X. La confusión entre dicha y dolor.
Las premisas de cualquier sistema de pensamiento se encuentran en la mente y se basan en las creencias. Si creemos que podemos crear fuera de la Mente de Dios, estaremos fabricando un mundo bajo unas premisas distintas a las de Dios. El ego responde a las premisas basadas en la creencia de la separación y del pecado. El mundo que emana desde ese sistema de pensamiento es el que percibimos y es el que nos mantiene alejado de la verdad.
Siendo esto así, debemos analizar todas nuestras creencias, y todas aquellas que no se basen en la creencia verdadera del Amor, debemos verlas como un error que hay que corregir. El proceso de corrección es la Expiación, que como nos enseña UCDM, es entregar ese error al Espíritu Santo, la Mente Recta.
2. No cabe duda de que puedes aceptar en tu mente
lo que no se encuentra en ella, así como también negar lo que sí se encuentra
en ella. 2Sin embargo, aunque puedes negar la función que Dios Mismo
le encomendó a tu mente a través de la Suya, no puedes evitar su expresión. 3Esa
función es la conclusión lógica de lo que eres. 4La
capacidad para ver la conclusión lógica de algo depende de que estés dispuesto
a verla, pero la verdad de esa conclusión no tiene nada que ver con que estés
dispuesto. 5La verdad es la Voluntad de Dios. 6Comparte
Su Voluntad y estarás compartiendo Su conocimiento. 7Niega que Su
Voluntad sea la tuya, y estarás negando Su Reino y el tuyo.
Ya hemos visto a lo
largo de estas enseñanzas, que el poder de la mente no debemos subestimarlo,
pues en la mente encontramos las premisas que sustentan nuestro sistema de
pensamiento y por el que elegimos libremente ver la verdad o negarla.
Este punto, nos enseña que la verdad es verdad, independientemente de que estemos dispuesto a verla o no. Y esto es así, sencillamente porque la Verdad es la expresión creadora de Dios y del Hijo de Dios. No podemos renunciar a lo que somos, aunque sí podemos decidir no verlo y aceptar otra identidad.
Si analizamos las premisas mentales en las que se basa el sistema de pensamiento del ego, no podemos menos que reconocer, que la creencia en la separación y el pecado, no pueda dar como fruto la dicha y la felicidad, sino el dolor y el miedo. Tan sólo la creencia en el Amor, nos libera de ese error y nos permite gozar de la dicha y de la plenitud.
El ego no acepta la Voz del Espíritu Santo que habla tan sólo de Amor, pues pone en peligro la falsedad de su identidad y sus creencias en la posesión, que se traduce en el miedo a perder. Todo lo fabricado por el ego es temporal. Mientras que el Ser es la manifestación de la creación eterna.
4. Por eso es por lo que tienes que demostrarte a ti mismo lo obvio. 2Para
ti no es obvio. 3Crees que hacer lo opuesto a la Voluntad de Dios
va a ser más beneficioso para ti. 4Crees
también que es posible hacer lo opuesto a la Voluntad de Dios. 5Por
lo tanto, crees que tienes ante ti una elección imposible, la cual es a la vez
temible y deseable. 6Sin embargo, Dios dispone, 7no
desea. 8Tu voluntad es tan poderosa como la Suya porque es la Suya.
9Los deseos del ego no significan nada porque el ego desea lo
imposible. 10Puedes desear lo imposible, pero sólo puedes ejercer tu
voluntad en armonía con la de Dios. 11En eso estriba la debilidad
del ego, así como tu fortaleza.
Si no tuviésemos la voluntad para crear, ese Don Divino heredado de nuestro creador, el sistema de pensamiento que ha dado lugar al ego, nunca hubiese sido posible.
Ese inmenso poder, que aparentemente nos ha llevado a la ilusión de la separación, la Voluntad, es el poder que debemos utilizar para elegir la Verdad y no la ilusión.
5. El Espíritu Santo siempre se pone de tu parte y
de parte de tu fortaleza. 2Mientras en una u otra forma rehúses seguir
las directrices que te da, es que quieres ser débil. 3Mas la
debilidad es atemorizante: 4¿Qué otra cosa, entonces, podría
significar esta decisión, excepto que quieres estar atemorizado? 5El
Espíritu Santo nunca exige sacrificios, el ego, en cambio, siempre los exige: 6Cuando
estás confundido con respecto a la diferencia entre ésas dos motivaciones, ello
sólo puede deberse a la proyección. 7La proyección es una confusión de motivaciones, y,
dada esta confusión, tener confianza se vuelve imposible. 8Nadie
obedece de buen grado a un guía en el que no confía, pero eso no quiere decir
que el guía no sea digno de confianza. 9En este caso, siempre
significa que el seguidor es el que no lo es. 10Sin embargo, esto
también depende de sus propias creencias. 11Al creer que puede
traicionar, cree que todo lo puede traicionar a él. 12Mas esto sólo
se debe a que eligió un falso consejo. 13Incapaz de seguir ese consejo sin miedo, asocia el miedo con
el consejo y se niega a seguir cualquier tipo de consejo. 14No es
sorprendente que lo que resulta de esta decisión sea confusión.
Muchas doctrinas espirituales ven en el sacrificio una vía de redención, de purificación, de acercamiento a la divinidad. Este mensaje ha calado muy profundamente en nuestras creencias, hasta tal punto que, nos resultará muy reconocible la expresión: "no hay logro sin sacrificio".
Para el sistema de pensamiento del ego, el sacrificio es la resulta del acto de compartir. Cuando comparto lo que tengo, estoy sacrificando parte de mí. Pero, esta premisa se basa en el miedo y en la negación de dar, por miedo a perder. El sacrificio, desde su punto de vista, se convierte en una moneda de cambio. La acción de dar está condicionada y se utiliza como una estrategia ante la perspectiva de recibir algo mejor a cambio.
Este punto, nos revela que esa creencia es errónea, que el sacrificio no forma parte de la Mente de Dios, pues el Acto Creador, es la expansión plena del Ser, desde la totalidad, desde la Unicidad. La expansión no está condicionada, ni responde a ninguna estrategia para conseguir una respuesta beneficiadora. Es el acto natural por excelencia, que emana de la condición amorosa de la divinidad.
Para el ego, la recomendación de no tomar decisiones es una invitación a su extinción, pues su ilusoria realidad es el fruto de una decisión, del uso incorrecto de la voluntad.
Usar la voluntad es una atribución heredada de nuestro Padre, por lo que no debemos entender que debemos renunciar a su uso. Ello significaría que dejamos de hacer Su Voluntad. Pero, el hecho de hacer uso de ese atributo no significa que hagamos un uso incorrecto de él. Es por ello, que este punto nos enseña que la única manera de escaparse del error es decidiendo que no tenemos nada que decidir, más allá de hacer la voluntad del Padre: Amar.
7. Ni siquiera el abandono de
la falsa prerrogativa de tomar decisiones -que con tanto celo guarda el ego-
se puede lograr deseándolo. 2La Voluntad de Dios, Quien nunca te
dejó desamparado, lo logró por ti. 3Su Voz te enseñará a distinguir
entre el dolor y la dicha, y te librará de la confusión a la que has dado
lugar. 4No hay, confusión alguna en la mente de un Hijo de Dios cuya
voluntad no puede sino ser la Voluntad del Padre, toda vez que la Voluntad del
Padre es
Su Hijo.
Somos la Voluntad de nuestro Padre. somos Su Expansión, Su Creación.
8. Los milagros están en
armonía con la Voluntad de Dios, la cual tú no conoces porque estás confundido
con respecto a lo que tú dispones. 2Esto significa que estás
confundido con respecto a lo que eres. 3Si eres la Voluntad de Dios,
y no aceptas Su Voluntad, estás negando la dicha. 4El milagro es,
por lo tanto, una lección acerca de lo que es la dicha. 5Por
tratarse de una lección acerca de cómo compartir es una lección de amor, que es a
su vez dicha. 6Todo milagro es, pues, una lección acerca de lo que
es la verdad, y al ofrecer lo que es verdad estás aprendiendo a distinguir
entre la dicha y el dolor.
Si somos la Voluntad del Padre y no aceptamos dicha Voluntad, realmente, no podremos amar a la Filiación. Tan solo a través de la expansión podremos crear, tan sólo a través del Amor estaremos haciendo la Voluntad del Padre. Tan sólo dando, conservaremos la evidencia de la Verdad de lo que realmente somos.
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