PRINCIPIO 21
Los milagros son expresiones naturales de
perdón. Por medio de los milagros aceptas el perdón de Dios al extendérselo a
otros.
Los términos
"milagro", "perdón", "curación",
"Expiación", “Salvación” son palabras distintas para describir el
mismo proceso. El Curso utiliza esta variedad de expresiones para hacernos
comprender, por distintas vías los senderos que han de conducirnos a ejecutar
el Plan de Salvación que Dios nos ha dispuesto.
En anteriores
entregas, hemos visto que el origen del pensamiento llamado ego, ha dado lugar
a la ilusión de la separación, y cómo dicho acto ha sido erróneamente
interpretado como el “pecado original” y el inicio de la búsqueda del castigo
como único correctivo que vendrá a aliviar nuestra culpa.
Hoy tendremos la
oportunidad de desarrollar la idea angular del Curso del Milagros, el perdón.
Pongámonos manos a la obra.
"¿Qué función tiene el perdón? En realidad no
tiene ninguna, ni hace nada, pues es desconocido en el Cielo. Es sólo en el mundo
de la ilusión donde se le necesita y donde tiene una formidable función que
desempeñar" (L.pI.200.6:1-4).
Sinceramente, debo reconocer, que las lecciones
sobre el “perdón” son mi debilidad, me fascinan.
En el apartado del Texto dedicado a los “Principios
especiales de los obradores de milagros”, se nos enseña una de las principales
claves sobre el perdón, al señalar que, "el perdón es un gesto vacío a menos que conlleve
corrección, pues sin ella, lo que hace es básicamente juzgar, en vez de sanar" (T-2.V.A.15:3-4).
"El
perdón que procede de una orientación milagrosa tan sólo ofrece corrección. No
posee elementos de juicio en absoluto" (T-2.V.A.16:1-2).
"El perdón es lo que sana la
percepción de la separación. Es necesario que percibamos correctamente a nuestro
hermano debido a que las mentes han elegido considerarse a sí mismas como
entidades separadas" (T-3.V.9:1-2). "En eso radica su poder milagroso" (T-3.V.9:4).
En el plan de perdón
del Espíritu Santo, se nos revela que "perdonar es pasar por alto" (T-9.IV.1:2) . Ello quiere decir, que debemos mirar más allá del error,
no dejando que nuestra percepción se fije en él, pues, de lo contrario,
creeremos lo que nuestra percepción nos muestre. "El ego tiene también un plan
de perdón" (T-9.IV.4:1), pero a diferencia del que nos regala el Espíritu Santo, "su plan consiste en que primero veas el error
claramente, y en que luego lo pases por alto. Mas ¿cómo íbamos a poder pasar
por alto aquello a lo que hemos otorgado realidad?" (T-9.IV.4:4-5).
Perdonar a través del Espíritu Santo consiste
simplemente en mirar más allá del error desde un principio, haciendo que, de
esta manera, nunca sea real. "Lo que
no tiene efectos no existe, y para el Espíritu Santo los efectos del error son
inexistentes: Mediante la cancelación progresiva y sistemática de los efectos
de todos los errores, en todas partes y con respecto a todo, el Espíritu Santo
enseña que el ego no existe y lo demuestra" (T-9.IV.5:5-6).
"Los milagros son simplemente la señal de que estamos dispuestos
a seguir el plan de salvación del
Espíritu Santo" (T-9.IV.6:3).
"El Espíritu Santo nos enseñará a recordar que el
perdón no conlleva ninguna clase de pérdida, sino que, por el contrario, es nuestra
salvación. Y nos enseñará asimismo que perdonando completamente, es decir,
reconociendo que no hay nada que necesite ser perdonado, quedamos completamente
absueltos" (T-15.VIII.1:6-7).
"El Hijo de Dios no necesita ser perdonado, sino despertado" (T-17.I.1:3). "Su realidad es
eternamente inmaculada" (T-17.I.1:2). "La traición que cree haber cometido sólo tuvo lugar en
ilusiones, y todos sus "pecados" no son sino el producto de su propia
imaginación" (T-17-I.1:1).
"No necesitamos perdón, pues los que son totalmente puros jamás han
pecado" (T-25.II.10:2).
"El perdón es la única función
que tiene sentido en el tiempo" (T-25.VI.5:3) y sólo el perdón ofrece milagros, pues deshace el
error de la ilusión y de la separación.
"El perdón es lo que nos libera
totalmente del tiempo y lo que nos permite aprender que el pasado ya pasó" (T-26.V.6:1-2).
"Lo que no
se ha perdonado es una voz que llama desde un pasado que ya pasó para siempre. Y lo único que lo considera real es el deseo de que lo
que ya pasó pueda volver a ser real y verse aquí y ahora, en lugar de lo que realmente se
encuentra aquí y ahora" (T-26.V.8:1-2) .
Mientras
que decidamos conservar las consecuencias de la culpabilidad, nuestra mente no
estará sana y los que no han sanado no pueden perdonar. "Nadie puede perdonar un
pecado que considere real" (T-27.II.2:4). En este sentido, "no podemos confundir el perdón con
la piedad, la cual trata de perdonar lo que cree que es verdad. Como bien
enseña el Curso, no se puede devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece primero que el pecado sea real para luego
perdonarlo. Nadie que esté hablando en serio diría: "Hermano, me has
herido. Sin embargo, puesto que de los dos yo soy el mejor, te perdono por el
dolor que me has ocasionado". Perdonarle y seguir sintiendo dolor es
imposible, pues ambas cosas no pueden coexistir. Una niega a la otra y hace
que sea falsa" (T-27.II.2:6-10).
"El que perdona se cura. Y en su curación radica la
prueba de que hemos perdonado verdaderamente y de que no guarda traza alguna de condenación que todavía pudiese utilizar
contra sí mismo o contra cualquier cosa viviente" (T-27.II.3:10-11).
El perdón no es real a menos
que nos brinde curación a ambos, a nuestro hermano y a nosotros. El sueño
de curación reside en el perdón, que nos muestra que nunca hemos pecado.
El
pensamiento del perdón, es ampliamente tratado en las Lecciones del Libro de
Ejercicios. Me tomaré la libertad de compartir algunas de ellas, a riesgo de no
mencionarlas todas, pues no se pretende, en este análisis, otro objetivo que
señalar referencias que nos ayuden a profundizar en ellas.
LECCIÓN 46
Dios es el
Amor en el que perdono.
1. Dios no perdona porque nunca ha condenado. 2Y
primero tiene que haber condenación para que
el perdón sea necesario. 3El perdón es la mayor necesidad de este
mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones. 4Aquellos que
perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se
ruegan a hacerlo se atan a ellas. 5De la misma manera en que sólo te
condenas a ti mismo, de igual modo, sólo te perdonas a ti mismo.
2. Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no
obstante, la base del perdón. 2El miedo condena y el amor perdona. 3El
perdón, pues, des-hace lo que el miedo ha producido, y lleva de nuevo a la
mente a la conciencia de Dios. 4Por esta razón, al perdón puede
llamársele verdaderamente salvación. 5Es el medio a través del cual
desaparecen las ilusiones…
LECCIÓN 62
Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.
1. Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. 2Tu
perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que ves. 3El
perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. 4Mediante
tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti. 5En tu perdón,
por lo tanto, reside tu salvación.
2. Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la
misma. 2Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces
a ti mismo. 3Tu meta es descubrir quién eres, al haber negado tu
Identidad atacando a la creación y a su Creador. 4Ahora estás
aprendiendo a recordar la verdad. 5Para ello, el ataque tiene que
ser reemplazado por el perdón, de manera que los pensamientos de vida puedan
reemplazar a los pensamientos de muerte.
3. Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que
cada vez que perdonas apelas a la fortaleza de Cristo en ti. 2¿Te
vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? 3Eliminará
de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. 4Arrasará
con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor. 5Reinstaurará en
tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo…
Lección 99
La salvación es mi única función aquí.
1. La salvación y el perdón son lo mismo. 2Ambas
cosas implican que algo anda mal, algo de lo cual es necesario que se nos salve
y se nos perdone; algo impropio que necesita corrección; algo aparte o
diferente de la Voluntad de Dios. 3Ambos términos, por lo tanto,
implican algo totalmente imposible, pero que, sin embargo, ha ocurrido, dando
lugar a un estado de aparente conflicto entre lo que es y lo que nunca podría
ser…
LECCIÓN 121
El perdón es la llave de la felicidad.
1. He aquí la respuesta a tu búsqueda de paz. 2He aquí lo que
le dará significado a un mundo que no parece tener sentido. 3He aquí
la senda que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen
acecharte en cada recodo del camino y socavar todas tus esperanzas de poder
hallar alguna vez paz y tranquilidad. 4Con esta idea todas tus
preguntas quedan contestadas; con esta idea queda asegurado de una vez por
todas el fin de la incertidumbre.
2. La mente que no perdona vive atemorizada, y no le da margen al amor
para ser lo que es ni para que pueda desplegar sus alas en paz y remontarse por
encima de la confusión del mundo. 2La mente que no perdona está
triste, sin esperanzas de poder hallar alivio o liberarse del dolor. 3Sufre
y mora en la aflicción, merodeando en las tinieblas sin poder ver nada,
convencida, no obstante, de que el peligro la acecha allí.
3. La mente que no perdona vive atormentada por la duda, confundida con
respecto a sí misma, así como con respecto a todo lo que ve, atemorizada y
airada. La mente que no perdona es débil y presumida, tan temerosa de seguir
adelante como de quedarse donde está, de despertar como de irse a dormir. Tiene
miedo también de cada sonido que oye, pero todavía más del silencio; la
oscuridad la aterra, mas la proximidad de la luz la aterra todavía más. 2¿Qué
puede percibir la mente que no perdona sino su propia condenación? 3¿Qué
puede contemplar sino la prueba de que todos sus pecados son reales?
4. La mente
que no perdona no ve errores, sino pecados. 2Contempla el mundo con
ojos invidentes y da alaridos al ver sus propias proyecciones alzarse para
arremeter contra la miserable parodia que es su vida. 3Desea vivir,
sin embargo, anhela estar muerta. 4Desea el perdón, sin embargo, ha
perdido toda esperanza. 5Desea escapar, sin embargo, no puede ni
siquiera concebirlo, pues ve pecado por doquier.
5. La mente que no perdona vive desesperada, sin la menor esperanza de
que el futuro pueda ofrecerle nada que no sea desesperación. 2Ve
sus juicios con respecto al mundo, no obstante, como algo irreversible, sin
darse cuenta de que se ha condenado a sí misma a esta desesperación. 3No
cree que pueda cambiar, pues lo que ve da testimonio de que sus juicios son
acertados. 4No pregunta, pues cree saber. 5No cuestiona,
convencida de que tiene razón.
6. El perdón es algo que se adquiere. 2No es algo inherente a
la mente, la cual no puede pecar. 3Del mismo modo en que el pecado
es una idea que te enseñaste a ti mismo, así el perdón es algo que tiene que
aprender, no de ti mismo, sino del Maestro que representa tu otro Ser. 4A
través de Él aprendes a perdonar al ser que crees haber hecho, y dejas que
desaparezca. 5Así es como le devuelves tu mente en su totalidad a
Aquel que es tu Ser y que jamás puede pecar.
7. Cada mente que no perdona te brinda una oportunidad más de enseñarle a
la tuya cómo perdonarse a sí misma. 2Cada una de ellas está
esperando a liberarse del infierno a través de ti, y se dirige a ti implorando
el Cielo aquí y ahora. 3No tiene esperanzas, pero tú te conviertes
en su esperanza. 4Y al convertirte en su esperanza, te vuelves la
tuya propia. 5La mente que no perdona tiene que aprender, mediante
tu perdón, que se ha salvado del infierno. 6Y a medida que enseñes
salvación, aprenderás lo que es. 7Sin embargo, todo cuanto enseñes y
todo cuanto aprendas no procederá de ti, sino del Maestro que se te dio para
que te mostrase el camino.
LECCIÓN 122
El perdón me ofrece todo lo que deseo.
¿Qué podrías
desear que el perdón no pudiese ofrecerte? 2¿Deseas paz? 3El
perdón te la ofrece. 4¿Deseas ser feliz, tener una mente serena,
certeza de propósito y una sensación de belleza y de ser valioso que
transciende el mundo? 5¿Deseas cuidados y seguridad, y disponer
siempre del calor de una protección segura? 6¿Deseas una quietud que
no pueda ser perturbada, una mansedumbre eternamente invulnerable, una profunda
y permanente sensación de bienestar, así como un descanso tan perfecto que
nada jamás pueda interrumpirlo?
2. El perdón te ofrece todo eso y más. 2El perdón pone un destello de luz en tus ojos al despertar, y te infunde
júbilo con el que hacer frente al día. 3Acaricia tu frente mientras
duermes, y reposa sobre tus párpados para que no tengas sueños de miedo o de
maldad, de malicia o de ataque. 4Y cuando despiertas de nuevo, te ofrece otro día de felicidad y de paz. 5El
perdón te ofrece todo esto y más…
LECCIÓN 192
Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.
1. La santa
Voluntad de tu Padre es que tú lo completes, y que tu Ser sea Su Hijo sagrado,
por siempre puro como Él, creado del Amor y en él, preservado, extendiendo amor
y creando en su Nombre, por siempre uno con Dios y con tu Ser. 2Mas
¿qué sentido puede tener tal función en un mundo de envidia, odio y ataque?
2. Tienes, por lo tanto, una función
en el mundo de acuerdo a sus propias normas. 2Pues, ¿quién podría
entender un lenguaje que está mucho más allá de lo que buenamente puede
entender? 3El perdón es tu función aquí. 4No es algo que
Dios haya creado, ya que es el medio por el que se puede erradicar lo que no es
verdad. 5Pues, ¿qué necesidad tiene el Cielo de perdón? 6En
la tierra, no obstante, tienes necesidad de los medios que te ayudan a abandonar
las ilusiones. 7La creación aguarda tu regreso simplemente para ser
reconocida, no para ser íntegra.
3. Lo que la creación es no puede ni siquiera concebirse en el mundo. 2No
tiene sentido aquí. 3El perdón es lo que más se le asemeja aquí en
la tierra. 4Pues al haber nacido en el Cielo, carece de forma. 5Dios,
sin embargo, creó a Uno con el poder de traducir a formas lo que no tiene forma
en absoluto. 6Lo que Él hace es forjar sueños, pero de una clase tan
similar al acto de despertar que la luz del día ya refulge en ellos, y los ojos
que ya empiezan a abrirse contemplan los felices panoramas que esos sueños les
ofrecen.
¿Qué es el perdón?
1. El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en
realidad nunca ocurrió. 2El perdón no perdona pecados, otorgándoles
así realidad. 3Simplemente ve que no hubo pecado. 4Y
desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados. 5¿Qué
es el pecado sino una idea falsa acerca del Hijo de Dios? 6El perdón
ve simplemente la falsedad de dicha idea y, por lo tanto, la descarta. 7Lo
que entonces queda libre para ocupar su lugar es la Voluntad de Dios.
2. Un pensamiento que no perdona es aquel que emite un
juicio que no pone en duda a pesar de que es falso. 2La mente se ha
cerrado y no puede liberarse. 3Dicho pensamiento protege la proyección,
apretando aún más sus cadenas de manera que las distorsiones resulten más
sutiles y turbias; menos susceptibles de ser puestas en duda y más alejadas de
la razón. 4¿Qué puede interponerse entre una proyección fija y el
objetivo que ésta ha elegido como su deseada meta?
3. Un pensamiento que no perdona hace muchas cosas. 2Persigue su
objetivo frenéticamente, retorciendo y volcando todo aquello que cree que se
interpone en su camino. 3Su propósito es distorsionar, lo cual es
también el medio por el que procura alcanzar ese propósito. 4Se
dedica con furia a arrasar la realidad, sin ningún miramiento por nada que
parezca contradecir su punto de vista.
4. El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no
hace nada. 2No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca
tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. 3Simplemente
observa, espera y no juzga. 4El que no perdona se ve obligado a
juzgar, pues tiene que justificar el no haber perdonado. 5Pero aquel
que ha de perdonarse a sí mismo debe aprender a darle la bienvenida a la verdad
exactamente como ésta es.
5. No hagas nada, pues, y deja que el perdón te
muestre lo que debes hacer a través de Aquel que es tu Guía, tu Salvador y Protector,
Quien, lleno de esperanza, está seguro de que finalmente triunfarás. 2Él
ya te ha perdonado, pues ésa es la función que Dios le encomendó. 3Ahora
tú debes compartir Su función y perdonar a aquel que Él ha salvado, cuya
inocencia Él ve y a quien honra como el Hijo de Dios.
“El
perdón es la morada de los milagros. Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos
los que Él contempla con misericordia y con amor. La percepción queda corregida
ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de
bendecir. Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del
amor. Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el altar
universal al Creador y a la creación, a la luz de la
perfecta pureza y de la dicha infinita” (L-pII.13.3:1-5)
"Hermano, perdóname ahora. Vengo a llevarte a casa conmigo. Y según avanzamos, el mundo se une a nosotros en nuestro camino a Dios". (L-pII.342.2:1-3)
buen mediodia.Juan muchas gracias por tomarte el tiempo nesesario para escribir y publicar todo lo que publicas mil gracias..y perdona si aveses soy irreverente con mis comentarios...mil gracias desde Venezuela...muy agrdesida...
ResponderEliminarQuerida amiga. Tu fidelidad me llena de gratitud.
EliminarGracias J.J
ResponderEliminarGracias gracias gracias
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