PRINCIPIO 4
Todos los milagros significan vida, y Dios es
el Dador de la vida. Su Voz te guiará muy concretamente. Se te dirá todo lo que
necesites saber.
La afirmación “Todos los milagros significan
vida”, establece una relación directa entre el milagro y la vida. Pero, me
pregunto si lo que llamamos vida desde la visión del ego, significa lo mismo
desde el punto de vista del Espíritu. Creo, que el término vida desde el punto
de vista del ego, es una ilusión. Entonces, ¿qué es la vida?
La lección 54 del
libro de ejercicios, es una lección de repaso y en el concepto, “No veo cosas
neutras”, nos refiere lo siguiente:
2Lo que veo da testimonio de lo
que pienso. 3Si no pensase no existiría, ya que la vida es
pensamiento. 4Permítaseme mirar al mundo que veo como la
representación de mi propio estado de ánimo. 5Sé que éste puede
cambiar. 6Y sé asimismo que
el mundo que veo puede cambiar también.
La vida es pensamiento, luego el
milagro, con relación a esta idea, es el pensamiento correcto, libre de todo
error. En la medida que miremos al mundo desde un estado de ánimo inspirado por
el amor, el mundo que percibo puede cambiar. El milagro tiene ese efecto sobre
la vida, des-hace el error, que se identifica con la culpa, el castigo, la
enfermedad, la muerte, para llevarnos a la visión de la inocencia, de la
impecabilidad, de la curación, de la vida.
En la lección 45, se nos enseña
que Dios es la Mente con la que pienso. En el desarrollo de dicha lección se
recoge que “No existe ninguna relación
entre lo que es real y lo que tú piensas que es real. 4Ni uno solo de los que
según tú son tus pensamientos reales se parece en modo alguno a tus
pensamientos reales. 5Nada de lo que piensas que ves guarda semejanza alguna
con lo que la visión te mostrará”. Ello quiere decir, que cuando ponemos
nuestra mente al servicio del ego, nuestros pensamientos se identifican con el
error, fabricando un mundo ilusorio. Es esa interpretación errónea la que
corrige el milagro.
Podemos seguir profundizando en el significado de la
vida, y en la lección 151, se indica: “2Tu
vida tiene lugar más allá del cuerpo y del mundo, más allá de todos los
testigos de lo profano, dentro de lo Santo, y es tan santa como Ello Mismo. 3En
todo el mundo y en todas las cosas Su Voz no te hablará más que de tu Creador y
de tu Ser, el Cual es uno con Él. 4Así es como verás la santa faz de Cristo en
todo, y como oirás en ello el eco de la Voz de Dios”.
La vida, al igual que los milagros, tiene lugar más
allá de la visión del cuerpo y del mundo material. En verdad, tanto la vida como el
milagro, encuentra su Fuente en Dios, y la conexión que nos hace uno con
nuestro Padre es la Mente. El milagro tiene su causa en la mente, donde corrige
y des-hace el error de percepción.
El error original de la mente, es la creencia en la
separación. A este respecto, debemos decir, “No
puedes caminar por el mundo separado de Dios porque no podrías existir sin Él.
Él es lo que tu vida es. Donde tú estás, Él está. Hay una sola vida. Ésa es la
vida que compartes con Él. Nada puede estar separado de Él y vivir.
(L-pI.l156.2:4-9)”
Somos Hijos de Dios y hemos sido creados a Su Imagen
y Semejanza. Es el Pensamiento de Dios el que nos ha creado y nunca nos ha
abandonado, por lo que nunca hemos estado separados de él ni siquiera un
instante. Ese Pensamiento nos pertenece y gracias a él vivimos.
En la vida, al igual que en los milagros, no existe
diferentes grados, es decir, no existen diferentes clases de vida, pues la vida
es como la verdad, no admite grados.
En la lección 167, nos dice sobre este
particular: “3Es la única condición que
todo lo que Dios creó comparte. 4Y al igual que todos Sus Pensamientos, no
tiene opuesto. 5La muerte no existe porque lo que Dios creó comparte Su Vida.
6La muerte no existe porque Dios no tiene opuesto. 7La muerte no existe porque
el Padre y el Hijo son uno.
2. En este mundo
parece haber un estado que es lo opuesto a la vida. 2Tú lo llamas muerte. 3Sin
embargo, hemos aprendido que la idea de la muerte adopta muchas formas. 4Es la
idea subyacente a todos los sentimientos que no son de suprema felicidad. 5Es
la alarma a la que respondes cuando reaccionas de cualquier forma que no sea
con perfecta alegría. 6Todo pesar, sensación de pérdida, ansiedad, sufrimiento
y dolor, e incluso el más leve suspiro de cansancio, cualquier ligera
incomodidad o fruncimiento de ceño, dan testimonio de la muerte. 7Por lo tanto,
niegan que vives.
3. Tú crees que la
muerte es algo que sólo tiene que ver con el cuerpo. 2Sin embargo, es sólo una
idea, y no tiene nada que ver con lo que se considera físico”.
La muerte es el pensamiento de que estás separado de tu Creador.
La muerte no puede proceder de la vida. Las ideas permanecen unidas a
su fuente.
La mente puede pensar que duerme, pero eso es todo. 2No
puede cambiar su estado de vigilia. 3No puede hacer un cuerpo, ni
tampoco habitar en un cuerpo. 4Lo que es ajeno a la mente no existe
porque no tiene una fuente. 5La mente crea todas las cosas que
existen, pero no puede otorgarles los atributos que no posee, ni tampoco
cambiar su propio estado eterno de plena conciencia. 6No puede dar
lugar a lo físico. 7Lo que parece morir no es sino la señal de que
la mente está dormida. (L-pI.l167.6:2-7)”
“Dios es el dador de la vida”. Esta afirmación recogida en el cuarto
Principio, nos revela que Dios es nuestra Fuente, es “el aire que respiro, el alimento que me sustenta y el agua que me renueva
y me purifica. 3Él es mi hogar, en el que vivo y me muevo; el
Espíritu que dirige todos mis actos, me ofrece Sus Pensamientos y garantiza mi
perfecta inmunidad contra todo dolor” (L-pII.l222.1:2).
Podríamos resumir este punto, diciendo que el
milagro es lo que nos conduce de regreso a Dios, nos conduce a la verdadera
vida.
"Su
Voz", que es una de las definiciones que el Curso da del Espíritu Santo,
"te guiará muy concretamente.
Se te
dirá todo lo que necesites saber." Una de las preguntas más comunes que
hace la gente es: Si el Curso afirma que se te dirá muy específicamente, ¿por
qué yo no oigo respuestas específicas?" Estoy seguro de que todo el mundo
se hace esa pregunta y tiene ese problema. Uno de los obstáculos para escuchar
las cosas que el Espíritu Santo nos diría es que exigimos oírlas. Muchas veces
las preguntas que le hacemos al Espíritu Santo no son realmente preguntas; son
afirmaciones. Fabricamos un problema y luego exigimos que Él nos dé la
respuesta, lo cual es, por supuesto, otra expresión de la arrogancia del ego al
creerse que sabe cuáles son los problemas, y también cuáles son las respuestas.
Pero muy a menudo cuando le pedimos ayuda a Dios u oramos pidiendo ayuda, lo
que hacemos es plantear el problema como lo vemos nosotros y luego Le pedimos
que nos lo resuelva y, por supuesto, cuando no lo resuelve, creemos tener un
caso cerrado en contra de Él: "Dices que vas a contestarme muy
concretamente, y aquí estoy. Soy tan honrado y tan serio y devoto y fiel y no
oigo nada." Lo que hemos hecho, en realidad, sin percatarnos de ello, es
cerrar la puerta. No es que el Espíritu Santo no nos hable, es que no podemos
escucharlo. (Kenneth Wapnick – Los 50 Principios del milagro)
buenas tardes muy bueno...gracias...
ResponderEliminarfuerisimo me sacudio el alma
ResponderEliminarGracias J.J
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarHola. Gracias por intercalar los Primcipios..para absorberlo
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