miércoles, 10 de abril de 2024

Capítulo 6. V-A. Para poder tener, da todo a todos.

A. Para poder tener, da todo a todos.

1. Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno. 2Tal vez pienses que ésto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada. 3Todo se logra con la vida, y la vida forma parte del ámbito de la mente y se encuentra en la mente. 4El cuerpo ni vive ni muere porque no puede contenerte a ti que eres vida. 5Si com­partimos la misma mente, tú puedes superar la muerte puesto que yo la superé. 6La muerte es un intento de resolver conflictos no tomando ninguna decisión. 7Al igual que todas las demás solucio­nes imposibles que el ego propugna, ésta tampoco resultará.

A estas alturas de las enseñanzas del Curso de Milagros, sabemos que la mente puede servir al Amor o al miedo, a Dios o al ego. Dependiendo de a quién decide servir, el nivel de consciencia es muy diferente. 

Cuando sirve al ego, el sistema de pensamiento da lugar a la percepción, cuya característica es temporal y limitada.

Sin embargo, cuando la mente se sintoniza con la de Su Creador, la vida no se circunscribe a la percepción temporal y limitada, sino que se expande en lo intemporal y eterno. 

Por lo tanto, cuando la mente sirve al ego, el concepto vida y muerte son los dos ejes de su ilusoria existencia. Mientras que cuando la mente sirve a Dios, la Mente se identifica con la verdadera Vida.

2. Dios no creó el cuerpo porque el cuerpo es destructible, y, por consiguiente, no forma parte del Reino. 2El cuerpo es el símbolo de lo que crees ser. 3Es a todas luces un mecanismo de separación y, por lo tanto, no existe. 4El Espíritu Santo, como siempre, se vale de lo que tú has hecho y lo transforma en un recurso de aprendi­zaje. 5Una vez más, y como siempre, reinterpreta lo que el ego utiliza como un razonamiento en favor de la separación, y lo con­vierte en una demostración contra ésta. 6Si la mente puede curar al cuerpo, pero el cuerpo no puede curar a la mente, entonces la mente tiene que ser más fuerte que el cuerpo. 7Todo milagro es una demostración de esto.

El uso del poder creador, ha llevado al Hijo de Dios a fabricar pensamientos que han adoptado una imagen temporal y perceptiva que se conoce como cuerpo. Ese cuerpo se ha convertido en la manifestación de la identidad del ego. 

El sistema de pensamiento del ego cree que el cuerpo puede dirigir a la mente, otorgándole toda la autoridad sobre ella. Sin embargo, esta creencia es errónea, pues como hemos ido viendo a lo largo de estas enseñanzas, es la mente la que tiene la capacidad de crear o de fabricar.

3. He dicho que el Espíritu Santo es la motivación de los mila­gros. 2El Espíritu Santo te dice siempre que sólo la mente es real porque es lo único que se puede compartir. 3El cuerpo es algo separado, y, por lo tanto, no puede ser parte de ti. 4Ser de una sola mente tiene sentido, pero ser de un solo cuerpo no tiene ningún sentido. 5De acuerdo con las leyes de la mente, pues, el cuerpo no tiene ningún sentido.

Lo temporal no es real, ni es verdadero. Tan sólo lo eterno, es real y verdad. El cuerpo es el efecto, la fabricación, de un pensamiento que se basa en la creencia en la separación.

4. Para el Espíritu Santo no hay grados de dificultad en los mila­gros. 2A estas alturas, esto debería resultarte ya bastante familiar, aunque no es algo que todavía estés dispuesto a creer. 3Por lo tanto, ni lo entiendes ni puedes hacer uso de ello. 4Es mucho lo que todavía nos queda por hacer en favor del Reino como para pasar por alto este concepto tan crucial. 5Es realmente una de las piedras angulares del sistema de pensamiento que enseño y que quiero que tú enseñes. 6No puedes obrar milagros sin creer en él, ya que es una creencia en la perfecta igualdad. 7El único regalo idéntico que se les puede ofrecer a los Hijos idénticos de Dios, es apreciarlos completamente. 8Ni más ni menos. 9Sin una gama variable, la idea de grados de dificultad carece de sentido, y no debe haber gama alguna en lo que le ofreces a tu hermano.

Desde el punto de vista del sistema de pensamiento del ego, basado en la separación y en la percepción temporal, la unidad no existe. De ahí que no se acepte la idea de que no hay grados de dificultad en los milagros.

Desde el punto de vista del sistema de pensamiento del Ser, basado en el Amor y en lo intemporal y eterno, la Filiación es la Unidad. Por ello, la idea de que no hay grados de dificultad en los milagros es una certeza.

5. El Espíritu Santo, que nos conduce a Dios, transforma la comu­nicación en el estado de ser, de la misma manera en que en última instancia, transforma la percepción en conocimiento. 2No pierdes lo que comunicas. 3El ego se vale del cuerpo para atacar, para obtener placer y para vanagloriarse. 4La locura de esta percepción la convierte en algo verdaderamente temible. 5El Espíritu Santo ve el cuerpo solamente como un medio de comunicación, y puesto que comunicar es compartir, comunicar se vuelve un acto de comunión. 6Tal vez creas que el miedo -al igual que el amor­- se puede comunicar y que, por lo tanto, se puede compartir. 7Sin embargo, esto no es tan real como pueda parecer a primera vista. 8Los que comunican miedo están fomentando el ataque, y el ata­que siempre interrumpe la comunicación, haciendo que ésta sea imposible. 9Es verdad que los egos se unen en alianzas tempora­les, pero siempre para ver qué es lo que cada uno puede obtener para sí mismo. 10El Espíritu Santo comunica únicamente lo que cada uno puede darle a todos. 11Nunca te quita nada que te haya dado, pues Su deseo es que te quedes con ello. 12Sus enseñanzas, por lo tanto, comienzan con esta lección:

13Para poder tener, da todo a todos.

Cuánto conocimiento en tan resumidas palabras. Cuando un mensaje transmite una verdad, se reconoce por su capacidad de expandir la consciencia. En este instante siento como mi mente sintoniza con la información recogida en este punto. La reconozco, la veo, y me llena de plenitud. 

Hoy, utilizamos muy a la ligera el concepto de compartir. Me refiero a que, en la mayoría de las ocasiones, compartimos con el propósito de recibir a cambio una contrapartida que nos beneficie. Es la diferencia de dar desde la perspectiva del ego, a la del Ser.

Como bien expresa este punto: "para poder tener, da todo a todos".

6. Éste es un paso preliminar básico, y el único que tienes que dar por tu cuenta. 2Ni siquiera es necesario que tú mismo lo comple­tes, pero sí es necesario que te encamines en esa dirección. 3Cuando decides ir en esa dirección, te pones a ti mismo a cargo del viaje, función que a ti y sólo a ti te corresponde desempeñar. 4Este paso tal vez parezca agudizar el conflicto en vez de resol­verlo, ya que representa el paso inicial en el proceso de invertir tu percepción y de rectificarla totalmente. 5Esto entra en conflicto con la percepción invertida que todavía no has abandonado, ya que, de lo contrario, no habría sido necesario un cambio de direc­ción. 6Algunos se quedan en este paso durante mucho tiempo, experimentando un agudo conflicto. 7En este punto puede que incluso traten de aceptar el conflicto en vez de dar el siguiente paso hacia su resolución. 8Puesto que han dado el primer paso, no obstante, se les prestará ayuda. 9Pues una vez que hayan ele­gido lo que no pueden completar solos, ya no estarán solos.

Sin un cambio en el sistema de pensamiento que dirige nuestras decisiones, no reconoceremos como verdadera, la acción de dar todo a todos.

El ego, cuando da, lo hace para ganar o piensa que lo que da lo ha perdido. Esta reflexión es fruto de una conciencia basada en la creencia en la separación.

En cambio, cuando ponemos en manos del Espíritu Santo todas nuestras decisiones, nuestra mente deja de ser dual y reconoce en los demás la unidad que los une.

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