viernes, 11 de octubre de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 285

LECCIÓN 285

Hoy mi santidad brilla clara y radiante.

1. Hoy me despierto lleno de júbilo, sabiendo que sólo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios. 2Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pen­samientos a los que va dirigido. 3Y en el instante en que acepte mi santidad, lo único que pediré serán cosas dichosas. 4Pues, ¿qué utilidad tendría el dolor para mí, para qué iba a querer el sufri­miento, y de qué me servirían el pesar y la pérdida si la demencia se alejara hoy de mí y en su lugar aceptara mi santidad?

2.Padre, mi santidad es la Tuya. 2Permítaseme regocijarme en ella y recobrar la cordura mediante el perdón. 3Tu Hijo sigue siendo tal como Tú lo creaste. 4Mi santidad es parte de mí y también de Ti. 5Pues, ¿qué podría alterar a la Santidad Misma?

¿Qué me enseña esta lección?

Hoy me he levantado con un solo propósito, que de mi mente emanen pensamientos luminosos. Esa iniciativa, ha movilizado a mi voluntad y me he entregado a la tarea de ponerme al servicio de mi divinidad con la única intención de ser útil al resto de la humanidad.

Como consecuencia de esta disponibilidad, de mi mente han fluido pensamientos que hablan de la importancia de enfocar nuestra mente en el servicio del Amor; de la importancia de negar la realidad del miedo, de la separación y de la enfermedad.

Concentro la lucidez de mis pensamientos en disipar la oscuridad que se cierne sobre mi mente cuando participo de la falsa creencia de que estamos separados de los demás, de que el dolor es consecuencia de mis pecados, de que mi cuerpo es mi verdadera identidad y es la causa de todos mis sufrimientos. Ahora comprendo la razón por la cual, me hago eco de las experiencias protagonizadas por la humanidad. Me veo proyectadas en ellas. Mis juicios de debilidad, adoptan múltiples rostros y cuando los identifico, los juzgo y los condeno, en vez de bendecirlos por mostrarme mis falsas creencias.

Es necesario que nuestra conciencia despierte del sueño de la ilusión y comience a ver las cosas desde otra perspectiva. El ego está convencido en el poder que tiene el cuerpo para sanar o enfermar. Sin embargo, su creencia está basada en un error fundamental. La dimensión material es el resultado de proyectar la fuerza de nuestro pensamiento. Sólo así, el cuerpo se comporta como el envoltorio que pone de manifiesto lo que nuestra mente ha proyectado. Si nuestros pensamientos sirven al amor y a la unidad, nuestro cuerpo gozará de plenitud y salud. Cuando nuestros pensamientos sirven al miedo, a la separación, entonces, nuestro cuerpo manifestará síntomas de enfermedad.

Para sanar nuestro cuerpo, debemos sanar nuestra mente.

Mantener nuestros pensamientos al servicio del Amor, hará que nuestro comportamiento sea brillante y radiante.

Ejemplo-Guía: "Una mente sana no ve la enfermedad"

Cuando abordamos el tema de la enfermedad en nuestras vidas, no podemos evitar encasillarla dentro de las vivencias más desagradables y temidas que podemos experimentar. Esa sola visión, hace difícil aceptar, que la enfermedad sea una consecuencia generada por nosotros mismos.  

Sin embargo, las habilidades del ego son muy sutiles y no lo estoy matizando en sentido condenatorio. Es de admirar que el ego tenga un marcado interés por la enfermedad. 

¿Por qué ese interés? 

"Si estás enfermo, ¿cómo podrías refutar su firme creencia de que no eres invulnerable? Éste es un razonamiento atractivo desde el punto de vista del ego porque encubre el ataque obvio que sub­yace a la enfermedad. Si reconocieses esto y además te opusieras al ataque, no podrías utilizar la enfermedad como un falso testigo para defender la postura del ego. (T-8.VIII.3:3-5)" 

La enfermedad, al igual que la muerte, se convierte en uno de los principales argumentos que utiliza el ego para justificar su demente sistema de pensamiento, el cual se basa en la visión de la dualidad, de la separación. 

El Principio 24 recogido en Un Curso de Milagros, nos dice: 

"Los milagros te capacitan para curar a los enfermos y resucitar a los muertos porque tanto la enfermedad como la muerte son invenciones tuyas, y, por lo tanto, las puedes abolir."

Como bien nos enseña el Curso, la enfermedad tendría sentido sólo si las dos premisas básicas en las que se basa la interpretación que el ego hace del cuerpo fuesen ciertas: que el propósito del cuerpo es atacar, y que tú eres un cuerpo. Sin estas dos premisas la enfermedad es inconcebible. 

"La enfermedad es una forma de demostrar que puedes ser herido. Da testimonio de tu fragilidad, de tu vulnerabilidad y de tu extrema necesidad de depender de dirección externa. El ego usa esto como su mejor argumento para demostrar que necesitas su dirección. (T-8.VIII.6:1-2)"

A estas alturas de los estudios que venimos realizando, sabemos que la enfermedad, no es algo que se ori­gine en el cuerpo, sino en la mente, y que toda forma de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y de que no está acep­tando un propósito unificado. 

"Sólo la mente puede errar. El cuerpo sólo puede actuar equivocadamente cuando está respondiendo a un pensamiento falso. El cuerpo no puede crear y la creencia de que puede -error básico- ­da lugar a todos los síntomas físicos. Las enfermedades físicas implican la creencia en la magia. La distorsión que dio lugar a la magia se basa en la creencia de que existe una capacidad creativa en la materia que la mente no puede controlar. Este error puede manifestarse de dos formas: se puede creer que la mente puede crear falsamente en el cuerpo, o que el cuerpo puede crear falsa­mente en la mente. Cuando se comprende que la mente -el único nivel de creación- no puede crear más allá de sí misma, ninguno de esos dos tipos de confusión tiene por qué producirse. (T-2.IV.2:4-10)"

La sola visión de la enfermedad, es creer que la enfermedad es real, lo que está sustentado por la creencia en que somos un cuerpo.

La tendencia instintiva para hacer frente a la enfermedad es buscar la curación a través de medios externos. Esta inclinación ha dado lugar a todo un entorno de especialización de los diferentes síntomas con los que se expresa la enfermedad en el cuerpo.  Pero como he expresado en este párrafo, no podemos "hacer frente" a la enfermedad, pues hacerlo es darle credibilidad. La curación que debemos llevar a cabo es en el único nivel verdadero, en el de la causa, es decir, en el de la mente. Corregir el error mental es sanar. 

"Si enseñas enfermedad y curación, eres al mismo tiempo un mal maestro y un mal estudiante" (T-7.V.2:7). 

"Ayudar y curar son las expresio­nes naturales de la mente que está operando a través del cuerpo, pero no en él: Si la mente cree que su objetivo es el cuerpo distor­sionará su percepción de éste, y al bloquear su propia extensión más allá del mismo, dará lugar a enfermedades, pues estará fomentando la separación. Percibir el cuerpo como una entidad separada no puede sino fomentar la enfermedad, ya que ello no es verdad. Un medio de comunicación deja de ser útil si se emplea para cualquier otra cosa. Usar un instrumento de comunicación como instrumento de ataque es estar confundido con respecto a su propósito" (T-8.VII.11:2-6)

Reflexión: ¿Cómo afrontas la enfermedad del cuerpo? 

5 comentarios:

Capítulo 16. II. El poder de la santidad (2ª parte).

II. El poder de la santidad (2ª parte). 4.  Has obrado milagros, pero es muy evidente que no los has obrado solo.  2 Cada vez que te extendi...