IX. La extensión del Reino.
Ya hemos visto a lo largo de la enseñanza, la diferencia entre el acto de "crear" y el de "fabricar". Creamos, cuando nuestra voluntad está en sintonía con la Ley de Dios, esto es, cuando amamos plenamente. En cambio, fabricamos, cuando nuestra voluntad se desconecta de la Ley del Amor y nos lleva a actuar egoístamente bajo la creencia en la separación.
2. El espíritu sabe que la
conciencia de todos sus hermanos está incluida en su propia conciencia, tal
como está incluida en Dios. 2El poder de toda la Filiación y de su Creador es, por lo tanto, la propia
llenura del espíritu, que hace que sus creaciones sean igualmente plenas e
igualmente perfectas. 3El ego no puede prevalecer contra una
totalidad que incluye a Dios, y toda totalidad tiene que incluir a Dios. 4Dios le da todo Su
poder a todo lo que Él creó porque ello forma parte de Él y comparte Su Ser con
Él. 5Crear es lo opuesto a perder, tal como la bendición es lo
opuesto al sacrificio. 6El Ser tiene que ser extendido. 7Así es como conserva el
conocimiento de sí mismo. 8El espíritu anhela compartir su Ser tal
como su Creador lo compartió. 9Puesto que el espíritu fue creado
como resultado de un acto de compartir, su voluntad es crear. 10No
desea limitar a Dios, sino que su voluntad es extender Su Ser.
La función de crear es el estado natural del Espíritu, pues es el fruto del acto Creador de su Padre. El Hijo de Dios ha sido creado a Su Imagen y Semejanza. Su condición es extenderse, pues el acto de creación es la extensión de la consciencia.
Ya hemos visto cómo el ego, cuya acción es fabricar, proyecta su propia condición: la ilusión, lo irreal y el conflicto.
El hecho de que no seamos consciente de nuestra verdadera identidad no afecta de modo alguno a nuestro ser. Pensamos que es el ego quien nos aporta la identidad, pero si fuese así, la temporalidad del cuerpo significaría la temporalidad del ser y la negación de la Existencia del Creador. Negando la identidad del Hijo de Dios, estamos negando la autoría de su existencia, la realidad de Dios.
4. El Reino se extiende para
siempre porque está en la Mente de Dios. 2No conoces tu propio gozo
porque no conoces la plenitud de tu propio Ser. 3Excluye cualquier
parte del Reino y no podrás gozar de plenitud. 4Una mente dividida
no puede percibir su llenura, y
necesita que el milagro de su plenitud alboree en ella y la cure. 5Esto vuelve a despertar la
plenitud en dicha mente; y al aceptar dicha plenitud se reincorpora al Reino. 6Cuando
aprecias por completo la llenura de Ser de tu mente, el egoísmo se vuelve
imposible y la extensión inevitable. 7Por eso es por lo que el Reino goza de perfecta paz. 8El
espíritu está cumpliendo su función, y sólo el pleno cumplimiento produce paz.
Tomar consciencia de lo que somos, Hijos del Amor, nos llevará a ser conscientes de la llenura de la consciencia divina que nos mantiene unidos a nuestros hermanos y al Creador. Desde ese estado de plenitud mental todos nuestros actos serán creadores.
5. Tus creaciones están protegidas porque el Espíritu Santo, que se
encuentra en tu mente, las conoce y las puede llevar a tu conciencia siempre
que se lo permitas. 2Moran allí como parte de tu propio Ser porque tu plenitud las incluye. 3Las
creaciones de cada Hijo de Dios son
tuyas, puesto que toda creación le pertenece a todos, al haber sido creada para la Filiación en su totalidad.
Esto es así, pues expandir, es amar y amar es la expresión de una consciencia plena y una.
Todo acto de amor es una extensión de Dios.
7. Ten por seguro que nunca perdiste tu Identidad, ni tampoco las
extensiones que la mantienen en un
estado de plenitud y de paz. 2Los
milagros son expresiones de esta certeza. 3Son a la vez reflejos de
tu correcta identificación con tus hermanos, así como de tu conciencia de que
esta identificación se conserva mediante la extensión. 4El milagro
es una lección de percepción total. 5Al incluir cualquier parte de la totalidad en la lección, incluyes a la
totalidad.
Tan sólo el acto creador de amar nos mantendrá en un estado de plenitud y de paz.
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