miércoles, 30 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 120

LECCIÓN 120

Para los repasos de mañana y noche:

1. (109) Descanso en Dios.

2Hoy descanso en Dios y dejo que Él obre en mí y a través de mí, mientras descanso en Él en silencio y con absoluta certeza.

2. (110) Soy tal como Dios me creó.

2Soy el Hijo de Dios.
3Hoy dejo a un lado todas las enfermizas ilusiones que albergo acerca de mí mismo y dejo que mi Padre me diga quién soy.

3. A la hora en punto:
4Descanso en Dios.

3Media hora más tarde:
4Soy tal como Dios me creó.
  
¿Qué me enseña esta lección?

1. (109) Descanso en Dios.

No se trata de una actitud pasiva, todo lo contrario, “descansar en Dios” es la elección más importante y activa que podemos tomar.

Esta decisión conlleva el servir a nuestra personalidad espiritual, la única y verdadera.

Esta decisión nos lleva a no dar valor a la llamada de los instintos corporales provenientes del ego. Nos lleva a dejar de ver lo ilusorio, el conflicto, los problemas que acucian nuestros pensamientos, llevándonos a identificarnos con el dolor y el sufrimiento, con la tristeza y la desolación.

Descansar en Dios es tener la certeza de que somos Hijos de Dios y que hemos recibido la herencia que nos corresponde: la felicidad, la paz, la dicha, el amor, la abundancia, la eternidad.

Descansar en Dios es sentirse a salvo, sano y pleno. Es tener la certeza de que somos perfectos e impecables.

Tema de reflexión: ¿Qué me impide gozar del descanso de Dios?


2. (110) Soy tal como Dios me creó.

Soy tal como Dios me creó, esto es: Perfecto. Libre de toda limitación. Libre de pecado, de culpa.


Libre de la ilusión y poseedor de la verdad.

Libre de culpa y libre de ser perdonado.

Libre de la necesidad de ser castigado.

Soy todo Amor. Soy Uno con todos mis Hermanos.

Soy portador de dicha, de paz y de felicidad.

Soy Hijo de Dios.

Tema de reflexión: ¿Cómo te sientes, teniendo la certeza de que eres el Hijo de Dios?

Capítulo 20. II. La ofrenda de azucenas (2ª parte).

II. La ofrenda de azucenas (2ª parte).

3. Cada regalo es una evaluación tanto del que recibe como del que da. 2No hay nadie que no considere como un altar a sí mismo aquello que ha elegido como su hogar. 3Y no hay nadie que no desee atraer a los devotos de lo que ha depositado allí, haciendo que sea digno de la devoción de éstos.  4Y todo el mundo ha puesto una luz sobre su altar para que otros puedan ver lo que ha depositado en él y lo hagan suyo. 5Este es el valor que le conce­diste a tu hermano y que te concediste a ti mismo. 6Éste es el regalo que le haces a él y que te haces a ti mismo: el veredicto acerca del Hijo de Dios por lo que él es. 7No te olvides de que es a tu salvador a quien le ofreces el regalo. 8Ofrécele espinas y te crucificas a ti mismo. 9Ofrécele azucenas y es a ti mismo a quien liberas.

Elegir conscientemente a la mente como el lugar sagrado de donde emanan nuestras creencias nos sitúa en el plano de la verdad. La única verdad procede del amor, la esencia con la que Dios nos ha creado a Su imagen y semejanza. Ser Hijo de Dios es ser Hijo del Amor. La mente crea vida cuando sirve al amor. Cuando la mente expande amor, está reconociendo que forma parte de la Unidad de la Filiación. De la causa del amor crecen frutos de paz y felicidad. Todo altar erigido al culto del amor está adornado por azucenas y la luz que se desprende de él se convierte en un faro para todo aquel que busca alcanzar el puerto de la salvación.

4. Tengo gran necesidad de azucenas, pues el Hijo de Dios no me ha perdonado. 2¿Y puedo ofrecerle perdón cuando él me ofrece espinas? 3Pues aquel que le ofrece espinas a alguien está todavía contra mí, mas ¿quién podría ser íntegro sin él? 4Sé su amigo en mi nombre, para que yo pueda ser perdonado y tú puedas ver que el Hijo de Dios goza de plenitud. 5Pero examina primero el altar del hogar que has elegido, y observa lo que allí has depositado para ofrecérmelo a mí. 6Si son espinas cuyas puntas reful­gen en una luz de color sangre, has elegido al cuerpo como hogar y lo que me ofreces es separación.  7
Las espinas, no obstante, han desaparecido. 8Examínalas más de cerca ahora y podrás ver que 
tu altar ya no es lo que era antes.

Nuestra voluntad es libre para elegir. Ya hemos hablado en el punto anterior de los regalos que nos ofrece la mente cuando elige servir al amor. Cada pensamiento de amor es un regalo de azucena que compartimos con la Filiación. Pero la mente puede elegir un camino ausente de amor, puede elegir ver fuera de la consciencia crística, y cuando así lo hace, sustituye su poder de crear por el de imaginar, inventando una realidad ilusoria y temporal con la cual se identifica. Podemos decir que la mente se nubla, se oscurece, entra en un estado de sopor semejante al sueño y, a partir de ese nuevo estado, cree que las sombras son la realidad y deja de distinguir la luz. 

El cuerpo no es nuestra verdadera esencia, pues de serlo, Dios sería un cuerpo y eso no es verdad. Las consecuencias de habernos identificado con el cuerpo nos llevan a rendirle culto y a ocultar el temor que nos origina dicha identificación. 

5. Todavía miras con los ojos del cuerpo, y éstos sólo pueden ver espinas. 2Sin embargo, has pedido ver otra cosa y se te ha conce­dido. 3Aquellos que aceptan el propósito del Espíritu Santo como su propósito comparten asimismo Su visión. 4lo que le permite a Él ver irradiar Su propósito desde cada altar es algo tan tuyo como Suyo. 5Él no ve extraños, sino tan sólo amigos entrañables y amorosos. 6Él no ve espinas, sino únicamente azucenas que reful­gen en el dulce resplandor de la paz, la cual irradia su luz sobre todo lo que Él contempla y ama.­

Las espinas a las que se refiere este punto son los efectos que causa la creencia en la separación y la identificación con el cuerpo. Al mirar desde esa creencia a nuestros hermanos, vemos en el otro la representación de aquello que tememos y que inconscientemente reconocemos como la causa de nuestra perdición, nuestra naturaleza pecadora. Es por tal motivo que elegimos atacar esa falsa percepción y cada ataque se convierte en una espina que clavamos en la conciencia crística.

El Espíritu Santo, la Voz que habla por Dios en nuestra mente, iluminará el camino que ha de conducirnos a la salvación. Ese camino no es otro que el que nos llevará de vuelta a nuestro verdadero hogar. El Cielo, el símbolo de la unidad, es nuestro destino, es nuestra verdadera realidad. Para alcanzarlo, tan solo debemos cumplir un requisito: ir de la mano de nuestros hermanos y ofrecerles nuestras azucenas, esto es, nuestro perdón.

martes, 29 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 119

LECCIÓN 119

Para los repasos de mañana y noche:

1. (107) La verdad corregirá todos los errores de mi mente.

2Me equivoco al pensar que hay algo que pueda hacerme daño.
3Soy el Hijo de Dios, Cuyo Ser des­cansa a salvo en la Mente de Dios.

2. (108) Dar y recibir son en verdad lo mismo.

2Hoy lo perdonaré todo, para así poder aprender a aceptar la verdad acerca de mí, y llegar a reconocer mi impecabilidad.

3. A la hora en punto:
2La verdad corregirá todos los errores de mi mente.

3Media hora más tarde:
4Dar y recibir son en verdad lo mismo.

¿Qué me enseña esta lección?

1. (107) La verdad corregirá todos los errores de mi mente.

El error principal del que emanan otros errores es la creencia en la separación.

Esa creencia nos ha llevado a identificarnos con el envoltorio material del cuerpo físico, llevándonos a pensar que ese cuerpo es todo lo que somos.

Poseído de esa efímera identidad, atacamos aquello que nos recuerda nuestra creencia en la separación. El otro es nuestro enemigo y nuestras relaciones especiales se fundamentan en la búsqueda de acallar el sentimiento de culpabilidad que nos invade. Un sentimiento de deuda pendiente nos lleva al encuentro de relaciones que, en vez de aportarnos felicidad, nos lleva a sacrificarnos.

La verdad nos hace ser conscientes de que nuestra única realidad es ser seres de luz, emanados por la Mente Creadora de nuestro Padre. Todos los seres humanos formamos parte de una misma Filiación.

Tema de reflexión: Mis relaciones especiales. ¿Qué me aportan?


2. (108) Dar y recibir son en verdad lo mismo.

Cuando la verdad nos eleve por encima de la visión de la separación y nos acerque al plano de la Unidad, se producirá en nosotros la evidencia de que cuando damos a los demás, estaremos, al mismo tiempo, recibiendo.

Cuando sea capaz de ver que tú y yo somos uno, aquello que te dé, lo estaré recibiendo yo al mismo tiempo. Si doy amor, estaré recibiendo amor; si en cambio doy odio, recibiré tu odio.

Cuanta sabiduría encierra esta lección, ya que, si somos conscientes de que recibimos lo que damos, dejaremos de sentirnos víctimas cuando lo que recibimos no nos es grato.

Nuestra respuesta ante este tipo de experiencia debe llevarnos a tomar consciencia de lo que los demás nos aportan, pues en ello va implícita una maravillosa lección.

Tema de reflexión: ¿Crees que recibimos aquello que damos?

Capítulo 20. II. La ofrenda de azucenas (1ª parte).

II. La ofrenda de azucenas (1ª parte).

1. Observa todas las baratijas que se confeccionan para colgarse del cuerpo, o para cubrirlo o para que él las use. 2Contempla todas las cosas inútiles que se han inventado para que sus ojos las vean. 3Piensa en las muchas  ofrendas que se le hacen para su deleite, y recuerda que todas ellas se concibieron para que aque­llo que aborreces pareciera hermoso. 4¿Utilizarías eso que aborre­ces para cautivar a tu hermano y atraer su atención? 5Date cuenta de que lo único que le ofreces es una corona de espinas, al no reconocer el cuerpo como lo que es y al tratar de justificar la interpretación que haces de su valor basándote en la aceptación que tu hermano hace de él. 6Aún así, el regalo proclama el poco valor que le concedes a tu hermano, del mismo modo en que el agrado con que él lo acepta refleja el poco valor que él se concede a sí mismo.

No te sientas mal, no te sientas traicionado por aquellos que te han educado y que te han enseñado lo que han aprendido, aunque su contenido sea un error. Mientras que el feto se encuentra en el interior de su madre, se puede interpretar que forma parte de ella. No tiene conciencia de lo que realmente es, pero se siente parte de ella. 

Cuando se produce el alumbramiento, este viene acompañado de la separación del nuevo cuerpo de aquel que le ha creado durante 9 meses. A partir de ese momento, comienza el aprendizaje de lo que creemos ser, pues es lo que percibimos que somos. 

Aquellos que han escrito sobre la evolución espiritual de la consciencia y del ser nos dicen que el niño al nacer conserva la visión verdadera; esta es la condición espiritual, lo que lo mantiene unido a su creador. Será con el paso del tiempo que esa visión se sustituya por la visión perceptiva y se olvide por completo.

La creencia en la separación de los cuerpos se instituye como una verdad irrefutable para el sistema de pensamiento del ego y sitúa al cuerpo como nuestra verdadera identidad y todo gira alrededor de esa falsa creencia.

Cada vez que nos expresamos, lo hacemos desde conciencia corporal, desde la percepción en la separación. Lo más demente de todo es que, en lo más profundo de nuestra inconsciencia, seguimos identificados con la creencia en que el cuerpo es el único causante de todas nuestras desgracias, pues es la causa de nuestra naturaleza pecadora.

2. Si los regalos se han de dar y recibir de verdad, no se pueden dar a través del cuerpo. 2El cuerpo no puede ofrecer ni aceptar nada; tampoco puede dar o quitar nada. 3Sólo la mente puede evaluar, y sólo ella puede decidir lo que quiere recibir y lo que quiere dar. 4Y cada regalo que ofrece depende de lo que ella misma desea. 5La mente engalanará con gran esmero lo que ha elegido como hogar, y lo preparará para que reciba los regalos que ella desea obtener, ofreciéndoselos a aquellos que vengan a dicho hogar, o a aquellos que quiere atraer a él. 6Y allí intercam­biarán sus regalos, ofreciendo y recibiendo lo que sus  mentes hayan juzgado como digno de ellos.

Decía en el punto anterior que no debemos sentirnos mal al considerar al cuerpo como nuestra verdadera realidad. Culpar al cuerpo de nuestras desgracias, de nuestros sufrimientos, es reconocer su realidad para poder ofrecernos esos regalos. Es más coherente, es más lógico verlo tal y como es. Conociéndolo, podemos otorgarle su verdadera función y permitirle prestar sus servicios a la única causa que nos mueve, el reencontrarnos con la verdad, con la felicidad y con la paz.

Para reconocer su función, debemos sustituir su papel en nuestra conciencia y otorgárselo a la mente, la cual ha permanecido oculta y desconocida. Ser consciente de que la mente es la causa de todas nuestras creencias y que no pertenece al mundo perceptivo, sino al espiritual, no aporta una visión nueva y, fruto de ello, podremos conocer nuestra verdadera identidad y la de los demás. Ese es el regalo que debemos ofrecer a nuestros hermanos.

lunes, 28 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 118

LECCIÓN 118

Para los repasos de mañana y noche:

1. (105) Mías son la paz y la dicha de Dios.

2Hoy aceptaré la paz y la dicha de Dios en grato intercambio por todos los sustitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo inventé.

2. (106) Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

2Permite que mi débil voz se acalle, para poder oír así la poderosa Voz de la Verdad Misma asegurarme que yo soy el perfecto Hijo de Dios.

3. A la hora en punto:
2Mías son la paz y la dicha de Dios.

3Media hora más tarde:
4Déjame aquietarme y escuchar la verdad.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (105) Mías son la paz y la dicha de Dios.

En el mundo de percepción fabricado por el ego, la paz y la dicha son conquistas que están condicionadas por el tipo de relación que experimentamos.

Vivir en paz y gozar de la dicha depende de los regalos que recibamos de los demás, por lo que ponemos en sus manos su logro.

Sin embargo, cuando despertamos y la visión de lo que verdaderamente somos se muestra a nuestra mente, a nuestra consciencia, la paz y la dicha forman parte de la esencia del Ser.

La paz y la dicha son el regalo que Dios pone a nuestra disposición al habernos creado a Su Imagen y Semejanza.

La paz y la dicha deben formar parte de nuestras acciones creadoras, pues es inevitable que, cuando expandimos nuestra mente, no se manifiesten los atributos con los que hemos sido dotados.

¿Dónde estás buscando la paz?
¿Qué precio estás dispuesto a pagar para lograr la paz?
¿Crees que tu paz depende de los demás?

2. (106) Déjame aquietarme y escuchar la verdad.

Escuchar la voz del ego supone dejarte llevar por las ensordecedoras voces del conflicto, de la sinrazón, de los enfrentamientos, de los resentimientos, de la venganza, de las tribulaciones, del miedo, del ataque, de la culpa y del castigo.


Quedar preso de la telaraña tejida por las redes del ego es quedar prisionero de la turbulencia que nos impide gozar de un momento de paz y de dicha.

Es necesario acallar esas voces y sustituir ese enmarañado diálogo por palabras y frases que nos permitan expresar la verdad que se manifiesta cuando nos sentimos en paz y dueños de la dicha divina.

Hoy ha sido un día turbulento en el ámbito profesional. He vivido momentos de mucha tensión que apenas si me permitían pensar con lucidez. A pesar de ello, he encontrado el modo de no caer presa del desequilibrio y en parte de la desesperación. He conseguido mantenerme en calma, gracias a que he elegido vivir mi paz y mi dicha, y he envuelto aquello que me rodeaba con el espíritu de la paz y de la dicha.

He sido consciente de la tensión de los momentos, pero también he sido consciente de la fortaleza de la que somos poseedores cuando nos manifestamos con plena consciencia espiritual.

¿Qué sueles hacer cuando vives una experiencia de conflicto?
¿Qué tiempo dedicas diariamente a la práctica de aquietar tu mente?

Capítulo 20. LA VISIÓN DE LA SANTIDAD. I. La Semana Santa.

Capítulo 20

LA VISIÓN DE LA SANTIDAD 

I. La Semana Santa.

1. Hoy es Domingo de Ramos, la celebración de la victoria y la aceptación de la verdad.  2No nos pasemos esta Semana Santa lamentando la crucifixión del Hijo de Dios, sino celebrando jubi­losamente su liberación. 3Pues la Pascua de Resurrección es el signo de la paz, no del dolor. 4Un Cristo asesinado no tiene sen­tido. 5Pero un Cristo resucitado se convierte en el símbolo de que el Hijo de Dios se ha perdonado a sí mismo, en la señal de que se considera a sí mismo sano e íntegro.

Jesús emplea la primera sección del capítulo 20 para revelarnos el auténtico sentido de la Semana Santa.  Creo que es imprescindible que la humanidad comprenda esta contribución tan extraordinaria, ya que si examinamos cómo se interpreta y se ejerce su simbolismo, no podremos más que admitir que el sistema de pensamiento del ego dirige nuestras convicciones. Estoy convencido de que cada religión le otorga un significado diferente a esta festividad, que indudablemente, más allá de su realidad histórica, está simbolizando una etapa del proceso de despertar de la conciencia humana.

Desde la cultura que he recibido de manos de la religión católica, recuerdo desde muy pequeño que la Semana Santa me atraía de una manera especial, pues el hecho de permitirme vestir los ropajes de un nazareno y de pertenecer a una cofradía que rinde culto a la imagen del Hijo de Dios, para mí adquiría un profundo significado, aunque no comprendiese entonces el porqué me sentía de esa manera. He de reconocer que en la educación religiosa recibida, cuando se abordaba la Semana Santa, me producía miedo y preocupación, pues entendía que para alcanzar el nivel de la santidad había, sin duda alguna, un tramo de humillación, sufrimiento y dolor. El ejemplo que nos mostraba Jesús muriendo en la cruz para purificar los pecados del mundo no me invitaba a seguir sus pasos, sino a elegir otro modo de vida que fuese menos traumático.

Cuando descubrí un mensaje diferente en el simbolismo de la Semana Santa, pude liberarme del miedo que durante muchos años me había acompañado y que me impedía seguir el ejemplo de la crucifixión recibida por el maestro Jesús. El domingo, el día asociado a la luminosidad del Sol, se produce el hecho más importante que nos enseña esta celebración: La Resurrección.

2. Esta semana empieza con ramos y termina con azucenas, el signo puro y santo de que el Hijo de Dios es inocente. 2No permi­tas que ningún signo lúgubre de crucifixión se interponga entre la jornada y su propósito, entre la aceptación de la verdad y su expresión. 3Esta semana celebramos la vida, no la muerte. 4Y honr­amos la perfecta pureza del Hijo de Dios, no sus pecados. 5Hazle a tu hermano la ofrenda de las azucenas, no la de una corona de espinas; el regalo del amor, no el "regalo" del miedo. 6Te encuen­tras a su lado, con espinas en una mano y azucenas en la otra, indeciso con respecto a cuál le vas a dar. 7Únete a mí ahora, des­hazte de las espinas y, en su lugar, ofrécele las azucenas. 8Lo que quiero esta Pascua es el regalo de tu perdón, que tú me concedes y yo te devuelvo. 9No podemos unirnos en la crucifixión ni en la muerte. 10Ni tampoco puede consumarse la resurrección hasta que tu perdón descanse sobre Cristo, junto con el mío.

Os quiero compartir la narración del evangelista Marcos sobre la entrada de Jesús en Jerusalén. Para los que quieran conocer con mayor profundidad el contenido de dicho Evangelio y su significado esotérico, os dejo un enlace que os llevará a la publicación de la obra titulada "Nuevas Creencias, Nuevas Consciencias", en la que trato de desmenuzar la simbología oculta en el Texto Sagrado. 

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ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALEN

"Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! 10 ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas! (Mc. 11.1.10)".

¿Te imaginas la escena formando parte de la misma? Seguro que te unirías a las voces que clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Esa exclamación está preñada del verdadero significado que representa la Semana Santa. Habla de nuestro reconocimiento por El Salvador. Nadie desea su muerte, salvo los que se encuentran representados en la narración bíblica por el sistema de pensamiento del ego: los representantes del Sanedrín, los vendedores del templo y, por Poncio Pilato, en su papel de juez y verdugo.

3. Una semana es poco tiempo, sin embargo, la Semana Santa simboliza la jornada que el Hijo de Dios emprendió. 2Él comenzó con el signo de la victoria, la promesa de la resurrección, la cual ya se le había concedido. 3No dejes que caiga en la tentación de la crucifixión ni que se demore allí. 4Ayúdale a seguir adelante en paz más allá de ella, con la luz de su propia inocencia alum­brando el camino hacia su redención y liberación. 5No le obstru­yas el paso con clavos y espinas cuando su redención está tan cerca. 6Deja, en cambio, que la blancura de tu radiante ofrenda de azucenas lo acelere en su camino hacia la resurrección.

El periodo de tiempo que se recoge en el pasaje bíblico es representativo. No está aludiendo a su sentido específico. Los textos sagrados no recogen una narrativa exclusivamente histórica, sino que en su contenido se encuentran las claves herméticas y esotéricas que deben ser desveladas para así conocer su profundo mensaje y significado. En el caso de la Semana Santa y de cada uno de los personajes que se describen en sus pasajes, debemos leer entre líneas lo que representa para el alma y para la evolución de nuestra conciencia.

De este modo, Jesús, al elegir un pollino para entrar en Jerusalén, nos está enseñando un acto de humildad y sencillez. No eligió un alazán de poderoso porte para demostrar su poder, pues su poder, como su reino, no era de este mundo. 

4.  La Pascua no es la celebración del costo del pecado, sino la celebración de su final. 2Si al mirar entre los níveos pétalos de las azucenas que has recibido y ofrecido como tu regalo vislumbras tras el velo la faz de Cristo, estarás contemplando la faz de tu hermano y reconociéndola. 3Yo era un extraño y tú me acogiste, a pesar de que no sabías quién era. 4Mas lo sabrás por razón de tu ofrenda de azucenas. 5En el perdón que le concedes a ese forastero, que aunque es un extraño para ti es tu Amigo  ancestral, reside su liberación y tu redención junto con él. 6La temporada de Pascua es una temporada de júbilo, no de duelo. 7Contempla a tu Amigo resucitado y celebra su santidad junto conmigo. 8Pues la Pascua es la temporada de tu salvación, junto con la mía.

La Semana Santa, tal y como nos la enseña Jesús, es un mensaje de salvación y no de condena. Es un mensaje de transformación, en el que el Espíritu prevalece por encima del cuerpo; esto es, el amor sustituye al miedo, la unicidad sustituye a la separación y la vida vence a la muerte.

Al igual que sus discípulos, de sus allegados, debemos acompañar a Jesús hasta el último tramo del camino. No podemos quedarnos afligidos cuando percibamos que el sufrimiento y el dolor son el final de nuestros días, pues nuestro verdadero Ser está por encima de esa ilusión. Debemos tener fe en lo que nos muestra Jesús cuando aborda el pasaje de la resurrección.

EL SEPULCRO VACIO

"1Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a ungirle. 2 Muy de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al monumento. 3 Se decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del monumento? 4 Y mirando, vieron que la piedra esta removida; era muy grande. 5 Entrando en el monumento, vieron un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. 6 Él les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el sitio en que le pusieron. 7 Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que os precederá a Galilea; allí le veréis, como os he dicho. 8 Saliendo, huían del monumento, porque el temor y estupor se había apoderado de ellas, y a nadie dijeron nada; tal era el miedo que tenían" (Mc. 16:8).

Como se puede comprobar en el contenido del pasaje, el miedo nos acompaña hasta el último tramo del camino. Reconocer la existencia verdadera del Ser, su invulnerabilidad, su intemporalidad, no nos resultará fácil. Muchos de nosotros, al igual que Tomás, necesitaremos meter el dedo en la llaga para creer en la resurrección de Jesús. Pero finalmente, la resurrección queda inscrita en nuestra consciencia como la meta que debemos alcanzar para que la verdad prevalezca sobre la ilusión.

domingo, 27 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 117

LECCIÓN 117

Para los repasos de mañana y noche:

1. (103) Dios, al ser Amor, es también felicidad.

2Quiero recordar que el amor es felicidad y que nada más me puede hacer feliz.
3Elijo, por lo tanto, no abrigar ningún sustituto para el amor.

2. (104) Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.

2EI amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimo­nio.
3Éstos son los regalos que mi Padre me dio.
4Acep­taré todo lo que en verdad me pertenece.

3. A la hora en punto:
2Dios, al ser Amor, es también felicidad.

3Media hora más tarde:
4Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.

¿Qué me enseña esta lección?

1. (103) Dios, al ser Amor, es también felicidad.

Albergamos la falsa creencia de que merecemos el castigo de Dios por haberle fallado.

Nos sentimos pecadores y buscamos en el castigo la redención de nuestros pecados.

Nos imaginamos el rostro de nuestro Padre, con la faz transfigurada por la cólera y la ira.

Le tenemos miedo y temor.

¿Cómo podemos sentirnos felices si alimentamos esta creencia?

¿Cómo podemos pensar que nuestro Padre, que nos ha creado a Su Imagen y Semejanza, libre de toda limitación, puede ser el brazo ejecutor del rigor, del dolor, de la pena?

Dios es Amor y nosotros, Sus Hijos, somos Amor.

Cuando esta Verdad forme parte de nuestra consciencia, entonces viviremos en una eterna felicidad.

Tema de reflexión: El amor hacia los hijos.

2. (104) Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.

Somos todo lo que es verdadero.


Somos Amor. Somos Dicha.

Somos Paz. Somos Libertad.

Somos Abundancia. Somos Plenitud.

Somos Perfecto. Somos Eternos.

En verdad, somos el Hijo de Dios.

¿Por qué vamos a elegir la senda del dolor, de la tristeza, del sufrimiento, del miedo, del castigo, de la necesidad?

Busco únicamente lo que en verdad me pertenece y esa verdad la he encontrado en mi interior.

Tema de reflexión: ¿Qué estás buscando?

sábado, 26 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 116

LECCIÓN 116 

Para los repasos de mañana y noche:

 

1. (101) La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.

2La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.
3Lo único que me puede hacer sufrir es la creencia de que hay otra voluntad aparte de la Suya.

2. (102) Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.

2Comparto lo que la Voluntad de mi Padre dispone para mí, Su Hijo.
3Lo que Él me ha dado es lo único que quiero.
4Lo que Él me ha dado es lo único que existe.

 3. A la hora en punto:

2La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.

3Media hora más tarde:

4Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.


¿Qué me enseña esta lección?


1. (101) La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.

Cuán equivocados estamos cuando pensamos que somos herederos del pecado.

Cuán equivocados estamos, cuando partiendo de la creencia del pecado buscamos el castigo como la única vía de redención.

Cuán equivocados estamos cuando entendemos que para encontrar la salvación debemos sufrir, sacrificarnos e incluso morir.

Nada más lejos de la realidad. Todas esas creencias deben ser Expiadas, pues dan cuerpo al error.

La Voluntad de Dios para su creación es la felicidad. Debemos regocijarnos de esa verdad y liberarnos del pesado fardo que nos mantiene prisioneros de la tristeza.

Tema de reflexión: ¿Qué necesitas para ser feliz?


2. (102) Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.

¿Acaso encuentras satisfacción en el dolor?

¿Acaso encuentras felicidad en el sufrimiento?

¿Acaso encuentras libertad en el castigo?

¿Acaso encuentras paz en el sacrificio?

¿Te sientes bien aportándole significado a la culpa?

¿Encuentras valor dándole cabida al miedo?

Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.

Tema de reflexión: ¿Qué te impide ser feliz?

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 154

LECCIÓN 154 Me cuento entre los ministros de Dios. 1.  No seamos hoy ni arrogantes ni falsamente humildes.  2 Ya hemos superado tales neceda...