martes, 20 de mayo de 2025

Capítulo 20. V. Los heraldos de la eternidad (4ª parte).

V. Los heraldos de la eternidad (4ª parte).

7. ¿Cómo ibas a poder calcular la valía de quien te ofrece seme­jante regalo? 2¿Cambiarías ese regalo por otro? 3Ese regalo resti­tuye las leyes de Dios nuevamente a tu memoria. 4Y sólo por recordarlas, te olvidas de las leyes que te mantenían prisionero del dolor y de la muerte. 5No es éste un regalo que el cuerpo de tu hermano te pueda ofrecer. 6El velo que oculta el regalo, tam­bién lo oculta a él. 7Él es el regalo, sin embargo, no lo sabe. 8Tú tampoco lo sabes. 9Pero ten fe en que Aquel que ve el regalo en ti y en tu hermano lo ofrecerá y lo recibirá por vosotros dos. 10Y a través de Su visión lo verás, y a través de Su entendimiento lo reconocerás y lo amarás como tuyo propio.

Podríamos decir que el regalo viene a satisfacer lo que deseamos y lo que deseamos es aquello en lo que creemos. El ego valora los regalos que recibe del mundo que percibe y que es fruto del mundo que ha deseado ver. Los regalos del espíritu le son indiferentes, ya que no cree en ello, pues lo invisible no es fruto de su deseo; por tal motivo no lo ve. A la hora de elegir regalos, el ego elige aquellos que proceden del cuerpo, el símbolo de su identidad. Sin embargo, los regalos procedentes del mundo material no nos ofrecerán la paz y la dicha, pues todos los regalos que proceden de él son efímeros y temporales. Es más, vienen envueltos en un papel que nos produce miedo, pues el temor a perder aquello que envuelve formará parte intrínseca del propio regalo.

Por lo tanto, todo el sistema de pensamiento del ego afianzado en la creencia en la separación y en el pecado no puede ofrecernos el regalo que ha de permitirnos ser felices y vivir en paz. El único regalo que puede ofrecernos ese eterno valor es el que nos ofrece la Visión Crística y la Mente Recta del Espíritu Santo. La visión de la unidad que nos mantiene unidos a las mentes de todos los Hijos de Dios, así como la comprensión de que formamos parte de la Filiación, nos ofrecerá el regalo de aquello que somos, el recuerdo de nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios emanados de Su Fuente Creadora donde tenemos nuestro hogar.

Así pues, comparto mi gratitud a todos y cada uno de mis hermanos, pues en ellos reconozco el regalo con el que Dios, nuestro Padre, nos bendice.

8. Consuélate, y siente cómo el Espíritu Santo cuida de ti con amor y con perfecta confianza en lo que ve. 2Él conoce al Hijo de Dios y comparte la certeza de su Padre de que el universo des­cansa a salvo y en paz en sus tiernas manos. 3Consideremos ahora lo que tiene que aprender a fin de poder compartir la confianza que su Padre tiene en él. 4¿Quién es él, para que el Creador del universo ponga a este en sus manos, sabiendo que en ellas está a salvo? 5Él no se ve a sí mismo tal como su Padre lo conoce. 6Sin embargo, es imposible que Dios se equivoque con respecto a dónde deposita Su confianza. 

La Visión Crística y la Mente Recta del Espíritu Santo no están contagiadas por la creencia en que nuestra verdadera identidad es corporal. Es más, no ven su realidad por la sencilla razón de que el cuerpo no es real, es una ilusión fruto de las leyes de la temporalidad. La Voz que habla por Dios, así como el Espíritu del Amor Crístico, tan solo nos pueden ofrecer Su Visión verdadera y mostrarnos nuestra verdadera realidad en la que la luz irradia a través de nuestro ser espiritual, expandiendo la verdad del amor por doquier, pues esa es su naturaleza, esa es su condición y esa es su ley.

Tenemos que aprender esa lección, pues es la única lección que tenemos que aprender. En ella se agrupa todo lo que es verdad y real. Aprender que somos el Hijo de Dios nos permitirá ofrecer a nuestro Padre el regalo de la compleción y nos permitirá compartir con Él la fuente del verdadero Conocimiento. La Creación en Una. La Creación es la Filiación. La Creación es el Hijo de Dios. Esta verdad no puede ser concebida desde la mente corporal, pero sí lo es desde la Mente Recta que nos muestra que, más allá de una creencia, somos lo que somos y no podemos ser algo diferente a lo que somos. Dios Es y Su Hijo Es. 

2 comentarios:

  1. Hola!👋 Juan José! Muchas gracias por la luz que nos compartes día a día! Sigo en el camino, deseo trascender esa puerta que me lleva de regreso a mi verdadero hogar! La unidad!💫

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