4. Ahora venimos a Él teniendo únicamente Su Palabra en nuestras mentes y en nuestros corazones, y esperamos a que Él dé el paso hacia nosotros que nos ha dicho, a través de Su Voz, que no dejaría de dar una vez que lo invitásemos. 2Él no ha dejado solo a Su Hijo en su locura, ni ha traicionado la confianza que éste tiene en Él. 3¿No le ha hecho acaso Su fidelidad acreedor a la invitación que Él espera para hacernos felices? 4Le extenderemos esa invitación y Él la aceptará. 5Así es como transcurrirán nuestros momentos con Él. 6Expresaremos las palabras de invitación que Su Voz sugiere y luego esperaremos a que Él venga a nosotros.
7. Y ahora aguardamos en silencio, sin miedo y seguros de Tu llegada. 2Hemos procurado encontrar el camino siguiendo al Guía que Tú nos enviaste. 3Desconocíamos el camino, pero Tú no te olvidaste de nosotros. 4Y sabemos que no Te olvidarás de nosotros ahora. 5Sólo pedimos que Tus promesas de antaño se cumplan tal como es Tu Voluntad. 6Al pedir esto, nuestra voluntad dispone lo mismo que la Tuya. 7El Padre y el Hijo, Cuya santa Voluntad creó todo lo que existe, no pueden fracasar en nada. 8Con esta certeza daremos estos últimos pasos que nos llevan a Ti, y descansaremos confiadamente en Tu Amor, el cual jamás defraudará al Hijo que Te llama.
8. Y así damos comienzo a la parte final de este año santo que hemos pasado juntos en busca de la verdad y de Dios, Quien es su único creador. 2Hemos encontrado el camino que Él eligió para que nosotros lo siguiésemos, y decidimos seguirlo tal como Él quiere que hagamos. 3Su Mano nos ha sostenido. 4Sus Pensamientos han arrojado luz sobre las tinieblas de nuestras mentes. 5Su Amor nos ha llamado incesantemente desde los orígenes del tiempo.
11. Las palabras tendrán todavía cierta utilidad. 2Cada cierto tiempo se incluirán temas de especial relevancia, cuya lectura debe preceder a la de nuestras lecciones diarias y a los períodos de experiencia profunda e inefable que deben seguir a éstas. 3Estos temas especiales deberán repasarse cada día hasta que se te ofrezca el siguiente. 4Debes leerlos lentamente y reflexionar sobre ellos por un rato antes de cada uno de esos santos y benditos instantes del día. 5He aquí el primero de estos temas especiales.
3. Un pensamiento que no perdona hace muchas cosas. 2Persigue su objetivo frenéticamente, retorciendo y volcando todo aquello que cree que se interpone en su camino. 3Su propósito es distorsionar, lo cual es también el medio por el que procura alcanzar ese propósito. 4Se dedica con furia a arrasar la realidad, sin ningún miramiento por nada que parezca contradecir su punto de vista.
2. Y ahora aguardamos silenciosamente. 2Dios está aquí porque esperamos juntos. 3Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. 4Acepta mi confianza, pues es la tuya. 5Nuestras mentes están unidas. 6Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo.
Me enseña a ver el mundo de otra manera, a no responder a las múltiples invitaciones del ego, de servir al miedo, a la culpa, al dolor y al ataque.
Hoy he vivido una experiencia en la que debía tomar una decisión, la cual, sin duda, condicionaría mi estado anímico. Podía oír la voz del ego, y sentirme atacado por el engaño de otra persona, o bien, podía elegir oír la voz del Espíritu y no juzgar esa situación como un ataque, lo que me evitaría, la tentación de vengarme respondiendo con la misma respuesta del ataque.
A pesar de que las circunstancias me aportaban argumentos para satisfacer las necesidades del ego, vengarme de ese engaño que hacía peligrar mi autoestima, decidí ver las cosas de otra manera. Sí, era consciente del acto, pero yo no hice un juicio condenatorio de la situación. Ni tan siguiera sentí la necesidad de perdonar, pues no interpreté lo ocurrido como una voluntad de ataque.
La sensación de paz que alcancé con esa elección me aportó una profunda satisfacción. Verdaderamente, fui sensible a la Voz de mi Ser Espiritual, que se complace en la experimentación de la Unidad.
Ejemplo-Guía: "Me he sentido amenazado por la actitud de mi compañero de trabajo"
He elegido un ejemplo-guía muy común. Se trata de una experiencia que es frecuente en nuestras vidas. En este caso, se hace referencia al compañero de trabajo, pero podemos sustituir a ese protagonista por cualquier otro, por ejemplo, puede ser nuestra pareja, nuestros padres, nuestros jefes, nuestros hijos, nuestros amigos y enemigos.
Si alguien nos hiciese esa pregunta, en busca de orientación y apoyo, no podemos dejarnos engañar por el escenario propuesto por el ego. En ese escenario siempre encontraremos una serie de pistas que nos ayudarán a identificar su estrategia.
Siempre existe la figura del atacante externo, es decir, siempre tenemos a un culpable al que identificamos como el causante de nuestros problemas. En este caso el compañero de trabajo.
Siempre existe la figura de una víctima. Es la persona que recibe y expresa el daño causado. En este caso, la persona que busca nuestra orientación.
En todos los casos, observaremos una misma perspectiva, una misma visión. Existe una clara creencia, en ambas partes, en que son seres separados, lo que justifica el ataque y la defensa-ataque.
Y, por último, lo he dejado para el final debido a su sutilidad. En todos los casos, ambos protagonistas sienten un profundo miedo. El que ataca, por temor a ser atacado por el otro, y la víctima, por amenazarse a sí mismo.
Esa última vinculación es la que nos exige un cambio de visión, pues pensamos que son los demás los que nos atacan y nunca podríamos aceptar, que somos nosotros los que nos estamos castigando y amenazando inconscientemente.
En el caso que nos ocupa, la auto-amenaza de la víctima responde a un problema de confianza en sí misma. No cree valer lo suficiente y oculta ese sentimiento de inferioridad con un comportamiento desmedido. Es ese comportamiento excesivo, lo que lleva a su compañero de trabajo a experimentar una competitividad desleal y para ganar la partida decide hostigar su relación laboral.
Si alguien se está preguntando: ¿Si la víctima deja de auto amenazarse, su compañero dejará de hostigarla? La respuesta es Sí, pues, aquello que no vemos en nuestro interior no lo proyectamos y por lo tanto no lo percibiremos erróneamente, juzgándolo.
Parece ser un ejercicio sencillo. Bueno, nadie puede negar que la técnica lo es. Lo difícil es que como víctima seamos capaces de reconocer que aquello que nos amenaza externamente es nuestra propia proyección interna. He ahí la fuente del milagro. Veo, perdono ( no veo condena) y mi percepción será verdadera, es decir, mi único juicio será reconocer la verdad que a todos nos une y nos hace Uno.
Reflexión: ¿Cómo me siento cuando oigo la Voz de Dios?
Gracias, que bueno!!
ResponderEliminarMuy reflexivo y ala vez Encuentro la paz que necesito gracias
ResponderEliminarGratitud por vuestras aportaciones.
ResponderEliminarCuando oigo la voz de Dios, siento paz, siento la totalidad y el amor, Alegría y abrigo consuelo. Ese sentir es la voz del silencio que lo es todo.
ResponderEliminarGracias J.J
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarEn el silencio y la paz puedo escuchar la voz de Dios que es mi propia voz, cuando puedo oír la voz de Dios me siento en paz, calma, seguridad. Amor ect.
ResponderEliminarMuchísimas Graciassss🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏
ResponderEliminarLo difícil es que al sentirnos víctimas, seamos capaces de reconocer que aquello que nos amenaza externamente es nuestra propia proyección interna. He ahí la fuente del milagro. Reconocer que esa proyección no es real es una herida de infancia que debo reconocer comp tal, entender y con madurez y amor corregir.
ResponderEliminarTodos Somos Uno🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏💙💙💙💙💙💙💙💙
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