PRINCIPIO 19
Los
milagros hacen que las mentes sean una en Dios. Se basan en la cooperación
porque la Filiación es la suma de todo lo que Dios creó. Los milagros reflejan,
por lo tanto, las leyes de la eternidad, no las del tiempo.
Para el ego, el milagro es
algo antinatural debido a que no entiende cómo es posible que mentes separadas
puedan influenciarse unas a otras. Pero las mentes no pueden estar separadas. De
ahí que los milagros siempre cambian nuestra mente, en verdad no hay ninguna
otra.
A lo largo del estudio del Curso
de Milagros, tendremos que tratar, inevitablemente, el tema de la unidad y de
la mente. No obstante y a título de introducción, me gustaría aprovechar el
contenido de este Principio para realizar un acercamiento a dichos temas.
Ya que vamos a hablar sobre
la unidad, me gustaría comenzar aludiendo al origen de la separación.
“La capacidad de extenderse es un
aspecto fundamental de Dios que Él le dio a Su Hijo. En la creación, Dios Se
extendió a Sí Mismo a Sus creaciones y les infundió la misma amorosa Voluntad
de crear que Él posee. No sólo fuiste plenamente creado, sino que fuiste creado
perfecto. No existe vacuidad en ti. Debido a la semejanza que guardas con tu
Creador eres creativo. Ningún Hijo de Dios puede perder esa facultad, ya que es
inherente a lo que él es, pero puede usarla de forma inadecuada al proyectar. El
uso inadecuado de la extensión -la proyección- tiene lugar cuando crees que
existe en ti alguna carencia o vacuidad, y que puedes suplirla con tus propias
ideas, en lugar de con la verdad. Este proceso comprende los siguientes
pasos":
- Primero: Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó.
- Segundo: Crees que lo que es perfecto puede volverse imperfecto o deficiente.
- Tercero: Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú.
- Cuarto: Crees que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu propia creación. (T-2.I.1:1-12)
Se entiende, que el
uso incorrecto de la capacidad creadora (hemos heredado los Atributos de
nuestro Creador), es decir, la proyección (acto que nos induce a dirigir nuestra atención hacia lo
exterior), se produce cuando existe en nosotros alguna carencia. Pero, ¿qué
carencia podría tener el Hijo de Dios, gozando de la Plenitud Divina al ser una
Extensión de la Mente de Dios?
Esa carencia hay
que entenderla como el intenso deseo de experimentar la individualidad, es
decir, el propio aprendizaje. Es por lo que el Texto nos dice que el error se
consuma cuando creemos que podemos suplir esa carencia con ideas propias, en
lugar de con la verdad.
Podemos decir, que
estamos ante la elección. No hay otra elección. Tan sólo esa. La Esencia de
origen mental, decide “imitar a su creador”, pero lo hace fuera del Seno de
donde ha sido Emanada. A partir de ese “pensamiento único”, dio comienzo la
proyección y la posterior identificación con lo fabricado: imágenes que dieron
lugar al aprendizaje a través de la percepción (aparición del ego y de su
vehículo, el cuerpo).
¿Qué consecuencias
tiene la separación?: La
sustitución del Amor por el miedo.
Nos
dice el Curso que, "antes de la separación la mente era invulnerable al miedo,
ya que el miedo no existía. Tanto la separación como el miedo son creaciones
falsas que tienen que deshacerse a fin de que se pueda restaurar el templo y
abrir el altar para que reciba la Expiación" (T-2.III.2:2-3).
"Tienes miedo de la
Voluntad de Dios, porque hemos usado nuestra mente, que Él creó a semejanza de
la Suya Propia, para crear falsamente. La mente sólo puede crear falsamente
cuando cree que no es libre. Una mente "aprisionada" no es libre
porque está poseída, o refrenada, por sí misma. Está, por lo tanto, limitada,
y la voluntad no es libre de afirmarse a sí misma. Ser uno es ser de una misma
mente o voluntad. Cuando la Voluntad de la Filiación y la del Padre son una, la
perfecta armonía entre ellas es el Cielo" (T-3.II.4:1-6).
"La mente puede hacer que la creencia en la
separación sea muy real y aterradora. A esta creencia es lo que se conoce por
el "diablo". Es una idea poderosa, dinámica y destructiva que está en
clara oposición a Dios debido a que literalmente niega Su Paternidad" (T-3.VII.5:1-2).
Tal vez te estés
preguntando, ¿por qué elegimos el miedo en vez del amor?
La respuesta a esta
cuestión responde a que sólo nuestra mente puede producir miedo y esta
situación se produce cada vez que está en conflicto con respecto a lo que
quiere, lo cual, inevitablemente, produce tensión, ya que existen discrepancias
entre lo que quiere y lo que hace al respecto. Eso sólo puede corregirse
aceptando un objetivo unificado.
Hemos dicho que la
proyección es un acto erróneo de la mente. Pues bien, "el primer paso correctivo
para deshacer ese error es darse cuenta, antes que nada, de que todo conflicto
es siempre una expresión de miedo. De alguna manera tenemos que haber decidido
no amar, ya que de otro modo el miedo no habría tenido lugar. A partir de ahí,
todo el proceso correctivo se reduce a una serie de pasos pragmáticos dentro
del proceso más amplio de aceptar que la Expiación es el remedio. Estos pasos
pueden resumirse de la siguiente forma:
- Reconoce en primer lugar que lo que estás experimentando es miedo.
- El miedo procede de una falta de amor.
- El único remedio para la falta de amor es el amor perfecto.
- El amor perfecto es la Expiación" (T-2.VI.7:1-8) .
“Todo el mundo
experimenta miedo. Sin embargo, no se requeriría más que una pequeña dosis de
recto pensar para que uno pudiese darse cuenta de por qué se produce. Son muy
pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece
totalmente consciente de él todo el tiempo. No obstante, si esperas librarte
del miedo hay algunas cosas que debes comprender, y comprender plenamente. La
mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creativa. Nunca duerme. Está
creando continuamente. Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de
la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover
montañas. A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no
es ésa la verdadera razón de que no lo creas. Prefieres creer que tus
pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes
miedo de ellos. Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa
de percibir a la mente como impotente. Si crees que lo que piensas no tiene
ningún efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero es bastante improbable
que le tengas respeto. No hay pensamientos fútiles. Todo pensamiento produce
forma en algún nivel” (T-2.VI.9:1-14).
Decíamos que
el proceso correctivo nos lleva hasta la Expiación. Bien, "el
milagro se une a la Expiación al poner a la mente al servicio del Espíritu
Santo. Así se establece la verdadera función de la mente y se corrigen sus
errores, que, como hemos dicho, son simplemente una falta de amor" (T-1.IV.2:6-7).
"Si
una mente percibe sin amor, percibe tan sólo un armazón vacío y no se da cuenta
del espíritu que mora adentro. Pero la Expiación restituye el espíritu al lugar
que le corresponde. La mente que sirve al espíritu es invulnerable" (T-1.IV.2:9-11). Tendremos
ocasión de dedicar un capítulo exclusivo al tema de la Expiación.
"Los
milagros se dan en la mente que está lista para ellos. Dicha mente, al estar
unida, se extiende a todos aun cuando el que obra milagros no se dé cuenta de
ello. La naturaleza impersonal del milagro se debe a que la Expiación en sí es
una, lo cual une a todo lo creado con su Creador" (T-1.III.7:1-3).
Un
Curso de Milagros nos recomienda que no dejemos de vigilar a nuestra mente, ya
que de otro modo no podría ser de ayuda al Espíritu Santo. "Obrar milagros
requiere el que uno se dé cuenta plenamente del poder de los pensamientos a fin
de evitar las creaciones falsas" (T-2.VII.2:2).
La proyección dio
lugar a "la conciencia -el nivel de la percepción-, la primera división que se
introdujo en la mente después de la separación, convirtiendo a la mente de
esta manera en un instrumento preceptor en vez de en un instrumento creador. La
conciencia ha sido correctamente identificada como perteneciente al ámbito del
ego. El ego es un intento erróneo de la mente de percibirnos tal como deseamos
ser, en vez de como realmente somos. Sin embargo, sólo podemos conocernos a nosotros
mismos como realmente somos, ya que de eso es de lo único que podemos estar seguros.
Todo lo demás es cuestionable" (T-3.IV.2:1-5).
Siguiendo con las
recomendaciones mencionadas, el Curso nos invita a que nos cuidemos de las
tentaciones del ego y de sus engaños. "En verdad, no tiene nada que ofrecernos.
Añade, que cuando hayamos abandonado el des-ánimo voluntario, veremos cómo nuestra mente
puede concentrarse, trascender toda fatiga y sanar. El Curso reconoce que no
nos mantenemos lo suficientemente alerta contra las exigencias del ego como para
poder librarnos de ellas. Eso no
tiene por qué ser así" (T-4.IV.6:2-5).
"El hábito de colaborar con Dios
y Sus creaciones se adquiere fácilmente si nos negamos diligentemente a dejar
que nuestra mente divague" (T-4.IV.7:1).
“Lo que es lo mismo no puede
ser diferente, y lo que es uno no puede tener partes separadas” (T-25.I.7:7).
gracias por todo lo escrito....
ResponderEliminarGracias a ti Irene por tu confianza.
EliminarGracias J.J
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