jueves, 13 de junio de 2024

Capítulo 11. VIII. El problema y la respuesta (1ª parte)­.

VIII. El problema y la respuesta­ (1ª parte). 

1. Este curso es muy simple. 2Quizá pienses que no necesitas un curso que, en última instancia, enseña que sólo la realidad es ver­dad. 3Pero ¿crees realmente esto? 4Cuando percibas el mundo real, reconocerás que no lo creías. 5Mas la rapidez con la que tu nueva y única percepción real se convertirá en conocimiento no te dejará más que un instante en el que darte cuenta de que sola­mente, eso es verdad. 6Y luego todo lo que inventaste pasará al olvido, lo bueno y lo malo, lo falso y lo verdadero. 7Pues cuando el Cielo y la tierra se vuelvan uno dejarás de ver incluso el mundo real. 8El mundo no acabará destruido, sino que se convertirá en el Cielo. 9Lo que constituye la reinterpretación del mundo es la transformación de toda percepción en conocimiento. 

En el Texto, podemos leer: "El Cielo y la tierra pasarán" significa que no continuarán exis­tiendo como estados separados (T-1.III.2:1). En este punto, se nos enseña que cuando el Cielo y la tierra se vuelvan uno dejaremos de ver incluso el mundo real. 

Muchos estudiantes plantean dificultades para entender los conceptos que se recogen en estas aportaciones. Su confusión radica en el significado que otorgan al mundo real y al Cielo, entendiendo que ambos conceptos son los mismo al interpretar que el Cielo es lo que el Curso refiere como mundo real y la tierra como mundo ilusorio. Tal cuestión requiere una aclaración. Para ello vamos a buscar referencias en el Texto que nos aclaren dichos conceptos: 

7El Espíritu Santo te mostrará el mundo real porque Dios te dio el Cielo (T-12.VI.5:7). 

Esta frase determina el Cielo nos ha sido dado por nuestro Creador, es decir, el Cielo es el hogar de nuestro verdadero Ser. 

7El Cielo es tu hogar, y al estar en Dios tiene también que estar en ti (T-12.VI.7:7). 

Ya sabemos lo que es el Cielo, pero ¿qué lo diferencia del mundo real? 

El mundo real es también un sueño. 2Excepto que en él los personajes han cambiado 3y no se ven como ídolos traicioneros. 4El mundo real es un sueño en el que no se usa a nadie para que sea el sustituto de otra cosa, ni tampoco se le interpone entre los pensamientos que la mente concibe y lo que ve (T-29.IX.7:1-4). 

A diferencia del Cielo, el mundo real pertenece al sueño, pero tiene una característica que debemos conocer: El mundo real es el estado mental en el que el único propósito del mundo es perdonar (T-30.V.1:1). 

Diremos pues, que cuando el Curso hace referencia al mundo real, está refiriéndose al mundo percibido desde la Mente Recta, el cual da lugar a la percepción verdadera, o lo que es lo mismo, a la percepción de la unidad con todo lo creado. El mundo real es la antesala que nos lleva al Cielo. La siguiente frase del Texto, nos ayuda a conocer cual es nuestra función en el Cielo y en la tierra: 7De la misma manera en que tu función en el Cielo es crear, aquí en la tierra es curar. 8Dios comparte tu función contigo en el Cielo, y el Espíritu Santo comparte la Suya contigo en la tierra (T-12.VII.4:7-8).  

2. La Biblia os dice que os volváis como niños. 2Los niños recono­cen que no entienden lo que perciben, y, por lo tanto, preguntan cuál es su significado. 3No cometas la equivocación de creer que entiendes lo que percibes, pues su significado se te escapa. 4Mas el Espíritu Santo ha preservado su significado para ti, y si tú le permites que lo interprete, Él te devolverá lo que tú despreciaste. 5Sin embargo, mientras creas que sabes cuál es el significado de lo que percibes, no verás la necesidad de preguntárselo a Él. 

Percibir desde el sistema de pensamiento del ego, nos llevará al estado de la máxima ignorancia y donde la arrogancia nos impedirá reconocer la presencia de la verdad.

La inocencia de los niños, nos inspira el estado mental más apropiado para afrontar el encuentro con la verdad. Preguntar al Maestro que tiene las respuestas verdaderas ha de llevarnos a depositar en el Espíritu Santo toda nuestra confianza. 

3. No sabes cuál es el significado de nada de lo que percibes.  2Ni uno solo de los pensamientos que albergas es completamente ver­dadero. 3Reconocer esto sienta las bases para un buen comienzo. 4No es que estés desencaminado, es que no has aceptado ningún guía. 5De lo que más necesidad tienes es de aprender a percibir, pues no entiendes nada. 6Reconoce esto, pero no lo aceptes, pues el entendimiento es tu herencia. 7Las percepciones son algo que se aprende, y ya dispones de un Maestro. 8Mas para estar dispuesto a aprender de Él tienes que estar dispuesto a poner en duda todo lo que aprendiste por tu cuenta, pues tú que no te enseñaste a ti mismo bien no deberías ser tu propio maestro. 

Desaprender lo aprendido, es el camino que debemos recorrer si queremos recordar nuestra verdadera identidad.

 

4. Solamente tú puedes privarte a ti mismo de la verdad. 2Dios, no obstante, no te negará la Respuesta que Él dio. 3Pide, pues, lo que es tuyo, lo cual no es obra tuya, y no te defiendas contra la verdad. 4Tú ocasionaste el problema que Dios ha resuelto. 5Por lo tanto, hazte únicamente esta simple pregunta: 

6¿Deseo el problema o la solución? 

7Decídete por la solución y la tendrás, pues la verás como es y, que ya dispones de ella. 

La práctica de esta invitación ha de conducirnos a reconocer si eligiendo el problema experimentaremos paz, o, por lo contrario, será eligiendo al Maestro que tiene la solución, cómo lo conseguiremos. 

5. Tal vez te quejes de que este curso no es lo suficientemente específico como para poderlo entender y aplicar. 2Mas tal vez no hayas hecho lo que específicamente propugna. 3Éste no es un curso de especulación teórica, sino de aplicación práctica. 4Nada podría ser más específico que el que le digan a uno que si pide recibirá. 5El Espíritu Santo te dará la respuesta para cada problema específico mientras creas que los problemas son específi­cos. 6Su respuesta es a la vez una y muchas mientras sigas creyendo que el que es Uno es muchos 7Puede que tengas miedo de Su especificidad por temor a lo que crees que ésta pueda exigirte. 8Mas es únicamente pidiendo como aprenderás que lo que procede de Dios no te exige nada en absoluto. 9Dios sólo da, nunca quita. 10Cuando te niegas a pedir, es porque crees que pedir equivale a quitar en vez de a compartir. 

Si pedimos desde la visión del ego, la petición de ayuda recibirá la respuesta de su destinatario, es decir, si pedimos desde la conciencia de separación y del beneficio propio, la respuesta que recibiremos nos exigirá mantener esa creencia viva y las soluciones propuestas nos llevarán a experimentar la separación de una manera más evidente y exigiéndonos respuestas donde nos veremos en la tesitura de atacar para ganar.

En cambio, si nuestra petición la ponemos en manos del Espíritu Santo, el contenido de esa petición no debe perseguir que nuestro comportamiento nos lleve a utilizar el ataque para conseguir nuestra meta, sino que llevará implícita la acción de dar para recibir. 

6. El Espíritu Santo te dará sólo lo que es tuyo, sin pedirte nada a cambio. 2Pues lo que es tuyo es todo lo que existe, y lo compartes con Dios. 3Ésa es su realidad. 4¿Podría el Espíritu Santo, que sólo dispone restituir, ser capaz de interpretar incorrectamente la pre­gunta que necesitas hacer para darte cuenta de Su respuesta? 5Has oído la respuesta, pero no has comprendido bien la pregunta. 6Crees que pedirle consejo al Espíritu Santo es pedir que se te prive de algo. 

Si pides ser amado, el ego te responderá que hagas uso de tu valer para conseguir ese amor. En cambio, la respuesta del Espíritu Santo, será más simple, te dirá da lo que tienes y lo recibirás: Da amor y lo recibirás, pero no lo des egoístamente para recibirlo, sino con naturalidad, pues tu condición real es amor. 


7. Criatura de Dios, no entiendes a tu Padre. 2Crees en un mundo que arrebata porque crees que arrebatando puedes obtener lo que quieres. 3Y esa percepción te ha costado perder de vista el mundo real. 4Tienes miedo del mundo tal como lo ves, pero el mundo real sigue siendo tuyo sólo con que lo pidas. 5No te lo niegues a ti mismo, pues únicamente puede liberarte. 6Nada que proceda de Dios puede esclavizar a Su Hijo, a quien Él creó libre y cuya liber­tad está al amparo de Su Ser. 7Bienaventurado tú que estás dispuesto a pedirle la verdad a Dios sin miedo, pues sólo así podrás aprender que Su respuesta es la liberación del miedo. 

Hemos perdido la visión del mundo real, pues hemos elegido ver desde la creencia en la separación. El mundo real es el que nos muestra nuestra verdadera esencia divina, nuestra verdadera identidad espiritual. El mundo real es la extensión del pensamiento que emana de la Mente Una. El mundo real es donde compartimos y experimentamos la comunión con la Filiación.

Para ver el mundo real, tan solo tenemos que elegir verlo, tal y como es, libre de la creencia en la separación. 

8.  Hermosa criatura de Dios, estás pidiendo solamente lo que te prometí. 2¿Crees que yo te iba a engañar? 3El Reino de los Cielos está dentro de ti. 4Ten fe en que la verdad está en mí porque yo sé que está en ti. 5Los Hijos de Dios no tienen nada que no compartan. 6Pídele la verdad a cualquier Hijo de Dios, y me la habrás pedido a mí. 7Cada uno de nosotros tiene dentro de sí la respuesta para poder dársela a cualquiera que la pida. 

En el reino del ego, en el reino de la separación, la ley que impera es la de tener, poseer, cuanto más mejor, sin importar, cómo lo conseguimos. El reino del ego, es un reino que favorece la competencia entre sus habitantes, pues se valora más la posición que ocupe en la sociedad, que la condición del ser.

En cambio, en el Reino de los Cielos, en el Reino de la Unidad, de la Filiación, la ley que impera es la del Amor, la de compartir, la de extender. Ese Reino está dentro de cada Hijo de Dios. Darlo es conservarlo. Por ello, compartámoslo con todos nuestros hermanos. 

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