por ser todos ellos la Voluntad del Padre. 9Ésta es la única lección que vine a enseñar.

Al igual que el punto anterior, Jesús nos revela que el Hijo de Dios es libre para utilizar los atributos con los que ha sido creado. Si no fuese así, si no gozase de esa libertad, no hubiese sido creado a imagen y semejanza de Su Creador.

7. Si tu voluntad no fuese la mía tampoco podría ser la de nuestro Padre. 2Esto significaría que habrías aprisionado la tuya, y que no le has permitido ser libre. 3Solo no puedes hacer nada porque solo no eres nada. 4Yo no soy nada sin el Padre y tú no eres nada sin mí porque al negar al Padre te niegas a ti mismo. 5Siempre me acor­daré de ti, y en el hecho de que me acuerde de ti radica el que tú te acuerdes de ti mismo. 6En nuestro mutuo recuerdo radica nuestro recuerdo de Dios. 7Y en ese recuerdo radica tu libertad porque tu libertad está en Él. 8Únete, pues, a mí en alabanza de Él y de ti que fuiste creado por Él. 9Éste es nuestro regalo de gratitud hacia Él, que Él a Su vez compartirá con todas Sus creaciones, a las que da por igual todo lo que es aceptable para Él. 10Por ser aceptable para Él, es el regalo de la libertad, que es lo que Su Voluntad dispone para todos Sus Hijos. 11Al ofrecer libertad te liberarás.

"Al ofrecer libertad te liberarás". Así es, siguiendo la enseñanza de que, dando, recibes. Si quieres ser libre, ofrece libertad. Si Dios no nos hubiese hecho libres, nos estaría revelando que no goza de esa libertad. Al hacernos libres, nos muestra que Su Principio y Su Regalo es la Libertad.

8. La libertad es el único regalo que les puedes ofrecer a los Hijos de Dios, ya que es el reconocimiento de lo que ellos son y de lo que Él es. 2La libertad es creación porque es amor. 3No amas a quien tratas de aprisionar. 4Por lo tanto, cuando tratas de aprisio­nar a alguien, incluyéndote a ti mismo, no le amas y no te puedes identificar con él. 5Cuando te aprisionas a ti mismo pierdes de vista tu verdadera identificación conmigo y con el Padre. 6Tu identificación es con el Padre y con el Hijo. 7Es imposible que te identifiques con uno y no con el otro. 8Si eres parte de uno, eres parte del otro, ya que ambos son uno. 9La Santísima Trinidad es santa porque es Una. 10Si te excluyes a ti mismo de esta unión, estás percibiendo a la Santísima Trinidad como desunida. 11Tú no puedes sino estar incluido en ella porque la Santísima Trinidad lo es todo. 12A menos que ocupes el lugar que te corresponde en Ella y cumplas la función que por ser parte de Ella te corresponde llevar a cabo, la Santísima Trinidad estará tan desposeída como tú. 13Ninguna de Sus partes puede estar aprisionada si es que su verdad ha de conocerse.

"No amas a quien tratas de aprisionar". Si miramos el modo en cómo manifiesta el amor la humanidad, nos resultará evidente de que no expresa el principio de la libertad, lo que significa que estamos confundiendo el significado del amor.

Las conclusiones a las que nos lleva este punto, es una invitación a que reflexionemos sobre los efectos de nuestro "amor" en el mundo. Descubriremos un aspecto muy peculiar del amor, que nos muestra un rostro de dominio y posesividad sobre los demás y que no nos resultará muy difícil descubrir en nuestra convivencia diaria.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 118

LECCIÓN 118

Para los repasos de mañana y noche:

1. (105) Mías son la paz y la dicha de Dios.

2Hoy aceptaré la paz y la dicha de Dios en grato intercambio por todos los sustitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo inventé.

2. (106) Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

2Permite que mi débil voz se acalle, para poder oír así la poderosa Voz de la Verdad Misma asegurarme que yo soy el perfecto Hijo de Dios.

3. A la hora en punto:
2Mías son la paz y la dicha de Dios.

3Media hora más tarde:
4Déjame aquietarme y escuchar la verdad.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (105) Mías son la paz y la dicha de Dios.

En el mundo de percepción fabricado por el ego, la paz y la dicha es una conquista que está condicionada por el tipo de relación que experimentamos.

Vivir en paz y gozar de la dicha, depende de los regalos que recibamos de los demás, por lo que ponemos en sus manos su logro.

Sin embargo, cuando despertamos y la visión de lo que verdaderamente somos se muestra a nuestra mente, a nuestra consciencia, la paz y la dicha forman parte de la esencia del Ser.

La paz y la dicha es el regalo que Dios pone a nuestra disposición al habernos creado a Su Imagen y Semejanza.

La paz y la dicha deben formar parte de nuestras acciones creadoras, pues es inevitable que, cuando expandimos nuestra mente, no se manifiesten los atributos con los que hemos sido dotados.

¿Dónde estás buscando la paz?
¿Qué precio estás dispuesto a pagar para lograr la paz?
¿Crees que tu paz depende de  los demás?

2. (106) Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

Escuchar la voz del ego, supone dejarte llevar por las ensordecedoras voces del conflicto, de la sinrazón, de los enfrentamientos, de la venganza, de las tribulaciones, del miedo, del ataque, de la culpa y del castigo.


Quedar preso de la telaraña tejida por las redes del ego, es quedar prisionero de la turbulencia que nos impide gozar de un momento de paz y de dicha.

Es necesario acallar esas voces y sustituir ese enmarañado diálogo, por palabras y frases que nos permitan expresar la verdad que se manifiesta cuando nos sentimos en paz y dueños de la dicha divina.

Hoy ha sido un día turbulento en el ámbito profesional. He vivido momentos de gran tensión que apenas si me permitían pensar con lucidez. A pesar de ello, he encontrado el modo de no caer presa del desequilibrio y en parte de la desesperación. He conseguido mantenerme en paz y con un sentimiento de dicha, gracias a que he elegido vivir mi paz y mi dicha y he envuelto, aquello que me rodeaba, con el espíritu de la paz y de la dicha.

He sido consciente de la tensión de los momentos, pero también he sido consciente de la fortaleza de la que somos poseedores cuando nos manifestamos con plena consciencia espiritual.

¿Qué sueles hacer cuando vives una experiencia de conflicto?
¿Qué tiempo dedicas diariamente a la práctica de aquietar tu mente?

Capítulo 8. VI. El tesoro de Dios.

VI. El tesoro de Dios. 1. Somos la voluntad unida de la Filiación , cuya plenitud es para todos.  2 Comenzamos nuestra jornada de regreso ...