Éste es un curso de milagros. Es un curso obligatorio. Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario. Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado.
miércoles, 31 de enero de 2024
Capítulo 1. Principio 31: Los milagros deben inspirar gratitud, no reverencia.
LECCIÓN 123
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 31
¿Qué me enseña esta lección?
Todo responde a la ley de causa y efecto. Ser conscientes de que en ningún momento podemos estar desvinculados de aquellas experiencias que vivimos, forma parte del proceso de “despertar” de la conciencia.
Cada emanación de una idea, de un pensamiento, en el nivel mental, al ser proyectado, provoca un efecto en el plano de las manifestaciones físicas, en el mundo percibido. Por lo tanto, como agentes activos de nuestros pensamientos, debemos ser, igualmente, responsables de nuestras experiencias.
No podemos culpar al mundo exterior de cuanto nos ocurre, pues el mundo exterior es el espejo que refleja las energías que subyacen en nuestra naturaleza interior.
Si vamos por la vida como víctimas de aquello que experimentamos, carecemos de una visión real de nosotros mismos. Ese comportamiento responde al juicio del ego que interpreta la vida desde el punto de vista de la separación, lo que le lleva a culpar al otro, de aquello que recibe y, al mismo tiempo, pone en manos externas su salvación.
Este ejercicio nos permite, igualmente, ser consciente de la importancia de reconocernos como los hacedores, los inventores, de nuestro mundo. Siendo así, en cualquier momento podemos cambiar aquello que no nos aporte felicidad.
Estoy observando los objetos que me rodean. A mi derecha veo un cuadro con una foto de mi hijo. Mi mente, de manera instantánea, evoca un recuerdo que condiciona mi pensamiento. Me siento emocionado por los sentimientos que se han despertado al mirar esa fotografía. Tomo conciencia, de que ese estado condiciona mi presente. Estoy reviviendo un recuerdo del pasado que me afecta, haciéndome sentir víctima de una ilusión, pues el pasado no es real, es más, ni tan siquiera el mundo que percibo lo es. Por lo tanto, debo educar mi mente, para que no de significado a lo que percibe, para que elija en todo momento ver las cosas tal y como realmente son.
Ejemplo-Guía: "Todos los políticos son unos ladrones y unos mentirosos"
La culpa de las cosas que nos pasan, la tiene, siempre, los demás. Ese es el argumento que utilizará el ego para convencernos de que somos víctimas de las acciones injustas de los demás.
Culpamos al mundo de todas nuestras tribulaciones. Lo culpamos por no tener trabajo, por no tener dinero, de las luchas, de las guerras, de los accidentes, de las enfermedades, de las injusticias, de todos y cada uno de los dramas que nos podamos imaginar. A veces, cuando ya no sabemos a quién señalar, nos acordamos de Dios, y también lo culpamos de nuestra mala fortuna.
Claro, el ego nos puede argumentar, que por culpa de Dios estamos sufriendo. Podríamos permanecer, aún, gozando de los privilegios del Edén. En cambio, tenemos que trabajar para ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Sí, definitivamente, Dios tiene la culpa, en origen, de nuestros males. No es necesario recordar, las plagas y miserias con las que nos ha castigado a lo largo de la historia.
El ego, no conforme con esos argumentos, nos dirá que Dios fue el primer culpable y tras él, todos aquellos que ostentan el poder.
Desde la visión del ego, desde la creencia en la separación con nuestro Creador y lo creado, la verdad la buscamos fuera de nosotros. Creemos que es a través de la percepción que nos dispensa el mundo que hemos fabricado, que son los demás los que nos atacan y agreden, cuando en realidad, la separación es una ilusión de la mente errada, y la única verdad, es que somos uno con todo lo creado.
Ver esa realidad, nos lleva a tomar el timón de la nave de nuestra propia existencia. El ego debe ceder su hegemonía y, en su lugar, debemos dirigir nuestra mente hacia la única visión posible: tenemos la capacidad creadora de elegir. Ese don pertenece al atributo más elevado de la Divinidad, es la Voluntad. La Voluntad nos lleva a gozar del Libre Albedrío y desde esa verdad, debemos tener la certeza de que el único camino que nos conduce a la libertad, es eligiendo el Amor en vez del miedo.
Los políticos, lo único que están haciendo con su comportamiento, es actuar, a nivel colectivo y personal, como verdaderos maestros, pues nos están revelando la condición de nuestra naturaleza mental. Dar cobijo al error en nuestra mente, percibiéndonos como seres separados, es la fuente, el origen, de todas las experiencias que llamamos penalidades. Ellos, se ocupan de hacernos llegar las lecciones que somos incapaces de aprender por vía interna. Ellos, nos devuelven el ataque al que nos estamos sometiendo interiormente.
Si los juzgamos como ladrones, preguntémonos dónde nos estamos robando o dónde estamos nosotros robando. No olvidemos que podemos robar de muchas maneras. Podemos robar ideas, sentimientos y bienes.
Si los juzgamos como injustos, es el momento de preguntarnos dónde somos nosotros injustos. Busquemos la injusticia en nuestro interior.
La pregunta que debemos hacernos, no es ¿por qué la vida nos trata así? La pregunta es otra bien distinta. ¿Qué pensamientos emanan de mi mente para ver las cosas tal como las estoy percibiendo??
No estamos buscando la culpa. La culpa es otra ilusión fabricada por la mente del ego y no tiene sentido alguno, aunque cuando creemos en ella es muy dañina. Lo que estamos buscando es el autoconocimiento. Saber qué somos y a quién está sirviendo nuestra mente.
Recordemos las palabras de Maestro Jesús: ¡Quién esté libre de pecados arroje la primera piedra! Cambiemos el término pecado por error, y seguro que daremos un importante paso hacia el despertar de la consciencia.
Reflexión: ¿Crees que las cosas ocurren por casualidad?
martes, 30 de enero de 2024
Capítulo 1. Principio 30. "...los milagros reconocen el espíritu..."
"Es imposible no creer en lo que ves, pero es igualmente imposible ver lo que no crees. La percepción se construye sobre la base de la experiencia, y la experiencia conduce a las creencias. La percepción no se estabiliza hasta que las creencias se cimientan. De hecho, pues, lo que ves es lo que crees" (T-11.VI.1:1-4).
"Soy responsable de lo que veo. Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí" (T-21.II.2:3-5).
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 30
¿Qué me enseña esta lección?
No hay nada fuera de mí que no responda a mi propia naturaleza interna. Todo lo que veo en el exterior es la proyección de mi mente. Cuando percibo el mundo exterior como algo separado a mí, estoy alimentando la creencia del ego de que somos seres individuales separados de los demás y de su creador.
Sin embargo, cuando somos conscientes de que Dios está en todo lo que vemos, pues está en nuestra mente, estaremos creando unidad. Comprenderemos el pacto interno que nos une a cada uno de nuestros hermanos, cuando actúan como espejos en el que veremos reflejados nuestra naturaleza inconsciente. Ese lazo de complicidad nos permitirá conquistar, de una manera integral, la consciencia de la unicidad.
Si en nuestra consciencia somos Dios (es un modo de expresarlo, pues Dios es Consciencia Pura y somos Hijos de Dios, por lo que somos Consciencia), todos nuestros pensamientos deben expresarse en términos de integración y coherencia, en términos de paz y armonía, en términos de unidad y amor incondicional.
La verdadera visión no está en aquello que percibe nuestros ojos. Si fuese así, los invidentes no tendrían la capacidad real de ver. La facultad de ver se encuentra en nuestra mente, de ahí que, aunque nuestros ojos permanezcan cerrados podemos ver con total nitidez, aquello que se proyecta en nuestra mente. A veces, la percepción de lo que estamos viendo a través de nuestros ojos, no nos aporta la realidad de lo percibido, pues nuestra mente no interpreta correctamente su mensaje. En verdad, esto no ocurre a veces, podemos arriesgarnos a decir, que ocurre normalmente. Esa es la razón, por la que es importante que aprendamos a ver las cosas de otra manera.
Recuerdo una película, en la que el protagonista era ciego desde su nacimiento. De mayor, gracias a los avances técnicos en medicina, consiguió recuperar la vista. Pero la recuperación de esa percepción no le permitió reconocer los objetos que tenía delante. Su mente, realmente no los percibía, no los distinguía.
Ejemplo-Guía: "Me desespera el comportamiento de mi hijo"
Si somos capaces de aplicar correctamente la enseñanza de esta lección en este ejemplo, estaremos en condiciones de poder aplicarlo, de igual forma, a cualquier situación que podamos vivir. ¿Por qué? Sencillamente, porque no estamos cambiando los efectos, sino la causa, y, esto es el verdadero sentido del milagro.
Desde la visión del ego, desde la separación, la mente actúa a través de la proyección lo que le lleva a percibir lo que sus deseos les insta a ver. Como esos deseos fluyen desde la búsqueda de la individualidad, lo que la mente proyecta, lo hace con temor. Siente un profundo y arraigado miedo a perder aquello que desea, aquello que posee, aquello a lo que ha otorgado la condición de posesión.
Indistintamente de la calidad del deseo, el hombre identificado con el ego, afronta sus experiencias desde la inconsciencia de que es él, la mente egoica, la que le lleva a atacarse a través de los demás. Las relaciones con los demás se convierten en una escuela de la vida, en la que cada una de las personas con las que establece vínculos, son sus mejores maestros, los que, actuando como espejos, le reflejan una imagen exacta de cómo es.
Aplicar esta lección, nos lleva a una nueva dimensión donde la conciencia, debe oír la Voz de la Consciencia. ¿Esto qué significa? La conciencia se alimenta de la percepción, pero hasta ahora esa conciencia ha respondido a las creencias facilitadas por la percepción errónea. La mente ha estado enfocada hacia el exterior con el único afán de percibir. Ahora debemos orientarla hacia el interior y permitir la percepción verdadera, la que nos permitirá despertar a la realidad que Somos. Esa reorientación facilitará la visión de la Consciencia, la visión de nuestra naturaleza divina, la visión de Cristo, y, nos aportará la certeza, de que somos los soñadores del sueño.
Ese despertar se encausará en nuestra vida, dando lugar a que utilicemos nuestra mente con una proyección diferente. Ya no nos ocuparemos de cambiar el mundo externo, sino el interno. Ya sabemos que es rectificando la causa, como podremos ver los efectos de una manera diferente. Ya no vemos a nuestro hijo fuera de nosotros, como alguien separado, sino que lo percibiremos formando una unidad. Aquello que nos producía desesperación, lo descubrimos en nuestro interior, y, es en ese nivel, donde lo rectificamos. A partir de ahí, somos capaces de perdonarnos y de perdonar.
Cuando este comportamiento se convierta en un hábito nuevo, tal vez descubramos, con cierta satisfacción, que utilizamos menos palabras, pero las que utilizamos van envueltas de amor. Descubriremos que el mundo de las formas ha perdido nuestro interés y buscaremos el silencio como ese estado propicio para hablar con Dios.
Reflexión: ¿Dónde crees que se encuentra lo real, en lo que percibes o en tus pensamientos?
Capítulo 16. II. El poder de la santidad (2ª parte).
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