III. Cómo perdonar el deseo de ser especial (1ª parte).
1. El perdón pone fin al deseo de ser especial. 2Lo
único que se puede perdonar son las ilusiones, que entonces desaparecen. 3El
perdón es lo que te libera de todas las ilusiones, y por eso es por lo que es
imposible perdonar sólo parcialmente. 4Nadie que se aferra a una
sola ilusión puede considerarse a sí mismo libre de pecado, pues en tal caso
aún está afirmando que un error acerca de sí mismo es hermoso. 5Y de este modo, lo califica de "imperdonable"
y lo convierte en un pecado. 6¿Cómo iba a poder entonces conceder
perdón de manera total cuando aún no lo quiere aceptar para sí mismo? 7Pues
es seguro que lo recibiría completamente en el instante en que así lo
concediese. 8Y de esta
manera, la culpabilidad que mantiene oculta desaparecería, al él mismo haberla
perdonado.
Jesús nos enseña en este punto una hermosa lección sobre el perdón, al cual le otorga el mismo poder que al amor, cuando nos dice que es "imposible perdonar sólo parcialmente". ¿Cómo debemos entender esto? Lo haremos cuando aceptemos que es imposible amar parcialmente, es decir, amar selectivamente diciéndonos que podemos amar a unos y a otros no. El amor incondicional, el amor de Dios, no tiene límites. El amor es eterno y, si lo empleamos de manera temporal, ya no es verdadero amor.
El ego y su sistema de pensamiento se alimentan de la creencia en la separación. Su visión es fragmentaria y su mente es analítica y selectiva, lo que le lleva a creer en multitud de errores y problemas, distintos unos de otros.
Un Curso de Milagros nos enseña que tan sólo hay un error, el de haber sustituido la verdad por la ilusión. Esta es la razón principal por la cual no hay grados de dificultad en los milagros.
Jesús nos dice que el perdón nos libera de todas las ilusiones, pues el perdón es integral y, cuando se manifiesta, lo hace abarcando todos los errores que el ego cree tener. El perdón, al igual que el amor, cuando se aplica correctamente, no perdona selectivamente, sino que lo hace desde la visión de la unidad y de un modo total.
2. Cualquier
forma de especialismo que aún valores, la has convertido en un pecado. 2Se
alza inviolable, y la defiendes acérrimamente con toda tu endeble fuerza
contra
Si el único error que cometió el Hijo de Dios fue sustituir la verdad de la unidad por la ilusión de la separación, entonces podemos reconocer que en verdad no existió ningún error, pues lo ilusorio no es nada, no existe.
Cuando nuestra mente se conecta con la Voz que habla por Dios, con el Espíritu Santo, y aceptamos la Expiación, la visión de la verdad es recordada y se reconoce que no hemos abandonado nunca nuestra Fuente y que nuestra impecabilidad está intacta en la Mente de Dios. Esa visión es la que en el mundo del sueño nos lleva a reconocer en el uso del perdón la corrección del error imaginario que creímos cometer y al que consideramos como pecado.
Jesús nos dice en este punto que el especialismo nos conduce a la creencia en el pecado.


“Cómo perdonar el deseo de ser especial”. Es una reflexión profunda sobre el perdón como herramienta espiritual para liberarse del ego y de la ilusión de separación.
ResponderEliminarEntre las ideas principales de este punto, encontramos las siguientes:
El perdón como liberación total No se puede perdonar parcialmente porque el perdón verdadero implica soltar todas las ilusiones. Aferrarse a una sola ilusión —una creencia errónea sobre uno mismo— impide la liberación completa.
La ilusión del especialismo El deseo de ser especial es una forma de separación. Al considerarse “especial”, uno se aparta de la unidad con los demás y con Dios. El perdón pone fin a esa fantasía.
El pecado como ilusión no perdonada Cuando se considera que un error es “hermoso” o “imperdonable”, se convierte en pecado. Esto es una forma de negar el perdón a uno mismo, lo cual perpetúa la culpa.
El perdón como espejo El texto sugiere que, al perdonar a otros, uno se perdona a sí mismo. La culpa que se mantiene oculta desaparece en el acto de conceder perdón total.
¿Qué interpretación espiritual nos aporta el mensaje?
En la visión de Un Curso de Milagros, el perdón no es simplemente un acto moral o interpersonal, sino una corrección de la percepción. Al perdonar, uno deja de ver a través del filtro del ego y empieza a ver con los ojos del Espíritu Santo, la parte de la mente que recuerda la verdad.
Este tipo de perdón no busca justificar ni condenar, sino reconocer que lo que parecía ser una ofensa era en realidad una ilusión. Al desaparecer la ilusión, desaparece también la culpa, y con ella el sufrimiento.
¿Cómo aplicar el perdón en la vida cotidiana?
Aplicar el perdón según Un Curso de Milagros en la vida cotidiana no se trata simplemente de “dejar pasar” una ofensa, sino de transformar por completo la manera en que percibes el mundo y a ti mismo. Aquí te dejo una guía práctica para integrarlo día a día:
Comienza el día con intención:
Dedica unos minutos al despertar para conectar con tu mente superior.
Haz una breve oración o meditación enfocada en soltar juicios y abrirte al amor.
Ejemplo: “Hoy elijo ver con los ojos del amor. Estoy dispuesto a perdonar lo que aún no comprendo.”
Observa tus pensamientos:
El Curso enseña que el perdón comienza en la mente, no en el comportamiento externo.
Cuando sientas molestia, ira o juicio, detente y pregúntate: “¿Estoy viendo una ilusión? ¿Estoy reaccionando desde el ego?”
Reconoce que el ataque que percibes no es real, sino una proyección de tu propia creencia en la separación.
Reinterpreta los conflictos:
En lugar de pensar “me hizo daño”, cambia la percepción: “Esto es una oportunidad para sanar mi mente.”
El perdón no significa justificar el daño, sino reconocer que el otro también está atrapado en su ilusión.
Practica el perdón como liberación:
Cuando perdonas, no estás “haciendo un favor” al otro, sino liberándote tú.
Usa afirmaciones como: “Elijo ver la inocencia en ti, porque así reconozco la mía.”
Cierra el día con reflexión:
Antes de dormir, revisa mentalmente tu día.
Pregúntate: ¿Dónde reaccioné desde el ego? ¿Dónde pude haber perdonado?
No te juzgues. Simplemente observa y elige hacerlo mejor mañana.
Ejercicio diario de perdón: Puedes usar esta fórmula inspirada en el Curso:
“Te perdono por lo que no hiciste. Lo que pensé que ocurrió fue una ilusión. Elijo ver la verdad en ti y en mí.”
Este tipo de perdón no busca cambiar el mundo externo, sino cambiar tu percepción interna. Y cuando eso ocurre, el mundo que ves también se transforma.
El fragmento 2 profundiza en el concepto del especialismo como una forma de separación del Amor de Dios. Aquí se nos muestra cómo el deseo de ser especial —de destacar, de tener algo que otros no tienen— se convierte en un ídolo que sustituye la verdad, y que termina generando sufrimiento tanto para uno mismo como para los demás.
ResponderEliminar¿Qué significa esto en términos prácticos?
El especialismo como pecado: No en el sentido tradicional de “maldad”, sino como una ilusión que niega la unidad. Al valorar cualquier forma de especialismo (estatus, logros, identidad, incluso espiritualidad), estás defendiendo algo que no proviene de Dios.
La defensa del ego: El texto dice que lo defiendes “acérrimamente con toda tu endeble fuerza”, lo que revela que el ego se aferra a lo ilusorio con intensidad, aunque en realidad no tiene poder real.
Separación y sufrimiento: Al proteger lo que Dios no creó (el ídolo del especialismo), te separas de tu hermano y de Dios. El resultado es sufrimiento compartido, porque ambos quedáis atrapados en la ilusión.
¿Qué aplicación cotidiana podemos darle a este punto?
Aquí tienes algunas formas de aplicar esta enseñanza en tu día a día:
Detecta el especialismo:
¿Dónde buscas ser “más” que otros? ¿En tu trabajo, tus creencias, tu espiritualidad?
Pregúntate: ¿Estoy buscando validación externa para sentirme valioso?
Deshaz el ídolo:
Reconoce que cualquier forma de superioridad es una ilusión.
Afirma: “No necesito ser especial para ser amado. Ya soy completo en Dios.”
Repara la relación con tu hermano:
Si te has sentido separado de alguien, recuerda que, al perdonar, ambos sois liberados.
Visualiza a esa persona como inocente, igual que tú, y di mentalmente: “Te devuelvo tu patrimonio. Somos uno en la verdad.”
Entrega el especialismo al Espíritu Santo:
En momentos de tentación, di: “Espíritu Santo, te entrego este deseo de ser especial. Ayúdame a ver con tu visión.”
Este pasaje nos invita a soltar la lucha por destacar y a abrazar la paz que surge de reconocer que nadie es más ni menos que otro. En la unidad, no hay jerarquías, sólo amor compartido. ❤️🙏
Eternamente gracias!🙏
ResponderEliminar🙏❤️
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