martes, 27 de febrero de 2024

Capítulo 1. IV. Cómo escapar de la oscuridad

IV. Cómo escapar de la oscuridad

1. Escapar de la oscuridad comprende dos etapas: Primera, el reconocimiento de que la oscuridad no puede ocultar nada. 2Este paso generalmente da miedo. 3Segunda, el reconocimiento de que no hay nada que desees ocultar aunque pudieses hacerlo. 4Este paso te libera del miedo. 5Cuando ya no estés dispuesto a ocultar nada, no sólo estarás dispuesto a entrar en comunión, sino que entenderás también lo que es la dicha y la paz.

En el Lenguaje Hebreo, el término luz, se escribe "Aur" y su significado es "fuego". El Fuego, como Principio se interpreta como "Principio Inteligible", revelándonos con ello la idea del Conocimiento, mientras que la oscuridad o ausencia de luz, nos vincula con la idea de la Ilusión y del miedo.

Si aplicamos la Ley de Analogía, Dios, Luz, Unidad, Conocimiento y Amor, son aspectos de un mismo Arquetipo. Lo mismo podemos hacerlo con los conceptos, Ego, oscuridad, separación, percepción y miedo.

Escapar de la oscuridad, es por lo tanto reencontrarnos con nuestra verdadera Esencia, la luz. Nos indica este apartado que para escapar de la oscuridad debemos tener presente dos etapas. Primero, reconocer que la oscuridad no puede ocultar nada, lo que significa que el mundo separado que percibimos, no puede ocultar nuestra realidad, sino revelarla. Esta es la razón por la cual, juzgamos nuestras sombras en el otro, y sin embargo, ese otro, lo que hace es reflejar lo que queremos ocultar. 

Por otro lado, la segunda etapa nos sugiere que no hay nada que deseemos ocultar. Cuando deseamos ocultar una parte de nosotros mismos, la psicología nos advierte que responde al deseo de no ver nuestras "sombras", podemos leer "pecados".

Realmente lo que hacemos al querer ocultar nuestros pecados, es evitar el "supuesto" castigo de Dios. Estamos tratando con la culpa y con el miedo al castigo.


2. La oscuridad, de hecho, jamás puede ocultar a la santidad, pero tú puedes engañarte a ti mismo al respecto. 2Este engaño te hace temer porque te das cuenta en tu corazón de que es un engaño, y realizas enormes esfuerzos por establecer su realidad. 3El milagro sitúa a la realidad en el lugar que le corresponde. 4A la realidad le corresponde estar, únicamente en el espíritu, y el mila­gro reconoce únicamente la verdad. 5De este modo desvanece las ilusiones que albergas con respecto a ti mismo, y te pone en comu­nión contigo mismo y con Dios. 6El milagro se une a la Expiación al poner a la mente al servicio del Espíritu Santo. 7Así se establece la verdadera función de la mente y se corrigen sus errores, que son simplemente una falta de amor. 8Tu mente puede estar poseí­da por ilusiones, pero el espíritu es eternamente libre. 9Si una mente percibe sin amor, percibe tan sólo un armazón vacío y no se da cuenta del espíritu que mora adentro. 10Pero la Expiación restituye el espíritu al lugar que le corresponde. 11La mente que sirve al espíritu es invulnerable.


Cuando nos damos cuenta de que somos portadores de luz y de que esa luz jamás ha dejado de resplandecer, ponemos nuestra voluntad al servicio del Espíritu Santo, con el único propósito de Expiar el error de habernos creído separados de nuestro Creador.

3. La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es falta de amor. 2No tiene cualidades únicas propias. 3Es un ejemplo de la creencia en la "escasez", de la cual sólo se pueden derivar errores. 4La verdad es siempre abundante. 5Los que perci­ben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. 6El propósito de la Expiación es devolvértelo todo, o más bien, devolvérselo a tu conciencia. 7Se te dio todo cuando fuiste creado, exactamente como se les dio a todos los demás.

La errónea creencia en la violación de los Preceptos de Dios, lo que dio origen al "pecado original" y a la expulsión del Paraíso, se convirtió en la causa de la que se derivó la creencia en la escasez. La sentencia bíblica "ganarás el pan de cada día con el sudor de tu frente", ha dado pie a la falsa creencia en la carencia y en la necesidad. Como vemos, la causa es la misma que la idea de la oscuridad, es decir, creernos separados de nuestro Creador y la identificación con una realidad que no somos.

4. El vacío que el miedo engendra tiene que ser sustituido por el perdón. 2Eso es lo que la Biblia quiere decir con "Ya no habrá muerte", y por lo que yo pude demostrar que la muerte no existe. 3Vine a dar cumplimiento a la ley al re-interpretarla. 4La ley en sí, si se entiende correctamente, sólo ofrece protección. 5Son los que aún no han cambiado su manera de pensar quienes han introdu­cido en la ley la idea de "las llamas del infierno". 6Te aseguro que daré testimonio a través de todo aquel que me lo permita, y en la medida en que me lo permita. 7Aquello de lo que das fe demues­tra tus creencias, y de esta manera las refuerza. 8Aquellos que dan testimonio de mí están expresando, por medio de los mila­gros que obran, que han dejado de creer en la carencia en favor de la abundancia que han aprendido les pertenece.

Mientras que nos encontremos identificados con la imagen del cuerpo y con las leyes del mundo inventado por el ego, nuestra vida será vivida desde el miedo, desde la temporalidad, desde el dolor, desde el sufrimiento, desde la muerte. Esta es la razón por la que este apartado nos anuncia que el vacío que el miedo engendra tiene que ser sustituido por el perdón. Hasta que no perdonemos nuestro ficticio pecado a Dios, seguiremos viendo una imagen ilusoria de lo que somos. Aquello de lo que damos fe demuestra nuestras creencias. Si te sientes escaso, vivirás la escasez. Si crees que eres el Hijo de Dios, vivirás la Abundancia de gozar de la Visión de Unidad con toda la Creación.

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