Ejemplo-guía: "No te sientas culpable por lo que hagas, Dios no ve tu pecado"
Entonces, ¿puedo hacer lo que quiera? ¿Puedo matar, hacer daño, robar, mentir, sin que ello haga de mi un ser despreciable y necesitado de disciplina? ¿Qué valor tienen entonces las Tablas de la Ley de Moisés? ¿Qué valor tienen los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia?
No diréis que no es interesante el tema de reflexión elegido para profundizar en las enseñanzas de la lección de hoy.
En la presentación de dicha reflexión, he querido utilizar términos y conceptos que son parte de las verdades que la religión adora en sus púlpitos sagrados. Son Leyes inventadas y fabricadas por el ego y para el ego. Han sido útiles y lo siguen siendo, mientras que nuestra conciencia esté identificada con el cuerpo y con sus leyes y normas. Pero las verdades de este mundo, no son la Verdad de Dios, pues si empleamos el sentido común, o mejor aún, si utilizamos la fuerza de nuestro corazón y le preguntásemos si dichas Leyes proceden directamente de Dios, al menos el mío, me dicta que no, pues como he argumentado en la introducción de esta lección, el amor de un padre para su hijo ha de llevarle a perdonar sus errores y "pecados", pues en esa actitud va implícita su creencia en el Amor que los une, no por sangre, sino por alimentarse de la misma "Fuente", la Espiritual, la Divina.
Si pensamos que podemos hacer lo que queramos con nuestras elecciones y lo hacemos con la visión de quedar exento del castigo de las mismas, no estamos enfocando la vida desde la visión de la Verdad. No es lo que hacemos, sino cómo lo hacemos, lo que certifica la calidad de nuestros actos. Ya sabemos que este mundo no es real, por lo tanto, no es lo que hacemos lo importante. En cambio, de la condición de nuestro verdadero Ser, de nuestra Consciencia, emana una vibración que certifica la energía que estamos expandiendo. Si esa energía expande amor, la vibración creará un mundo de amor. Si esa energía expande miedo, entonces es señal de que estamos utilizando la mente para servir al ego, lo que pondrá de manifiesto la fabricación de un mundo ilusorio e irreal.
Cuando alcancemos la visión de la unidad, del Espíritu, podremos decir desde la certeza, que podemos hacer lo que queramos sin miedo al castigo, por una sencilla razón, mi mente tiene la creencia de que cuando condeno a otro, es a mí a quien únicamente estoy condenando. Esto significa que tengo la creencia de que no existe nada externo a mí.
Dios tiene un sólo Hijo, pues de su Fuente ha emanado un Solo Pensamiento Creador. Ese Pensamiento tiene la capacidad de expandirse e igualmente tiene la capacidad de proyectarse. La expansión permite la continuidad de la unidad, mientras que la proyección tiene la propiedad de la división y de la multiplicación.
La ilusión que estamos soñando nos lleva a creer en que somos una multiplicidad. Pero la realidad es que Somos como Dios nos ha creado, Uno.
Reflexión: ¿Estamos preparados para aceptar en nuestra mente el hecho de que todo lo que percibimos forma parte de nosotros mismos, y que el ahí afuera que percibimos no existe salvo que nosotros lo hagamos real?
Gracias..por este milagro en mi vida.
ResponderEliminarAgradecido por tu gratitud. Un fraternal saludo.
EliminarGracias J.J
ResponderEliminarEstoy feluz de poder seguir caminando en este Bello Sender de UCDM, zGrscias por estar en él.
ResponderEliminarSi
ResponderEliminarSoy Uno con Dios y mis hermanos🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏💙💙💙💙💙💙💙
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