martes, 8 de abril de 2025

Capítulo 19. B-i. La atracción del dolor (2ª parte).

i. La atracción del dolor (2ª parte).

12. Es imposible tratar de obtener placer a través del cuerpo y no hallar dolor. 2Es esencial que esta relación se entienda, ya que el ego la considera la prueba del pecado. 3En realidad no es puni­tiva en absoluto. 4Pero sí es el resultado inevitable de equipararte con el cuerpo, lo cual es la invitación al dolor. 5Pues ello le abre las puertas al miedo, haciendo que se convierta en tu propósito. 6La atracción de la culpabilidad no puede sino entrar con él, y cual­quier cosa que el miedo le ordene hacer al cuerpo es, por lo tanto, dolorosa. 7Este compartirá el dolor de todas las ilusiones, y la ilusión de placer se experimentará como dolor.

En este punto queda muy bien explicada la relación de causa y efecto, lo cual nos permite comprender que su ley abarca todo proceso creador. Por lo tanto, considero esencial para nuestro crecimiento espiritual aplicar dicha ley a nuestra vida, pues de este modo, analizando la calidad de nuestras percepciones, de nuestros efectos, de los acontecimientos que vivimos y experimentamos, podemos conocer lo que hemos sembrado, o visto de otro modo, el uso que hemos dado a nuestra voluntad, pues en ella encontraremos la causa que ha dado origen a lo percibido.

Considero importante conocer la aplicación de la ley de causa y efecto, dado que nos mostramos incrédulos y nos consideramos víctimas de la mala suerte, cuando la vida nos lleva a enfrentarnos a situaciones dolorosas que consideramos injustas. En esos momentos de incredulidad no sabemos reconocer la relación existente entre lo que experimentamos y nuestras creencias. Preferimos proyectar nuestra ignorancia y culpar al mundo de lo que nos ocurre. Siempre nos resultará más fácil y cómodo, para nuestra conciencia, encontrar al causante fuera de nosotros mismos. Será nuestra pareja, nuestros padres, nuestros hijos, nuestros jefes, nuestros enemigos, y cuando ya se nos ha agotado la lista de culpables, elevamos nuestra mirada al cielo y exclamamos: ¡Padre, por qué me mandas estas pruebas! ¿Qué te he hecho para merecer tu castigo?

13. ¿No es acaso esto inevitable? 2El cuerpo, a las órdenes del miedo, irá en busca de culpabilidad y servirá a su amo, cuya atracción por la culpabilidad mantiene intacta toda la ilusión de su existencia. 3En esto consiste, pues, la atracción del dolor. 4Regido por esta percepción, el cuerpo se convierte en el siervo del dolor, lo persigue con un gran sentido del deber y acata la idea de que el dolor es placer. 5Ésta es la idea que subyace a la excesiva importancia que el ego le atribuye al cuerpo. 6Y man­tiene oculta esta relación demente, si bien, se nutre de ella. 7A ti te enseña que el placer corporal es felicidad. 8Mas a sí mismo se susurra: "Es la muerte".

Si por todo lo dicho hemos alcanzado a comprender la profundidad que nos enseña la ley de causa y efecto, estaremos en condiciones de afirmar que el error siempre se encuentra en el nivel de la mente, en el nivel de las creencias, en el nivel de las causas, en el nivel de la voluntad, que se convierte en el motor que nos impulsa a crear.

La falta de esa claridad en nuestra visión nos ha llevado a identificar al agente causante en el lugar equivocado, pues lo hemos situado en el nivel físico, el cual está regido por leyes temporales y efímeras como la ilusión. En dicho nivel, el cuerpo adquiere el principal protagonismo y se le atribuye la calidad de ser el promotor de todos nuestros actos y, como consecuencia de ello, se le atribuye igualmente la capacidad para aportarnos placer o dolor.

Si llegamos a esta conclusión, estaremos obviando una cuestión esencial. El cuerpo es la elección de dirigir nuestra voluntad en una dirección que nos ha llevado a un estado de conciencia perceptiva que da lugar a la temporalidad, pues no es eterna, sino transitoria. No somos realmente lo que percibimos. Somos el observador, la mente a través de la cual tiene lugar lo percibido. No somos el sueño, somos el soñador del sueño. Por lo tanto, no podemos ver en el cuerpo al agente causante, sino que dicho agente es nuestra mente.

Bajo esta nueva perspectiva, debemos preguntarnos: ¿dónde se cuenta la fuente de la paz, del placer, de la dicha? ¿Dónde se encuentra la fuente del dolor, del sufrimiento, del miedo?

¿En el cuerpo o en la mente?

14. ¿Por qué razón es el cuerpo tan importante para ti? 2Aquello de lo que se compone ciertamente no es valioso. 3Y es igualmente cierto que no puede sentir nada. 4Te transmite las sensaciones que tú deseas. 5Pues el cuerpo, al igual que cualquier otro medio de comunicación, recibe y transmite los mensajes que se le dan. 6Pero éstos le son completamente indiferentes. 7Todos los senti­mientos con los que se revisten dichos mensajes los proporcionan el emisor y el receptor. 8Tanto el ego como el Espíritu Santo reco­nocen esto, y ambos reconocen también que aquí el emisor y el receptor son uno y lo mismo. 9El Espíritu Santo te dice esto con alegría. 10El ego te lo oculta, pues no quiere que seas consciente de ello. 11¿Quién transmitiría mensajes de odio y de ataque si entendiese que se los está enviando a sí mismo? 12¿Quién se acu­saría, se declararía culpable y se condenaría a sí mismo?

No forma parte del sistema de pensamiento del ego el hecho de que tomemos consciencia del profundo significado de la aplicación de la ley de causa y efecto. 

La ciencia, uno de los baluartes más importantes para el sistema de pensamiento egoico, ha descubierto el funcionamiento de la ley de causación. Pero su alcance lo circunscribe a los límites donde deposita su conciencia, esto es, en los límites que le marca el mundo en el que cree, en el perceptivo. La ciencia de hoy defiende su postulado de la verdad con base en su creencia en lo que es capaz de pesar y medir; dicho de otro modo, cree tan solo en lo que perciben sus sentidos físicos. Así pues, la ley de causa y efecto solo se aplica al mundo percibido, descartando la posibilidad de que la mente, en lugar del cuerpo, sea el agente causante.

Por ello, el cuerpo es tan importante para nuestro actual estado de conciencia, la cual cayó en un profundo sueño cuando eligió alimentarse por sí misma, del cual aún no ha despertado.

lunes, 7 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 97

LECCIÓN 97

Soy espíritu.


1. La idea de hoy te identifica a ti con tu único Ser. 2No acepta una identidad dividida, ni trata de formar una unidad entrela­zando factores opuestos. 3Simplemente declara la verdad. 4Prac­tica hoy esta verdad tan a menudo como puedas, pues extraerá a tu mente del conflicto y la llevará a los serenos campos de la paz. 5Ni el más leve escalofrío de miedo hará acto de presencia, pues habrá sido absuelta de la locura al haber abandonado la ilusión de una identidad dividida.

2. Volvemos a declarar la verdad acerca de tu Ser, el santo Hijo de Dios que mora en ti, a Cuya mente le ha sido restituida la cordura. 2Tú eres el espíritu que ha sido amorosamente dotado de todo el Amor, la paz y la dicha de tu Padre. 3Tú eres el espíritu que completa a Dios Mismo y que comparte con Él Su función de Creador. 4Él está siempre contigo, tal como tú estás con Él.

3. Hoy trataremos de acercar la realidad a tu mente todavía más. 2Cada vez que practicas, te vuelves cuando menos un poco más consciente, ahorrando en algunas ocasiones mil años o más. 3Los minutos que dedicas se multiplican una y otra vez, pues el mila­gro hace uso del tiempo, pero no está regido por él. 4La salvación es un milagro, el primero y el último; el primero que es el último, pues es uno.

4. Tú eres el espíritu en cuya mente mora el milagro en el que el tiempo se detiene; el milagro en el que un minuto que se dedique a la práctica de estas ideas se convierte en un lapso de tiempo ilimitado e infinito. 2Da, pues, gustosamente estos minutos, y cuenta con Aquel que prometió infundirlos de intemporalidad. 3Él respaldará con toda Su fortaleza cada pequeño esfuerzo que hagas. 4Concédele hoy los minutos que Él necesita para poder ayudarte a entender con Él que tú eres el espíritu que mora en Él y que hace un llamamiento a todas las cosas vivientes a través de Su Voz; el espíritu que ofrece Su visión a todo aquel que se la pide y que reemplaza el error con la simple verdad.

5. El Espíritu Santo se regocijará de tomar cinco minutos de cada hora de tu tiempo para llevarlos alrededor de este mundo afli­gido donde el dolor y la congoja parecen reinar. 2No pasará por alto ni una sola mente receptiva que esté dispuesta a aceptar los dones de curación que esos minutos brindan, y los concederá allí donde Él sabe que han de ser bien recibidos. 3su poder sanador aumentará cada vez que alguien los acepte como sus propios pensamientos y los use para curar.

6. De esta manera, cada ofrenda que se le haga se multiplicará miles de veces y decenas de miles más. 2Y cuando te sea devuelta, sobrepasará en poderío la pequeña ofrenda que hiciste, en forma parecida a como el resplandor del sol es infinitamente más potente que el pequeño destello que emite la luciérnaga en un fugaz instante antes de apagarse. 3El constante fulgor de esta luz permanecerá y te guiará más allá de las tinieblas; y jamás podrás olvidar el camino otra vez.

7. Comienza estos gratos ejercicios con las palabras que el Espí­ritu Santo te dice, y deja que su eco reverbere por todo el mundo a través de Él:

2Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limita­ción, a salvo, sano y pleno.
3Libre para perdonar y libre para salvar al mundo.

3Expresado a través de ti, el Espíritu Santo aceptará este regalo que recibiste de Él, aumentará su poder y te lo devolverá.
8. Ofrécele gustosamente hoy cada sesión de práctica. 2Y Él te hablará, recordándote que eres espíritu, uno con Él y con Dios, uno con tus hermanos y con tu Ser. 3Escucha las seguridades que te da cada vez que pronuncias las palabras que Él te ofrece hoy, y permite que Él le diga a tu mente que son verdad. 4Utilízalas contra cualquier tentación, y evita las lamentables consecuencias que la tentación trae consigo si sucumbes a la creencia de que eres otra cosa. 5El Espíritu Santo te brinda paz hoy. 6Recibe Sus palabras, y ofréceselas a Él.

¿Qué me enseña esta lección?

El reconocimiento de nuestra verdadera identidad es liberador. Soy Espíritu.

Afirmar mi única y verdadera realidad me permite alcanzar un elevado estado de consciencia.
Pronunciar ese reconocimiento me hace sentir una enorme felicidad y una profunda paz, semejante a la que se experimenta cuando despertamos de una agitada pesadilla.

Yo soy Espíritu. Mis ojos ya no se encuentran limitados por los contornos de la materia y desde ahora y para la eternidad, decido ver la única y verdadera realidad: nuestra esencia divina. La veo en mí, y a través de mí, veo la divinidad de mis hermanos.

Desde la visión de lo que soy, veo una manera distinta de relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo que vemos proyectado fuera. Esa visión me está mostrando un mundo nuevo, en el que desde que nacemos en él, se nos muestra a la luz de la verdad lo que realmente somos. Se nos revela que el cuerpo que percibimos no es nuestra identidad, sino tan solo un envoltorio que utilizamos como vehículo para expresarnos en el mundo ilusorio de las formas y cuya única función es la de ayudarnos a percibir correctamente.

Se nos revela, en este mundo nuevo, que todos somos Hijos de un mismo Padre y que en la unidad formamos Su Filiación. Que Ese Padre es la Fuente de donde recibimos el aliento de Vida. De esa Fuente recibimos la capacidad de crear y para ello utilizamos la mente, el foco a través del cual se expresa nuestro Ser Espiritual.

Se nos revela, en este mundo nuevo, que la mente es Una y se complace en la Santidad, en la Plenitud, en la Inocencia y en la Impecabilidad. Esa mente Una es la causa de todo efecto y, a través de su foco, el Hijo de Dios expande los Atributos con los que ha sido creado, su Voluntad, su Amor y su Inteligencia.


Ejemplo-Guía: "¿Cómo crear ese mundo nuevo?

Ese mundo no hay que crearlo, pues ya existe. Le llamamos nuevo, desde la perspectiva ilusoria del mundo de la percepción basado en la temporalidad, pero en verdad, ese mundo es real en la eternidad.

Ese mundo no hay que crearlo, pues no tiene cabida en la dimensión de la percepción, pues su Fuente es el verdadero Conocimiento. Su existencia pertenece al Espíritu, donde Todo Es.

En el nivel en el que hemos depositado nuestra identidad pasajera, ese mundo nuevo es como una Voz que nos despierta de las oscuras pesadillas que estamos soñando. Es esa Voz que nos susurra al oído que dejemos de sufrir, que dejemos de sentir temor, que dejemos de sentir dolor, que dejemos de experimentar la necesidad y la escasez. Esa Voz nos ofrece su mano y nos lleva a la verdadera visión de lo que somos: Hijos de Dios. Y esa visión nos permite comprender que lo que llamábamos realidad tan solo era el escenario de nuestros sueños y que las vivencias experimentadas habían sido escritas por nosotros, el único soñador.

Siendo así, no debemos preocuparnos por crear lo que ha existido por siempre. Ese mundo es el Hogar de Dios, es el "Vientre Divino" donde su Hijo se ha gestado y desde el cual ha sido emanado. Esa emanación es una expansión de Dios Mismo, por lo que no debemos entenderlo como una separación. En ese Estado de Unidad, no se concibe la necesidad, pues Todo Es.

Trasladar ese Estado de Plenitud al nivel del sueño nos sitúa en un nuevo escenario donde dejamos de sentirnos prisioneros de las limitaciones del mundo de la percepción. Ahora tenemos la certeza de que ese mundo puede ser dibujado con distintas tonalidades, pues en verdad somos los únicos con capacidad para aportar esos tonos. Y elegimos el tono de la abundancia, el tono de la salvación, de la libertad, de la confianza, de la salud, el tono del perdón y del amor.

Elegimos desechar los viejos colores de la pesadumbre, del victimismo, del apego, del miedo y de la culpa, del dolor y de la tristeza, del resentimiento y del odio, de la necesidad y de la escasez.

Ese es el nuevo lienzo que decidimos crear. La mente al servicio del Espíritu y, con esa visión, elegimos vivir la vida, conocedores de que somos los artistas que la colorean.

Reflexión: ¿Crees ser un Espíritu?

Capítulo 19. B-i. La atracción del dolor (1ª parte).

i. La atracción del dolor (1ª parte).

9. Tu pequeño papel consiste únicamente en entregarle al Espíritu Santo la idea del sacrificio en su totalidad 2y aceptar la paz que Él te ofrece a cambio sin imponer ningún límite que impida su exten­sión, lo cual limitaría tu conciencia de ella. 3Pues lo que Él otorga tiene que extenderse si quieres disponer de su poder ilimitado y utilizarlo para liberar al Hijo de Dios. 4No es de este poder de lo que quieres deshacerte, y, puesto que ya dispones de él, no puedes limitarlo. 5Si la paz no tiene hogar, tampoco lo tenemos ni tú ni yo. 6Y Aquel que es nuestro hogar se queda sin hogar junto con noso­tros. 7¿Es eso lo que quieres? 8¿Deseas ser un eterno vagabundo en busca de paz? 9¿Pondrías tus esperanzas de paz y felicidad en lo que no puede sino fracasar?

El amor, la esencia divina con la que hemos sido creados, cuando se extiende, nos ofrece como regalo el estado de paz. Podemos entender que cuando elegimos sembrar amor, el fruto que cosecharemos será la paz. Sabemos por las enseñanzas del Curso que causa y efecto forman una unidad, lo que significa que la una depende de la otra, es decir, no obtendremos un efecto si no existe una causa. 

Si elegimos aceptar lo expresado anteriormente como verdad, podremos concluir que, al igual que el amor es la esencia con la que hemos sido creados, la paz, su efecto, también forma parte de nuestra esencia. Lo que significa que la paz es nuestra realidad. Dicho de otro modo: "somos paz".

El ego cuestionará dicha afirmación, pues nos dirá: "Si somos paz, ¿cómo es que no la percibimos?". La respuesta a esta pregunta es una invitación a reflexionar sobre la identidad que creemos ser. Mientras que pensemos que somos aquello que percibimos, esto es, un cuerpo material, el cual es el símbolo que representa nuestra creencia en la separación, justificaremos el cuestionamiento que nos plantea el sistema de pensamiento del ego, pues dicha creencia en la separación es la causa que ha sustituido en nuestra mente el amor por el miedo y la inocencia por el pecado. De este modo, al sembrar miedo no podemos cosechar paz, sino ataque y temor.

10. Tener fe en lo eterno está siempre justificado, pues lo eterno es siempre benévolo, infinitamente paciente y totalmente amoroso. 2Te aceptará totalmente y te colmará de paz. 3Pero sólo se puede unir a lo que ya está en paz dentro de ti, lo cual es tan inmortal como lo es lo eterno. 4El cuerpo no puede proporcionarte ni paz ni desasosiego, ni alegría ni dolor. 5Es un medio, no un fin. 6De por sí no tiene ningún propósito, sino sólo el que se le atribuye. 7El cuerpo parecerá ser aquello que constituya el medio para alcanzar el objetivo que tú le asignes. 8Sólo la mente puede fijar propósitos, y sólo la mente puede discernir los medios necesarios para su logro, así como justificar su uso. 9Tanto la paz como la culpabilidad son estados mentales que se pueden alcanzar. 10Y esos estados son el hogar de la emoción que los suscita, que, por consiguiente, es compatible con ellos.

Habíamos dejado en el punto anterior al ego celebrando su victoria sobre el amor y la paz. Nunca admitirá que somos paz, pues ello significaría que creemos en el amor por encima del miedo, que creemos en la unidad por encima de la separación, que creemos en el espíritu por encima del cuerpo. Por lo tanto, prefiere negar la causa verdadera y elegir una causa falsa y errónea, con lo cual dará prioridad a sus percepciones, anteponiéndolas a la verdad.

Sin embargo, el sistema de pensamiento tiene una importante debilidad, la cual procede de la causa que lo ha originado. El error, lo falso, tan solo puede ofrecernos un mundo ilusorio y temporal, o lo que es lo mismo, un mundo irreal. Ese mundo se convierte en un escenario donde el dolor, el sufrimiento, la necesidad, la enfermedad se multiplican por doquier. Son frutos amargos que no sacian nuestros verdaderos apetitos. Es por ello que alcanzamos un punto de consciencia en el que nos lanzamos a la búsqueda de lo que más añoramos, la paz. Pero no sabemos dónde encontrarla, pues depositamos toda nuestra confianza en el maestro inadecuado, en el cuerpo, y no tardaremos en darnos cuenta de que la paz tan codiciada no forma parte del mundo perceptivo, sino que forma parte de nuestra esencia verdadera, la espiritual.

El renacer de la conciencia nos abre las puertas de un nuevo escenario donde, ahora sí, sabremos a quién tenemos que depositar toda nuestra fe, a qué maestro invitar a nuestra mente para que nos guíe hacia el encuentro con la paz, hacia el encuentro con nuestra verdadera identidad. El Espíritu Santo nos ofrecerá la Expiación que ha de permitirnos corregir nuestros errores mentales, lo que nos permitirá a su vez alcanzar la percepción correcta.

11. Examina, entonces, qué es lo que es compatible contigo. 2Ésta es la elección que tienes ante ti, y es una elección libre. 3Mas todo lo que radica en ella vendrá con ella, y lo que crees ser jamás puede estar separado de ella. 4El cuerpo aparenta ser el gran trai­dor de la fe. 5En él residen la desilusión y las semillas de la falta de fe, mas sólo si le pides lo que no puede dar. 6¿Puede ser tu error causa razonable para la depresión, la desilusión y el ataque de represalia contra lo que crees que te ha fallado? 7No uses tu error para justificar tu falta de fe. 8No has pecado, pero te has equivocado con respecto a lo que significa tener fe. 9Mas la corrección de tu error te dará motivos para tener fe.

Hemos dibujado los trazos de los dos escenarios en los que se puede manifestar nuestra consciencia. Ahora debemos saber que los efectos de nuestra siembra serán dulces o amargos dependiendo de nuestra elección, es decir, del uso que hagamos de nuestra voluntad. Si la empleamos para sembrar amor, cosecharemos paz y en nuestro escenario resplandecerá el sol, aportándonos luz y felicidad. Si la empleamos para sembrar miedo, cosecharemos temor y luchas, y en nuestro escenario percibiremos densas nubes que nos confundirán con su oscuridad, aportándonos dolor y sufrimiento.

Sí, desde este momento, nos hemos quedado solos para tomar el timón de nuestra nave y decidir el rumbo que vamos a tomar. Hemos habitado en la tierra próspera de miel y leche que Dios dispuso para Su Hijo, pero nuestro deseo de alimentarnos por nosotros mismos nos llevó a olvidar el hogar paradisiaco en el que nos encontrábamos. Ese proceso no se llevó a cabo a nivel físico, sino en el mental, en nuestras creencias, lo cual dio origen a que percibiésemos aquello que deseamos.

Ahora, este presente que estamos compartiendo en la eternidad se convierte en el instante santo en el que podemos recordar lo olvidado y elegir de nuevo. En esta ocasión, con la ayuda del Espíritu Santo, elegiremos lo correcto, pues seremos totalmente conscientes de lo que realmente somos.

domingo, 6 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 96

LECCIÓN 96

La salvación procede de mi único Ser.


1. Aunque eres un solo Ser, te percibes a ti mismo como si fueses dos: bueno y malo, lleno de amor y lleno de odio, mente y cuerpo. 2Esta sensación de estar dividido en dos estados opuestos da lugar a un constante y agudo conflicto, y conduce a desesperados intentos de reconciliar los aspectos contradictorios de esa auto-percep­ción. 3Has buscado muchas de estas soluciones reconciliatorias, pero ninguna de ellas te ha dado resultado. 4Los opuestos que percibes en ti jamás serán compatibles. 5Tan sólo uno de ellos existe.

2. Si has de salvarte, tienes que aceptar el hecho de que, por mucho que lo intentes, la verdad y lo ilusorio no pueden reconci­liarse, independientemente de los medios que utilices o de dónde percibas el problema. 2Hasta que no aceptes esto, irás en pos de un sinnúmero de metas irrealizables, desperdiciarás el tiempo, tus esfuerzos serán en vano, fluctuarás entre la esperanza y la duda, y cada intento será tan fútil como el anterior y tan inútil como sin duda alguna habrá de ser el siguiente.

3. Los problemas que no tienen sentido no se pueden resolver dentro del marco en que se han planteado. 2Dos seres en conflicto supone una condición que no se puede resolver, y no puede haber tampoco un punto de encuentro entre el bien y el mal. 3El ser que tú fabricaste jamás podrá ser tu Ser, ni tampoco puede tu Ser divi­dirse en dos y seguir siendo lo que es y lo que no puede sino ser eternamente. 4Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir. 5No trates de reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real. 6Si eres lo físico, tu mente desaparece del concepto que tienes de ti mismo, pues no tiene un lugar en el que realmente pueda ser parte de ti. 7Si eres espíritu, el cuerpo es entonces el que no tiene ningún sentido en tu realidad.

4. La mente es el medio del que el espíritu se vale para expresarse a Sí Mismo. 2Y la mente que sirve al espíritu está en paz y llena de gozo. 3Deriva su poder del espíritu y desempeña gustosamente su función aquí. 4La mente puede, por otro lado, verse también a sí misma como divorciada del espíritu y percibirse como dentro de un cuerpo al que confunde consigo misma. 5Sin su función, pues, no tiene paz, y la felicidad se vuelve algo ajeno a su pensamiento.

5. Mas una mente separada del espíritu no puede pensar. 2Ha negado la Fuente de su fortaleza, y se considera a sí misma des­valida, limitada y débil. 3Desasociada ahora de su función, cree estar sola y separada, atacada por ejércitos que se organizan con­tra ella; cree asimismo estar oculta en la frágil estructura del cuerpo. 4Ahora tiene que reconciliar lo que es diferente con lo que es lo mismo, pues para eso es para lo que piensa que es.

6. No pierdas más tiempo en esto. 2¿Quién puede resolver los insensatos conflictos que los sueños presentan? 3¿Qué significado podría tener en verdad su resolución? 4¿Qué objeto tendría? 5¿De qué serviría? 6La salvación no puede hacer que las ilusiones sean reales, ni tampoco resolver un problema que no existe. 7Tal vez albergas la esperanza de que puede. 8Mas ¿querrías que el plan de Dios para la liberación de Su amado Hijo le causase dolor a éste y además no lo liberase?

7. Tu Ser aún conserva Sus pensamientos, los cuales permanecen dentro de tu mente y en la Mente de Dios. 2El Espíritu Santo con­serva la salvación en tu mente y le ofrece el camino de la paz. 3La salvación es un pensamiento que compartes con Dios porque Su Voz lo aceptó por ti y respondió en tu nombre que se había consu­mado. 4De esta manera, la salvación está salvaguardada entre los pensamientos que tu Ser aprecia y abriga por ti con amor.

8. Hoy intentaremos localizar este pensamiento, cuya presencia en tu mente está garantizada por Aquel que te habla desde tu único Ser. 2Nuestras prácticas de cinco minutos cada hora estarán dedicadas a buscar este Ser en tu mente. 3La salvación procede de Él a través de Aquel que es el puente entre tu mente y Él. 4Espera pacientemente y deja que Él te hable acerca de tu Ser y de lo que tu mente puede hacer una vez que haya sido restituida a Éste y se encuentre libre para servir Su Voluntad.
9. Comienza diciendo lo siguiente:

2La salvación procede de mi único Ser.
3Sus pensamientos están a mi disposición.

4Luego busca Sus pensamientos, y reclámalos como tuyos. 5Son tus pensamientos reales, los cuales has negado mientras dejabas que tu mente vagase por un mundo de sueños en busca de ilusio­nes que los sustituyesen. 6He aquí tus pensamientos, los únicos que tienes. 7La salvación se encuentra entre ellos. aHállala allí.

10. Si tienes éxito, los pensamientos que se te ocurran te dirán que te has salvado y que tu mente ha encontrado la función que pro­curó perder. 2Tu Ser le dará la bienvenida y la colmará de paz. 3Una vez que su fortaleza haya sido restaurada, tu mente podrá fluir de nuevo desde su espíritu al espíritu de todas las cosas creadas por el Espíritu a semejanza de Sí Mismo. 4Tu mente ben­decirá todas las cosas. 5Una vez que la confusión haya cesado, quedarás restaurado, pues habrás hallado tu Ser.

11. Tu Ser sabe que hoy no puedes fracasar. 2Tal vez tu mente siga dudándolo por un rato, 3pero no te dejes desanimar por ello. 4Tu Ser conservará para ti la dicha que experimenta, y gozarás de ella con plena conciencia. 5Cada vez que dedicas cinco minutos de cada hora a buscar a Aquel que une a tu mente con tu Ser, le ofreces un tesoro adicional para que lo salvaguarde para ti.

12. Cada vez que le dices hoy a tu agitada mente que tu salvación procede de tu único Ser, añades otro tesoro más a tu creciente almacén. 2éste se le da en su totalidad a todo aquel que lo pida y acepte el regalo. 3Piensa, pues, cuánto se te está dando este día para que lo des, de manera que se te pueda dar a ti.

¿Qué me enseña esta lección?

¿Quién es feliz en el conflicto? ¿Quién desea construir su hogar en la oscuridad? ¿Quién no desea despertar de una pesadilla? Tan sólo el verdadero Ser tiene la condición para liberarnos del conflicto, iluminar nuestra casa y despertarnos a la única realidad.

Mientras que nuestra mente sirva a la dualidad, a la división, estaremos alimentando la falsa creencia de que estamos separados de la verdadera Fuente, de nuestro Creador y de su Creación.

Si crees en el conflicto, no tendrás paz. Si crees en la oscuridad, permanecerás perdido. Si crees que puedes permanecer dormido, te identificarás con el soñador, sin tomar consciencia de que tú eres el único soñador.

Prestar servicio a la dualidad nos lleva donde únicamente nos puede llevar, al conflicto y a la falta de coherencia y de paz.

¿Qué le dirías a tu hijo adolescente cuando compruebas que sus impulsos emocionales, adueñándose de su mente, de su capacidad de discernimiento, le llevan a acometer iniciativas que le causarán dolor y sufrimiento? Le dirías, respetando su libre albedrío: "¿Has reflexionado sobre las consecuencias de tus actos?" Con esta pregunta, no estás queriendo dirigir su vida, tan solo pretendes poner una luz a su alcance para que sepa ver la realidad.

¿Qué significado tiene esa luz? El único posible, permitirnos ver la verdad. Esa luz nos revela que la mente es un foco que puede ser utilizado por el Yo Espiritual o por el ego. Cuando es el Espíritu el que lo usa, tenemos acceso a la visión de la verdad. Cuando es el ego el que lo hace, la visión se transforma en imaginación y, en vez de tener acceso a la verdad, da lugar a la ilusión.

¿Cómo podemos saber que nuestra mente sirve al Espíritu? Cuando nuestra mente sirve al Espíritu, tan solo vemos la unidad, actuamos de acuerdo a las Leyes de Dios (Amor) y gozamos de la Dicha y la Paz Divina.

Cuando nuestra mente sirve al ego (cuerpo), tan solo percibimos la separación y actuamos bajo los mandatos del miedo, de la culpa, lo que nos conduce a experimentar dolor, sufrimiento, enfermedad, etc.

Ejemplo-Guía: ¿Cómo hago para salvarme?

Esta cuestión, tan sutil, presenta como punto de partida un error que es preciso corregir. Si tenemos la necesidad de la salvación, es porque nos sentimos condenados, nos sentimos prisioneros del miedo, el principal causante de que no seamos libres.

Las enseñanzas de Un Curso de Milagros nos revelan que el único error que debemos corregir es el que nos lleva a la creencia de que estamos separados de nuestro Creador. Potencialmente, ese error da lugar a una cadena, casi infinita, de errores. El miedo es consecuencia de esa creencia, pues imaginamos que ya no gozamos de la protección de nuestro Padre.
La condena, igualmente, es consecuencia de esa misma creencia, pues nos imaginamos que hemos ofendido la confianza de nuestro Creador. Tal gesto de desconfianza y fidelidad nos ha llevado a dar un especial valor a la creencia en el pecado. Nos sentimos sucios y nos condenamos. Exigimos el castigo como una vía de liberación de la culpa que sentimos. Proyectamos al exterior las sombras que visionamos en nuestro interior, en forma de juicios condenatorios, en un intento de quedar limpios de pecados.

Por lo tanto, la única respuesta que puede aportarse a esta cuestión es que no debemos hacer nada para salvarnos, pues jamás hemos perdido nuestra condición de inocencia, plenitud y libertad.

Si necesitamos recibir otra respuesta, no pasa nada. No podemos negar la única verdad, pero tampoco podemos visionarla, negando el mundo ilusorio que percibimos.
Entender que nuestra necesidad de salvación es tan solo una creencia ya nos sitúa en una posición aventajada, en el sentido de que dicha visión nos invita a elegir de nuevo.

Te sientes prisionero de tus creencias, y ahora sabes que ese sentimiento es fruto de un error que puedes corregir con tan solo poner tu voluntad en ello. Si tu mente ha estado al servicio del ego, y dicha fidelidad te ha conducido a experiencias conflictivas y dolorosas, ahora sabes que poner tu mente al servicio del Espíritu te permitirá experimentar un mundo nuevo.

Cuando se pone la mente al servicio del Espíritu Santo, se establece un nuevo canal de comunicación que nos afecta a niveles internos y externos. Desde el punto de vista interno, aparece una característica que nos lleva al sentimiento del gozo. Esa característica tiene su fuente en la confianza (fe), la cual te lleva a entregar todas y cada una de tus decisiones al Espíritu Santo. Este gesto nos predispone a vivir la vida con una actitud de aceptación, que no debemos confundir con la resignación, de todo cuanto nos ocurre.

A nivel externo, nuestra comunicación con el mundo adopta una peculiaridad que se caracteriza por la visión de la unidad con todo lo creado. Esa característica nos lleva a sentir empatía con todos y excluimos de nuestros hábitos la iniciativa del juicio condenatorio y la actitud de venganza y ataque.

Reflexión: ¿Crees que es posible servir a dos amos a la vez? 

sábado, 5 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 95

LECCIÓN 95

Soy un solo Ser, unido a mi Creador.


1. La idea de hoy te describe exactamente tal como Dios te creó. 2Eres uno solo contigo mismo y uno solo con Él. 3Tuya es la uni­dad de toda la creación. 4Tu perfecta unidad hace que cualquier cambio en ti sea imposible. 5No aceptas esto, ni te das cuenta de que no puede sino ser verdad, debido únicamente a que crees que ya has efectuado un cambio en ti.

2. Crees ser una ridícula parodia de la creación de Dios: débil, perverso, lleno de fealdad y de pecado, abatido por la miseria y agobiado por el dolor. 2Tal es la versión que tienes de ti mismo: un ser dividido en muchas partes conflictivas y separadas de Dios que a duras penas se mantienen unidas por su errático y capri­choso hacedor, a quien rezas. 3Él no oye tus rezos, pues es sordo. 4No ve tu unidad, pues es ciego. 5No entiende que tú eres el Hijo de Dios, pues es insensato y no comprende nada.


3. Hoy trataremos de ser conscientes únicamente de lo que puede oír y ver, y tiene perfecto sentido. 2Una vez más, la meta de nues­tros ejercicios será llegar hasta tu único Ser, el Cual está unido a Su Creador. 3Lleno de paciencia y esperanza, hoy volveremos a tratar de llegar hasta Él.

4. Dedicar los primeros cinco minutos de cada hora de vigilia a practicar la idea del día te ofrece ciertas ventajas en la etapa de aprendizaje en la que te encuentras ahora. 2Es muy difícil a estas alturas evitar que la mente divague si se la somete a largos perío­dos de práctica. 3Seguramente ya te habrás percatado de esto. 4Has visto cuán grande es tu falta de disciplina mental y la nece­sidad que tienes de entrenar a tu mente. 5Es necesario que reco­nozcas esto, pues ciertamente es un obstáculo para tu progreso.

5. Las sesiones de práctica más cortas y más frecuentes te ofrecen otras ventajas en este momento. 2Además de haber reconocido cuán difícil te resulta mantener tu atención fija por largos interva­los, tienes también que haber notado que, a no ser que se te recuerde frecuentemente tu propósito, tiendes a olvidarte de él por largos períodos de tiempo. 3A menudo te olvidas de llevar a cabo las aplicaciones cortas de la idea del día, y aún no has for­mado el hábito de utilizar la idea como respuesta automática a cualquier tentación.

6. Es necesario, pues, que, a estas alturas, dispongas de cierta estructura en la que se incluyen recordatorios frecuentes de tu objetivo e intentos regulares de alcanzarlo. 2La regularidad en cuanto al horario, no es el requisito ideal para la forma más bene­ficiosa de practicar la salvación. 3Es algo ventajoso, no obstante, para aquellos cuya motivación es inconsistente y cuyas defensas contra el aprendizaje son todavía muy fuertes.

7. Continuaremos, por lo tanto, con nuestras sesiones de práctica de cinco minutos cada hora por algún tiempo, y se te exhorta a que omitas las menos posibles. 2Utilizar los primeros cinco minu­tos de cada hora te resultará especialmente útil, ya que ello impone una estructura más firme. 3No obstante, no utilices tus desviaciones de este horario como una excusa para no volver a adherirte a él tan pronto como puedas. 4Puede que te sientas ten­tado de considerar el día como perdido simplemente porque dejaste de hacer lo que se requería de ti. 5Esto, no obstante, se debe reconocer sencillamente como lo que es: una renuencia por tu parte a permitir que el error sea corregido y una falta de buena voluntad para tratar de nuevo.

8. Tus errores no pueden hacer que el Espíritu Santo se demore en impartir Sus enseñanzas. 2Sólo tu renuencia a desprenderte de ellos puede hacerlo. 3Resolvamos, por consiguiente, especial­mente durante los próximos siete u ocho días, estar dispuestos a perdonarnos a nosotros mismos nuestra falta de diligencia y el no seguir al pie de la letra las instrucciones que se nos dan para prac­ticar la idea del día. 4Esta tolerancia con la debilidad nos permitirá pasarla por alto, en lugar de otorgarle el poder de demorar nues­tro aprendizaje. 5Si le otorgarnos ese poder, creeremos que es for­taleza, y estaremos confundiendo la fortaleza con la debilidad.

9. Cuando no cumples con los requisitos de este curso, estás sim­plemente cometiendo un error. 2lo único que ello requiere es corrección. 3Permitir que el error siga repitiéndose es cometer errores adicionales, que se basan en el primero y que lo refuer­zan. 4Éste es el proceso que debes dejar a un lado, pues no es sino otra manera de defender las ilusiones contra la verdad.

10. Deja atrás todos estos errores reconociéndolos simplemente como lo que son: 2intentos de mantener alejado de tu conciencia el hecho de que eres un solo Ser, unido a tu Creador, uno con cada aspecto de la creación y dotado de una paz y un poder infinitos. 3Esto es la verdad y nada más lo es. 4Hoy volveremos a afirmar esta verdad y a tratar de llegar a aquel lugar en ti donde no existe la menor duda de que sólo eso es verdad.

11. Comienza las sesiones de práctica de hoy con la siguiente garantía y ofrécesela a tu mente con toda la certeza de que pue­das hacer acopio:

2Soy un solo Ser, unido a mi Creador, uno con cada aspecto de la creación, dotado de una paz y un poder infinitos.

3Luego cierra los ojos y repítela otra vez para tus adentros, lenta­mente y a conciencia, tratando de dejar que el significado de las palabras penetre en tu mente y reemplace todas tus ideas falsas:

4Soy un solo Ser.

5Repite esto varias veces y luego trata de experimentar lo que las palabras quieren decir.

12. Eres un solo Ser, unificado y a salvo en la luz, la dicha y la paz. 2Eres el Hijo de Dios, un solo Ser, con un solo Creador y un solo objetivo: brindar a todas las mentes la conciencia de esta unidad, de manera que la verdadera creación pueda extender la Totali­dad y Unidad de Dios. 3Eres un solo Ser, completo, sano y pleno, con el poder de levantar el velo de tinieblas que se abate sobre el mundo y dejar que la luz que mora en ti resplandezca a fin de enseñarle a éste la verdad de lo que eres.

13. Eres un solo Ser, en perfecta armonía con todo lo que existe y con todo lo que jamás existirá. 2Eres un solo Ser, el santo Hijo de Dios, unido a tus hermanos en ese Ser y unido a tu Padre en Su Voluntad. 3Siente a este único Ser en ti, y deja que Su resplandor disipe todas tus ilusiones y dudas. 4Éste es tu Ser, el Hijo de Dios Mismo, impecable como Su Creador, Cuya fortaleza mora en ti y Cuyo Amor es eternamente tuyo. 5Eres un solo Ser, y se te ha concedido poder sentir este Ser dentro de ti y expulsar todas tus ilusiones fuera de la única Mente que es ese Ser, la santa verdad en ti.

14. No te olvides hoy. 2Necesitamos tu ayuda, el pequeño papel que te corresponde desempeñar para brindar felicidad a todo el mundo. 3Y el Cielo te contempla sabiendo que hoy vas a inten­tarlo. 4Comparte, por lo tanto, su certeza con él, pues es tuya. 5Mantente alerta. 6No te olvides hoy. 7Recuerda tu objetivo a lo largo del día. 8Repite la idea de hoy tan a menudo como puedas, comprendiendo que cada vez que lo haces, alguien oye la voz de la esperanza, el alborear de la verdad en su mente y el sereno batir de las alas de la paz.

15. Tu propio reconocimiento de que eres un solo Ser, unido a tu Padre, es un llamamiento a todo el mundo para que se una a ti. 2Asegúrate de extender la promesa de la idea de hoy a todo aquel con quien te encuentres en este día diciéndole:

3Tú y yo somos un solo Ser, unidos con nuestro Creador en este Ser.
4Te honro por razón de lo que soy, y de lo que es Aquel que nos ama a ambos cual uno solo.

¿Qué me enseña esta lección?

Aprendiendo la enseñanza de esta lección e integrándola en nuestra conciencia, tendríamos acceso directo a la consciencia de lo que realmente somos.

Experimentaríamos la vivencia más cercana a lo que muchas corrientes filosóficas han llamado "despertar". Este término es acertado, en cuanto al estado de conciencia con el que nos encontramos identificados; el llamado mundo de la percepción, el mundo del ego, es el mundo de la ilusión, del sueño, de lo irreal.

El Curso nos dice, podemos recordarlo aquí, que “la conciencia ha sido correc­tamente identificada como perteneciente al ámbito del ego. El ego es un intento erróneo de la mente de percibirnos tal como deseamos ser, en vez de como realmente somos. Sin embargo, sólo podemos conocernos a nosotros mismos como realmente somos, ya que de eso es de lo único que podemos estar seguros” (T-3.IV.2:2-4).

“Nada puede llegar al espíritu desde el ego, ni nada puede llegar al ego desde el espíritu. El espíritu no puede ni reforzar al ego, ni aminorar el conflicto interno de éste. El ego en sí es una contradicción” (T-4.I.2:6-8). 

“Nuestro falso ser y el Ser de Dios están en oposición. Y lo están con respecto a sus orígenes, rumbos y desenlaces. Son fundamentalmente irreconciliables porque el espíritu no puede percibir y el ego no puede gozar de conocimiento. No están, por lo tanto, en comunicación, ni jamás lo podrán estarEl ego, sin embargo, puede aprender, aun cuando su hacedor esté desencaminado” (T-4.I.2:9-13). 

“El espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque conduce, no a la destrucción del ego, sino al abandono de éste a la luz del espíritu.
El Estado de consciencia del Ser nos permite evidenciar nuestra verdadera identidad. Su rostro es el de la Unidad y su Manifestación el Amor. Cada una de sus creaciones lleva el sello inconfundible de su Creador, pues está basado en la Ley del Amor y no en la del miedo” (T-4.I.3:1-6).

La expresión de la Unidad actúa como un imán que atrae a todos sus iguales. La coherencia es la condición natural del Amor. Cuando actuamos en coherencia, nuestros pensamientos, sentimientos y acciones vibran al unísono: todos los componentes de la orquesta elevan sus notas en un mismo compás. Esta experiencia da lugar a la armonía y a la paz.

Hoy, Padre, he proclamado Tu Santo Nombre y mi mente ha sentido la fortaleza de la Unidad. 

He tenido que entregar en manos del Espíritu Santo todos los asuntos terrenales que se ciernen sobre mi mente con el manto del temor y del conflicto, quebrantando la visión de la paz. Cuando así lo he hecho, esa nube densa y aterradora se ha disipado dejando penetrar la luz. Ha sido entonces cuando he podido sentir el inmenso poder de la Unidad.

Soy un solo Ser.

Ejemplo-Guía: ¿Qué podemos hacer para favorecer que la paz impere en el mundo?

Muchos de nosotros, insatisfechos con la visión del mundo que percibimos, nos planteamos tomar iniciativas para hacer que el mundo cambie. ¿Os resuena?

Podemos incluso defender nuestra propuesta, atacando lo que podemos llegar a interpretar como de "pasividad" en aquellas actitudes que postulan por el "hacer, no-haciendo". Su planteamiento, nos lleva a la confusión al no entender cómo podemos quedarnos de brazos cruzados ante la cruda realidad.

Tal vez sea necesario explicar, aunque sea brevemente, que las iniciativas que apuestan por el "hacer, no-haciendo", no deben interpretarse como una inhibición ante los hechos que se vivencian, todo lo contrario, es una confirmación coherente con la creencia que los lleva a vivir la vida con plena consciencia de que todo tiene un sentido profundo, de que todo responde a un porqué y a un para qué, en el contexto evolutivo individual y conciencial.

Nadie puede dar lo que no tiene, y el mundo nos refleja, fielmente, aquello que le estamos ofreciendo. El mejor modo de comprobar esta afirmación es practicarlo.
Por ejemplo, deseas paz, pues haz que todos tus pensamientos, sentimientos y acciones sean portadoras de paz. ¿Qué experiencias crees que vivirás? Sencillamente, la paz. Recibes lo que has dado.

Esto qué quiere decir. Profundicemos en nuestro interior, donde únicamente podremos encontrar la verdad, y descubramos de qué estamos hecho: ¿de amor? ¿de odio? ¿de paz? ¿de miedos? Es la única manera de tomar consciencia de que somos los inventores de todo cuando nos rodea.

Imagina por un momento, que todo cuanto nos ocurre, individual y colectivamente, responde a nuestro mundo interno. El mundo es como una gran pantalla, donde cada uno de nosotros proyectamos nuestros guiones internos. La intención de que el mundo nos refleje lo que proyectamos, es una gran oportunidad de auto-aprendizaje. Podemos reforzar lo que nos satisface y rectificar lo que no lo haga. Pero, lo más importante de todo este proceso, es que nos demos cuenta de los lazos de unión existente entre lo de fuera y lo de dentro, es decir, entre la energía y su fuente, entre la causa y el efecto.

Si estamos identificados con el ego, o lo que es lo mismo, con la separación, es lógico que nos encontremos con un mundo caótico.

Pero, si despertamos de esa ilusión y tomamos consciencia de que somos Uno con todo lo Creado, ya no tiene sentido el preguntarnos qué hacer para que la paz forme parte del mundo, pues ese mundo acogerá fielmente el nuevo código de comportamiento.

Reflexión:  ¿Qué te hace sentir la afirmación "eres uno con todo lo creado"?

viernes, 4 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 94

LECCIÓN 94

Soy tal como Dios me creó.



1. Hoy continuamos con la idea que nos brinda total salvación; la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo. 2Eres tal como Dios te creó. 3Esta idea acalla todos los sonidos de este mundo, hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todos los pensamientos que él jamás haya tenido. 4Con esta idea se alcanza la salvación. 5Con esta idea se restaura la cordura.


2. La verdadera luz es fortaleza, y la fortaleza es impecabilidad. 2Si sigues siendo ta
l como Dios te creó, tienes que ser fuerte, y la luz tiene que encontrarse en ti. 3Aquel que se aseguró de que fueses impecable, tiene que ser necesariamente la garantía de tu fortaleza y tu luz. 4Eres tal como Dios te creó. 5Las tinieblas no pueden ensombrecer la gloria del Hijo de Dios. 6Te encuentras en la luz, firme en la impecabilidad en la que fuiste creado y en la que permanecerás por toda la eternidad.

3. Hoy volveremos a dedicar los primeros cinco minutos de cada hora de vigilia a intentar sentir la verdad que se encuentra en ti. 2Comienza estos períodos de búsqueda con estas palabras:

3Soy tal como Dios me creó.
4Soy Su Hijo eternamente.

5Trata ahora de llegar hasta el Hijo de Dios en ti. 6Éste es el Ser que jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la reali­dad. 7Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en el seno de Dios para irse a deambular por el mundo. 8Éste es el Ser que no conoce el miedo, ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufri­miento o la muerte.

4. Para alcanzar este objetivo no se requiere nada de ti, excepto que dejes a un lado todos los ídolos e imágenes de ti mismo, que vayas más allá de todos los atributos tanto buenos como malos que te hayas adjudicado a ti mismo y que aguardes la verdad con queda expectación. 2Dios Mismo ha prometido que ésta le será revelada a todo aquel que la pida. 3Tú la estás pidiendo ahora. 4No puedes fracasar porque Él no puede fracasar.

5. Si no cumples con el requisito de practicar durante los primeros cinco minutos de cada hora, por lo menos recuerda decirte a ti mismo una vez por hora:

2Soy tal como Dios me creó.
3Soy Su Hijo eternamente.

4Repite hoy frecuentemente para tus adentros que eres tal como Dios te creó. 5asegúrate de responder a cualquier persona que parezca irritarte con estas palabras:

6Eres tal como Dios te creó.
7Eres Su Hijo eternamente.

8Haz todo lo posible hoy por llevar a cabo los ejercicios que se deben hacer cada hora. 9Cada sesión de práctica será un paso gigantesco hacia tu liberación, y un hito en el proceso de apren­der el sistema de pensamiento que este curso postula.

¿Qué me enseña esta lección?

El cuerpo físico es el ropaje que da identidad al ego. Dicho envoltorio es su fabricación y representa todos sus falsos valores de temporalidad y de precariedad. Se convierte en el máximo exponente de la separación y la función más elevada dentro del mundo del sueño y de la ilusión en el que cree existir, es la de ser un canal de comunicación por el cual expresar los pensamientos emanados de la mente verdadera, la que nos llevará, finalmente, a comprender que somos, realmente, los soñadores, y que todo a lo que damos valor material forma parte de nuestro sueño.

Tener la certeza de que el cuerpo con el que se identifica el ego es temporal e irreal significa ser consciente de nuestra verdadera identidad. Somos eternos; somos perfectos; somos puros; somos inocentes; somos seres con capacidad creadora y somos seres de luz y amor.

No podemos ser otra cosa, pues somos tal y como Dios nos ha creado, a Su imagen y semejanza. ¿Cómo podemos pensar que somos diferentes de Aquel que nos ha creado? ¿Cómo podemos pensar que Aquel que nos ha creado desea nuestro mal? ¿Qué padre, que esté cuerdo, desea el mal para sus hijos?

Si, verdaderamente, soy Hijo de la Luz, mi mente y la de mis hermanos debe ser portadora de esa luz.


Ejemplo-Guía: "Para llegar a ser algo, en esta vida, hay que ser muy competitivo".

Muchos somos los que hemos recibido, de nuestros padres, esa afirmación, como una herencia, como un postulado de la máxima verdad y a la que hemos de dedicarnos en cuerpo y alma, si en verdad queremos triunfar en la vida, si en verdad queremos llegar a ser alguien de provecho.

Estas "verdades" van pasando de padres a hijos y son "verdades" muy respetadas, pues están basadas en la experiencia de nuestros ancestros. Tanto es así que, permitiéndome cierta licencia, he creído encontrar cierto parecido con el malinterpretado mandato recogido en la Biblia, en el pasaje en el que Jehová expulsa a Adam y Eva del Paraíso y los sentencia a "ganarse el pan con el sudor de su frente".

Si desde pequeños se nos anima a ser competitivos, lo que se nos está pidiendo es que veamos a los demás como oponentes, como rivales, a los que debemos vencer. No tardaremos mucho en elevarlos a la condición de enemigos, pues ellos son los que ponen en peligro el logro de nuestras ambiciones.

Por otro lado, la expulsión alegórica que se describe en el pasaje bíblico y que se personaliza con la expulsión de Adán y Eva del Paraíso Terrenal, lo que está marcando en el inconsciente colectivo de la humanidad, es el recuerdo de que nos encontramos "separados" de nuestro Creador.

Entonces, ¿no es cierto que para llegar a ser algo en esta vida tengamos que ser competitivos? No, no es cierto. Es más, siendo competitivos, lo único que estamos haciendo es asegurarnos un pasaje para viajar al "país del desencanto", pues si sembramos "ataque", ¿qué vamos a cosechar? ¿Dónde se encuentran los límites de la competitividad? Si los marcamos fuera de nosotros, jamás seremos capaces de establecerlos. Siempre querremos más. Si esos límites los establecemos dentro de nosotros mismos, estaremos hablando del eterno buscador de la perfección. Pero, cuando se utiliza el espíritu competitivo para alcanzar la perfección, en verdad, estamos queriendo demostrar algo, pues esa llamada procede desde la necesidad y la escasez, precisamente, los argumentos del ego.

Como bien determina el título de la lección que estamos analizando, "Somos tal y como Dios nos ha creado". Siguiendo esa verdad, podemos asegurar que ya somos perfectos, como Dios es perfecto. ¿Para qué entonces buscar lo que ya somos?

A veces, los defensores de la enseñanza basada en la competitividad nos hablan de una competitividad sana. Creo que lo que quieren decir con ello es que todos debemos manifestar un impulso motivador por alcanzar metas y ese impulso debe tener en cuenta aspectos como el respeto y la libertad de los demás.

Sinceramente, y con todo el respeto hacia cualquier creencia, ya no me resuena, como antes, ese mensaje de competitividad sana. Ya no me resuena ninguna creencia que me invite a establecer metas en este mundo. Ese paradigma lo conozco, lo he experimentado, y no puedo decir que me haya aportado la dicha, la felicidad, la alegría, la salud que mi alma añora. No digo que haya sido un camino erróneo ni equivocado. Pero sí digo que, tras recorrerlo durante mucho tiempo, intuyo que he de probar con otros senderos, con otras rutas. Es más, pienso que la cuestión no es el camino, sino la actitud con la que lo andas.

El camino es lo de menos. Lo verdaderamente importante es cómo lo andamos. Si nuestra mirada está ávida de conquistas, de metas, de planes. Adelante, es tu estado conciencial.
Si nuestra mirada tan solo desea vivir la vida, siendo plenamente conscientes de que somos los co-creadores de nuestras circunstancias, de que somos los únicos soñadores de nuestros sueños, de que somos los conductores de nuestros vehículos, entonces, adelante, ese es tu estado conciencial.

La primera elección, todos la estamos experimentando. La segunda elección tan solo requiere de nosotros que recordemos nuestra verdadera identidad: Somos tal como Dios nos ha creado. ¿Qué meta vamos a buscar, cuando ya lo somos todo y lo único que podemos hacer es experimentar?

Reflexión: ¿Qué te hace sentir la afirmación "soy tal como Dios me creó"?

Capítulo 19. B-i. La atracción del dolor (2ª parte).

i. La atracción del dolor (2ª parte). 12.  Es imposible tratar de obtener placer a través del cuerpo y no hallar dolor.  2 Es esencial que e...