PRINCIPIO
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Los
milagros son una manera de ganar liberación del miedo. La revelación produce un
estado en el que el miedo ya ha sido abolido. Los milagros son, por lo tanto,
un medio, y la revelación, un fin.
Ya tuvimos ocasión de analizar detenidamente
el concepto del miedo, cuando vimos el Principio 26, cuyo título, lo recuerdo,
enunciaba: “Los milagros representan tu liberación del miedo”.
El Principio que abordamos hoy, ahonda una vez
más en la misma idea, si bien, introduce un aspecto al que vamos a dedicar este
estudio. Se trata del concepto "revelación", o lo que es lo mismo, la causa que
produce un estado en el que el miedo ya ha sido abolido.
Veamos, qué nos aporta el Curso sobre la
revelación:
“La revelación produce una
suspensión completa, aunque temporal, de la duda y el miedo. Refleja la forma
original de comunicación entre Dios y Sus creaciones, la cual entraña la
sensación extremadamente personal de creación que a veces se busca en las
relaciones físicas. La proximidad física no puede proporcionarla. Los milagros,
en cambio, son genuinamente interpersonales y conducen a un auténtico
acercamiento a los demás. La revelación te une directamente a Dios. Los
milagros te unen directamente a tu hermano. Ni la revelación ni los milagros
emanan de la conciencia, aunque ambos se experimentan en ella. La conciencia
es el estado que induce a la acción, aunque no la inspira. Eres libre de creer
lo que quieras, y tus actos dan testimonio de lo que crees" (T-1.II.1;1-9).
"La revelación es algo
intensamente personal y no puede transmitirse de forma que tenga sentido. De
ahí que cualquier intento de describirla con palabras sea inútil. La revelación
induce sólo a la experiencia. Los milagros, por otra parte, inducen a la
acción. Por ahora resultan más útiles debido a su naturaleza interpersonal. En
esta fase del aprendizaje, obrar milagros es importante porque no se te puede
forzar a que te liberes del miedo. La revelación es literalmente inefable
porque es una experiencia de amor inefable" (T-1.II.2:1-7).
"La reverencia se debe reservar sólo para la revelación, a la que se puede
aplicar perfecta y correctamente. No es una reacción apropiada hacia los
milagros porque un estado de reverencia es un estado de veneración, lo cual
implica que uno de rango inferior se encuentra ante su Creador. Tú eres una
creación perfecta y deberías sentir reverencia solamente en presencia del
Creador de la perfección. El milagro es, por lo tanto, un gesto de amor entre
iguales. Los que son iguales no deben sentir reverencia los unos por los otros,
pues la reverencia implica desigualdad. Por consiguiente, no es una reacción
apropiada hacia mí. Un hermano mayor merece respeto por su mayor experiencia, y
obediencia por su mayor sabiduría. También merece ser amado por ser un hermano,
y devoción si es devoto. Es tan sólo mi devoción por ti lo que me hace
merecedor de la tuya. No hay nada con respecto a mí que tú no puedas alcanzar.
No tengo nada que no proceda de Dios. La diferencia entre nosotros por ahora
estriba en que yo no tengo nada más. Esto me coloca en un estado que en ti es
sólo latente" (T-1.II.3:1-13).
"Nadie viene al Padre sino
por mí" no significa que yo esté en modo alguno separado de ti o que sea
diferente, excepto en el tiempo, y el tiempo no existe realmente. La afirmación
tiene más sentido desde el punto de vista de un eje vertical que de uno
horizontal. Tú estás debajo de mí y yo estoy debajo de Dios. En el proceso de
"ascensión" yo estoy más arriba porque sin mí la distancia entre Dios
y el hombre sería demasiado grande para que tú la pudieses salvar. Yo salvo esa
distancia por ser tu hermano mayor, por un lado, y por el otro, por ser un
Hijo de Dios. La devoción que les profeso a mis hermanos es lo que me ha puesto
a cargo de la Filiación ,
que completo porque formo parte de ella. Tal vez esto parezca contradecir la
afirmación "Yo y el Padre somos uno"; pero esa afirmación consta de
dos partes en reconocimiento de la mayor grandeza del Padre" (T-1.II.4:1-7).
"Las revelaciones son indirectamente inspiradas por
mí debido a mi proximidad al Espíritu Santo y a que me mantengo alerta para
cuando mis hermanos estén listos para recibir la revelación. De esta manera
puedo obtener para ellos más de lo que ellos podrían obtener para sí mismos. El
Espíritu Santo es el mediador entre la comunicación superior y la inferior, y
mantiene abierto para la revelación el canal directo de Dios hacia ti. La
revelación no es recíproca. Procede de Dios hacia ti, pero no de ti hacia Dios.
El milagro reduce al mínimo la necesidad del tiempo. En el plano longitudinal u
horizontal el reconocimiento de la igualdad de los miembros de la Filiación parece
requerir un tiempo casi interminable. El milagro, no obstante, entraña un
cambio súbito de la percepción horizontal a la vertical. Esto introduce un
intervalo del cual tanto el que da como el que recibe emergen mucho más
adelantados en el tiempo de lo que habrían estado de otra manera. El milagro,
pues, tiene la propiedad única de abolir el tiempo en la medida en que hace
innecesario el intervalo de tiempo que abarca. No existe relación alguna entre
el tiempo que un milagro tarda en llevarse a cabo y el tiempo que abarca. El
milagro substituye a un aprendizaje que podría haber durado miles de años. Lo
hace en virtud del reconocimiento implícito de la perfecta igualdad que existe
entre el que da y el que recibe en la que se basa el milagro. El milagro acorta
el tiempo al producir su colapso, eliminando de esta manera ciertos intervalos
dentro del mismo. Hace esto, no obstante, dentro de la secuencia temporal más
amplia”. (T-1.II.5:1-10)
"La revelación puede, de vez en cuando, revelarnos
cuál es el fin, pero para alcanzarlo, los medios son necesarios. El milagro o,
lo que es lo mismo, el des-hacimiento
del error, es el medio que debemos utilizar para alcanzar tal fin" T-1.VII.4:11).
El Curso nos enseña que, "Dios ha salvaguardado tu reino, pero no puede
compartir Su gozo contigo hasta que no conozcas el reino con toda tu mente" (T-4.VII.7:1).
Como ya hemos advertido, la experiencia de "la revelación no es suficiente porque es una
comunicación de Dios
hacia ti solamente" (T-4.VII.7:2).
"Dios no tiene necesidad de que se le devuelva
la revelación, lo cual sería claramente imposible, pero sí desea que se
transmita a otros. Esto no se puede hacer con la revelación en sí, pues su
contenido no puede ser expresado debido a que es algo sumamente personal para
la mente que lo recibe. No obstante, dicha mente la podemos extender a otras
mentes, mediante las actitudes generadas por la sabiduría que se deriva de la
revelación" (T-4.VII.7:3-5).
"Sólo la
mente sana puede experimentar una revelación de efectos duraderos porque la
revelación es una experiencia de pura dicha" (T-5.I.1:3).
“La
revelación de que el Padre y el Hijo son uno alboreará en toda mente a su
debido tiempo. Sin embargo, ese momento lo determina la mente misma, pues es
algo que no se puede enseñar” (L.pI-158.2:8).
Gracias J.J
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