LECCIÓN 320
Mi Padre me da todo poder.
1. El Hijo de Dios no tiene límites. 2Su fuerza es ilimitada, así como su paz, su júbilo, y todos los atributos con los que su Padre lo dotó en su creación. 3Lo que dispone con su Creador y Redentor se hace. 4Lo que su santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en su mente, y deposita ante ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo. 5Yo soy aquel a quien todo esto se le da. 6Yo soy aquel en quien reside el poder de la Voluntad del Padre.
2. Tu Voluntad puede hacer cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mí. 2Tu Voluntad no tiene límites. 3Por lo tanto, a Tu Hijo se le ha dado todo poder.
¿Qué me enseña esta lección?
La Voluntad es el Principio más elevado con el que Dios, nuestro Padre, nos ha dotado.
Hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza, lo que significa que potencialmente somos portadores de los Atributos Divinos.
Si utilizamos nuestro poder volitivo y lo ponemos al servicio de nuestro Padre, entonces Su Voluntad y nuestra Voluntad vibrarán al unísono y todo cuanto emane de nosotros llevará el sello de la Eternidad, es decir, será verdadero.
Cuando nuestra Voluntad vibra al unísono con la Voluntad de nuestro Creador, estamos expandiendo a través de nuestra mente la visión verdadera de la unidad y de la pureza. Ello significa que reconocemos en nuestros hermanos el sello sagrado de la inocencia, símbolo de su condición Divina.
Gracias a la Voluntad, el Hijo de Dios tiene el poder de crear. Gracias a ese Principio, el Hijo de Dios ejerce su libertad.
La cuestión que debemos plantearnos en el nivel en el que nos encontramos es la siguiente: ¿qué uso hacemos de nuestra Voluntad?
Cuando tomemos consciencia del inmenso poder que encierra el acto volitivo, nuestras vidas ya no permanecerán estancadas en ningún escalón de la escalera evolutiva. Ya nada nos detendrá. Caminaremos firmes hacia la meta que Dios nos ha encomendado, hacia la salvación.
Ejemplo-Guía: "¿Qué uso haces de tu poder divino, de tu voluntad?"
La voluntad, ya lo he adelantado, es el Principio más elevado con el que Dios nos ha creado. Su Creación responde a un acto de Voluntad. El acto de expandir Su Mente es un acto de Voluntad. Tal es así que podemos decir que somos Su Voluntad, somos Hijos de la Voluntad de Dios, lo que significa que somos portadores de ese poder creador.
La voluntad podemos compararla con una semilla. Utilizar ese ejemplo nos ayudará a conocer su potencial. Cuando utilizamos una semilla y la sembramos en tierra fértil, si la cuidamos adecuadamente, esa semilla nos dará sus frutos. Con ello queremos decir que nuestras creaciones tienen su causa en la voluntad y ese Principio emana de nuestra mente. Cuando el acto creador ha dado sus frutos y determinamos que es un buen fruto, podemos decir que la Mente se ha puesto al servicio de la verdad, esto es, del Amor, de la Unidad.
Pero sabemos que esa semilla podemos utilizarla inadecuadamente y proceder tal y como se describe en la parábola del sembrador (versión según Mateo):
“13Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.2Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.3Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.4Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.5Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;6pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.7Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.9El que tiene oídos para oír, oiga”.
Si no damos a nuestra voluntad -semilla- el impulso necesario, la continuidad necesaria, no alcanzará arraigar en la tierra y los frutos se perderán. Si aplicamos este mensaje a nuestras vidas, tendremos que reflexionar sobre la causa a la que sirve nuestra voluntad, pues en ella va implícita nuestra mente, mejor dicho, nuestros pensamientos.
Cuando la voluntad-semilla no sirve a la verdad, el fruto que cosecharemos no será agradable; será más bien el fruto que abre nuestros ojos a una realidad ilusoria, como ese fruto que, tras ser mordido por Eva, nos llevó, ilusoriamente, al descubrimiento de nuestra desnudez y a ser expulsados del estado de comunión con nuestro Creador, representado por el Jardín del Edén.
El "pecado" de Adán no habría podido afectar a nadie, si él no hubiese creído que fue el Padre Quien le expulsó del paraíso. Pues a raíz de esa creencia se perdió el conocimiento del Padre, ya que sólo los que no le comprenden podían haber creído tal cosa” (T-13.In.3:6-7).
La voluntad utiliza el canal de la mente para servir al Espíritu, a la verdad y, entonces, hablamos de la Mente Recta, o puede servir al ego, al deseo, a la ilusión y, entonces, hablamos de la mente errada.
En nuestras vidas, estamos experimentando permanentemente los efectos a los que nos ha llevado nuestra voluntad. La voluntad se convierte en el motor que crea o fabrica nuestra percepción.
El Curso dedica un apartado sobre la "pequeña dosis de buena voluntad" y nos revela que cuando unimos esa dosis de voluntad a la Voluntad de Dios, experimentaremos el Instante Santo, donde tomamos consciencia de nuestra santidad, de nuestra verdadera identidad.
El Curso nos indica: “No confíes en tus buenas intenciones, pues tener buenas intenciones no es suficiente. Pero confía implícitamente en tu buena voluntad, independientemente de lo que pueda presentarse. Concéntrate sólo en ella y no dejes que el hecho de que esté rodeada de sombras te perturbe” (T-18.IV.2:1-4).
Reflexión: ¿Cómo interpretas el poder?
Gracias. Bendiciones
ResponderEliminarGracias muy acertado el comentario.
ResponderEliminarEstupendo comentario, gracias!!!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Me han ayudado a comprender mejor esta lección. Saludos fraternales.
ResponderEliminarGracias. Esta lección hay que entenderla desde el corazón. Es muy profunda. Que el ESpíritu Santo me ilumine.
ResponderEliminarEsta muy bien aunque creo q el curso dice q no hubo expulsión del paraíso. Fue la propia creencia en haber ido contra Dios, cosa imposible, la q originó la conciencia de estar separado, o sea expulsado del Estado mental de paz
ResponderEliminarGracias J.J
ResponderEliminarTengo el Poder de unir mi pequeña voluntad a la Voluntad del Padre que Es la mía y Ser de El un Divino Instrumento en la Tierra.....Amén🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏
ResponderEliminarInterpretó que el poder sería la voluntad. Y esa voluntad es la que une nuestra mente con Dios. Es decir que, somos nosotros los que decidimos unirnos a pensar con nuestra mente en Dios y extenderlo, o en el Ego y juzgar.
ResponderEliminarPadre haz con tu Vida lo que Quieras,mi voluntad es la Tuya....Amen🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏✨✨✨✨✨✨🤍🤍🤍🤍🤍🤍🤍💙💙💙💙💙💙
ResponderEliminarGracias por tu magnífico comentario ❤️
ResponderEliminarGratitud.
EliminarGracias infinitas, Juan Jose. Amor y bendiciones. ❤❤❤
ResponderEliminarMuchas gracias por sus reflexiones. Cada día me ayudan a profundizar más. Saludos.
ResponderEliminarMi gratitud, Ana María. 🙏
EliminarYo y mi Padre Somos Uno✨✨✨✨✨❤️🔥❤️🔥❤️🔥❤️🔥❤️🔥❤️🔥❤️🔥🤍🤍🤍🤍🤍🤍🤍💙💙💙💙💙💙💙💙💙💙🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏
ResponderEliminarGratitud, Elia. 🙏
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