Ejemplo-Guía: "Juzgar o no juzgar"
37No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. (Lucas, 6:37)
1No juzguéis para que no seáis juzgados. (Mateos, 7:1)
He rescatado estas dos citas del Nuevo Testamento, para introducir el tema que vamos a tratar con motivo de la lección de hoy. Ambas citas, confirman uno de los mensajes que se repiten a lo largo de las enseñanzas de Un Curso de Milagros: dar es recibir. En la medida que hacemos uso del juicio, seremos juzgados, es decir, en la medida que sembramos, cosechamos.
Un Curso de Milagros, nos arroja mucha luz sobre el tema del juicio, y me gustaría extraer algunas referencias para ampliar nuestra visión sobre este interesante debate.
“Juzgar no es un atributo de Dios” (T-2.VIII.2:3).
Si aceptamos esta afirmación como verdadera, la cuestión que nos hemos planteado como ejemplo-guía, queda contestada de manera definitiva, pues si hemos sido creados a Imagen y Semejanza de Dios, no podemos ser diferentes a Él, lo que viene a significar, que juzgar no es un atributo que hayamos podido heredar.
Si Dios no juzga, el Hijo de Dios, tampoco. Entonces, ¿por qué juzgamos? Por la misma razón de que hemos olvidado lo que realmente somos y por haber elegido identificarnos con una imagen irreal de nosotros.
El juicio tiene su origen en el pensamiento que nos ha llevado a la percepción, a la separación. Como bien nos define el Texto, "la percepción, no puede tener lugar sin la creencia en "más" y en "menos". La percepción entraña selectividad a todo nivel. Es un proceso continuo de aceptación y rechazo, de organización y reorganización, de substitución y cambio. Evaluar es un aspecto esencial de la percepción, ya que para poder seleccionar es necesario juzgar” (T-3.V.7:5-8).
¿Qué le ocurre a la percepción en ausencia de juicios, o de nada que no sea perfecta igualdad? Percibir se vuelve imposible" (T-3.V.8:1-2).
“Cuando la Biblia dice "No juzguéis y no seréis juzgados" lo que quiere decir es que si juzgamos la realidad de otros no podremos evitar juzgar la nuestra propia” (T-3.VI.1:4).
“La decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. Juzgar es el proceso en el que se basa la percepción, pero no el conocimiento” (T-3.VI.2:1-2).
“Los juicios siempre entrañan rechazo. Nunca ponen de relieve solamente los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en nosotros o en otros. Lo que se ha percibido y se ha rechazado, o lo que se ha juzgado y se ha determinado que es imperfecto permanece en nuestra mente porque ha sido percibido” (T-3.VI.2:4-6).
¿Has experimentado lo agotador que resulta estar permanentemente emitiendo juicios?
Un Curso de Milagros, nos dice a este respecto: "No tienes idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. Cuando reconozcas lo que eres y lo que tus hermanos son, te darás cuenta de que juzgarlos de cualquier forma que sea no tiene sentido. De hecho, pierdes el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas. Toda incertidumbre procede de la creencia de que es imprescindible juzgar" (T-3.VI.3:1-4).
Tal vez te estés preguntando, cómo podemos sobrevivir en este mundo sin hacer juicios, sin valorar lo que es bueno o malo. La cuestión radica en que aun sabiendo que este mundo no es real, necesitamos saber lo que es falso o verdadero.
En este sentido, hay que añadir un nuevo elemento al debate, me estoy refiriendo a la condenación. "La condenación es un juicio que emites acerca de ti mismo, y eso es lo que proyectas sobre el mundo. Si lo ves como algo condenado, lo único que verás es lo que tú has hecho para herir al Hijo de Dios. Si contemplas desastres y catástrofes, es que has tratado de crucificarlo. Si ves santidad y esperanza, es que te has unido a
Tal vez nos ayude saber, que, “los juicios, al igual que cualquier otra defensa, se pueden utilizar para atacar o para proteger, para herir o para sanar. 8Al ego se le debe llevar a juicio y allí declararlo inexistente. 9Sin tu lealtad, protección y amor, el ego no puede existir”.
He llegado a la conclusión, que mientras nos encontremos viviendo en el "sueño", el único juicio que debemos hacer, sin valor condenatorio, es negar la realidad del ego.
Un Curso de Milagros nos advierte, que "el primer paso hacia la libertad comprende separar lo falso de lo verdadero. Éste es un proceso de separación en el sentido constructivo de la palabra, y refleja el verdadero significado del Apocalipsis. Al final cada cual contemplará sus propias creaciones y elegirá conservar sólo lo bueno, tal como Dios Mismo contempló lo que había creado y vio que era bueno. A partir de ahí, la mente podrá comenzar a contemplar sus propias creaciones con amor por razón del mérito que tienen. Al mismo tiempo, la mente repudiará inevitablemente sus creaciones falsas que, en ausencia de la creencia que las originó, dejarán de existir” (T-2.VIII.4:1-5).
El único propósito del tiempo es "darte tiempo" para alcanzar ese juicio, el cual no es otra cosa que el juicio perfecto con respecto a tus propias creaciones perfectas. Cuando todo lo que retengas en la memoria sea digno de amor, no habrá ninguna razón para que sigas teniendo miedo. Ése es tu papel en la Expiación" (T-2.VIII.5:8-11).
Ya sabemos cuál es nuestra función en este mundo, perdonar. El perdón es lo que sana la percepción de la separación. Es necesario que percibamos correctamente a nuestro hermano debido a que las mentes han elegido considerarse a sí mismas como entidades separadas.
Reflexión: ¿En verdad tenemos el conocimiento global de las cosas para poder juzgarlas?
Es claramente corecto.el juicio que haces a tu hermano.es el juicio.que esta dentro de ti....que se desvanece. Integrando y perdonando
ResponderEliminarSolo es posible juzgar cuando se ha perdido el recuerdo de nuestra identidad, por ello este intento de control.
ResponderEliminarAsí es.
ResponderEliminarGracias J.J
ResponderEliminarEl Perdón es el camino...🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏
ResponderEliminarGracias por darme tu Visión 🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏💙💙💙💙💙💙
ResponderEliminarGracias
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