PRINCIPIO 13
Los milagros son a la vez comienzos y finales, y así,
alteran el orden temporal. Son siempre afirmaciones de renacimiento que parecen
retroceder, pero que en realidad van hacia adelante. Cancelan el pasado en el
presente, y así, liberan el futuro.
Debo
reconocer, que este Principio se refiere a uno de los temas, metafísicos, que
más me ha enseñado el Curso: el enfoque del tiempo y la ley de causa-efecto.
Si
desarrollamos una de las aplicaciones de la ley de causación y la teoría de la
reencarnación, observamos que las relaciones se basan en la creencia en la
deuda, es decir, en la culpabilidad. Volvemos al mundo, una y otra vez, con la
intención de cubrir nuestras necesidades, de pagar nuestras deudas, de
rectificar la violación de las leyes que hayamos perturbado con nuestro
comportamiento en una vida pasada. Es decir, trasladamos a nuestro presente, la
carga de “destino” que hemos dejado pendiente y que ahora decidimos retomar
para superar lo que en otro momento no superamos. Podríamos decir, que
repetimos curso y nos encontramos con las mismas asignaturas que no fuimos
capaces de aprobar.
Estamos
considerando una situación que forma parte de la ilusión, que forma parte del
sueño, pues el mundo físico, y la dimensión espacio-temporal, son fruto de la
fabricación de la mente errónea, la cual, como señalábamos en el análisis del
anterior Principio, colapsa las ondas existentes en el campo de las infinitas
posibilidades convirtiéndola en partículas, la forma básica de la materia. Sin
embargo, y a pesar de esta realidad, es necesario que analicemos una de las
creencias más arraigadas en el ego, pues en verdad es su ilusoria creación: el
tiempo.
Hagamos
un breve recorrido sobre la idea del tiempo y analicemos lo que nos dice Un
Curso en Milagros.
¿Cómo
surge la creencia en el tiempo?
Tuvo que surgir, tras el acto transgresor de Adán
y Eva en el Paraíso Terrenal, lo que llevó a Dios a expulsarle de esa tierra
paradisiaca y mandarles al Este del Edén. Esta acción, dio lugar a la creencia
en el pecado y a la falsa creencia de la “separación”. Ese tránsito de la
consciencia, desde la Unidad a la separatividad, desde la Abundancia a la
necesidad, originó la visión lineal de la ley de causa y efecto, es decir, un
acto da lugar a un efecto, y este proceso se origina en lo que se ha llamado la
secuencia del tiempo.
"Antes de la "separación", que es lo que
significa la "caída", no se carecía de nada. No había
necesidades de ninguna clase. Las necesidades surgen debido
únicamente a que tú te privas a ti mismo. Actúas de acuerdo con el
orden particular de necesidades que tú mismo estableces. Esto, a
su vez, depende de la percepción que tienes de lo que eres.
La única carencia que realmente necesitas corregir es tu
sensación de estar separado de Dios. Esa sensación de separación
jamás habría surgido si no hubieses distorsionado tu percepción de la verdad,
percibiéndote así a ti mismo como alguien necesitado. La idea de
un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental,
ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. A
medida que te vas integrando te vuelves uno, y tus necesidades, por ende, se
vuelven una. Cuando las necesidades se unifican suscitan una acción
unificada porque ello elimina todo conflicto.
La idea de un orden de necesidades, que proviene del error original de
que uno puede estar separado de Dios, requiere corrección en su propio nivel
antes de que pueda corregirse el error de percibir niveles. No te
puedes comportar con eficacia mientras operes en diferentes niveles. Sin
embargo, mientras lo hagas, la corrección debe proceder verticalmente, desde
abajo hacia arriba. Esto es así porque crees que vives en el
espacio, donde conceptos como "arriba" y "abajo" tienen
sentido. En última instancia, ni el espacio ni el tiempo tienen
ningún sentido. Ambos son meramente creencias". (T-1.VI.1:6)
Podríamos decir que la eternidad es una idea
de Dios, mientras que el tiempo es una creencia del ego. El único aspecto del tiempo que es eterno es el ahora.
Nos
refiere el Curso que hemos elegido estar en el tiempo en vez de en la eternidad,
y, por consiguiente, creemos estar en el
tiempo. No nos corresponde estar en el tiempo. Nos corresponde estar únicamente
en la eternidad, donde Dios Mismo nos ubicó para siempre. Son los sentimientos
de culpabilidad los que perpetúan el tiempo.
En esto consiste la continuidad del ego, la cual le
proporciona una falsa sensación de seguridad al creer que no podemos escaparnos
de ella.
El Espíritu Santo hace uso del tiempo, pero no cree en,
él.
Me pregunto, ¿qué utilidad tiene el tiempo? Dentro
del sueño, ¿qué funcionalidad podría aportarnos?
“Tanto el tiempo como la eternidad se encuentran en
tu mente, y estarán en conflicto hasta que percibas el tiempo exclusivamente
como un medio para recuperar la eternidad. Tienes que aprender que el tiempo
sólo existe para que hagas uso de él, y que nada en el mundo puede eximirte de
esa responsabilidad”. (T-10.1:2-4)
“El tiempo en sí es algo que tú elegiste. Si quieres recordar la eternidad,
debes contemplar sólo lo eterno. Si permites que lo temporal te preocupe,
estarás viviendo en el tiempo. Como siempre, tu elección estará determinada por
lo que valores. El tiempo y la eternidad no pueden ser ambos reales porque se
contradicen entre sí. Sólo con que aceptes lo intemporal como lo único que es
real, empezarás a entender lo que es
la eternidad y a hacerla tuya”. (T-10.V.14)
¿Cómo
usa el Espíritu Santo en tiempo, dentro del sueño, aun no creyendo en él?
“El
Espíritu Santo es invisible, pero puedes ver los resultados de Su Presencia, y
por ellos te darás cuenta de que Él está ahí. Es claro que lo que Él te
capacita para hacer no es de este mundo, pues los milagros violan todas las
leyes de la realidad tal como este mundo la juzga. Las leyes del tiempo y del
espacio, del volumen y de la masa son transcendidas, pues lo que el Espíritu
Santo te capacita para hacer está claramente más allá de todas ellas. Al
percibir Sus resultados, comprenderás dónde debe estar Él, y sabrás por fin lo
que Él es.
Los
milagros son Sus testigos, y hablan de Su Presencia”. (T-12.VII.3)
Retomando
la idea original de este Principio, en el que se refiere que el milagro “cancela el pasado en el presente, y
así, libera el futuro”, lo que realmente
nos está revelando es que el milagro nos lleva al estado original en el que aún
conservábamos la visión de la inocencia, de la invulnerabilidad, pues
carecíamos de todo pensamiento de culpabilidad.
“Sólo
mediante la culpabilidad puedes aferrarte al pasado. Pues la culpabilidad
determina que serás castigado por lo que has hecho, y, por lo tanto, depende
del tiempo unidimensional, que comienza en el pasado y se extiende hasta el
futuro. Nadie que crea esto puede entender lo que significa
"siempre", y de este modo la culpabilidad le impide apreciar la
eternidad. Eres inmortal porque eres eterno, y "siempre"
no puede sino ser ahora. La culpabilidad, pues, es una forma de conservar el
pasado y el futuro en tu mente para asegurar de este modo la continuidad del
ego. Pues si se castiga el pasado, la continuidad del ego queda garantizada”.
(T-13.I.8)
El
"ahora" no significa nada para el ego. El presente tan sólo le recuerda
viejas heridas, y reacciona ante él como si fuera el pasado. El ego no
puede tolerar que te liberes del pasado, y aunque el pasado ya pasó, el ego
trata de proteger su propia imagen reaccionando como si el pasado todavía
estuviese aquí.
Los milagros son a la vez comienzos y
finales, y así, alteran el orden temporal, o dicho de otra manera, los milagros
son a la vez causa y efecto, lo que significa que el tiempo se colapsa en un
instante, y en ese instante el Espíritu Santo, deshace el error basado en la
culpa y donde antes hubo antiguos odios, ahora todo es amor.
Así
lo expresa Kenneth Wapnick en su obra “Los 50 Principios de los milagros”:
“si tenemos un enorme problema de culpa
que hemos expresado en cierta área de nuestras relaciones, hay algo que hacemos
continuamente que refuerza el odio a nosotros mismos o nuestra creencia en la
separación. En el lapso ordinario de tiempo, podría tomarnos diez vidas
trascender esto, el regresar una y otra vez hasta que lo hayamos superado. No
obstante, si elegimos solucionar este difícil problema, lo que generalmente
significa una relación o una situación que el mundo juzga difícil, repleta de
dolor, angustia y sufrimiento, y que en realidad podríamos mirar de un modo diferente,
lo cual implica entender básicamente que no somos víctimas ni de esta otra
persona ni de nosotros mismos, entonces podremos erradicar el problema en una
sola vida. Esto es lo que quiere decir el Curso al afirmar que podríamos
ahorrar tiempo o que podríamos ahorrar mil años. Eso es lo que significa que el
milagro abole el tiempo, o que "altera el orden temporal." No abole
el lapso de tiempo en su totalidad; no es eso lo que hace. Lo que sí hace es
colapsar la cantidad de tiempo que nos tomaría erradicar el enorme problema de
culpa que tenemos”.
Me
gustaría terminar este artículo con una aportación extraída del Curso y que nos
enseña cómo podemos hacer un uso correcto, dentro del sueño, del tiempo:
“Tú también
interpretarás la función del tiempo según interpretes tu propia función. Si
aceptas que tu función en el mundo del tiempo es curar, harás hincapié
únicamente en el aspecto del tiempo en el que la curación puede tener lugar. La
curación no se puede llevar a cabo en el pasado. Tiene que llevarse a cabo en
el presente para así liberar el futuro. Esta interpretación enlaza el futuro
con el presente, y extiende el presente en vez del pasado. Mas si crees que tu
función es destruir, perderás de vista al presente y te aferrarás al pasado a
fin de asegurar un futuro destructivo. Y el tiempo será tal como tú lo
interpretes, pues, de por sí, no es nada”. (T-13.IV.9)
“El tiempo
puede liberar así como aprisionar, dependiendo de quién es la interpretación de
éste que eliges usar. El pasado, el
presente y el futuro no son estados continuos, a no ser que impongas
continuidad en ellos. Puedes percibirlos como que son continuos, y hacer que
lo sean para ti. Pero no te engañes y luego creas que realmente lo son. Pues
creer que la realidad es lo que a ti te gustaría que fuese, de acuerdo con el
uso que haces de ella, es ilusorio. Quieres destruir la continuidad del
tiempo dividiéndolo en pasado, presente y futuro para tus propios fines. Quieres
prever el futuro basándote en tus experiencias pasadas, y hacer planes de
acuerdo con esas experiencias. Sin embargo, al hacer eso estás alineando el
pasado con el futuro, y no estás permitiendo que el milagro, que podría
intervenir entre ellos, te libere para que puedas renacer”. (T-13.VI.4)
“El presente existe desde antes de que el tiempo diese comienzo y seguirá
existiendo una vez que éste haya cesado. En el presente se encuentran todas las
cosas que son eternas, las cuales son una. La continuidad de esas cosas es
intemporal y su comunicación jamás puede interrumpirse, pues no están separadas
por el pasado. Sólo el pasado puede producir separación, pero el pasado no está
en ninguna parte”. (T-13.VI.6:5)
El ahora es el momento de la salvación, pues en
el ahora es cuando te liberas del tiempo.
Como evitas que la culpa, muchas veces inconsciente, te impida ubicarte en el presente? Meditando, supongo, aceptando las cosas como están.. Tienes algún tip Juanjo?
ResponderEliminarGracias por tus publicaciones.
Gracias J.J
ResponderEliminarMuchas Gracias
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