i. El cuerpo incorruptible (3ª parte).
9. El miedo a la muerte desaparecerá a medida que la atracción que ésta ejerce ceda ante la verdadera atracción del amor. 2El final del pecado, que anida quedamente en la seguridad de tu relación, protegido por tu unión con tu hermano y listo para convertirse en una poderosa fuerza al servicio de Dios, está muy cerca. 3El amor protege celosamente los primeros pasos de la salvación, la resguarda de cualquier pensamiento que la pudiese atacar y la prepara silenciosamente para cumplir la imponente tarea para la que se te concedió. 4Los ángeles dan sustento a tu recién nacido propósito, el Espíritu Santo le da abrigo y Dios Mismo vela por él. 5No tienes que protegerlo, ya dispones de él. 6Pues es inmortal, y en él reside el final de la muerte.
La muerte, por lo tanto, acompaña al pensamiento erróneo de que "Dios nos ha abandonado", y se convierte en el más arraigado de los miedos que nos consume a lo largo de la existencia física. Sin embargo, la muerte se convierte para el ego en su más fiel aliada para mostrarnos los argumentos que refuerzan su creencia en la separación. Sin la muerte, todo el sistema de pensamiento del ego se desvanecería.
El mundo demente al que da lugar la atracción que siente el ego por la muerte no puede aportarnos felicidad, ni paz, ni sosiego. Tan solo no ofrece dolor, sufrimiento y, sobre todo, miedo.
Ese mundo demente y caótico tiene los días contados, pues la fuerza del Amor que inunda la eternidad pondrá fin al pensamiento efímero del miedo. Cuando dejemos de percibir erróneamente, el perdón penetrará en nuestra mente mostrándonos un mundo perdonado, en el que el miedo es sustituido por el amor y donde la creencia en la separación dará paso a la unidad, la cual será compartida con nuestros hermanos en un eterno abrazo donde celebraremos el feliz reencuentro con la salvación.
10. ¿Qué peligro puede asaltar al que es completamente inocente? 2¿Qué puede atacar al que está libre de culpa? 3¿Qué temor podría venir a perturbar la paz de la impecabilidad misma? 4Si bien lo que se te ha concedido todavía se encuentra en su infancia, está en completa comunicación con Dios y contigo. 5En sus diminutas manos se encuentran, perfectamente a salvo, todos los milagros que has de obrar, y te los ofrece. 6El milagro de la vida es eterno, y aunque ha nacido en el tiempo, se le da sustento en la eternidad. 7Contempla a ese tierno infante, al que diste un lugar de reposo al perdonar a tu hermano, y ve en él
En este punto, Jesús nos aporta una información que considero muy importante. En ocasiones, cuando comparto el contenido de las enseñanzas del Curso, recibo impresiones de los estudiantes que expresan su preocupación por no llevar el ritmo adecuado para alcanzar la salvación que les muestra el camino a recorrer. Manifiestan ver la luz, pero que les cuesta alcanzar la otra orilla donde el amor pone fin al miedo. Cruzar ese "puente" y hacerlo de forma inmediata les supone un reto inalcanzable a raíz de cómo interpretan cómo hacerlo.
Nos dice Jesús que lo que se nos ha concedido todavía se encuentra en su infancia y con ello lo que hace es señalarnos el estado en el que se encuentra nuestra actual consciencia. La infancia nos alude al estado de nuestro nivel de consciencia, al estado de nuestra necesidad de ser guiado por aquellos que reconocemos como nuestros "maestros" por haber alcanzado un nivel de consciencia superior. Los ángeles, el Espíritu Santo y Dios mismo están en comunicación directa con nosotros y eso es lo más importante, pues es la garantía de que creceremos y adquiriremos el estado de "adulto", es decir, de ese nivel de consciencia en el que nos convertiremos en nuestros propios maestros.
11. Cuando alguna cosa te parezca ser una fuente de miedo, cuando una situación te llene de terror y haga que tu cuerpo se estremezca y se vea cubierto con el frío sudor del miedo, recuerda que siempre es por la misma razón: el ego ha percibido la situación como un símbolo de miedo, como un signo de pecado y de muerte. 2Recuerda entonces que ni el signo ni el símbolo se deben confundir con su fuente, pues deben representar algo distinto de ellos mismos. 3Su significado no puede residir en ellos mismos, sino que se debe buscar en aquello que representan. 4Y así, puede que no signifiquen nada o que lo signifiquen todo, dependiendo de la verdad o falsedad de la idea que reflejan. 5Cuando te enfrentes con tal aparente incertidumbre con respecto al significado de algo, no juzgues la situación. 6Recuerda la santa Presencia de Aquel que se te dio para que fuese
8Te entrego esto para que lo examines y juzgues por mí.
9No dejes que lo vea como un signo de pecado y de muerte, ni que lo use para destruir.
10Enséñame a no hacer de ello un obstáculo para la paz, sino a dejar que Tú lo uses por mí, para facilitar su llegada.
Cuando pretendemos avanzar en el camino de la salvación con prisa por llegar al final, cuando nos enfrentamos a situaciones en las que juzgamos que no hemos estado a la altura adecuada, elegimos a la culpa como nuestro aliado para que nos ayude a redimir nuestro pecado. Es la señal inequívoca de que hemos elegido al maestro inadecuado, pues la culpa nos lleva a la creencia en el pecado y este a su vez nos conecta con el miedo. De este modo entramos a formar parte del círculo vicioso tramado por el ego para mantenernos ocupados con ilusorias luchas.
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