miércoles, 26 de marzo de 2025

Capítulo 19. A. El primer obstáculo: El deseo de deshacerte de la paz (2ª parte).

 A. El primer obstáculo: El deseo de deshacerte de la paz (2ª parte).

4. ¿Rechazarías la salvación que te ofrece el dador de la salvación? 2Pues en eso es en lo que te has convertido. 3De la misma manera en que la paz no podría alejarse de Dios, tampoco podría alejarse de ti. 4No tengas miedo de este pequeño obstáculo, 5pues no puede frenar la Voluntad de Dios. 6La paz fluirá a través de él, y se unirá a ti sin impedimentos. 7No se te puede negar la salvación. 8Es tu meta. 9Aparte de eso no hay nada más que elegir. 10No tie­nes ninguna meta aparte de la de unirte a tu hermano, ni ninguna aparte de aquella que le pediste al Espíritu Santo que compartiese contigo. 11El pequeño muro se derrumbará silenciosamente bajo las alas de la paz. 12Pues la paz enviará a sus mensajeros desde ti a todo el mundo, y las barreras se derrumbarán ante su llegada con la misma facilidad con la que superará aquellas que tú interpon­gas.

Al igual que yo, conoces las consecuencias de servir al sistema de pensamiento del ego. Tu percepción te muestra el dolor y el sufrimiento que acompañan a lo que llamamos vivir. Buscamos el amor y ser amados, pero nos negamos a darlo y cuando creemos darlo, lo que hacemos es condicionarlo a nuestros deseos: "Ámame, pero a mi manera". Lo que llamamos vida se ha convertido en el guión de nuestros sueños y de nuestras pesadillas. Nos ocupamos media vida en buscar acumular posesiones y tesoros y la otra media buscando el modo de protegernos de su pérdida. El resumen de una vida donde la ausencia de paz es notoria. En ocasiones creemos experimentar momentos de paz, pero incluso en esos momentos, el miedo a perder ese instante los priva de la verdadera paz.

Al igual que yo, conoces que ya es hora de dejar de servir al ego y a su sistema de pensamiento. Es hora de pensar al revés de como pensábamos antes, es decir, es el momento de dar amor y no de buscarlo; es el momento de amar desde la libertad, de manera incondicional. Es la hora de ser conscientes de que somos los soñadores de nuestros sueños y de elegir tener sueños felices. Es la hora de mirar a nuestros hermanos y ver su verdadera esencia, la que lo hace uno con nosotros. Es la hora de caminar juntos, pues juntos será como las puertas del Cielo se abrirán para que retornemos a nuestro verdadero Hogar.

5. Vencer al mundo no es más difícil que superar tu pequeño muro. 2Pues en el milagro de tu relación santa -una vez libre de esa barrera- se encuentran todos los milagros. 3No hay grados de dificultad en los milagros, pues todos ellos son lo mismo. 4Cada uno supone una dulce victoria de la atracción del amor sobre la atracción de la culpabilidad. 5¿Cómo no iba a poder lograrse esto dondequiera que se emprendiese? 6La culpabilidad no puede levantar barreras reales contra ello. 7Y todo lo que parece interponerse entre tu hermano y tú tiene que desaparecer por razón de la llamada que contestaste. 8Desde ti que respon­diste, Aquel que te contestó quisiera llamar a otros. 9Su hogar reside en tu relación santa. 10No trates de interponerte entre Él y Su santo propósito, pues es también el tuyo. 11Permítele, en cam­bio, que extienda dulcemente el milagro de vuestra relación a todos los que están incluidos en dicho milagro tal como fue con­cedido.

¿Me acompañas a crear un mundo real? Soy consciente de que solo no podré hacerlo, pues la verdadera realidad es la unidad que nos une. No puedo verte separado de mí y al mismo tiempo pensar que soy real, que te estoy amando, que formamos parte de la misma Filiación.

Cuando decidimos crear, lo que estamos haciendo es expandir el amor con el que hemos sido creados. Lo creado desde el amor es eterno y tiene el poder de contagiar todo cuanto toca. 

Si me acompañas, juntos podremos consagrar nuestra relación santa y convertirnos en fuentes de hacer milagros, pues nuestras mentes unidas serán como un faro que alumbrará a todos aquellos que estén buscando el camino de la salvación. 

6. Reina un silencio en el Cielo, una feliz expectativa, un pequeño respiro lleno de júbilo en reconocimiento del final de la jornada. 2Pues el Cielo te conoce bien, tal como tú lo conoces a él. 3Nin­guna ilusión se interpone entre tu hermano y tú ahora. 4No pon­gas tu atención en el pequeño muro de sombras. 5El sol se ha elevado por encima de él. 6¿Cómo iba a poder una sombra impe­dir que vieses el sol? 7De igual modo, las sombras tampoco pue­den ocultar de ti la luz en la que a las ilusiones les llega su fin. 8Todo milagro no es más que el final de una ilusión. 9Tal fue la jornada; tal su final. 10Y en la meta de verdad que aceptaste, a todas las ilusiones les llegará su fin.

El mundo que juntos hemos creado será contagioso y todos aquellos que estén buscando la senda de la salvación sabrán reconocer en él que tan solo con desear formar parte de su luz el milagro quedará consumado; la ilusión ha sido sustituida por la percepción verdadera. Ahora estamos despiertos. Ahora conocemos lo que somos y aceptamos nuestra condición como la única identidad verdadera.

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