sábado, 13 de abril de 2024

Capítulo 7: LOS REGALOS DEL REINO. I. El último paso

 Capítulo 7

LOS REGALOS DEL REINO

 

I. El último paso

1. El poder creativo de Dios y el de Sus creaciones es ilimitado, pero no existe entre ellos, una relación recíproca. 2Te comunicas plenamente con Dios, tal como Él se comunica contigo. 3Es éste un proceso continuo que compartes con Él, y por el hecho de que lo compartes, te sientes inspirado a crear como Él crea. 4En la crea­ción, no obstante, no existe una relación recíproca entre tú y Dios, ya que Él te creó a ti, pero tú no lo creaste a El. 5Ya te dije que tu poder creativo difiere del Suyo solamente en ese punto. 6Incluso en este mundo existe un paralelo. 7Los padres traen al mundo a sus hijos, pero los hijos no traen al mundo a sus padres. 8Traen al mundo, no obstante, a sus propios hijos, y, de este modo, procrean tal como sus padres lo hicieran.

Este punto nos aporta una aclaración que pudiéramos considerar obvia, y sin embargo, su contenido explica la razón por la cual, el Hijo de Dios ha fabricado una realidad ficticia que cree mantenerlo separado de Dios. 

La capacidad creadora heredada por el Hijo, de Su Padre, le capacita para tener la libertad de utilizar ese poder en sus propias creaciones.

2. Si tú hubieses creado a Dios y Él te hubiese creado a ti, el Reino no podría expandirse mediante su propio pensamiento creativo. 2La creación estaría, por lo tanto, limitada, y no podrías ser co­creador con Dios. 3De la misma manera en que el Pensamiento creador de Dios procede de Él hacia ti, así tu pensamiento crea­dor no puede sino proceder de ti hacia tus creaciones. 4Sólo de esta manera puede extenderse todo poder creativo. 5Las obras de Dios no son tus obras, pero tus obras son como las Suyas. 6Él creó a la Filiación y tú la expandes. 7Tienes el poder de acrecentar el Reino, aunque no de acrecentar a su Creador. 8Reivindicas ese poder cuando te mantienes alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino. 9Al aceptar que tienes ese poder, aprendes a recordar lo que eres.

La expansión de toda creación requiere de la libertad a la hora de proyectar la voluntad como Principio Creador.

Cuando este punto recoge que "Las obras de Dios no son tus obras, pero tus obras son como las Suyas", nos está aclarando que somos portadores del poder creador divino, pero la calidad de nuestras obras tan sólo son como las de Dios en lo referente a esa Condición Divina, pero no con respecto a la calidad de lo creado. Dios ha creado a la Filiación y lo ha hecho en la Unidad del Amor, por lo que se hace referencia a un único Hijo, creado a Su Imagen y Semejanza, o lo que es lo mismo, de Su Misma Mente y Calidad (Amor). El Hijo de Dios, en su condición divina tiene la capacidad de expandir su mente y de acrecentar el Reino.

3. A tus creaciones les corresponde estar en ti del mismo modo en que a ti te corresponde estar en Dios. 2Tú eres parte de Dios, tal como tus hijos son parte de Sus Hijos. 3Crear es amar. 4El amor se extiende hacia afuera simplemente porque no puede ser conte­nido. 5Nunca deja de fluir porque es ilimitado. 6El amor crea para siempre, aunque no en el tiempo. 7Las creaciones de Dios han existido siempre porque Él ha existido siempre. 8Tus creaciones han existido siempre, porque tú sólo puedes crear como Dios crea. 9La eternidad es tuya porque Él te creó eterno.


Un Curso de Milagros nos enseña que ninguna idea abandona su fuente. El Hijo de Dios es el fruto del Poder Creador de Dios, el cual, a través del Poder del Amor se Extendió de Si Mismo creando la Filiación.

4. El ego, por otra parte, siempre exige derechos recíprocos, ya que es competitivo en vez de amoroso. 2Está siempre dispuesto a hacer tratos, pero no puede comprender que ser igual a otro signi­fica que no es posible hacer ningún trato al respecto. 3Para ganar tienes que dar, no regatear. 4Regatear es imponer límites en lo que se da, y eso no es la Voluntad de Dios. 5Disponer lo mismo que Dios es crear como Él. 6Dios no limita en modo alguno Sus rega­los. 7constituyes Sus regalos, por consiguiente, tus regalos son necesariamente como los Suyos. 8Los regalos que le haces al Reino no pueden sino ser como los regalos que El te hace a ti.

El mundo fabricado por el ego se rige bajo las leyes de la necesidad y la carencia. Todo su sistema de pensamiento se erige sobre los efímeros pilares del miedo y sus fabricaciones llevan el sello del deseo de obtener y poseer.

Lucha por obtener, y, cuando posee lo que desea, se despierta el miedo a perder lo que ha obtenido. Su identidad, su felicidad, se sostiene dependiendo de lo que posee, de lo que obtiene.

Cuando despertamos a la verdad, nos hacemos conscientes que el “ser”, está por encima del “obtener”, y ello, promueve una nueva visión en la que basar nuestra relación con el mundo de la percepción. Entendemos que para recibir hay que dar y ese gesto, se convierte en un gesto espontáneo libre de todo miedo y necesidad.

5. Yo le di al Reino únicamente amor porque creí que eso era lo que yo era. 2Lo que tú crees ser determina los regalos que haces, y si Dios te creó extendiéndose a Sí Mismo hasta dar lugar a lo que eres, sólo puedes extenderte a ti mismo tal como Él lo hizo. 3Sólo la dicha aumenta eternamente, pues la dicha y la eternidad son inseparables. 4Dios se extiende hacia afuera, más allá de todo límite y más allá del tiempo, y tú que eres co-creador con Él, extiendes Su Reino eternamente y más allá de todo límite. 5La eternidad es el sello indeleble de la creación. 6Los eternos son felices y viven en paz eternamente.

Ninguna creación que no esté basada en el Amor, es duradera, y por lo tanto, no aportará la verdadera dicha que, como bien recoge este punto, es Eterna, pues ambas son creaciones de Dios.

6. Pensar como Dios es compartir Su certeza acerca de lo que eres, y crear como Él es compartir el Amor perfecto que Él com­parte contigo. 2Hacia esto te conduce el Espíritu Santo, para que tu dicha sea total porque el Reino de Dios es íntegro. 3He dicho que el último paso en el redespertar al conocimiento lo da Dios. 4Esto es verdad, pero es difícil de explicar con palabras porque las palabras son símbolos, y lo que es verdad no necesita explica­ción. 5El Espíritu Santo, no obstante, tiene la tarea de traducir lo inútil a lo útil, lo que no tiene significado a lo significativo y lo temporal a lo eterno. 6El Espíritu Santo puede, por consiguiente, decirte algo acerca de este último paso.

El mensaje de las Enseñanzas es inequívoco. Nos aporta la visión de nuestra verdadera naturaleza y nos señala el origen de nuestra Creación. Igualmente, nos enseña que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y que gozamos de Su Poder Creador. Con esa información, con esa propuesta, está en nuestra consciencia el servir al Pensamiento de Dios o por el contrario, prestar nuestros servicios al pensamiento del ego. Los resultados de esa elección, nos situará en un estado de temporalidad y sufrimiento o por el contrario, en un estado de eterna dicha.

7. Dios no da pasos porque Sus obras no se realizan de forma gradual. 2No enseña, porque Sus creaciones son inalterables. 3No hace nada al final, porque El creó primero y para siempre. 4Debe entenderse que la palabra "primero", cuando se aplica a Dios, no es un concepto temporal. 5Él es el primero en el sentido de que es el Primero en la Santísima Trinidad. 6Es el Creador Principal por­que creó a Sus co-creadores. 7De ahí que el tiempo no le ataña a Él ni a lo que Él creó. 8Por lo tanto, el "último paso" que Dios dará fue cierto al principio, es cierto ahora y será cierto eterna­mente. 9Lo que es eterno está siempre presente porque su ser es eternamente inmutable. 10No cambia al aumentar porque fue creado para expandirse eternamente. 11Si no percibes su expan­sión significa que no sabes lo que es, 12ni tampoco Quién lo creó. 13Dios no te revela esto porque nunca estuvo oculto. 14Su luz jamás estuvo velada porque Su Voluntad es compartirla. 15¿Y cómo iba a ser posible que lo que se comparte plenamente se hubiese ocultado primero para luego ser revelado?

El término "Dios Es", adquiere significado a raíz del contenido de este último punto. Toda Su Creación, igualmente, hereda ese significado, por lo que podemos afirmar, que el Hijo de Dios "Es". ¿Qué debemos entender bajo esa afirmación? 

"Es", simboliza Ser, y esa cualidad debemos entenderla como la expresión de Eternidad, un Estado intemporal en el que el Principio Superior lo representa Dios, formando su compleción Trina, extendiéndose a través de Su Hijo y del Espíritu Santo.

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