V. Las lecciones del Espíritu Santo.
1. Como cualquier buen maestro, el Espíritu Santo
sabe más de lo que tú sabes ahora, y sólo te enseña para que llegues a ser
igual que Él. 2Tú te enseñaste mal a ti mismo al creer lo
que no era cierto. 3No creíste en tu propia perfección. 4¿Iba
acaso Dios a enseñarte que habías fabricado una mente dividida, cuando Él sabe
que tu mente es íntegra? 5Lo que Dios sí sabe es que Sus canales de
comunicación no están abiertos a Él, lo cual le impide impartirles Su gozo y,
así, saber que Sus Hijos son completamente dichosos. 6El dar de Su
gozo es un proceso continuo, no en el tiempo sino en la eternidad. 7La
extensión de Dios, aunque no Su compleción, se obstruye cuando
Experimento un profundo gozo al afirmar que Dios es una certeza y la razón de ello responde a mi experiencia de Dios, esto es, a conectar con Su Esencia. Dios es Amor en su más elevada vibración. Si nuestra mente alcanza a conectar con esa vibración por un solo instante, tendremos la certeza de Dios.
El Espíritu Santo allana el camino que nos ha de conducir a esa Comunicación y lo hace corrigiendo las falsas creaciones con las que nos hemos identificado. En la pureza que irradia el Amor, no tiene cabida el miedo y no existe la visión dual.
2. ¿Qué podría despertar más dulcemente a un niño que
una tierna voz que no lo asusta sino que simplemente le recuerda que la noche
ya pasó y que la luz ha llegado? 2No se le dice que las pesadillas
que lo estaban aterrorizando tanto no eran reales, pues los niños creen en la
magia. 3Simplemente se le asegura que ahora está a salvo. 4Más tarde se le enseña
a distinguir la diferencia entre estar dormido y estar despierto, para que
entienda que no tiene que tener miedo de los sueños. 5Y así, cuando
vuelva a tener pesadillas, él mismo invocará la luz para desvanecerlas.
El Curso utiliza en este punto la metáfora del sueño y el despertar, tal y como lo percibimos en este mundo, para facilitarnos el proceso que experimentaremos cuando el Espíritu Santo nos conduzca a ese estado de iluminación que nos permitirá reconocer que hemos estado identificados con el error.
Ya hemos visto que el sistema de pensamiento del ego está basado en el miedo. Cualquier argumento que haga real esa creencia, potenciará el error y no aportará la luz que se requiere para salir de la oscuridad.
La visión del error se corrige con la visión de lo correcto. Indagar en el error puede despertar profundos sentimientos de culpa, lo que favorecería entrar en un círculo vicioso que no nos permitiría adquirir la visión correcta.
4. El Espíritu Santo nunca hace una relación detallada
de los errores porque Su intención no es asustar a los niños, y los que
carecen de sabiduría son niños. Siempre responde, no obstante, a su llamada, y
el hecho de que ellos puedan contar con Él los hace sentirse más seguros. 3Los
niños ciertamente confunden las fantasías con la realidad, y se asustan porque
no pueden distinguir la diferencia que hay entre ellas. 4El
Espíritu Santo no hace distinción alguna entre diferentes clases de sueños. 5Simplemente
los hace desaparecer con Su luz. 6Su luz es siempre la llamada a
despertar, no importa lo que hayas estado soñando 7No hay nada
duradero en los sueños, y el Espíritu Santo, que refulge con
Este punto establece las pautas a seguir si queremos tratar adecuadamente los estados alterados de consciencia. Ya hemos dicho que profundizar en los detalles del error, no ayudará a ver la luz. Por lo tanto, apliquémonos esta solución cuando nos encontremos identificados con situaciones de dolor y sufrimiento basados en el miedo y la visión de la separación. Todo error-miedo-oscuridad desaparece ante la presencia de la verdad-amor-luz.
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