PRINCIPIO 14
Los milagros dan fe de la verdad. Son convincentes porque proceden de la convicción. Sin convicción degeneran en magia, que es insensata, y, por lo tanto, destructiva o, más bien, el uso no creativo de la mente.
Quiero
dedicar este artículo al término “verdad”. La afirmación expresada en este
Principio, “Los milagros dan fe de la verdad”, me lleva a cuestionarme si la
visión que tenemos de la verdad es compartida o, por lo contrario, cada uno es
dueño de su verdad.
De
las afirmaciones que nos define el diccionario de la Real Academia Española y
que a continuación expongo, me quedo con la que determina que uno de los
significados del término verdad es “Realidad”.
1. f. Conformidad de las cosas con
el concepto que de ellas forma la mente.
Esta
definición no lleva a una cuestión que ya hemos analizado en estos artículos (http://aprendiendouncursodemilagros.blogspot.com.es/2015/01/retomo-la-iniciativa-emprendida-de.html) y que nos obliga a definir, igualmente, el concepto “realidad”.
Para
la visión del ego, con la cual nos encontramos identificados, lo real es lo que
percibe, es decir, el mundo físico y sus leyes.
Sin
embargo, a lo largo de los estudios que estamos realizando sobre Un Curso de
Milagros, lo que el ego llama real, es precisamente lo contrario, es decir, lo
irreal, lo ilusorio, pues todo lo físico está sujeto al cambio y es temporal,
mientras que lo real, en este caso, la verdad, se mantiene siempre la misma, sin
mutación alguna.
Desde
el punto de vista espiritual, desde la visión de la eternidad, la realidad es
el mundo del cual procedemos, es decir, del Reino del Padre de cuya Mente hemos
sido emanados y donde se encuentra nuestro verdadero hogar.
Por
lo tanto, podemos decir, que nos encontramos entre dos tipos de pensamientos,
uno que contribuye a la verdad y que tiene la cualidad de extenderla y, otro, que contribuye a la ilusión y que tiene la propiedad de multiplicarla.
Tal vez te
esté preguntando, al igual que yo, que te gustaría conocer dónde se encuentra
la verdad.
Sobre este
particular, el Curso nos refiere que "la luz
de la verdad está en nosotros, allí donde Dios la puso. Mientras que el cuerpo
es lo que está fuera de nosotros, y no es lo que nos concierne. Nuestro estado
natural, es estar sin un cuerpo. Cuando decimos que la verdad se encuentra en
nosotros, lo que realmente estamos diciendo es que debemos reconocernos a
nosotros mismos tal como somos" (L-72.9:1-4).
El
mundo fabricado por el ego, es el mundo de
la ilusión, pero para el Hijo de Dios ha supuesto la realización de un
deseo, el de querer percibir. En ese estado de percepción, la verdad no tiene
lugar, pues la verdad no se puede percibir, tan solo se puede conocer. Por lo
tanto, el mundo físico no tiene cabida en la verdad, tan solo puede tener
sentido y ser real fuera de su presencia.
La verdad corregirá todos los errores de nuestra mente que nos induce
a creer que estamos separados de Dios, nuestro Creador. Este es el papel que
realiza el milagro, y esta es la razón
por la que da fe de la verdad.
"El
milagro sitúa a la realidad en el lugar que le corresponde. A la realidad le
corresponde estar, únicamente en el espíritu, y el milagro reconoce únicamente
la verdad" (T-1.IV.2:3-4).
"El milagro es siempre la negación de ese error –la separación- y la
afirmación de la verdad –la unidad con Dios y Su creación-" (T-2.5.A.14:1).
Podemos
afirmar, que "la verdad es la ausencia de
ilusiones y, las ilusiones, la ausencia de la verdad" (T-19.I.5:8).
Aceptar la verdad es una decisión, una elección, un acto de voluntad.
La única decisión posible es reconocerla, pues realmente nos pertenece, al ser
una extensión de Dios.
La
percepción ha dado lugar al error de la separación. A ese estado le hemos
llamado sueño. Pero cuando despertemos, veremos la verdad a nuestro alrededor y
en nuestro interior. A partir de ese momento, dejaremos de creer en los sueños,
pues estos dejarán de ser reales para nosotros.
Nos dice el
Curso, que nuestro punto de partida es la verdad y tenemos que retornar a ese
origen.
¿Qué debemos
hacer para retornar a la verdad?
"Buscar primero el Reino de los Cielos porque ahí es donde las leyes de
Dios operan verdaderamente, y no pueden sino operar verdaderamente porque son
las leyes de la verdad" (T-7.IV.7:1).
"La
verdad es la Voluntad de Dios. Si compartimos Su Voluntad estaremos compartiendo
Su conocimiento. Si negamos que Su Voluntad sea nuestra voluntad, estaremos
negando Su Reino y el nuestro" (T-7.X.2:5-7).
Sobre este particular,
Un Curso de Milagros nos refiere lo siguiente:
“Los milagros están en
armonía con la Voluntad de Dios, la cual tú no conoces porque estás confundido
con respecto a lo que tú dispones. Esto significa que estás confundido con
respecto a lo que eres. Si eres la Voluntad de Dios, y no aceptas Su Voluntad,
estás negando la dicha. El milagro es, por lo tanto, una lección acerca de lo
que es la dicha. Por tratarse de una lección acerca de cómo compartir es una
lección de amor, que es a su vez dicha. Todo milagro es,
pues, una lección acerca de lo que es la verdad, y al ofrecer lo que es verdad
estás aprendiendo a distinguir entre la dicha y el dolor”. (T.-7.X.8:1-6)
El mejor modo de
aprender la verdad, es enseñar a alguien que la verdad es verdad. La verdad
simplemente es. La verdad siempre nos acompaña, pues se encuentra en nuestro
interior. No se puede perder, buscar, ni encontrar y, a pesar de ello, podemos
no reconocerla y pensar que no es real para nosotros.
La verdad nos lleva a recordar, que donde Dios está, allí está Su
Hijo.
“Mi verdadera Identidad es tan invulnerable,
tan sublime e inocente, tan gloriosa y espléndida y tan absolutamente benéfica
y libre de culpa, que el Cielo la contempla para que ella lo ilumine. Ella
ilumina también al mundo. Mi verdadera Identidad es el regalo que mi Padre me
hizo y el que yo a mi vez le hago al mundo. No hay otro regalo, salvo éste, que
se puede dar o recibir. Mi verdadera identidad y sólo Ella es la realidad. Es
el final de las ilusiones. Es la verdad". (L-pI.224.1:1-7)
Sabemos que el milagro colapsa la ley del tiempo, haciendo que la
causa y el efecto se hagan presente en el ahora. En ese instante, el perdón
deshace todo error y la mente errónea se convierte en la mente verdadera.
La verdad, al igual que el milagro, transciende
al tiempo en tal medida, que toda ella tiene lugar simultáneamente. Pues al
haber sido creada como una sola, su unicidad es completamente independiente del
tiempo.
Esta es mi verdad:
Soy tal
como
Dios me creó.
Su Hijo
no puede sufrir.
Y yo soy Su Hijo. (T-31.VIII.5:2-4)
Recoge
este Principio, igualmente, la afirmación de que los milagros sin convicción
degeneran en magia, que es insensata, y, por lo tanto, destructiva o, más bien,
el uso no creativo de la mente.
“La
magia es el uso insensato o mal-creativo de la mente”. (T-2-V.2:1)
"Las
enfermedades físicas implican la creencia en la magia. La distorsión que dio
lugar a la magia se basa en la creencia de que existe una capacidad creativa en
la materia que la mente no puede controlar. Este error puede manifestarse de
dos formas: se puede creer que la mente puede crear falsamente en el cuerpo, o
que el cuerpo puede crear falsamente en la mente. Cuando se comprende que la
mente -el único nivel de creación- no puede crear más allá de sí misma, ninguno
de esos dos tipos de confusión tiene por qué producirse" (T-2.IV.2:7-10).
Una de las
formas en las que se manifiesta la magia son los medicamentos. Un Curso de
Milagros nos refiere respecto a los medicamentos, que son una forma de “hechizo”,
pero igualmente advierte, que si se tiene miedo a utilizar la mente para curar,
es preferible recurrir a ellos. (T-2.IV.2)
Así
lo expresa Kenneth Wapnick: “Si usted tiene un dolor de cabeza penetrante y se
toma una aspirina, eso puede quitarle el dolor de cabeza, pero no eliminará el
dolor de la culpa que lo llevó a producírselo. Por esa razón el Curso dice que
use la magia si cree en ella, pero que no crea que ésta resuelve sus problemas”.
Juan José, muchas gracias, Pues, en estos momentos que estamos viviendo,aferrarnos a la verdad es lo que nos salvará, un gran abrazo
ResponderEliminar