domingo, 8 de junio de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 159

LECCIÓN 159

Doy los milagros que he recibido.

1. Nadie puede dar lo que no ha recibido. 2Para dar algo es pre­ciso poseerlo antes. 3En este punto las leyes del Cielo y las del mundo coinciden: 4Pero en este punto difieren también. 5El mundo cree que para poseer una cosa tiene que conservarla. 6La salvación enseña lo contrario. 7Al dar es como reconoces que has recibido. 8Es la prueba de que lo que tienes es tuyo.

2. Comprendes que estás sano cuando ofreces curación. 2Aceptas que el perdón se ha consumado en ti cuando perdonas. 3En tu hermano te reconoces a ti mismo, y así, te das cuenta de que eres pleno. 4No hay milagro que no puedas dar, pues todos te han sido dados. 5Recíbelos ahora abriendo el almacén de tu mente donde se encuentran y dándoselos al mundo.

3. La visión de Cristo es un milagro. 2Viene de mucho más allá de sí misma, pues refleja el Amor Eterno y el renacimiento de un amor que, aunque nunca muere, se ha mantenido velado. 3La visión de Cristo representa el Cielo, pues lo que ve es un mundo tan semejante al Cielo que lo que Dios creó perfecto puede verse reflejado en él. 4En el espejo tenebroso que el mundo presenta, sólo se pueden ver imágenes distorsionadas y fragmentadas. 5El mundo real representa la pureza del Cielo.

4. La visión de Cristo es el milagro del que emanan todos los demás milagros. 2Es su fuente, y aunque permanece con cada milagro que das, sigue siendo tuya. 3Es el vínculo mediante el cual el que da y el que recibe se unen en el proceso de extensión aquí en la tierra, tal como son uno en el Cielo. 4Cristo no ve peca­dos en nadie. 5ante Su vista, los que son incapaces de pecar son todos uno. 6Su santidad les fue otorgada por Su Padre y por Cristo.

5. La visión de Cristo es el puente entre los dos mundos. 2Y tú puedes tener absoluta confianza de que su poder te sacará de este mundo y te llevará a otro que ha sido santificado por el perdón. 3Las cosas que aquí parecen completamente sólidas, allí son meras sombras, transparentes, apenas visibles, relegadas al olvido a veces e incapaces de poder opacar la luz que brilla más allá de ellas. 4A la visión se le ha restituido la santidad, y ahora los ciegos pueden ver.

6. Éste es el único regalo del Espíritu Santo, el tesoro al que pue­des recurrir con absoluta certeza para obtener todas las cosas que pueden contribuir a tu felicidad. 2Todas ellas ya se encuentran aquí, 3y se te dan sólo con que las pidas. 4Aquí las puertas no se cierran nunca, y a nadie se le niega la más mínima petición ni su necesidad más apremiante. 5No hay enfermedad que no esté ya curada, carencia que no se haya suplido, ni necesidad que no haya sido satisfecha en éste, el áureo tesoro de Cristo.

7. Aquí es donde el mundo recuerda lo que perdió cuando fue construido. 2Pues aquí se lo repara y se le renueva, pero bajo una nueva luz. 3Lo que estaba destinado a ser la morada del pecado se convierte ahora en el centro de la redención y en el hogar de la misericordia, donde se cura a todos los que sufren y donde se les da la bienvenida. 4nadie se le niega la entrada a este nuevo hogar donde le aguarda su salvación. 5Nadie es un extraño aquí. 6Nadie le pide nada a otro salvo el regalo de aceptar la bienvenida que se le ofrece.

8. La visión de Cristo es la tierra santa donde las azucenas del perdón echan raíces. 2Ése es su hogar. 3Desde ahí se pueden llevar hasta el mundo, pero jamás podrán crecer en sus tierras estériles y superficiales. 4Tienen necesidad de la luz y del calor, así como del amoroso cuidado que la caridad de Cristo les provee. 5Necesitan el amor con el que Él las contempla. 6Y se convierten en Sus emisarios, que dan tal como recibieron.

9. Toma lo que quieras de Su depósito, para que sus tesoros pue­dan multiplicarse. 2Las azucenas no abandonan su hogar cuando se traen al mundo. 3Sus raíces siguen aún allá. 4No abandonan su fuente, sino que llevan su beneficencia consigo, y convierten al mundo en un jardín como aquel del que vinieron, y al que retornarán con una fragancia todavía mayor. 5Ahora son doblemente benditas. 6Han transmitido los mensajes de Cristo que traían y éstos les han sido devueltos. 7Y ellas se los llevan devuelta gustosamente a Él.

10. Contempla el caudal de milagros desplegados ante ti para que los des. 2¿No eres acaso merecedor de ésos mismos regalos cuando Dios Mismo dispuso que se te concediesen? 3No juzgues al Hijo de Dios, sino sigue el camino que Dios ha señalado. 4Cristo ha soñado el sueño de un mundo perdonado. 5Ese es Su regalo, a través del cual puede tener lugar una dulce transición de la muerte a la vida, de la desesperación a la esperanza. 6Permi­támonos por un instante soñar con Él. 7Su sueño nos despierta a la verdad. 8Su visión nos provee de los medios por los que regresar a nuestra santidad eterna en Dios, la cual nunca perdimos.

¿Qué me enseña esta lección?

Para el ego, dar es perder y este sistema de pensamiento le lleva a sentirse escaso y necesitado, pues al no dar, lo que posee lo pierde, al no ser compartido. Al igual que el agua estancada llega a corromperse, la energía del amor debe llevarnos a compartir aquello que somos.

¿Cómo dar las pertenencias terrenales con las que se identifica el cuerpo, la morada del ego? Si las doy, me quedo sin ellas. Aquello que no se renueva, enferma.

Cuando se produce en nosotros el despertar de la consciencia, cuando decidimos ver con los ojos del Espíritu, el espectáculo que visualizamos nos lleva a evidenciar la Unidad que relaciona a todo lo creado. Ya no tenemos duda, aquellos que somos es una parte de la Gran Filiación que conforma la Santa Descendencia de Dios.

Dios, que se ha dado a Sí Mismo, a través de su Creación, recibe como fruto de su Acto las experiencias que le ofrece su Hijo.

De igual modo, aquello que su Hijo comparte con el mundo, retornará como fruto a su verdadero y único sembrador.

Nuestra mente es santa y cuando sirve a Cristo, el arquetipo del Amor, nos convertimos en sus fieles mensajeros y nuestras obras están impregnadas de la pureza de ese Amor.


Ejemplo-Guía: "No doy porque tengo miedo a perder".


Ya lo decíamos ayer: dar y recibir, sembrar y cosechar forman parte de una misma unidad. Como bien expresa esta lección, es una ley que comparten el Cielo y el mundo.

A pesar de ello, existe una gran resistencia a la hora de aceptar la ley de causa y efecto, a pesar de su evidencia, a pesar de su fácil comprensión.

Ocurre que nadie quiere reconocer que aquello que recibe es fruto de su siembra, cuando los frutos son amargos. Pero esa resistencia no puede negar la realidad de la ley y tarde o temprano tendremos que asumir la responsabilidad de nuestros actos.

Si elevamos esa Ley a la visión del Espíritu, la resistencia desaparece y el miedo a afrontar la verdad deja de tener sentido. Tomar consciencia de lo que somos, un Ser Espiritual, nos facilitará la comprensión a la hora de reconocer que somos herederos de los Atributos con los que Nuestro Padre nos ha creado, es decir, si Dios es Amor, nosotros, su Hijo, somos Amor. Por lo tanto, cuando tomamos consciencia de que somos Amor y lo expandimos, al igual como lo hizo Nuestro Hacedor, lo que estamos haciendo es un acto de creación y esa semilla se multiplicará abundantemente.


Al igual que Dios se completa con su Hijo, con su Obra, el Hijo de Dios se completa a través de sus obras de amor. Si recibiendo es como tomamos consciencia de lo que damos, podemos decir que el Amor que dispensemos hacia nuestro Creador le llenará de gozo y plenitud.


Cuando hemos elegido como tema del ejemplo la experiencia del temor que sentimos cuando damos por miedo a perder, no nos estamos refiriendo tan sólo al aspecto material. La afirmación abarca todos los aspectos de nuestro ser. Por ejemplo, no perdonamos, porque pensamos que ese acto nos humilla, nos hace débiles, lo que vivimos como una pérdida.

Si nos trasladamos al terreno de las relaciones de pareja, es muy significativo que la gran mayoría de los fracasos de relación en ese nivel se produzcan porque nos convertimos en posesivos y egoístas, lo que nos lleva a expresarnos en esos términos como causa del temor a perder al ser que creemos amar, y digo creemos, porque realmente no es Amor verdadero el que sentimos por ella, pues si así fuera, respetaríamos por encima de todo su libertad, lo que significa que no tendríamos miedo a perder.

Fijaros en la información tan valiosa que podemos obtener de nosotros mismos, reflexionando sobre aquello que estamos recibiendo. Se requiere mucha valentía y honestidad con uno mismo para afrontar esa búsqueda que nos llevará a lo más profundo de nuestro ser, a esa zona oscura del subconsciente donde almacenamos todas las emociones que hemos juzgado negativas y a las que mantenemos condenadas a vivir prisioneras de nuestra reprimida conciencia. Pero como nada puede permanecer oculto, serán los demás los que nos recordarán cómo somos, haciéndonos receptores de la energía que un día pusimos en circulación y habíamos olvidado.

Cuando descubrimos el Espíritu Crístico en nuestro interior y en el resto de nuestros hermanos, estaremos en condiciones de compartir ese regalo de Dios con el mundo. Como bien expresa la lección, la Visión de Cristo es un milagro, por lo que compartir esa Visión nos hará hacedores de milagros.


Reflexión: ¿Puedes dar lo que no tienes?

sábado, 7 de junio de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 158

LECCIÓN 158

Hoy aprendo a dar tal como recibo.

1. ¿Qué se te ha dado? 2Se te ha dado el conocimiento de que eres una mente, de que te encuentras en una Mente y de que no eres sino mente, por siempre libre de pecado y totalmente exento de miedo al haber sido creado del Amor. 3No has abandonado tu Fuente, por lo tanto, sigues siendo tal como fuiste creado. 4Esto se te dio en forma de un conocimiento que no puedes perder. 5Ese conocimiento se le dio asimismo a todas las cosas vivientes, pues sólo mediante él viven.

2. Has recibido todo esto. 2No hay nadie en este mundo que no lo haya recibido. 3No es éste el conocimiento que tú transmites a otros, pues ése es el conocimiento que la creación dio. 4Nada de esto se puede aprender. 5¿Qué es, pues, lo que vas a aprender a dar hoy? 6Nuestra lección de ayer evocó un tema que se expone al principio del texto. 7La experiencia, a diferencia de la visión, no se puede compartir de manera directa. 8La revelación de que el Padre y el Hijo son uno alboreará en toda mente a su debido tiempo. 9Sin embargo, ese momento lo determina la mente misma, pues es algo que no se puede enseñar.

3. Ese momento ya ha sido fijado. 2Esto parece ser bastante arbi­trario. 3No obstante, no hay nadie que dé ni un solo paso al azar a lo largo del camino. 4Todos lo han dado ya, aunque todavía no hayan emprendido la jornada. 5Pues el tiempo tan sólo da la impresión de que se mueve en una sola dirección. 6No hacemos sino emprender una jornada que ya terminó. 7No obstante, parece como si tuviera un futuro que todavía nos es desconocido.

4. El tiempo es un truco, un juego de manos, una gigantesca ilu­sión en la que las figuras parecen ir y venir como por arte de magia. 2No obstante, tras las apariencias hay un plan que no cam­bia. 3El guion ya está escrito. 4El momento en el que ha de llegar la experiencia que pone fin a todas tus dudas ya se ha fijado. 5Pues la jornada sólo se puede ver desde el punto donde termina, desde donde la podemos ver en retrospectiva, imaginarnos que la emprendemos otra vez y repasar mentalmente lo ocurrido.

5. Un maestro no puede dar su experiencia, pues no es algo que él haya aprendido. 2Ésta se reveló a sí misma a él en el momento señalado. 3La visión, no obstante, es su regalo. 4Esto él lo puede dar directamente, pues el conocimiento de Cristo no se ha per­dido, toda vez que Él tiene una visión que puede otorgar a cual­quiera que la solicite. 5La Voluntad del Padre y la Suya están unidas en el conocimiento. 6No obstante, hay una visión que el Espíritu Santo ve porque la mente de Cristo también la contem­pla.

6. Aquí el mundo de las dudas y de las sombras se une con lo intangible. 2He aquí un lugar tranquilo en el mundo que ha sido santificado por el perdón y el amor. 3Aquí se reconcilian todas las contradicciones, pues aquí termina la jornada. 4La experiencia ­que no se puede aprender, enseñar o ver simplemente se encuen­tra ahí. 5Esto es algo que está más allá de nuestro objetivo, pues trasciende lo que es necesario lograr. 6Lo que nos interesa es la visión de Cristo. 7Esto sí que lo podemos alcanzar.

7. La visión de Cristo está regida por una sola ley. 2No ve el cuerpo, ni lo confunde con el Hijo que Dios creó. 3Contempla una luz que se encuentra más allá del cuerpo; una idea que yace más allá de lo que puede ser palpado; una pureza que no se ve men­guada por errores, por lamentables equivocaciones, o por los ate­rrantes pensamientos de culpabilidad nacidos de los sueños de pecado. 4No ve separación. 5contempla a todo el mundo, y todas las circunstancias, eventos o sucesos, sin que la luz que ve se atenúe en lo más mínimo.

8. Esto se puede enseñar, y todo aquel que quiera alcanzarlo tiene que enseñarlo. 2Lo único que es necesario es el reconocimiento de que el mundo no puede dar nada cuyo valor pueda ni remota­mente compararse con esto; ni fijar un objetivo que no desapa­rezca una vez que se haya percibido esto. 3Y esto es lo que vas a dar hoy: no ver a nadie como un cuerpo 4y saludar a todo el mundo como el Hijo de Dios que es, reconociendo que es uno contigo en santidad.

9. Así es como sus pecados le son perdonados, pues la visión de Cristo tiene el poder de pasarlos a todos por alto. 2En Su perdón se desvanecen. 3Al ser imperceptibles para el Uno, simplemente desaparecen, pues la visión de la santidad que se halla más allá de ellos viene a ocupar su lugar. 4No importa en qué forma se manifestaban, cuán enormes parecían ser ni quién pareció sufrir sus consecuencias. 5Ya no están ahí. 6todos los efectos que pare­cían tener desaparecieron junto con ellos, al haber sido erradicados para ya nunca más volver.

10. Así es como aprendes a dar tal como recibes. 2así es como la visión de Cristo te contempla a ti también. 3Esta lección no es difícil de aprender si recuerdas que en tu hermano te ves a ti mismo. 4Si él se encuentra inmerso en el pecado, tú también lo estás; si ves luz en él, es que te has perdonado a ti mismo tus pecados. 5Cada hermano con quien hoy te encuentres te brinda una nueva oportunidad para dejar que la visión de Cristo brille sobre ti y te ofrezca la paz de Dios.

11. Cuándo ha de llegar esta revelación es irrelevante, pues no tiene nada que ver con el tiempo. 2No obstante, el tiempo aún nos tiene reservado un regalo, en el que el verdadero conocimiento se refleja de manera tan precisa que su imagen comparte su invisi­ble santidad y su semejanza resplandece con su amor inmortal. 3Nuestra práctica de hoy consiste en ver todo con los ojos de Cristo. 4mediante los santos regalos que damos, la visión de Cristo nos contempla a nosotros también.

¿Qué me enseña esta lección? 

Reconozco que esta lección me ha fascinado. Ha sido totalmente reveladora.

En primer lugar, una confirmación esencial: Somos mente. Hemos sido creados a través de un acto de expansión de la Mente Creadora de Dios. Hemos sido creados del Amor. Libre de todo pecado.

El tiempo es una mera ilusión. Lo que llamamos experiencia supone el fin de una jornada que ya se estableció mentalmente. En el tiempo, tal y como lo experimenta el ego, el presente es el ahora. Sin embargo, en la Eternidad, lo que llamamos en el tiempo “presente” es el pasado, pues las decisiones que en él ahora experimentamos ya fueron tomadas por nuestra mente.

Nada de cuanto vivimos en el mundo material responde al azar. Todo tiene su origen en la Mente.

Esto que estamos analizando, podemos entenderlo mejor si lo comparamos a lo que sucede en el trabajo desempeñado por un arquitecto. Su objetivo es construir un edificio. En primer lugar, elabora mentalmente una idea de él. Lo ve en su mente. Esta idea despierta sus emociones y le aporta un incentivo motivador o, por el contrario, la rechaza. Posteriormente, decide plasmarlo en los planos. El edificio que ahora se traduce en una serie de trazos y medidas ya existe realmente, pero lo hace a nivel mental. Cuando decidimos construirlo, la experiencia será la plasmación de lo elaborado mentalmente.

La cuestión es, ¿dónde nace el edificio?

La mente puede servir al ego o al Espíritu. La identificación con el ego nos lleva a identificarnos con la errónea creencia de que somos el cuerpo. En cambio, la identificación con el verdadero Ser, con el Espíritu, nos lleva a no dar valor al cuerpo y a ver en el otro la única Esencia Verdadera. Desde esa visión: "Todos Somos Uno". Somos impecables y eternos.

Cuando damos y compartimos esa visión de inocencia e impecabilidad, perdonamos al mundo y nos perdonamos a nosotros mismos. Recibimos lo que hemos dado.


Ejemplo-Guía: "¿Cómo das al mundo?

La manera como afrontamos y vivimos la vida tiene todo que ver con nuestra mente.

Cada gesto, cada comportamiento, cada acción es el efecto, el resultado de nuestros pensamientos. Nuestra mente es el origen, la causa, de todo cuanto experimentamos en el mundo de los efectos, en el mundo material. Con esta afirmación, se hace evidente que tenemos que abandonar la práctica habitual de identificarnos con el papel de víctima y asumir la realidad de que somos los únicos causantes de todo cuanto nos ocurre.

Dar y recibir expresa una unidad inseparable. Cada vez que emitimos un pensamiento, estamos emitiendo una energía que, al igual que una semilla, crecerá y dará sus frutos. Sembrar y cosechar expresan una unidad inseparable.

Si todo es mente, si la causa de todo cuando vivimos encuentra su origen en el pensamiento, es interesante plantearse a quién está sirviendo nuestra mente. Si sirve al ego, los efectos, ya los conocemos, pues los experimentamos a diario: la privación de la felicidad.

Si sirve al Espíritu, los efectos son semejantes a tener un sueño feliz, donde gozaremos de la experiencia de la Presencia de Dios, pues tendremos consciencia de ir de su mano.

Cuando damos, desde la perspectiva del ego, lo hacemos desde el temor de perder lo que damos y esa es la razón por la que ponemos intereses a aquello que damos.
Este modo de dar nos está indicando que nuestra visión está plenamente identificada con el cuerpo y cuando percibimos a nuestros hermanos, lo que vemos en ellos es una fuente de agresión de la que debemos protegernos.

Cuando damos, desde la perspectiva del Espíritu, lo hacemos desde la confianza y desde la certeza, de que aquello que damos con amor, lo recibiremos multiplicado.
Este modo de dar nos está indicando que nuestra visión ya no percibe el cuerpo como nuestra identidad, sino que lo trasciende, y en su lugar, ve la Luz propia del Ser espiritual. Esta visión nos lleva a ver en cada uno de nuestros hermanos la Presencia de Cristo.


Reflexión: ¿Eres mente o eres un cuerpo?

viernes, 6 de junio de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 157

LECCIÓN 157

En Su Presencia he de estar ahora.

1. Éste es un día de silencio y de fe. 2Es un tiempo especial y muy prometedor en el calendario de tus días. 3Es un tiempo que el Cielo ha reservado para brillar sobre él y verter una luz perenne en la que se oyen ecos de la eternidad. 4Este día es santo, pues anuncia una nueva experiencia; una manera de sentir distinta y una conciencia diferente. 5Son muchos los días y las noches que te has pasado celebrando la muerte. 6Hoy vas a aprender a sentir el júbilo de la vida.

2. Éste es otro punto decisivo en el plan de estudios. 2Añadimos ahora una nueva dimensión: otra clase de experiencia que arroja una nueva luz sobre todo lo que ya hemos aprendido y nos pre­para para lo que todavía nos queda por aprender. 3Nos lleva a las puertas donde finaliza el aprendizaje y donde captamos un atisbo de lo que se encuentra mucho más allá de lo que el aprendizaje puede lograr. 4Nos deja aquí por un instante, y nosotros seguimos adelante, seguros de nuestro rumbo y de nuestro único objetivo.

3. Hoy se te concederá tener un atisbo del Cielo, aunque regresa­rás nuevamente a las sendas del aprendizaje. 2Tu progreso, no obstante, ha sido tal que puedes alterar el tiempo lo suficiente como para poder superar sus leyes y adentrarte en la eternidad por un rato. 3Aprender a hacer esto te resultará cada vez más fácil, a medida que cada lección, fielmente practicada, te lleve con mayor rapidez a este santo lugar y te deje, por un momento, con tu Ser.

4. Él dirigirá tu práctica hoy, pues lo que estás pidiendo ahora es lo que Su Voluntad dispone. 2Y al haber unido tu voluntad a la Suya en este día, es imposible que no se te conceda lo que estás pidiendo. 3No necesitas más que la idea de hoy para iluminar tu mente y dejar que descanse en tranquila expectación y en sereno gozo, desde los cuales dejas atrás rápidamente al mundo.

5. A partir de hoy, tu ministerio adquirirá un genuino fervor y una luminosidad que se transmitirá desde tus dedos hasta aquellos a quienes toques, y que bendecirá a todos los que contemples. 2Una visión llegará a todos aquellos con quienes te encuentres, a todos aquellos en quienes pienses y a todos aquellos que piensen en ti. 3Pues la experiencia que has de tener hoy transformará tu mente de tal manera que se convertirá en la piedra de toque de los santos Pensamientos de Dios.

6. Tu cuerpo será santificado hoy, al ser su único propósito ahora iluminar el mundo con la visión de lo que has de experimentar en este día. 2Una experiencia como ésta no se puede transmitir directamente. 3No obstante, deja en nuestros ojos una visión que podemos ofrecerles a todos, para que puedan tener lo antes posi­ble la misma experiencia en la que el mundo se olvida callada­mente y el Cielo se recuerda por un tiempo.

7. A medida que esta experiencia se intensifica y todos tus objeti­vos excepto éste dejan de ser importantes, el mundo al que retor­nas se acerca cada vez más al final del tiempo, se asemeja un poco más al Cielo en todo y se aproxima un poco más a su libera­ción. 2tú que le brindas luz, podrás ver la luz con más certeza; la visión con mayor nitidez. 3Mas llegará un momento en que no retornarás con la misma forma en la que ahora apareces, pues ya no tendrás más necesidad de ella. 4Pero ahora tiene un propósito, y lo cumplirá debidamente.

8. Hoy nos embarcamos en un viaje con el que jamás has soñado. 2Pero el Santísimo, el Dador de los sueños felices de la vida, el Traductor de la percepción a la verdad, el santo Guía al Cielo que se te ha dado, ha soñado por ti esta jornada que emprendes y das comienzo hoy, con la experiencia que este día te ofrece para que sea tuya.

9. En la Presencia de Cristo hemos de estar ahora, serenamente inconscientes de todo excepto de Su radiante faz y de Su Amor perfecto. 2La visión de Su faz estará contigo, pero llegará un ins­tante que transcenderá toda visión, incluida ésta, la más sagrada. 3Esto es algo que jamás podrás enseñar porque no lo adquiriste a través del aprendizaje. 4No obstante, la visión habla del recuerdo de lo que supiste en ese instante, y de lo que, sin duda, habrás de saber de nuevo.

¿Qué me enseña esta lección?

Hoy he recibido el regalo de Dios, permitiéndome tomar consciencia de la Presencia de Su Amor.

Hoy he pedido dar Amor y, en respuesta, he recibido la manifestación de la Providencia liberándome de situaciones difíciles.

Hoy he sentido la mano misericordiosa del Padre y, con la mente puesta al servicio del perdón, la he tomado, acompañándome durante los momentos en los que una decisión, carente de amor, puede ocasionar mucho dolor.

Hoy he sentido la protección divina del Padre. Ha respondido a mi súplica de que todas las partes de la contienda ganen por igual. Me ha colmado con su inspiración y me ha dotado de templanza para que mis decisiones fuesen portadoras de paz.

Hoy me siento afortunado por ser totalmente consciente de mi identidad espiritual. He sido testigo de la Presencia del que ha sido invitado. He gozado de su compañía. Caminar a su lado es la mayor bendición que podemos recibir.


Ejemplo-Guía: "El sueño feliz"

En el día de ayer, nos marcábamos como propósito caminar con Dios, y decía: si lo has experimentado, sabrás de lo que hablo.

Hoy la lección nos conduce a esa invitación, a esa nueva experiencia que, cuando se vive, difícilmente podremos trasladar en palabras, pues no existe en el plano de lo concreto una imagen, un símbolo, una expresión, que pueda traducir lo que nuestra consciencia percibe.

El ejercicio de hoy lo llama un adelanto del Cielo. Y debe serlo, pues, cuando se experimenta la Presencia del Padre en nuestro Ser, es como si recordásemos nuestro verdadero origen, nuestra verdadera realidad. En un instante, nuestros ojos físicos permanecen cerrados a la ilusión del mundo material, y en su lugar visualizamos la Presencia de la Luz en nuestro interior. Toda la vivencia ocurre en nuestro interior. No hay voces externas, tan sólo el musitar de una paz calmada que nos invita a seguir su rítmico compás, el cual se nos antoja un éxtasis de felicidad.

He llamado a este ejemplo-guía, el sueño feliz, pues lo que experimentamos forma parte del sueño de nuestra actual conciencia, pero a diferencia del paisaje oscuro y tenebroso con el que estamos acostumbrados a soñar, en esta ocasión hemos elegido, por voluntad propia, poner en manos de nuestro Ser la hegemonía de fabricar un sueño feliz. En ese sueño, nos despedimos de las falsas creencias en imágenes terroríficas. Dejamos de temer a las sombras y las oscuras figuras con las que nos habíamos identificado y, en su lugar, damos la bienvenida a un nuevo amanecer, en el que el Sol, símbolo de la Luz, emerge triunfante entre las densas nubes, abriéndose paso con firmeza y con la certeza de que sus rayos alcanzarán nuestro corazón, el cual se iluminará de gozo y de gratitud.


Reflexión: La Presencia en Dios, ¿qué visión te aporta?

Capítulo 21. I. La canción olvidada (1ª parte).

I. La canción olvidada (1ª parte).

1. No te olvides nunca de que el mundo que "ven" los ciegos tiene que ser imaginario, pues desconocen el verdadero aspecto del mundo. 2Tienen que inferir lo que se puede ver basándose en datos que son siempre indirectos y reformular sus deducciones según tropiezan y se caen debido a lo que no reconocieron, o bien pasar sin sufrir daño alguno a través de puertas abiertas que ellos creían cerradas. 3Y lo mismo ocurre contigo. 4Tú no ves. 5Las indicaciones en las que te basas para llegar a tus conclusiones son erróneas, y por eso tropiezas y te caes encima de las piedras que no viste, sin darte cuenta de que puedes atravesar las puertas que, aunque creías que estaban cerradas, se encuentran abiertas para los ojos que no ven, esperando a darte la bienvenida.

Desde que nacemos se nos enseña que la capacidad de ver es una capacidad sensorial exclusiva del cuerpo físico. Esta enseñanza forma parte del sistema de pensamiento del ego, el cual sigue su fuente, lo que significa que se sustenta en el error original de la creencia en la separación. Dicha creencia es la causa que ha dado lugar a la identificación con el ego, cuyo símbolo identificativo es el cuerpo material.

Por lo tanto, ver o no ver es una función atribuida a esa falsa creencia.

Jesús nos muestra una puerta abierta a través de la cual nos brinda una enseñanza nueva: la verdadera visión de lo que realmente somos se encuentra en la mente y no en el cuerpo. Cuando la mente sirve a la luz, está sirviendo al Ser Espiritual que somos. Cuando la mente sirve a la oscuridad, está sirviendo a la falsa identidad del ego. La visión verdadera nos permite reconocer el lazo de amor que nos mantiene unidos junto a la Obra Creadora de Dios, la Filiación.

La visión sensorial o falsa visión nos muestra la presencia de cuerpos separados y nos lleva a juzgar el mundo como un agente que pone en peligro nuestra seguridad y que nos incita al ataque en un intento de poner fin a esa amenaza continua.

2. ¡Qué descabellado es tratar de juzgar aquello que simplemente se podría ver! 2No es necesario imaginar qué aspecto debe tener el mundo. 3Antes de que lo puedas reconocer como lo que es, tienes que verlo. 4Se te puede mostrar qué puertas están abiertas, para que así puedas ver dónde radica la seguridad, qué camino conduce las tinieblas y cuál a la luz. 5Los juicios siempre te darán indicaciones falsas, pero la visión te muestra por dónde ir. 6¿Por qué tratar de adivinarlo?

El juicio es el resultado de querer ver el mundo a nuestra manera, llevándonos a interpretarlo tal y como deseamos que sea. Cuando nuestra voluntad se alia con el deseo de ser especial, con el deseo de ser los artífices de nuestras creaciones, lo que realmente estamos haciendo es proclamar nuestra emancipación del Creador. Los efectos que ocasiona dicha elección son la pérdida de la verdadera visión que nos mantiene unidos a la Fuente que nos ha creado y a Su Creación. El amor es sustituido por la creencia en la separación, la cual dio origen al pecado, a la culpa y al dolor.

El juicio puso fin al Conocimiento directo con Dios.

jueves, 5 de junio de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 156

LECCIÓN 156

Camino con Dios en perfecta santidad.

1. La idea de hoy no hace sino expresar la simple verdad que hace que el pensamiento de pecado sea imposible. 2Esta idea nos asegura que la culpabilidad no tiene causa, y que, por lo tanto, no existe. 3Es la consecuencia lógica de la idea fundamental que tan a menudo se menciona en el texto, la cual reza así: las ideas no abandonan su fuente. 4Si esto es verdad, ¿cómo ibas a poder estar separado de Dios? 5¿Cómo ibas a poder caminar por el mundo solo y separado de tu Fuente?

2. No somos inconsistentes con los pensamientos que presenta­mos en nuestro programa de estudios. 2La verdad tiene que ser verdad de principio a fin, si es que es la verdad. 3No puede con­tradecirse a sí misma, ni ser dudosa en algunas partes y segura en otras. 4No puedes caminar por el mundo separado de Dios porque no podrías existir sin Él. 5Él es lo que tu vida es. 6Donde tú estás, Él está. 7Hay una sola vida. 8Ésa es la vida que compartes con Él. 9Nada puede estar separado de Él y vivir.

3. Y ahí donde Él está tiene que haber santidad así como vida. 2Él no posee ningún atributo que no comparta con todas las cosas vivientes. 3Todo lo que vive es tan santo como Él, pues lo que comparte Su vida es parte de la Santidad y no puede ser pecami­noso, de la misma manera en que el sol no puede elegir ser de hielo, el mar estar separado del agua o la hierba crecer con las raíces suspendidas en el aire.

4. Hay una luz en ti que jamás puede extinguirse y cuya presencia es tan santa que el mundo se santifica gracias a ti. 2Todo lo que vive no hace sino ofrecerte regalos y depositarlos con gratitud y alegría ante tus pies. 3El aroma de las flores es su regalo para ti. 4Las olas se inclinan ante ti, los árboles extienden sus brazos para protegerte del calor y sus hojas tapizan el suelo para que camines sobre algo mullido, mientras que el sonido del viento amaina hasta convertirse en un susurro en torno a tu santa cabeza.

5. La luz que refulge en ti es lo que el universo ansía contemplar. 2Todas las cosas vivientes se detienen en silencio ante ti, pues reconocen a Aquel que camina a tu lado. 3La luz que llevas con­tigo es la suya propia. 4Y así, ven en ti su propia santidad, y te saludan como salvador y como Dios. 5Acepta su reverencia, pues le corresponde a la Santidad Misma, que camina a tu lado, trans­formando con Su dulce Luz todas las cosas en Su semejanza y en Su pureza.

6. Así es como opera la salvación. 2Al tú hacerte a un lado, la luz que refulge en ti da un paso adelante y envuelve al mundo. 3No proclama que el castigo y la muerte vayan a ser el final del pecado. 4Éste desaparecerá entre jolgorios y risas, pues se recono­cerá su extraña absurdidad. 5Es un pensamiento descabellado, un sueño tonto, ridículo quizá, pero no temible. aMas ¿quién pos­pondría un solo instante su acercamiento a Dios a cambio de un capricho tan absurdo?

7. No obstante, tú has desperdiciado muchos, pero que muchos años precisamente en este pensamiento descabellado. 2El pasado ha desaparecido junto con todas sus fantasías. 3Éstas ya han dejado de hacer presa en ti. 4El acercamiento a Dios se avecina. 5en el pequeño espacio de duda que todavía queda, es posible que pierdas de vista a tu Compañero y que lo confundas con el sueño ancestral e insensato que ya pasó.

8. "¿Quién camina a mi lado?" 2Debes hacerte esta pregunta mil veces al día hasta que la certeza haya aplacado toda duda y esta­blecido la paz. 3Deja que hoy cesen las dudas. 4Dios habla por ti al contestar tu pregunta con estas palabras:

5Camino con Dios en perfecta santidad.
6Ilumino el mundo, ilumino mi mente, así como todas las mentes que Dios creó una conmigo.


¿Qué me enseña esta lección?

Hoy camino con paso firme y la posición erguida. No es una posición que denote altivez o prepotencia, sino todo lo contrario, es un gesto de humildad y santidad, pues es el significado de que reconozco la Santa Presencia del Padre en mí.

Esa visión de unidad me llevará a elevar la mirada hacia el cielo y dar gracias al que me ha enviado, pues reconozco mi identidad y me proclamo Su Hijo bien amado.

¿Qué puedo temer en ese instante santo? El amor se expresa como la única verdad y su luz ha disipado la oscuridad en la que se regocijaba el ego. El miedo ya no tiene presencia en mi mente; la culpa, al no encontrar a su fiel aliado, el pecado, se ha fundido en el abrazo que le ofrece el perdón; el castigo ya no encuentra a su víctima y ahora adopta los ropajes del valor; la tristeza ha olvidado las fruncidas muecas de su rostro y presume de una pletórica sonrisa, es la imagen de la felicidad.

Mi caminar se acompasa al rítmico son de la paz, de la dicha, de la plenitud. Cada paso es certero y me acerca cada vez más a la Morada de Dios. Soy consciente de que Dios es el Camino y que ese Camino se encuentra trazado en mi genética espiritual.

Hoy es un día de gran importancia, pues tengo la certeza de que camino con Dios en perfecta santidad, en perfecta unidad.


Ejemplo-Guía: "¿Con quién caminas?

Si lo has experimentado, sabrás reconocer de lo que te hablo, de lo que nos habla esta lección.

Habrás vivido momentos de desolación, de tristeza, de confusión, de miedo y de soledad. Habrás experimentado todas estas situaciones, pues, como yo, habrás elegido como tu acompañante de camino al ego. Incluso, habrás confundido momentos efímeros de felicidad, que en un abrir y cerrar de ojos, en un pestañeo, habrán desaparecido de tu vida. Sí, la felicidad que ofrece el mundo del ego es ilusoria.

Pero un día, decides cambiar al compañero de viaje. Dices adiós al ego, le agradeces las lecciones y el aprendizaje que te ha ofrecido, sobre todo el reconocimiento de lo irreal y el verdadero valor de lo real, y decides tomar la mano de Aquel que aguardaba esa decisión con paciente Amor.

Ese instante es glorioso, es un instante santo, en el que te fundes con tu Creador, en el que reconoces la Fuente de donde procedes. Ya no hay dudas, tan sólo certeza. Ya no hay miedo, tan sólo confianza. Ya no hay culpa, tan sólo impecabilidad e inocencia. Ya no hay dolor, tan sólo dicha. Ya no hay tristeza, tan sólo felicidad. Ya no hay enfermedad, ni muerte, tan sólo plenitud y vida. Ya no hay temporalidad, tan sólo presencia.

Preguntémonos con quién caminamos de la mano. Si lo has experimentado, sabrás reconocer de lo que te hablo. Tendrás la certeza de que Dios se encuentra presente en cada uno de tus pensamientos, en cada uno de tus sentimientos. Lo sabrás, porque ya no creerás en la separación y en el pecado. Lo sabrás, porque ya no verás, ni percibirás el ataque de tu hermano. Lo sabrás, porque ya no necesitarás levantar elevados muros que te aporten una ficticia defensa. Lo sabrás, porque te verás pletórico, radiante como un sol que desea expandir su luz con la vida. Lo sabrás, sin duda, lo sabrás, y, entonces, recordarás que siempre has sido Santo.


Reflexión: ¿Quién camina a mi lado?

Capítulo 21. Razón y Percepción: Introducción

 Capítulo 21

RAZÓN Y PERCEPCIÓN

 

Introducción.

1. La proyección da lugar a la percepción. 2El mundo que ves se compone de aquello con lo que tú lo dotaste. aNada más. 3Pero si bien no es nada más, tampoco es menos. 4Por lo tanto, es importante para ti. 5Es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. 6Tal como el hombre piense, así percibirá. 7No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. 8La percepción es un resultado, no una causa. 9Por eso es por lo que el concepto de grados de dificultad en los milagros no tiene sentido. 10Todo lo que se contempla a través de la visión es sano y santo. 11Nada que se perciba sin ella tiene significado. 12Y donde no hay significado, hay caos.

Si analizamos el aprendizaje que nos aporta el proceso creativo de Dios, podemos tener una visión correcta y verdadera del poder de la mente y comprenderemos el mecanismo por el cual se produce la proyección.

La frase “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza” aparece en la Biblia en el libro de Génesis 1:27.

En el texto del Curso, se recoge lo siguiente con relación a esta frase: "La afirmación "Dios creó al hombre a imagen y semejanza pro­pia" necesita ser reinterpretada. 2"Imagen" puede entenderse como "pensamiento", y "semejanza" como "de una calidad semejante." 3Dios efectivamente creó al espíritu en Su Propio Pensa­miento y de una calidad semejante a la Suya Propia. 4No hay nada más" (T.3.V.7:1-4).

Aceptar esta interpretación nos lleva a conocer el proceso de crear. Si la creación de Dios es parte de Sí Mismo, en Su Propio Pensamiento y de una calidad semejante a la Suya Propia, nuestras creaciones serán semejantes a las Suyas y tendrán su mismo sello, esto es, serán verdaderas y eternas. Su calidad está garantizada por la esencia del Amor y aporta la visión interna de la Unidad. 

Cuando la voluntad se dirige hacia la visión de Si Mismo, a la visión interna de lo que se Es, da lugar a creaciones que son extensiones del Ser. Cuando la voluntad, que goza de libre albedrío, se dirige en otra dirección inspirada por el deseo, se produce un desajuste en la visión y en vez de visionar nuestro interior, elegimos ver en otra dirección, lo que produce una alteración en lo creado. Esa alteración se conoce como proyección. Ya no es una extensión semejante a lo que vemos en nuestro interior. Ya no es una extensión del amor-unidad, ahora responde a la fuerza llamada deseo que nos lleva a ver de otra manera, es decir, a sustituir la unidad por un pensamiento separado que da lugar a la percepción, abandonando de este modo la visión del Conocimiento de lo que somos.

5La percepción, por otra parte, no puede tener lugar sin la creencia en "más" y en "menos". 6La percepción entraña selectivi­dad a todo nivel. 7Es un proceso continuo de aceptación y rechazo, de organización y reorganización, de sustitución y cam­bio. 8Evaluar es un aspecto esencial de la percepción, ya que para poder seleccionar es necesario juzgar" (T.3.V.7:5-48).

La percepción es el efecto de utilizar nuestra mente al servicio de una voluntad que sirve al deseo. Dicho de otro modo, la percepción es el efecto de la proyección de nuestra creencia en la separación.

2. La condenación es un juicio que emites acerca de ti mismo, y eso es lo que proyectas sobre el mundo. 2Si lo ves como algo condenado, lo único que verás es lo que tú has hecho para herir al Hijo de Dios. 3Si contemplas desastres y catástrofes, es que has tratado de crucificarlo. 4Si ves santidad y esperanza, es que te has unido a la Voluntad de Dios para liberarlo. 5Estas son las únicas alternativas que tienes ante ti. 6Y lo que veas dará testimonio de tu elección y te permitirá reconocer cuál de ellas elegiste. 7El mundo que ves tan sólo te muestra cuánta dicha te has permitido ver en ti y aceptar como tuya. 8Y si ése es su significado, el poder de dar dicha tiene entonces que encontrarse en ti.

No podemos menospreciar el poder de la mente. Cuando sirve al deseo de ser especial, da lugar a un mundo que lleva ese mismo sello, es decir, es a nuestra imagen y semejanza, de nuestro mismo pensamiento y de la misma calidad. El deseo de ser especial da lugar a la proyección y a la percepción, donde el Ser Espiritual es sustituido por el cuerpo físico.

Las consecuencias de sentirnos especiales nos llevaron a la creencia en el pecado y en la culpa. La pérdida de la inocencia desencadenó el deseo profundo y necesario de redimirnos de nuestros pecados. De este modo, el sacrificio y el dolor se convierten en los fervientes servidores de nuestra salvación.

La condenación forma parte de nuestro sistema de pensamiento dado que es lo que nos estamos aplicando interiormente, entendiéndola como la vía que ha de ganar el perdón de Dios.

Al formar parte de nuestros pensamientos, de nuestra visión, la proyectaremos y la percibiremos, recibiendo del mundo exterior el juicio de nuestros actos y su condenación como el único camino para alcanzar la salvación.

El plato del dolor y el sufrimiento está servido y todos comeremos de él.

El Curso que estamos estudiando es una invitación a cambiar nuestra manera de ver las cosas y a recordar nuestra verdadera identidad. Tenemos que ejercitar y entrenar nuestra mente para que sirva a una voluntad dirigida correctamente hacia la visión de la unidad. Tan solo así podremos andar el camino que ha de conducirnos a la salvación.

miércoles, 4 de junio de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 155

LECCIÓN 155

Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.

1. Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. 2No cambias de apariencia, aunque sí son­ríes mucho más a menudo. 3Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos. 4Y aquellos que caminan por el mundo con la misma actitud que tú reconocen en ti a alguien semejante a ellos. 5No obstante, los que aún no han percibido el camino también te reconocerán y creerán que eres como ellos, tal como una vez lo fuiste.

2. El mundo es una ilusión. 2Aquellos que eligen venir a él andan buscando un lugar donde poder ser ilusiones y así escapar su propia realidad. 3Mas cuando se dan cuenta de que su realidad se encuentra incluso aquí, entonces se hacen a un lado y dejan que ésta les muestre el camino. 4¿Qué otra alternativa tienen real­mente? 5Dejar que las ilusiones vayan delante de la verdad es una locura. 6Mas dejar que las ilusiones se rezaguen detrás de la ver­dad y que ésta se alce como lo que es, es simplemente muestra de cordura.

3. Ésta es la sencilla elección que hoy llevaremos a cabo. 2La demente ilusión permanecerá de manifiesto por un tiempo para ser contemplada por aquellos que eligieron venir y que aún no han experimentado el regocijo de descubrir que se equivocaron al decidir. 3Ellos no pueden aprender directamente de la verdad, puesto que la han negado. 4Y así, tienen necesidad de un Maestro que pueda percibir su demencia, pero que pueda ver también más allá de la ilusión la simple verdad que mora en ellos.

4. Si la verdad exigiese que renunciasen al mundo, les parecería como si se les estuviese pidiendo que sacrificasen algo que es real. 2Muchos han elegido renunciar al mundo cuando todavía creían que era real. 3como resultado de ello se han visto abati­dos por una sensación de pérdida, y, consecuentemente, no se han liberado. 4Otros no han elegido otra cosa que el mundo, y su sensación de pérdida ha sido aún mayor, lo cual no han sido capaces de entender.

5. Entre estas dos sendas hay un camino que conduce más allá de cualquier clase de pérdida, pues tanto el sacrificio como la priva­ción se abandonan de inmediato. 2Éste es el camino que se te pide recorrer ahora. 3Caminas por esta senda tal como otros lo hacen, mas no pareces ser distinto de ellos, aunque ciertamente lo eres. 4Por lo tanto, puedes ayudarlos al mismo tiempo que te ayudas a ti mismo, y encauzar sus pasos por el camino que Dios ha despe­jado para ti y para ellos, a través de ti.

6. La ilusión aún parece estar ceñida a ti, a fin de que puedas comunicarte con ellos. 2Sin embargo, ha retrocedido. 3Y no es de ilusiones de lo que te oyen hablar, ni son ilusiones  lo que les presentas para que sus ojos las vean y sus mentes las entiendan. 4La verdad, que va delante de ti, tampoco puede hablarles a tra­vés de ilusiones, pues este camino conduce ahora más allá de la ilusión, y mientras sigues adelante los llamas para que te sigan.

7. Todos los caminos conducen finalmente a éste. 2Pues el sacrifi­cio y la privación son sendas que no llevan a ninguna parte, deci­siones que conducen al fracaso, así como metas que jamás se podrán alcanzar. 3Todo esto retrocede a medida que la verdad se alza en ti para que conduzcas a tus hermanos lejos de los caminos de la muerte y los encamines por la senda de la felicidad. 4Su sufrimiento es pura ilusión. 5Sin embargo, necesitan un guía que los ayude a escapar de ella, pues confunden las ilusiones con la verdad.

8. Tal es la llamada de la salvación. 2Te pide que aceptes la verdad y permitas que vaya delante de ti alumbrando la senda que te rescata de lo ilusorio. 3No se trata de un rescate que tiene un pre­cio, pues no cuesta nada. 4Al contrario, sólo te aporta ganancias. 5Las ilusiones tan sólo dan la impresión de mantener al santo Hijo de Dios encadenado. 6Es únicamente de las ilusiones de lo que se le salva. 7A medida que éstas retroceden, él se vuelve a encontrar a sí mismo.

9. Camina seguro ahora, pero con cuidado, ya que esta senda es nueva para ti. 2Puede que descubras que aún te sientes tentado de ir delante de la verdad y de dejar que las ilusiones sean tu guía. 3Se te dieron tus santos hermanos para que siguiesen tus pasos conforme tú caminas seguro de tu propósito hacia la ver­dad. 4Ésta va delante de ti ahora, para que ellos puedan ver algo con lo que poder identificarse, algo que entiendan que les señale el camino.

10.  Al final de la jornada, no obstante, no habrá brecha ni distan­cia alguna entre la verdad y tú. 2Y todas las ilusiones que marcha­ban por el mismo camino que tú recorres se alejarán de ti, y no quedará nada que mantenga a la verdad separada de la compleción de Dios, la cual es tan santa como Él Mismo. 3Hazte a un lado con fe y deja que la verdad te muestre el camino. 4No sabes adónde vas. 5Pero Uno que sabe te acompaña. 6Deja que Él te guíe junto con los demás.

11. Cuando los sueños se hayan acabado, cuando el tiempo haya cerrado sus puertas a todo lo pasajero y los milagros ya no tengan objeto, el Hijo de Dios no emprenderá más jornadas. 2Ya no tendrá ningún deseo de ser una ilusión en vez de la verdad. 3Hacia esto es hacia lo que nos encaminamos, a medida que seguimos ade­lante por el camino que la verdad nos señala. 4Ésta es nuestra jornada final, la cual llevamos a cabo por todos. 5No perdamos el rumbo. Pues así como la verdad va delante de nosotros, también va delante de los hermanos que nos seguirán.

12. Nos encaminamos hacia Dios. 2Haz una pausa y reflexiona sobre esto: 3¿Qué camino podría ser más santo, más merecedor de tus esfuerzos, de tu amor y de tu absoluta dedicación? 4¿Qué camino podría darte más de lo que es todo, u ofrecerte menos y aun así satisfacer al santo Hijo de Dios? 5Nos encaminamos hacia Dios. 6La verdad que va delante de nosotros es una con Él ahora, y nos conduce allí donde Él siempre ha estado. 7¿Qué otro camino sino éste podría ser una senda que quisieses elegir?

13. Tus pies ya están firmemente asentados en el camino que con­duce al mundo hasta Dios. 2No busques otros caminos que parez­can llevar a otra parte. 3Los sueños no son guías dignos de ti que eres el Hijo de Dios. 4No olvides que Él te ha tomado de la mano, y te ha dado tus hermanos con la confianza de que eres merece­dor de la Confianza que Él ha depositado en ti. 5Él no puede ser engañado. 6Su Confianza ha hecho que tu trayectoria sea induda­ble y tu meta segura. 7No les fallarás a tus hermanos ni a tu Ser.

14. Y ahora sólo te pide que pienses en Él por un rato cada día, para que pueda dialogar contigo y hablarte de Su Amor, recor­dándote cuán grande es Su Confianza, cuán infinito Su Amor. 2En tu nombre y en el Suyo, que son el mismo, gustosamente practi­camos con este pensamiento:

3Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino, pues deseo recorrer el camino que me conduce hasta Él.

¿Qué me enseña esta lección? 

Cuando se produce el despertar de la consciencia o percepción verdadera, tu manera de actuar se acomoda a tu nueva identidad. 

Mientras que hemos permanecido identificados con el ego y hemos seguido sus pautas de comportamiento, nos hemos sentido parte del mundo y nos hemos dejado gobernar por sus leyes, principalmente la que nos ha llevado a creer firmemente en el castigo como única vía de redención de nuestros pecados. 

La base principal de las creencias del ego se fundamenta en que somos cuerpos y que estamos separados unos de otros. Esa convicción nos ha llevado a interpretar al “otro” como una fuente de ataque, recordándonos que la separación representa nuestro acto pecaminoso y desobediente a las Leyes de Dios. El temor a Dios lo proyectamos sobre nuestro hermano, al que condenamos por recordarnos constantemente la absurda y demente idea de que nos hemos separado de Dios y de su creación. 

El despertar de la consciencia se convierte en nuestro mejor regalo, dado que recuperamos nuestra verdadera identidad, la cual es impecable y eterna. A partir de ese momento, estamos en el mundo, pero sabemos que no pertenecemos a él. 

Esta verdad se convertirá en nuestra estrella y marcará el rumbo que debemos dar a nuestras vidas. Se trata de Ser y no de estar. Podemos acompañar a un hermano que se encuentra recorriendo un camino abrupto y ayudarle a orientar sus pasos en otra dirección, y no por ello identificarnos con el sendero equivocado. 

Es preciso apartarse y dejar que la nueva luz ilumine nuestra senda. La certeza de que, en cualquier circunstancia, estamos acompañados por Dios debe aportarnos la confianza necesaria para recorrer cualquier camino de este mundo, pues ya hemos dejado de pertenecer a él y esa condición nos hace libres. 

La Verdad nos revelará que cualquier camino, siempre, debemos recorrerlo con la mente puesta en la Unidad, en el Amor y en la Paz, es decir, con la mente recta inspirada por la Voz que habla por Dios, el Espíritu Santo.


Ejemplo-Guía: "¿Qué nos inspira, la Verdad, o, la ilusión?

No nos costará mucho esfuerzo dar una respuesta a esta cuestión. Otra cosa es que nos guste el reconocer que nuestros pasos siguen la estela de lo irreal, que es lo mismo que decir que seguimos y servimos al ego y que estamos identificados con el cuerpo y con la búsqueda del bien-estar.

En nuestra defensa (pues nos sentimos atacados), diremos: “Es lo que nos han enseñado durante toda nuestra vida, a creer en la identidad del ego, en prestar culto al cuerpo, en ganar y vencer, en competir y triunfar, en obtener y poseer”.

Pero si no hemos querido seguir ahondando en los beneficios de esa identificación, es porque hacerlo —lo sabemos— nos conduce a reconocer que somos infelices, que sentimos un profundo y arraigado temor por la soledad, por la enfermedad, por la muerte, por la pérdida, por la escasez, por la venganza de nuestro creador, por sentirnos pecadores.

Seguir la estela del ego como guía nos conduce al sufrimiento. Si esto es así, ¿qué esperamos para cambiar de guía?

La resistencia proviene del apego y de las falsas creencias que hemos aceptado como verdaderas. El cambio de guía nos exige tan sólo una nueva decisión: elegir la verdad y abandonar la ilusión.

¿Qué significa esta elección? Para mí, me gusta poner el ejemplo del bien-estar y el bien-ser. Ya lo hemos visto en otras ocasiones. El bien-estar persigue lo ilusorio y transitorio y está sometido a las leyes del mundo fabricado por el ego, que son perecederas, con lo cual nos conducen a la pérdida, circunstancia que nos produce dolor y sufrimiento.

El bien-ser no persigue ninguna ilusión, sino que se centra en la esencia del Ser. La felicidad deja de ser un objetivo y se convierte en una condición. El miedo a la pérdida cede su hegemonía al Amor, fuente de toda Abundancia, pues está basado en el dar-recibir. El guía del bien-ser nos inspira el camino a seguir y nos conduce al Cielo. El bien-ser visiona la vida desde la Unidad y su función es fusionarse con el resto de la Filiación.

Reflexión:  Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo.  ¿Cómo vives en el mundo?

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 159

LECCIÓN 159 Doy  los  milagros que he recibido. 1. Nadie puede  dar  lo que no ha recibido.  2 Para dar algo es pre­ciso poseerlo antes.  3...