jueves, 23 de octubre de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 296

LECCIÓN 296

El Espíritu Santo habla hoy a través de mí.

1. El Espíritu Santo necesita hoy mi voz para que todo el mundo pueda escuchar Tu Voz y oír Tu Palabra a través de mí. 2Estoy resuelto a dejar que hables a través de mí, pues no quiero usar otras palabras que las Tuyas, ni tener pensamientos aparte de los Tuyos, pues sólo los Tuyos son verdaderos. 3Quiero ser el salvador del mundo que fabriqué. 4Pues ya que lo condené, quiero liberarlo, de manera que pueda escapar y oír la Palabra que Tu santa Voz ha de comunicarme hoy.

2. Hoy sólo enseñaremos lo que queremos aprender, y nada más. 2De este modo, nuestro objetivo de aprendizaje queda libre de conflictos, lo cual nos permite alcanzarlo con facilidad y rapidez. 3¡Cuán gustosamente viene el Espíritu Santo a rescatarnos del infierno cuando permitimos que a través de nosotros Sus ense­ñanzas persuadan al mundo para que busque y halle el fácil sen­dero que conduce a Dios!

¿Qué me enseña esta lección?

Dentro del sueño en el que vivimos, la palabra juega un papel crucial, ya que a través de ella comunicamos y compartimos con el mundo el contenido de nuestros pensamientos y emociones.

Nuestras creencias encuentran en las palabras un medio de comunicación que refleja nuestra identidad, valores y principios, y en última instancia, expresa quién creemos ser.

Cuando expresamos juicios condenatorios con nuestras palabras, en realidad estamos proyectando el nivel de exigencia y condena que aplicamos hacia nosotros mismos.

Podemos usar nuestras palabras para expresar miedo o amor. Si optamos por el miedo, lo que decimos se impregna de culpa. Nos juzgamos y condenamos a nosotros mismos, quedando únicamente el castigo como la forma de purificación que consideramos efectiva.

Cuando nuestras palabras están llenas de amor, transmitimos al receptor el Espíritu de la Paz, la Alegría y la Felicidad. Realmente estamos creando algo hermoso.

La palabra emite un tono vibratorio que, como la música, tiene el poder de fabricar o crear. Al fabricar, generamos ilusión, y todo lo ilusorio, como lo temporal, inevitablemente muere. En cambio, al crear, damos vida y generamos eternidad.

Los textos sagrados nos enseñan que el Verbo es creador, y ese Verbo es nuestra palabra. ¡Cuidémosla! Al hablar, recordemos que el contenido de nuestras palabras se dirige también hacia nosotros mismos, ya que nuestros hermanos y nosotros somos Uno.

Ejemplo-Guía: "Sobre la enseñanza".

Estoy de acuerdo con la idea que plantea el Curso al señalar que Dios no enseña, ya que enseñar implica una carencia que Dios sabe que no existe. Dios no está en conflicto, y enseñar tiene como propósito generar cambios, pero Dios solo creó lo inmutable. Así, la separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción en la comunicación.

Perdimos la comunicación directa con nuestro Creador y optamos por escuchar la voz del ego, que irrumpió de manera estridente en nuestra mente. Quizás te preguntes por qué Dios no lo impidió, pero el Curso explica que no lo silenció porque erradicarlo habría sido un ataque. Habiendo sido cuestionado, Él no cuestionó. Él simplemente ofreció la Respuesta: nuestro Maestro, el Espíritu Santo.

Enseñar puede hacerse de muchas formas, pero, como nos muestra el Curso, la mejor manera es a través del ejemplo. Aunque esto es verdad, no debemos olvidar el poder de la palabra, y en este aspecto, debemos reconocer que podemos hablar desde el espíritu o desde el ego.

Hay una forma de distinguir qué es lo que nos motiva. Si hablamos desde el espíritu, hemos decidido seguir las palabras "Detente y reconoce que yo soy Dios". Estas palabras son inspiradoras porque reflejan sabiduría y las expresamos desde el "ánimo", desde el alma. Por otro lado, si hablamos desde el ego, renegamos del conocimiento en lugar de confirmarlo, y esto se manifiesta en un estado de desánimo.

En base a lo que menciono, puedo confirmar por mis propias experiencias que, al ponernos al servicio del Espíritu Santo y actuar como canales de su mensaje, es como si no fuéramos nosotros quienes habláramos. A veces llegamos a expresar mensajes de los que ni siquiera éramos conscientes de conocer. Les puedo asegurar que la mayor confirmación de que hablamos guiados por el "ánimo" la encontraremos en la opinión de quienes han recibido el mensaje, quienes te aseguran que esas palabras les han llegado al alma.

Como bien señala el Texto, enseñar debe ser algo curativo, ya que implica compartir ideas y reconocer que, al compartirlas, las fortalecemos. Jesús nos anima a enseñar lo que hemos aprendido, pues al hacerlo, podremos contar plenamente con ello.

Me gusta mucho esta frase: "Eres lo que enseñas, pero es evidente que puedes enseñar incorrectamente, y, por consiguiente, te pue­des enseñar mal a ti mismo" (T-6.V.B.1:4).

Nos hemos acostumbrado a creer que no somos lo que realmente somos. Por ello, no nos conocemos del todo y vamos por la vida tratando de descubrirnos a través de los juicios que hacemos sobre los demás. En este sentido, cada lección que damos es también una lección que estamos aprendiendo.

¿Qué lección debemos enseñar y aprender? 

Un Curso de Milagros nos lo hace sencillo, ya que nos indica que sólo debemos enseñar una lección: “Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres” (T-6.I.13:2). La única manera de aprender es enseñar, ya que lo que enseñamos es lo que realmente aprendemos. Además, no podemos olvidar que al enseñar algo, nos lo estamos enseñando a nosotros mismos.

Profundicemos un poco más en el tema de la enseñanza explorando detenidamente el contenido del Texto: 

"La enseñanza y el aprendizaje correcto"

“Un buen maestro clarifica sus propias ideas y las refuerza al enseñarlas. En el proceso de aprendizaje tanto el maestro como el alumno están a la par. Ambos se encuentran en el mismo nivel de aprendizaje, y a menos que compartan sus lecciones les faltará convicción. Un buen maestro debe tener fe en las ideas que enseña, pero tiene que satisfacer además otra condición: debe tener fe en los estudiantes a quienes ofrece sus ideas” (T-4:I.1:1-4).

“Muchos montan guardia en torno a sus ideas porque quieren conservar sus sistemas de pensamiento intactos, y aprender signi­fica cambiar. Los que creen estar separados siempre temen cam­biar porque no pueden concebir que los cambios sean un paso hacia adelante en el proceso de subsanar la separación. Siempre los perciben como un paso hacia una mayor separación, debido a que la separación fue su primera experiencia de cambio. Crees que si no permites ningún cambio en tu ego alcanzarás la paz. Esta marcada confusión sólo puede tener lugar si sostienes que un mismo sistema de pensamiento puede erigirse sobre dos cimientos distintos. Nada puede llegar al espíritu desde el ego, ni nada puede llegar al ego desde el espíritu. El espíritu no puede ni reforzar al ego, ni aminorar el conflicto interno de éste. El ego en sí es una contradicción. Tu falso ser y el Ser de Dios están en oposición. Y lo están con respecto a sus orígenes, rumbos y de­senlaces. Son fundamentalmente irreconciliables porque el espí­ritu no puede percibir y el ego no puede gozar de conocimiento. No están, por lo tanto, en comunicación, ni jamás lo podrán estar. El ego, sin embargo, puede aprender, aún cuando su hace­dor esté desencaminado. Este, no obstante, no puede hacer que lo que fue infundido con vida sea completamente exánime” (T-4.I.2:1-14). 

“El espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque conduce, no a la destrucción del ego, sino al abandono de éste a la luz del espíritu. Éste es el cambio que el ego no puede sino temer, puesto que no comparte mi cari­dad. La lección que yo tuve que aprender es la misma que tú tienes que aprender ahora, y puesto que la aprendí, puedo ense­ñártela. Nunca atacaré a tu ego, si bien estoy tratando de enseñar­te cómo surgió su sistema de pensamiento. Cuando te recuerdo tu verdadera creación, tu ego no puede por menos que reaccionar con miedo” (T-4.I.3:1-6).

“Aprender y enseñar son los mayores recursos de que dispones ahora porque te permiten cambiar de mentalidad y ayudar a otros a hacer lo mismo. Negarte a cambiar de mentalidad no consegui­ría probar que la separación no ocurrió. El soñador que duda de la realidad de su sueño mientras todavía está soñando no está realmente sanando su mente dividida. Tú sueñas con un ego separado y crees en el mundo que se basa en él. Todo ello te parece muy real. No puedes deshacerlo sin cambiar de mentali­dad al respecto. Si estás dispuesto a renunciar al papel de guar­dián de tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de regreso a Dios” (T-4.I.4:1-7). 

“Todo buen maestro espera impartir a sus estudiantes tanto de lo que él mismo ha aprendido que algún día dejen de necesitarle. Este es el verdadero y único objetivo del maestro. Es imposible convencer al ego de esto porque va en contra de todas sus leyes. Pero recuerda que las leyes se promulgan para proteger la continuidad del sistema en que cree el que las promulga. Es natural que el ego trate de protegerse a sí mismo una vez que lo inven­taste, pero no es natural que desees obedecer sus leyes a menos que tú creas en ellas. El ego no puede tomar esta decisión debido a la naturaleza de su origen. Pero tú puedes tomarla debido a la naturaleza del tuyo” (T-4.I.5:1-7).

“Los egos pueden chocar en cualquier situación, pero es imposi­ble que el espíritu choque en absoluto. Si percibes a un maestro simplemente como "un ego más grande" sentirás miedo, ya que agrandar un ego es aumentar la ansiedad que produce la separa­ción. Enseñaré contigo y viviré contigo si estás dispuesto a pensar conmigo, pero mi objetivo será siempre eximirte finalmente de la necesidad de un maestro. Esto es lo opuesto al objetivo del maestro que se deja guiar por el ego. A ése sólo le interesa el efecto que su ego pueda tener sobre otros egos, y, por consi­guiente, interpreta la interacción entre ellos como un medio de conservar su propio ego. Yo no podría dedicarme a enseñar si creyese eso, y tú no serás un maestro dedicado mientras lo creas. Se me percibe constantemente como un maestro al que hay que exaltar o rechazar, pero yo no acepto ninguna de esas dos percep­ciones de mí mismo” (T-4.I.6:1-7).

“El que enseñes o aprendas no es lo que establece tu valía. Tu valía la estableció Dios. Mientras sigas oponiéndote a esto, todo lo que hagas te dará miedo, especialmente aquellas situaciones que tiendan a apoyar la creencia en la superioridad o en la infe­rioridad. Los maestros tienen que tener paciencia y repetir las lecciones que enseñan hasta que éstas se aprendan. Yo estoy dispuesto a hacer eso porque no tengo derecho a fijar los límites de tu aprendizaje por ti. Una vez más: nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía. Este punto no es debatible excepto en fantasías. Tu ego no está nunca en entredi­cho porque Dios no lo creó. Tu espíritu no está nunca en entre­dicho porque Él lo creó. Cualquier confusión al respecto es ilusoria, y, mientras perdure esa ilusión, no es posible tener dedi­cación alguna" (T.4.I.7:1-10).

Reflexión: "Hoy sólo enseñaremos lo que queremos aprender, y nada más". 

5 comentarios:

  1. Me encanta leerte, me ayudan mucho tus explicaciones. No se si tienes un grupo. Me encantaría poder contactar contigo. Gracias

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  2. gracias cada vez voy aprendiendo mucho mas mil gracias......

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  3. Wao segunda vez que leo esta frase hoy la mejor forma de aprender es enseñando, el Espíritu santo me ha hablado a través de esta lección, voy a tener paciencia y repetir las lecciones para aprenderlas, sólo en conexión con la fuente podré hablar por Dios, deseo ser un instrumento de tu amor padre sé que a través del lenguaje oral puedo estar conectada con el espíritu santo cuando las palabras que emito sean de amor y de perdón.
    Estoy dispuesta a que mi ego fracase para servir a Dios, me libero del juicio, la critica y la condenación.
    Gracias Padre porque cada día comprendo más un curso de milagros y gracias a ti por tu amorosa guía, te abrazo desde aquí que es allá 🤗

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