martes, 30 de abril de 2024

Capítulo 8. VII. El cuerpo como medio de comunicación.

VII. El cuerpo como medio de comunicación.

1. Los ataques son siempre físicos. 2Cuando se infiltra en tu mente cualquier forma de ataque es que estás equiparándote con el cuerpo, ya que ésta es la interpretación que el ego hace de él. 3No tienes que atacar físicamente para aceptar esta interpretación. 4La aceptas por el mero hecho de creer que atacando puedes obtener lo que deseas. 5Si no creyeses esto, la idea del ataque no tendría atractivo alguno para ti. 6Siempre que te equiparas con el cuerpo, experimentas depresión. 7Cuando un Hijo de Dios piensa así de sí mismo se está menospreciando y está haciendo lo mismo con sus hermanos, 8y puesto que sólo puede encontrarse a sí mismo en ellos, está, por lo tanto, negándose a sí mismo la salvación.

Este punto es sumamente revelador, pues nos permite considerar la importancia que tiene el hecho de que nuestra mente albergue creencias erróneas. 

"Los ataques son siempre físicos", afirma de inicio este apartado. Esta afirmación, está excluyendo que el ataque proceda de la mente, del pensamiento de ataque, salvo que dejemos que en nuestras creencias nuestra identidad sea física, lo que significaría que apostamos por la creencia en la separación y olvidamos nuestra identidad UNA. Si nos creemos un cuerpo es porque nuestra mente ha decidido servir al miedo y no al amor. Sabemos que el cuerpo es neutral, por lo que cualquier demostración de ataque nos está revelando que estamos sirviendo a una creencia errónea.

Las enseñanzas nos afirman que vemos aquello que deseamos ver. El ataque responde a la creencia de  que es la vía para conseguir lo que deseamos.

Nos refiere este punto otra afirmación que me gustaría tratar: "siempre que te equiparas con el cuerpo, experimentas depresión". La depresión es un estado mental que se manifiesta con muestra de abatimiento y falta de alegría y estímulo ante la vida.

La identificación con el cuerpo, con el mundo material, cuyo origen es el miedo y cuyos efectos nos llevan a experimentar sufrimiento y dolor, son la consecuencia directa de albergar en nuestra mente la creencia errónea de la separación.

2. Recuerda que para el Espíritu Santo el cuerpo es únicamente un medio de comunicación. 2Al ser el nexo de comunicación entre Dios y Sus Hijos separados, el Espíritu Santo interpreta todo lo que has hecho a la luz de lo que Él es. 3El ego separa mediante el cuerpo. 4El Espíritu Santo llega a otros a través de él. 5No percibes a tus hermanos tal como el Espíritu Santo lo hace porque no crees que los cuerpos sean únicamente medios para unir mentes, y para unirlas con la tuya y con la mía. 6Esta interpretación del cuerpo te hará cambiar de parecer con respecto al valor de éste. 7El cuerpo, de por sí, no tiene ningún valor.

Despreciar el cuerpo físico, es una manera de atacarnos sin tomar la elección correcta sobre su utilidad. Entiendo que nuestro despertar no exige que sometamos al cuerpo a sufrir sacrificados esfuerzos para alcanzar un estado de pureza imaginario y fruto, una vez más, de nuestros deseos. No lo olvidemos, el cuerpo es neutral. Si lo amamos y no lo rechazamos, podremos darle la utilidad de que comunique esa esencia verdadera, es decir, dar lo que somos: Amor. De esta manera, el cuerpo no tendrá la necesidad de atacar para conseguir lo que deseamos, pues el único deseo que albergaremos será amar al otro como a nosotros mismos.

3. Si usas el cuerpo para atacar, éste se convierte en algo perjudicial para ti. 2Si lo usas con el solo propósito de llegar hasta las mentes de aquellos que creen ser cuerpos para enseñarles a través del mismo cuerpo que eso no es verdad, entenderás el poder de la mente que reside en ti. 3Si usas el cuerpo con este fin, y sólo con este fin, no lo podrás usar para atacar. 4Cuando se usa con el propósito de unir se convierte en una hermosa lección de comu­nión, que tiene valor hasta que la comunión se consuma. 5Ésta es la forma en que Dios hace que lo que tú has limitado sea ilimitado. 6El Espíritu Santo no ve el cuerpo como lo ves tú porque sabe que la única realidad de cualquier cosa es el servicio que le presta a Dios en favor de la función que Él le asigna.

¿Tienes alguna experiencia en la que hayas utilizado el cuerpo para comunicar el amor? Seguro, que no te habrás sentido deprimido, sino todo lo contrario, hinchado de plenitud.

4. La comunicación pone fin a la separación. 2El ataque la fomenta. 3El cuerpo es feo o hermoso, violento o apacible, perju­dicial  o útil, dependiendo del uso que se haga de él. 4Y en el cuerpo de otro verás el uso que has hecho del tuyo.5Si tu cuerpo se convierte en un medio que pones a disposición del Espíritu Santo para que Él lo use en nombre de la unión de la Filiación, no verás lo físico excepto como es. 6Úsalo para la verdad y lo verás correctamente. 7Úsalo incorrectamente y lo interpretarás mal, lo cual habrás hecho ya al usarlo incorrectamente. 8Interpreta cual­quier cosa sin el Espíritu Santo y desconfiarás de ello. 9Eso te conducirá al odio y al ataque, y hará que pierdas la paz.

Recordémoslo. No es el cuerpo el que separa, sino nuestra creencia en la separación. No hay que cambiar al mensajero, sino al mensaje.

5. Toda pérdida, no obstante, procede de los falsos conceptos que albergas, 2pues es imposible perder, sea cual sea la forma en que se manifieste la pérdida. 3Mas cuando ves a un hermano como una entidad física "pierdes" su poder y su gloria así como los tuyos. 4Lo has atacado, pero tienes que haberte atacado a ti mismo primero. 5Por tu propia salvación -que le ha de brindar a él la suya- no lo veas así. 6No dejes que él se menosprecie a sí mismo en tu mente, sino libéralo de su creencia de que es insignificante y así te liberarás tú de la tuya. 7Como parte de ti, él es santo. 8Como parte de mí tú lo eres. 9Entablar comunicación con cualquier parte de Dios es ir más allá del Reino hasta su Creador, gracias a Su Voz, la cual Él ha establecido como parte de ti.

Realmente, la causa original de todo conflicto, de toda "pérdida", se encuentra en la falsa creencia de la separación. La percepción externa, igualmente, encuentra ese mismo origen, es decir, creer que nos encontramos separados de nuestro Creador y de la Creación, nos lleva a creer en la percepción externa. En otra parte de la Enseñanza recogida en Un Curso de Milagros, hemos conocido cómo es necesario albergar un deseo para ver, para percibir. El deseo, se convierte, utilizando terminología bíblica, en el estímulo que llevó a Eva a comer de la manzana, fruto del árbol prohibido.

6. Alégrate, por lo tanto, de que no puedas hacer nada por ti mismo, pues no eres de ti mismo. 2La Voluntad de Aquel del que formas parte ha establecido para ti, tu poder y tu gloria. 3Con ellos puedes lograr perfectamente lo que Su santa Voluntad ha dis­puesto para ti, una vez que la aceptes. 4Él no te ha privado de Sus dones, mas tú crees que se los has arrebatado a Él. 5Por amor a Su Nombre, no dejes que ningún Hijo de Dios permanezca oculto, pues Su Nombre es el tuyo.

Nuestra verdadera identidad, la Divina, no procede de nosotros mismos; no procede de la identificación egoica; no procede de la creencia en la separación. Somos Hijos de Dios, y nuestra identidad verdadera lleva su sello. Recuperar esa Visión, elegir esa única y verdadera voluntad, nos hará habitantes conscientes del Reino de los Cielos.

7. La Biblia dice: "El Verbo (o pensamiento) se hizo carne. 2Estric­tamente hablando, eso es imposible, puesto que parece implicar que un orden de realidad pasó a ser otro. 3Los distintos órdenes de realidad, al igual que los distintos grados de dificultad de los milagros, tan sólo dan la impresión de existir. 4EI pensamiento no se puede convertir en carne excepto mediante una creencia, ya que el pensamiento no es algo físico. 5El pensamiento, no obs­tante, es comunicación, para lo que sí se puede usar el cuerpo 6Éste es el único uso natural que se puede hacer de él. 7Usarlo de forma antinatural es perder de vista el propósito del Espíritu Santo, y confundirse con respecto al objetivo de Su plan de estudios.

Me queda claro de este punto, que la comunicación adquiere un valor muy estimado a la hora de hacer un uso apropiado del cuerpo, pues, podemos elegir de manera consciente qué tipo de pensamientos compartir con los demás. 

Si en nuestros pensamientos albergamos falsas creencias, como la de que estamos separados de los demás; el miedo, la culpa, el sufrimiento, el dolor, etc. nuestro cuerpo compartirá y comunicará esas erróneas creencias, y en vez de amar, atacaremos; en vez de ser felices y crear alegría, transmitiremos odio, envidia, celos, enfermedad...

Es hora de que nos preguntemos, ¿qué comunicamos a nuestro alrededor? 

8. No hay nada más frustrante para un alumno que un plan de estudios que no pueda aprender. 2Cuando eso ocurre su sensa­ción de ser competente se resiente, y no puede por menos que deprimirse. 3Enfrentarse a una situación de aprendizaje imposible es la cosa más deprimente del mundo. 4De hecho, es la razón por la que, en última instancia, el mundo en sí es deprimente. 5El plan de estudios del Espíritu Santo nunca es deprimente porque es un plan de estudios que produce dicha. 6Siempre que se reac­ciona con depresión ante el aprendizaje es porque se ha perdido de vista el verdadero objetivo del plan de estudios.

Siempre se ha dicho, que la vida es una fuente de aprendizaje. La razón de que ello sea percibido de esta manera, es porque en la medida en que compartimos los valores de nuestros pensamientos comunicando el error, es como si sembráramos la semilla de la amargura, que, al dar sus frutos, nos hará percibir el sabor del sufrimiento y del dolor.

Si en nuestros pensamientos albergamos amor, comunicaríamos amor y la semilla del amor, crecerá y nos alimentará con el fruto del amor. En cambio, si hay miedo, el fruto que recolectaremos será el de la depresión, pues nos sentiremos desconectados de la Fuente de  la Vida. 

9. En este mundo, ni siquiera el cuerpo se percibe como algo ínte­gro. 2Se considera que su propósito está dividido en muchas fun­ciones que no tienen ninguna relación entre sí o muy poca, de modo que parece estar regido por el caos. 3Guiado por el ego, lo está. 4Guiado por el Espíritu Santo, no. 5En este último caso, se convierte en un medio a través del cual la parte de la mente que trataste de separar del espíritu puede trascender sus propias dis­torsiones y retornar a él. 6El templo del ego se convierte así en el templo del Espíritu Santo, en el que la devoción por Él reemplaza a la devoción por el ego. 7En este sentido el cuerpo se convierte ciertamente en el templo de Dios, Su Voz reside en su interior dirigiendo el uso que se hace de él.

¿Qué guía has elegido para aprender a recordar quién eres realmente? 

Por sus frutos los conoceréis. Así es. Por la boca expresamos los valores de nuestro corazón. Si comunicamos desde un corazón roto por la falta de amor, aquello que salga por nuestra boca, creará caos y desolación.

Si en cambio, nuestro corazón sirve a una sola voz, la voz de la unidad, la voz del amor, de nuestra boca tan sólo podrán salir palabras que contagien la Felicidad, la Dicha y la Gracia que se experimenta cuando vivimos en la Unidad.

10. La curación es el resultado de usar el cuerpo exclusivamente para los fines de la comunicación. 2Puesto que eso es lo natural, sana al restaurar la unicidad, lo cual es también natural. 3Toda mente es íntegra, y la creencia de que parte de la mente es física, o no mental, es una interpretación fragmentada o enfermiza. 4Es imposible convertir a la mente en algo físico, pero es posible hacer que se manifieste a través de lo físico si usa al cuerpo para ir más allá de sí misma. 5Al hacer eso la mente se extiende: 6No se detiene en el cuerpo porque si lo hace su propósito queda obstruido. 7Una mente que ha sido obstruida se ha permitido a sí misma ser vulne­rable al ataque porque se ha vuelto contra sí misma.

La enfermedad es el resultado de una mente que alberga la errónea creencia en la separación. El origen de ese estado no es el cuerpo. El cuerpo comunica el pensamiento y cuando éste sirve al error, el cuerpo se manifiesta de manera errónea, es decir, enferma.

Para sanar el cuerpo, es necesario sanar el pensamiento. La sanación es el proceso de expiar el miedo y en su lugar ver el amor.

11. Despejar estos obstáculos es, por consiguiente, la única manera de garantizar ayuda y curación. 2Ayudar y curar son las expresio­nes naturales de la mente que está operando a través del cuerpo, pero no en él: 3Si la mente cree que su objetivo es el cuerpo distor­sionará su percepción de éste, y al bloquear su propia extensión más allá del mismo, dará lugar a enfermedades, pues estará fomentando la separación. 4Percibir el cuerpo como una entidad separada no puede sino fomentar la enfermedad, ya que ello no es verdad. 5Un medio de comunicación deja de ser útil si se emplea para cualquier otra cosa. 6Usar un instrumento de comunicación como instrumento de ataque es estar confundido con respecto a su propósito.

La comunicación con nuestros hermanos, se convierte en el termómetro que nos indica si estamos sirviendo al amor o al miedo, o lo que es lo mismo, si se basa en relaciones enfermizas o amorosas y sanas. Si lo concebimos como separados de nosotros mismos, estaremos comunicando el error, y esa relación es enfermiza. Si lo concebimos desde el amor, esa relación gozará de salud y aportará el fruto de la armonía y de la paz.

12. Comunicar es unir y atacar es separar. 2¿Cómo ibas a poder hacer ambas cosas simultáneamente utilizando el mismo medio y no sufrir por ello? 3La percepción del cuerpo sólo se puede unifi­car cuando se ha aceptado un solo propósito. 4Esto libera a la mente de la tentación de ver al cuerpo bajo distintas luces, y puede entonces entregárselo por completo a la única Luz en la que puede ser realmente entendido. 5Confundir un recurso de aprendizaje con un objetivo del plan de estudios es una confu­sión básica que impide el entendimiento de ambos. 6El aprendi­zaje tiene que conducir más allá del cuerpo, al re-establecimiento del poder de la mente en él. 7Esto sólo se puede lograr si la mente se extiende hasta otras mentes, y no interrumpe su extensión. 8Esta interrupción es la causa de todas las enfermedades porque la única función de la mente es extender.

Sabremos si somos portadores de salud o de enfermedad, en la medida, en que nos respondamos a una cuestión: ¿cómo percibes a tu hermano?

Si lo percibimos como un ser separado de nosotros, nuestra relación con él, estará basada en el ataque y como consecuencia será una relación enferma.

En cambio, si lo percibimos formando parte de la Filiación, nuestra relación con él, gozará de salud y se convertirá en una vivencia de inmensa felicidad y gozo.

13.  Lo opuesto a la dicha es la depresión. 2Cuando lo que apren­des fomenta la depresión en lugar de la dicha, es que no estás escuchando al Maestro jubiloso de Dios ni aprendiendo Sus lec­ciones. 3Ver un cuerpo de cualquier otra forma que no sea como un medio de comunicación es limitar a tu mente y hacerte daño a ti mismo. 4La salud, por lo tanto, no es otra cosa que un propósito unificado. 5Si se pone al cuerpo en armonía con el propósito de la mente, éste se vuelve íntegro porque la mente sólo tiene un pro­pósito. 6El ataque tan sólo puede ser un propósito que el cuerpo ha asumido, ya que separado de la mente, el cuerpo no tiene ningún propósito.

Si la función de la mente es la extensión, esa función hace de la mente una fuente de creación. Si extendemos pensamientos basados en creencias erróneas, como la separación, no estaremos creando, sino fabricando un mundo basado en el error. Si el cuerpo, como vehículo de comunicación, sirve a esa elección de fabricar el error, el mundo que construiremos llevará ese sello de autodestrucción, pues, aquello que se construye con los materiales de la repulsión, del miedo, no perdurará.

14. Tú no estás limitado por el cuerpo, y el pensamiento no puede hacerse carne. 2La mente, no obstante, puede manifestarse a tra­vés del cuerpo si va más allá de él y no lo interpreta como una limitación. 3Siempre que ves a alguien limitado a un cuerpo o por un cuerpo, estás imponiéndote a ti mismo ese mismo límite. 4¿Estás dispuesto a aceptar eso cuando el único propósito de tu aprendizaje debería ser escaparte de toda limitación? 5Todo aquel que concibe el cuerpo como un medio de ataque y cree que de ello puede derivar dicha, demuestra inequívocamente que es un mal estudiante. 6Ha aceptado un objetivo de aprendizaje que contra­dice claramente el propósito unificado del plan de estudios y que le impide aceptar como propio el propósito de éste.

No culpemos, ni castiguemos, al cuerpo por el tipo de experiencias  que nos llevan a percibir. El cuerpo, como ya hemos visto a lo largo del Curso, es neutral. Busquemos la verdadera causa de dichas experiencias en nuestros pensamientos, en nuestras creencias. 

Si creemos en la separación, en el miedo, estaremos dando instrucciones al cuerpo para que se comporte desde el miedo, y se pondrá a la defensiva y atacará en un intento de no recibir las amenazas de aquel que interpreta como separado de él. 

Reflexionemos sobre el lenguaje que la vida nos aporta. Tal vez así, podamos descubrir que no somos víctimas del mundo que nos rodea y que existe un pacto de amor, que hemos olvidado y que nos brinda la complicidad de aquellos que caminan junto a nosotros y que nos ofrecen, a través de la comunicación, una muestra de nuestros propios pensamientos. Ellos adoptan, sin que lo sepamos, el papel de "maestros", pues, bien por la vía del amor o por la vía del dolor, nos ofrecen el camino de la redención, de la rectificación.

15. La dicha procede de un propósito unificado, y un propósito unificado es algo que es únicamente propio de Dios. 2Cuando tu propósito está unificado es el Suyo. 3Si crees que puedes interfe­rir en Su propósito necesitas salvación. 4Te has condenado a ti mismo, pero la condenación no es algo que proceda de Dios. 5Por lo tanto, no es real. 6Ni tampoco lo son sus aparentes resultados. 7Cuando ves a tu hermano como un cuerpo, lo estás condenando porque te has condenado a ti mismo. 8No obstante, si toda conde­nación es irreal, y tiene que serlo puesto que es una forma de ataque, entonces no puede tener consecuencias.

Desde el punto de vista Espiritual, desde la Consciencia Divina, desde el Pensamiento Uno, el mundo de la percepción, de la separación, no es real, pues no responde a las leyes de la Creación. Es una fabricación del pensamiento errado y como tal no es eterno.

16. No te permitas sufrir por causa de las consecuencias imagina­rias de lo que no es real: 2Libera tu mente de la creencia de que eso es posible. 3En su total imposibilidad radica tu única espe­ranza de liberación. 4¿Y qué otra esperanza querrías albergar? 5La única manera de liberarse de las ilusiones es dejando de creer en ellas. 6El ataque no existe, lo único que existe es comunicación ilimitada y, por lo tanto, poder y plenitud ilimitados. 7El poder de la plenitud es la extensión. 8No dejes que tus pensamientos se detengan en este mundo, y tu mente se volverá receptiva a la creación en Dios.

Desde mi consciencia Una, extiendo mi amor hacia ti.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 121

LECCIÓN 121

El perdón es la llave de la felicidad.

1. He aquí la respuesta a tu búsqueda de paz. 2He aquí lo que le dará significado a un mundo que no parece tener sentido. 3He aquí la senda que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen acecharte en cada recodo del camino y soca­var todas tus esperanzas de poder hallar alguna vez paz y tran­quilidad. 4Con esta idea todas tus preguntas quedan contestadas; con esta idea queda asegurado de una vez por todas el fin de la incertidumbre.

2. La mente que no perdona vive atemorizada, y no le da margen al amor para ser lo que es ni para que pueda desplegar sus alas en paz y remontarse por encima de la confusión del mundo. 2La mente que no perdona está triste, sin esperanzas de poder hallar alivio o liberarse del dolor. 3Sufre y mora en la aflicción, mero­deando en las tinieblas sin poder ver nada, convencida, no obs­tante, de que el peligro la acecha allí.


3. La mente que no perdona vive atormentada por la duda, con­fundida con respecto a sí misma, así como con respecto a todo lo que ve, atemorizada y airada. aLa mente que no perdona es débil y presumida, tan temerosa de seguir adelante como de quedarse donde está, de despertar como de irse a dormir. aTiene miedo tam­bién de cada sonido que oye, pero todavía más del silencio; la oscuridad la aterra, mas la proximidad de la luz la aterra todavía más. 2¿Qué puede percibir la mente que no perdona sino su pro­pia condenación? 3¿Qué puede contemplar sino la prueba de que todos sus pecados son reales?

4. La mente que no perdona no ve errores, sino pecados. 2Con­templa el mundo con ojos invidentes y da alaridos al ver sus pro­pias proyecciones alzarse para arremeter contra la miserable parodia que es su vida. 3Desea vivir, sin embargo, anhela estar muerta. 4Desea el perdón, sin embargo, ha perdido toda espe­ranza. 5Desea escapar, sin embargo, no puede ni siquiera conce­birlo, pues ve pecado por doquier.

5. La mente que no perdona vive desesperada, sin la menor espe­ranza de que el futuro pueda ofrecerle nada que no sea desespe­ración. 2Ve sus juicios con respecto al mundo, no obstante, como algo irreversible, sin darse cuenta de que se ha condenado a sí misma a esta desesperación. 3No cree que pueda cambiar, pues lo que ve da testimonio de que sus juicios son acertados. 4No pre­gunta, pues cree saber. 5No cuestiona, convencida de que tiene razón.

6. El perdón es algo que se adquiere. 2No es algo inherente a la mente, la cual no puede pecar. 3Del mismo modo en que el pecado es una idea que te enseñaste a ti mismo, así el perdón es algo que tiene que aprender, no de ti mismo, sino del Maestro que repre­senta tu otro Ser. 4A través de Él aprendes a perdonar al ser que crees haber hecho, y dejas que desaparezca. 5Así es como le devuelves tu mente en su totalidad a Aquel que es tu Ser y que jamás puede pecar.

7. Cada mente que no perdona te brinda una oportunidad más de enseñarle a la tuya cómo perdonarse a sí misma. 2Cada una de ellas está esperando a liberarse del infierno a través de ti, y se dirige a ti implorando el Cielo aquí y ahora. 3No tiene esperan­zas, pero tú te conviertes en su esperanza. 4Y al convertirte en su esperanza, te vuelves la tuya propia. 5La mente que no perdona tiene que aprender, mediante tu perdón, que se ha salvado del infierno. 6Y a medida que enseñes salvación, aprenderás lo que es. 7Sin embargo, todo cuanto enseñes y todo cuanto aprendas no procederá de ti, sino del Maestro que se te dio para que te mos­trase el camino.

8. Nuestra práctica de hoy consiste en aprender a perdonar. 2Si estás dispuesto, hoy puedes aprender a aceptar la llave de la feli­cidad y a usarla en beneficio propio. 3Dedicaremos diez minutos por la mañana y otros diez por la noche a aprender cómo otorgar perdón y también cómo recibirlo.

9. La mente que no perdona no cree que dar y recibir sean lo mismo. 2Hoy trataremos, no obstante, de aprender que son uno y lo mismo practicando el perdón con alguien a quien consideras un enemigo, así como con alguien a quien consideras un amigo. 3Y a medida que aprendas a verlos a ambos como uno solo, extenderemos la lección hasta ti y veremos que su escape supone el tuyo.

10. Comienza las sesiones de práctica más largas pensando en alguien que no te cae bien, alguien que parece irritarte y con quien lamentarías haberte encontrado; alguien a quien detestas vehementemente o que simplemente tratas de ignorar. 2La forma en que tu hostilidad se manifiesta es irrelevante. 3Probablemente ya sabes de quién se trata. 4Ese mismo vale.

11. Cierra ahora los ojos y, visualizándolo en tu mente, contém­plalo por un rato. 2Trata de percibir algún atisbo de luz en alguna parte de él, algún pequeño destello que nunca antes habías notado. 3Trata de encontrar alguna chispa de luminosidad bri­llando a través de la desagradable imagen que de él has formado. 4Continúa contemplando esa imagen hasta que veas luz en alguna parte de ella, y trata entonces de que esa luz se expanda hasta envolver a dicha persona y transforme esa imagen en algo bueno y hermoso.

12. Contempla esta nueva percepción por un rato, y luego trae a la mente la imagen de alguien a quien consideras un amigo. 2Trata de transferirle a éste la luz que aprendiste a ver en torno de quien antes fuera tu "enemigo". 3Percíbelo ahora como algo más que un amigo, pues en esa luz su santidad te muestra a tu salvador, sal­vado y salvando, sano e íntegro.

13. Permite entonces que él te ofrezca la luz que ves en él, y deja que tu "enemigo" y tu amigo se unan para bendecirte con lo que tú les diste. 2Ahora eres uno con ellos, tal como ellos son uno contigo. 3Ahora te has perdonado a ti mismo. 4No te olvides a lo largo del día del papel que juega la salvación en brindar felicidad a todas las mentes que no perdonan, incluyendo la tuya. 5Cada vez que el reloj dé la hora, di para tus adentros:

6El perdón es la llave de la felicidad.
7Despertaré del sueño de que soy mortal, falible y lleno de pecado, y sabré que soy el perfecto Hijo de Dios.



¿Qué me enseña esta lección? 

Muchos no relacionan, aún, el dolor físico con el dolor emocional. Sin embargo, si observásemos con atención cómo funciona la acción de Dar y Recibir, veríamos con total claridad, que tanto el dolor como el sufrimiento que experimentamos a través de nuestro cuerpo, es la consecuencia del dolor y el sufrimiento que ocupa nuestra mente.

Relacionar la manifestación del dolor de nuestro cuerpo con un sentimiento de odio hacia alguien, no forma parte del pensamiento de nuestro ego. La creencia en la venganza, cuando nos sentimos atacados nos lleva a justificar nuestro odio y rencor hacia la persona que nos ataca. 

Si sembramos dolor o rencor, ¿qué esperamos cosechar? 

Respondemos con dolor o rencor, hacia el ataque del otro, porque elegimos interpretar ese gesto como un ataque. Ahora bien, podemos ver las cosas de otra manera. Podemos dejar de vernos separados del mundo que nos rodea y ver en cada uno de nuestros hermanos el verdadero Ser de Luz que habita en su interior.

Si vemos tan sólo el envoltorio, el cuerpo, y las acciones que se desencadenan del ser temeroso que trata de dirigirlo, entonces no encontraremos nunca la paz. 

Si elegimos perdonar, estaremos reconociendo al Ser verdadero y estaremos abriendo las puertas que nos conduce a la felicidad.


Ejemplo-Guía: "Perdonando a nuestros enemigos, perdonando a nuestra propia oscuridad"

Esta lección nos invita a experimentar la fuerza del amor. Y lo hace a través de la práctica del perdón.

Cómo bien expresa la lección, el perdón es algo que se adquiere, algo que se aprende y yo me atrevería a decir, que es algo que se recuerda, pues, en verdad somos esencias de amor.

Bien, este ejercicio nos queda bien explicado en el desarrollo de esta lección. Tan sólo tenemos que identificar a aquella persona que tenemos catalogada en el grupo de "enemigos" y buscar en ella cualquier expresión de luz que nos invite a contemplarla desde la visión del perdón.

¿Tienes dificultad para realizar esta visualización? ¿No sabes cómo ver la luz en el otro? Te comparto lo que suelo hacer para ayudarme a encontrar esa luz.

Mientras que vea al otro como un ser separado de mí, tendré dificultad para encontrar en él su aspecto luminoso. Esto ocurre por la sencilla razón de que estoy mirándolo desde la oscuridad. Separación y oscuridad es lo mismo.

Por lo tanto, lo primero que hago es cambiar esa vieja creencia y en su lugar elijo verlo desde la unidad, es decir, cuando lo miro, lo hago como si me estuviese mirando en un espejo en el que su imagen es mi imagen proyectada.

Cuando tomo esa decisión, cuando al mirar al otro, lo hago con la certeza de que lo que estoy viendo en él, es la proyección de mi propio yo, entonces, no puedo menos que agradecerle desde el corazón la ayuda que me presta, pues gracias a su presencia, tengo acceso a una información de la que no soy consciente. Cuando al mirarlo, lo que veo, me lleva a juzgarlo y a condenarlo, lo que en verdad estoy haciendo es juzgarme y condenarme a mí mismo.

Esta visión es profundamente liberadora. El otro pasa de ser el enemigo, a la condición de maestro. Si veo en él la envidia, debo preguntarme, de forma inmediata, dónde se encuentra en mí la envidia.

Fijaros de la importancia de esta propuesta. Fijaros, igualmente, de la invitación que nos hace la lección, cuando nos indica que busquemos la imagen de un amigo y cuando lo hayamos hecho, lo envolvamos en la luz que hemos visto en el enemigo. En verdad, lo que nos está diciendo es que no importa, la catalogación que hagamos del otro, enemigo o amigo, lo que verdaderamente importa, es que estamos viéndonos a nosotros mismos en ellos.

Si al visualizar, al enemigo o al amigo, vemos aspectos positivos y aspectos negativos en ellos, dichos aspectos es lo de menos, la llave que ha de llevarnos a la felicidad, es reconocer, que ambos están reflejando la proyección que hacemos de nosotros mismos.

No podremos dar lo que no tenemos, por lo tanto, si vamos a envolver de luz, tanto al enemigo como al amigo, previamente, debemos encontrar esa luz en nosotros mismos. Este ejercicio, nos ayuda a comprender, que dando es como recibiremos y conservaremos.

Esta práctica, es un ejercicio de alquimia, pues lo que realmente estamos haciendo es transformar los "metales pesados", es decir, nuestros viejos miedos, en el metal más preciado, el oro, símbolo de la Consciencia.


Reflexión: Me miro en el espejo de mi enemigo. ¿Qué percibo?

lunes, 29 de abril de 2024

Capítulo 8. VI. El tesoro de Dios.

VI. El tesoro de Dios.

1. Somos la voluntad unida de la Filiación, cuya plenitud es para todos. 2Comenzamos nuestra jornada de regreso juntos, y, según avanzamos juntos, congregamos a nuestros hermanos. 3Cada aumento de nuestra fuerza se lo ofrecemos a todos, para que ellos puedan también superar su debilidad y añadir su fuerza a la nuestra. 4Dios nos espera a todos con los Brazos abiertos, y nos dará la bienvenida tal como yo te la estoy dando a ti. 5No dejes que nada en el mundo haga que te olvides del Reino de Dios.

En este apartado, la enseñanza, nos recuerda un aspecto esencial que debe formar parte de nuestra consciencia: "somos la voluntad unida de la Filiación", o lo que es lo mismo, nuestro origen es la Unicidad de Dios y nuestra meta es SER CONSCIENTES DE LA UNICIDAD.

2. El mundo no puede añadirle nada al poder y a la gloria de Dios y de Sus santos Hijos, pero si Sus Hijos ponen su atención allí, el mundo puede cegarlos e impedir que vean al Padre. 2no puedes ver el mundo y conocer a Dios. 3Sólo uno de ellos es verdad. 4He venido a decirte que no es a ti a quien corresponde decidir cuál de ellos lo es. 5Si lo fuese, ya te habrías destruido a ti mismo. 6Mas Dios no dispuso la destrucción de Sus creaciones, pues las creó para toda la eternidad. 7Su Voluntad te ha salvado, no de ti mismo, sino de la ilusión de ti mismo. 8Dios te ha salvado para ti mismo.

No nos puede pasar inadvertida la clave que nos ofrece este punto para ayudarnos a comprender el origen material y corpuscular del mundo físico: la atención o, lo que la física cuántica llama, el "observador". Los nuevos paradigmas ofrecidos por la física cuántica, nos plantean la posibilidad de ver e interpretar el mundo desde perspectivas muy diferentes a como nos la presenta la física científica. 

Os comparto un enlace de un vídeo en el que se explica cómo las partículas corpusculares, base del mundo material, dependiendo de cómo se observe, adquiere una dimensión distinta, su comportamiento puede ser ondulatorio o corpuscular, es decir, energía o materia. El enlace del experimento de la doble rendija es este: https://www.youtube.com/watch?v=9X0jN3sz3sI

Si prestamos atención al mundo de las infinitas posibilidades, desde donde emana un mundo infinito de arquetipos mentales, estaremos aportando una condición más densa a lo que es una emanación de ideas o pensamientos. Hacemos tangible el pensamiento. Cuando esto ocurre, podemos decir que esa "forma" es lo real, es la verdad, olvidando que lo esencial es el Campo Energético de donde procede. Por este motivo, este apartado no afirma que no podemos ver el mundo y conocer a Dios. Solo uno de ellos es verdad.

3. Glorifiquemos a Aquel que el mundo niega, pues el mundo no tiene poder alguno sobre Su Reino. 2Nadie que Dios haya creado puede encontrar dicha en nada excepto en lo eterno, no porque se le prive de todo lo demás, sino porque nada más es digno de él. 3Lo que Dios y Sus Hijos crean es eterno, y en esto y sólo en esto, radica Su dicha.

La dicha que tanto añoramos no puede pertenecer al mundo, pues éste es efímero y temporal, no es real. Por lo tanto, buscar esa dicha en él, tan sólo nos aportará infelicidad y sufrimiento.

4. Escucha la parábola del hijo pródigo, y aprende cuál es el tesoro de Dios y el tuyo: el hijo de un padre amoroso abandonó su hogar y pensó que había derrochado toda su fortuna a cambio de cosas sin valor, si bien no había entendido en su momento la falta de valor de las mismas. 2Le daba vergüenza volver a su padre porque pensaba que lo había herido. 3Mas cuando regresó a casa, su padre lo recibió jubilosamente toda  vez que el hijo en sí era su tesoro. 4El padre no quería nada más.

La parábola del hijo pródigo es la alegoría que define perfectamente el proceso evolutivo de nuestra consciencia. Representa la temporalidad, fuente de sufrimiento y dolor, propia de la identificación con el mundo material, y la evidencia de lo Esencial, expresado en el Amor Eterno del Padre hacia su Creación-Hijo.

5. Lo único que Dios desea es Su Hijo porque Su Hijo es Su único tesoro. 2Tú deseas
tus creaciones tal como Él desea las Suyas. 3Tus creaciones son tu regalo a la Santísima Trinidad, creadas como muestra de agradecimiento por tu propia creación. 4Tus creaciones no te han abandonado, de la misma manera en que tú tampoco has abandonado a tu Creador, sino que extienden tu creación de la misma forma en que Dios Se extendió a Sí Mismo hasta ti. 5¿Pueden acaso las creaciones de Dios derivar dicha de lo que no es real? 6¿Y qué es real sino las creaciones de Dios y aque­llas que son creadas como las Suyas? 7Tus creaciones te aman tal como tú amas a tu Padre por el regalo de tu creación. 8Ningún otro regalo es eterno, y, por lo tanto, ningún otro regalo es verda­dero. 9¿Cómo entonces ibas a poder aceptar cualquier otra cosa o dar cualquier otra cosa y esperar dicha a cambio? 10¿Y qué otra cosa podrías desear sino la dicha? 11Tú ni te hiciste a ti mismo ni hiciste tu función. 12Lo único que hiciste fue tomar la decisión de ser indigno de ambas cosas. 13Pero no puedes hacerte indigno porque eres el tesoro de Dios, y lo que para Él tiene valor es valioso. 14No se puede poner en duda su valor, pues éste reside en el hecho de que Dios se compartió a Sí Mismo con él, estable­ciendo así su valor para siempre.

Tan sólo tus creaciones verdaderas, esto es, tus expresiones de Amor, serán eternas y portadoras de dicha. Cualquier otra expresión que no goce de la propiedad de extender el Amor que eres, dará lugar a la visión errónea que se identifica con lo temporal. Pretender perpetuar el mundo y el vehículo con el cual nos encontramos identificados, es una fuente continua de sufrimiento.

6. Tu función es aumentar el tesoro de Dios creando el tuyo. 2Su Voluntad hacia ti es Su Voluntad para ti. 3Él no te negaría la capaci­dad de crear porque en ello radica Su dicha. 4Tú no puedes hallar dicha excepto como Dios lo hace. 5Su gozo estriba en haberte crea­do a ti y Él te extiende Su Paternidad para que tú puedas exten­derte tal como Él lo hizo. 6No comprendes esto porque no lo comprendes a Él. 7Nadie que no acepte su función puede entender lo que ésta es, y nadie puede aceptar su función a menos que sepa lo que él mismo es. 8La creación es la Voluntad de Dios. 9Su Voluntad te creó para que tú a tu vez creases. 10Tu voluntad no fue creada aparte de la Suya, por lo tanto, tiene que disponer lo mis­mo que la Suya.

Mi interpretación de este punto me lleva a la evidencia de que al gozar del poder de crear como Dios nos ha Creado, nuestra voluntad debe llevarnos a crear nuestros propios "hijos", los cuales, heredarán nuestro propio tesoro, esto es, la capacidad de Crear de Sí Mismo. 

7.  La idea de una "voluntad reacia" no tiene sentido por ser una contradicción intrínseca que en realidad no significa nada. 2Cuando piensas que no estás dispuesto a ejercer tu voluntad en conformidad con la de Dios, no estás pensando realmente. 3La Voluntad de Dios es puro pensamiento, 4y no se puede contrade­cir con pensamientos. 5Dios no se contradice a Sí Mismo, y Sus Hijos, que son como Él, no pueden contradecirse a sí mismos ni contradecirle a Él. 6Su pensamiento, no obstante, es tan poderoso que pueden incluso aprisionar a la mente del Hijo de Dios si así lo deciden. 7Esta decisión hace ciertamente que el Hijo de Dios no conozca su función, aunque ésta nunca le es desconocida a su Creador. 8Y puesto que no le es desconocida a su Creador, él siem­pre la puede conocer.

Si el Hijo de Dios no conoce su condición divina, tampoco conocerá su propio poder creador. Es imprescindible que tengamos consciencia de lo que somos, pues este estado es el único camino que ha de conducirnos a ejercer la Voluntad de Dios.


8. La única pregunta que jamás debieras hacerte es: "¿Deseo saber lo que la Voluntad de mi Padre dispone para mí?" 2Él no te lo ocultará. 3Me lo reveló a mí cuando se lo pregunté, y así, supe lo que Él ya había dado. 4Nuestra función es colaborar juntos porque separados el uno del otro no podemos funcionar en absoluto. 5El poder del Hijo de Dios reside en todos nosotros, pero no en ninguno de nosotros por separado. 6Dios no desea que este­mos solos porque Su Voluntad no es estar solo. 7Por eso creó a Su Hijo, y le dio el poder de crear junto con Él. Nuestras creaciones son tan santas como nosotros, y nosotros que somos los Hijos de Dios, somos tan santos como Él. 9Por medio de nuestras creacio­nes extendemos nuestro amor, aumentando así el gozo de la San­tísima Trinidad. 10No comprendes esto porque aunque eres el tesoro de Dios, no te consideras valioso. 11Como resultado de esa creencia no puedes entender nada.

Nuestra mente nos mantiene identificados con el error, pues creemos que nuestra identidad reside en el cuerpo material. Hemos olvidado lo que realmente somos y es esencial que recordemos nuestro verdadero origen. Sustituir el miedo por el amor, es el camino que ha de llevarnos de retorno a nuestro verdadero hogar.


9. Yo soy consciente del valor que Dios te otorga. 2Mi devoción por ti procede de Él, pues nació del conocimiento que tengo de mí mismo y de Él. 3No podemos estar separados. 4Lo que Dios ha unido no se puede separar, y Dios ha unido a todos Sus Hijos en Sí Mismo. 5¿Cómo ibas a poder estar separado de tu vida y de tu Ser? 6El viaje a Dios es simplemente el redespertar del conoci­miento de dónde estás siempre y de lo que eres eternamente: 7Es un viaje sin distancia hacia una meta que nunca ha cambiado. 8La verdad sólo puede ser experimentada. 9No se puede  describir ni explicar. 10Yo puedo hacerte consciente de las condiciones que la facilitan, pero la experiencia en sí forma parte del ámbito de Dios. 11Juntos podemos satisfacer sus condiciones, pero la verdad ven­drá a ti por su cuenta.

Así es, la verdad sólo puede ser experimentada. Te puedo contar mi verdad o mi visión de la verdad, pero si en esa visión no te incluyo, al igual que al resto de la humanidad, sus pilares serían poco sólidos y tan solo estaría fabricando más error.

La condición que Jesús nos puede ofrecer para facilitar el reencuentro con la verdad lleva el sello de la unicidad, de la voluntad Una de la Filiación.

10. Lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti es tuyo. 2Dios le ha dado Su Voluntad a Su tesoro, para quien esa Voluntad es su propio tesoro. 3Allí dónde esté tu tesoro allí estará tu corazón, tal como el Suyo está allí donde se encuentra Su tesoro. 4Tú, a quien Dios ama, eres completamente bendito. 5Aprende esto de mí, y libera la santa voluntad de todos aquellos que son tan ben­ditos como tú.

Lo que la voluntad de Dios ha dispuesto para cada uno de sus Hijos es la Unidad de la Filiación y la condición de Amar que ha de relacionarlos los unos a los otros.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 120

LECCIÓN 120

Para los repasos de mañana y noche:

1. (109) Descanso en Dios.

2Hoy descanso en Dios y dejo que Él obre en mí y a través de mí, mientras descanso en Él en silencio y con absoluta certeza.

2. (110) Soy tal como Dios me creó.

2Soy el Hijo de Dios.
3Hoy dejo a un lado todas las enfermizas ilusiones que albergo acerca de mí mismo y dejo que mi Padre me diga quién soy.

3. A la hora en punto:
4Descanso en Dios.

3Media hora más tarde:
4Soy tal como Dios me creó.
  
¿Qué me enseña esta lección?

1. (109) Descanso en Dios.

No se trata de una actitud pasiva, todo lo contrario, “Descansar en Dios” es la elección más importante y activa que podemos tomar.

Esta decisión conlleva el servir a nuestra personalidad espiritual, la única y verdadera.

Esta decisión nos lleva a no dar valor a la llamada de los instintos corporales provenientes del ego. Nos lleva a dejar de ver lo ilusorio, el conflicto, los problemas que acucian nuestros pensamientos llevándonos a identificarnos con el dolor y el sufrimiento, con la tristeza y la desolación.

Descansar en Dios, es tener la certeza de que somos Hijos de Dios y que hemos recibido la herencia que nos corresponde: la felicidad, la paz, la dicha, el amor, la abundancia, la eternidad.

Descansar en Dios es sentirse a salvo, sano y pleno. Es tener la certeza de que somos perfectos e impecables.

Tema de reflexión: ¿Qué me impide gozar del descanso de Dios?


2. (110) Soy tal como Dios me creó.

Soy tal como Dios me creó, esto es, Perfecto. Libre de toda limitación. Libre de pecado, de culpa.


Libre de la ilusión y poseedor de la verdad.

Libre de culpa y libre de ser perdonado.

Libre de la necesidad de ser castigado.

Soy todo Amor. Soy Uno con todos mis Hermanos.

Soy portador de dicha, de paz y de felicidad.

Soy Hijo de Dios.

Tema de reflexión: ¿Cómo te sientes, teniendo la certeza de que eres el Hijo de Dios?

domingo, 28 de abril de 2024

Capítulo 8. V. La voluntad indivisa de la Filiación.

V. La voluntad indivisa de la Filiación.

1. ¿Podrías estar en paz estando separado de tu identidad? 2La disociación no es una solución, es algo ilusorio. 3Los ilusos creen que la verdad los va a agredir, y no la reconocen porque prefie­ren lo ilusorio. 4Al juzgar a la verdad como algo indeseable, per­ciben entonces sus propias ilusiones, las cuales obstruyen el conocimiento. 5Ayúdales ofreciéndoles tu mente unificada para su beneficio, tal como yo te ofrezco la mía en beneficio de la tuya. 6Solos no podemos hacer nada, pero juntos nuestras mentes se funden en algo cuyo poder es mucho mayor que el poder de sus partes separadas. 7Puesto que nuestras mentes no están separa­das, la Mente de Dios se establece en ellas como nuestra mente. 8Esta Mente es invencible porque es indivisa.

El ego forja su identidad en la creencia errónea de que la mente es indivisa, es decir, en que puede crear una realidad fuera de la Verdadera Realidad de Dios. 

Si somos Hijos de Dios, creados a Su Imagen y Semejanza, nuestra mente no puede estar separada de Su Mente. Si ello fuese posible, nuestra identidad sería distinta a la de Él. Esta visión forma parte de la ilusión fabricada por el ego y, en ella, permanecemos dormidos y embelesados.

Tan solo una mente unida puede crear paz y unidad. Tan solo una mente amorosa, verá al otro como parte de sí mismo. Tan solo una mente unida a la de Su Creador, puede crear Eternidad.

2. La voluntad indivisa de la Filiación -la Voluntad de Dios- es el creador perfecto, por ser completamente semejante a Dios. 2No puedes estar excluido de ella si es que has de entender lo que es y lo que eres tú. 3Al creer que tu voluntad está separada de la mía te excluyes de la Voluntad de Dios que es lo que eres. 4Con todo, curar sigue siendo brindar plenitud. 5Por lo tanto, curar es unirse a los que son como tú, ya que percibir esta semejanza es recono­cer al Padre. 6Si tu perfección reside en Él, y sólo en Él, ¿cómo podrías conocerla sin reconocerlo a Él? 7Reconocer a Dios es reco­nocerte a ti mismo. 8No hay separación entre Dios y Su creación. 9Te darás cuenta de esto cuando comprendas que no hay separa­ción entre tu voluntad y la mía. 10Deja que el Amor de Dios irra­die sobre ti mediante tu aceptación de mí. 11Mi realidad es tuya y Suya. 12Cuando unes tu mente a la mía estás proclamando que eres consciente de que la Voluntad de Dios es una.

Nuestra mente permanecerá dormida mientras que albergue pensamientos de separación. Una mente enferma fabrica un mundo enfermo. Una mente separada inventa un mundo caótico y dividido.

No podremos alcanzar la paz albergando pensamientos de separación. No podremos gozar de la plenitud alimentando la creencia de que el otro es alguien ajeno a nosotros.

La Voluntad de Dios, que es Plenitud, nos invita a poner nuestra voluntad al servicio de la unidad y, desde esa visión, amar al prójimo como a nosotros mismos.

3. La Unicidad de Dios y la nuestra no están separadas porque Su Unicidad incluye la nuestra. 2Unirte a mí es restituir Su poder en ti toda vez que es algo que compartimos. 3Te ofrezco únicamente el reconocimiento de Su poder en ti, pero en eso radica toda la verdad. 4A medida que tú y yo nos unimos, nos unimos a Él. 5¡Gloria a la unión de Dios con Sus santos Hijos! 6Toda gloria reside en ellos porque están unidos. 7Los milagros que obramos dan testimonio de lo que la Voluntad del Padre dispone para Su Hijo, y de nuestro gozo al unirnos a lo que Su Voluntad dispone para nosotros.

El mensaje que nos ha legado Jesús, es un mensaje de verdadero Amor. Muchos hemos podido interpretar en su mensaje, una enseñanza basada en el sacrificio, sin embargo, el Amor de Cristo no puede albergar el mensaje del sacrificio, pues no está basado en la escasez, sino en la Plenitud. Amar es el acto creador de expandir la Mente Una. La unión con el mundo, con la Filiación, está exenta de la idea del sacrificio, pues está exenta del pensamiento de separación.

4. Cuando te unes a mí lo haces sin el ego porque yo he renun­ciado al ego en mí y, por lo tanto, no puedo unirme al tuyo. 2Nues­tra unión es, por consiguiente, la manera de renunciar al ego en ti. 3La verdad en nosotros dos está más allá del ego. 4Que transcen­deremos el ego está garantizado por Dios, y yo comparto Su cer­teza con respecto a nosotros dos y a todos nosotros. 5Yo les devuelvo la paz de Dios a todos Sus Hijos porque la recibí de Él para todos nosotros. 6Nada puede prevalecer contra nuestras voluntades unidas porque nada puede prevalecer contra la Voluntad de Dios.

Visualizar un mundo donde las mentes estén unidas, donde el Amor sea la única moneda de cambio en todas nuestras obras, debe ser una realidad muy cercana al arquetipo del "Paraíso", donde la humanidad ha gozado de la unión con Su Creador.

Estoy seguro, que, si nos invitaran a ofrecer nuestra visión de un mundo unido en el Amor, se nos ocurrirían muchas iniciativas, todas ellas enfocadas en un fin único, alimentar los lazos de unidad que hacen realidad la Unicidad con el Creador.              

5. ¿Quieres saber lo que la Voluntad de Dios dispone para ti? 2Pregúntamelo a mí que lo sé por ti y lo sabrás. 3No te negaré nada, tal como Dios no me niega nada a mí: 4Nuestra jornada es simplemente la de regreso a Dios que es nuestro hogar. 5Siempre que el miedo se interpone en el camino hacia la paz es porque el ego ha intentado unirse a nuestra jornada, aunque en realidad no puede hacerlo. 6Presintiendo la derrota e irritado por ella, se con­sidera rechazado y se vuelve vengativo. 7Tú eres invulnerable a sus represalias porque yo estoy contigo. 8En esta jornada me has elegido a de compañero en vez de al ego. 9No trates de aferrarte a ambos, pues si lo haces estarás tratando de ir en direccio­nes contrarias y te perderás.

Muchas son las voces que se elevan en nuestros días, anunciando el despertar de la consciencia y la visión unificada de un mundo basado en el Amor y no en el miedo.

Paralelo a esas voces, también estamos siendo testigos de devenires que nos recuerdan a tiempos apocalípticos, y que nos alientan a caer presas de pensamientos sombríos y temerosos, como consecuencia de la percepción del miedo. Se trata del lenguaje del ego para hacernos sucumbir en nuestro empeño por recordar nuestra verdadera identidad. Su estrategia está bien definida y persigue un claro objetivo, mantenernos dormidos en la pesadilla que ha diseñado, donde el sufrimiento, el dolor, la escasez, intentarán hacernos olvidar nuestra condición divina.

6. El camino del ego no es mi camino, pero tampoco es el tuyo. 2El Espíritu Santo les ofrece una sola dirección a todas las mentes, y la que me enseñó a mí es la que te enseña a ti. 3No perdamos de vista la dirección que Él nos señala por razón de las ilusiones, pues sólo la ilusión de que, existe otra dirección puede nublar aquella a favor de la cual la Voz de Dios habla en todos nosotros. 4Nunca le concedas al ego el poder de interferir en la jornada. 5El ego no tiene ningún poder porque la jornada es el camino que conduce a lo que es verdad. 6Deja atrás todas las ilusiones, y ve más allá de todos los intentos del ego de demorarte. 7Yo voy delante de ti porque he transcendido el ego. 8Dame, por lo tanto, la mano, puesto que tu deseo es transcenderlo también. 9Mi fortaleza estará siempre disponible y si eliges compartirla dispondrás de ella. 10Te la doy gustosamente y de todo corazón porque te necesito tanto como tú me necesitas a mí.

Así es. El Espíritu Santo utiliza el lenguaje de la ilusión al que estamos acostumbrados a usar, para, desde esa dimensión, hacernos conscientes de que podemos elegir ver otra opción. Si nuestra conciencia no percibiera la dualidad de la ilusión, la mediación del Espíritu Santo no sería necesaria. Pero esto no es así, nuestra percepción errada nos mantiene dormidos en un plano transitorio y es preciso que un estado de Consciencia Superior nos recuerde que lo percibido forma parte del sueño y que para despertar debemos elegir abrir los ojos.            

Capítulo 16. II. El poder de la santidad (2ª parte).

II. El poder de la santidad (2ª parte). 4.  Has obrado milagros, pero es muy evidente que no los has obrado solo.  2 Cada vez que te extendi...