Capítulo 6
LAS LECCIONES DEL AMOR
Introducción
1. La relación que
existe entre la ira y el ataque es obvia, pero la relación que existe
entre la ira y el miedo no es siempre tan evidente. 2La ira siempre
entraña la proyección de la separación,
lo cual tenemos que aceptar, en última instancia, como nuestra propia
responsabilidad, en vez de culpar a otros por ello. 3No te puedes
enfadar a no ser que creas que has sido atacado, que está justificado
contraatacar y que no eres responsable de ello en absoluto. 4Dadas
estas tres premisas completamente irracionales, se tiene que llegar a la
conclusión, igualmente irracional, de que un hermano merece ataque en vez de
amor. 5¿Qué se puede esperar de premisas dementes; sino
conclusiones dementes? 6La manera de desvanecer una conclusión
demente es analizando la cordura de las premisas sobre las que descansa. 7Tú
no puedes ser atacado, el ataque no tiene justificación y tú eres responsable de lo que crees.
La creencia en la separación da lugar al miedo, mientras que la verdadera identificación con lo que somos, es la respuesta a reconocer que el Amor es nuestra única realidad. Dos sentimientos, el Amor y el miedo. El primero se traduce como el estado de Plenitud que se expresa en lo intemporal. El segundo se manifiesta como el estado de escasez que se expresa en lo temporal y que da lugar a la percepción de ser atacado por el mundo que lo rodea en un intento de dar muestra de la autoridad mal entendida.
El miedo es la causa de la ira, del sufrimiento, del dolor, del sacrificio, de la enfermedad.
Como bien recoge este punto, el único modo de poner fin al miedo y por ende, a todos sus efectos consecuentes, es llevando ese falso pensamiento ante la presencia del Amor. En ese Altar donde nos fundimos con el Padre, es donde se consigue la transformación del error en verdad.
2. Se te ha pedido que me tomes como modelo para tu aprendizaje, ya que un ejemplo extremo es un recurso de aprendizaje sumamente útil. 2Todo el mundo enseña, y enseña continuamente. 3Asumes inevitablemente esta responsabilidad en el momento en que aceptas cualquier premisa, y nadie puede organizar su vida sin un sistema de creencias. 4Una vez que has desarrollado un sistema de pensamiento, sea cual fuere su clase, riges tu vida de acuerdo con él y lo enseñas. 5Tu capacidad para ser fiel a un sistema de pensamiento podrá estar mal situada, pero aun así es una forma de fe y se puede canalizar en otra dirección.
De este punto, me quedo con la última frase: "Tu capacidad para ser fiel a un sistema de pensamiento podrá estar mal situada, pero aun así es una forma de fe y se puede canalizar en otra dirección". Tener fe en una creencia, nos lleva a rendirle culto y a adorar todos los símbolos que somos capaces de crear para aportarle significado. Esta capacidad radica en el poder de nuestra mente, y ese poder, podemos ponerlo al servicio del Amor y de la Armonía, o, podemos ponerlo al servicio del miedo y de la división. La cuestión es, ¿Qué uso haremos de nuestra voluntad?
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