I. Las creencias irreconciliables (4ª parte).
7. Lo que tú recuerdas forma parte de ti. 2Pues no puedes sino ser tal como Dios te creó. 3La verdad no lucha contra las ilusiones ni las ilusiones luchan contra la verdad. 4Las ilusiones sólo luchan entre ellas. 5Al estar fragmentadas, fragmentan a su vez. 6Pero la verdad es indivisible y se encuentra mucho más allá de su limitado alcance. 7Recordarás lo que sabes cuando hayas comprendido que no puedes estar en conflicto. 8Una ilusión acerca de ti mismo puede luchar contra otra, mas la guerra entre dos ilusiones es un estado en el que nada ocurre. 9No hay ni vencedor ni victoria. 10Y la verdad se alza radiante, más allá del conflicto, intacta y serena en la paz de Dios.
Esto tiene sentido al conocer que la experiencia tiene la capacidad de despertar nuestros sentimientos, los cuales están estrechamente relacionados con la fuente del corazón. Ese sentimiento manda un mensaje al cerebro donde queda grabado e inscrito, formando parte de nuestra memoria.
Si aplicamos lo dicho al mensaje con el que Jesús inicia este punto, debemos entender que recordar lo que somos es el proceso de activación de nuestro corazón para despertar la visión de lo que realmente somos. El sentimiento que tiene ese poder de reactivación de nuestro corazón es el amor.
Recordaremos lo que sabemos cuando hayamos comprendido que no podemos estar en conflicto, o lo que es lo mismo, cuando decidamos amarnos y amar.
8. Los conflictos sólo pueden tener lugar entre dos fuerzas. 2No pueden existir entre lo que es un poder y lo que no es nada. 3No hay nada que puedas atacar que no forme parte de ti. 4Y al atacarlo das lugar a dos ilusiones de ti mismo en conflicto entre sí. 5Y esto ocurre siempre que contemplas alguna creación de Dios de cualquier manera que no sea con amor. 6El conflicto es temible, pues es la cuna del temor. 7Mas lo que ha nacido de la nada no puede cobrar realidad mediante la pugna. 8¿Por qué llenar tu mundo de conflictos contigo mismo?. 9Deja que toda esa locura quede des-hecha y vuélvete en paz al recuerdo de Dios, el cual brilla aún en tu mente serena.
Cuando decidimos interpretar que lo que vemos se encuentra fuera de nuestra mente, lo que estamos haciendo es activar el conflicto, al enfrentar dos pensamientos ilusorios: uno, al creer que el otro tiene la intención de atacarnos, y el otro, el que dicho ataque nada tiene que ver con nuestra interpretación mental.
Cuando decidimos interpretar que lo que vemos se encuentra en nuestra mente, lo que estamos haciendo es activar la relación santa en la cual nos unimos conscientemente con el único propósito de recorrer conjuntamente el camino de la salvación.
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