PRINCIPIO
36
Los milagros son ejemplos de recto pensar que
armonizan tus percepciones con la verdad tal como Dios la creó.
En el Principio 23,
ya vimos como los milagros reorganizan la percepción y colocan todos los niveles
en su debida perspectiva y en el Principio 30, desarrollamos la idea que nos
enseñaba que los
milagros reconocen el espíritu, ajustan los niveles de percepción y los
muestran en su debido lugar.
En el presente Principio, los milagros se nos
presentan como ejemplos de recto pensar que armonizan las percepciones con la vedad.
Si bien, tendremos ocasión de seguir ahondando en el concepto de la percepción,
dedicaremos este análisis a la orientación de la mente, lo que nos llevará a
valorar las expresiones “mentalidad recta” y mentalidad errada”.
Comenzaremos refiriéndonos
a lo recogido en el Curso, cuando nos advierte que, "no se debe confundir a la
mente que goza de conocimiento con la mentalidad recta, ya que sólo esta última
está vinculada a la percepción verdadera. Podemos tener una mentalidad recta o
una mentalidad errada, y aun esto es cuestión de grados, lo cual demuestra
claramente que ninguna de ellas tiene nada que ver con el conocimiento. El
término "mentalidad recta" debemos entenderlo como aquello que
corrige la "mentalidad errada", y se refiere al estado mental que
induce a una percepción fidedigna. Es un estado de mentalidad milagrosa porque
sana la percepción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de cómo
nos percibimos a nosotros mismo" (T-3.IV.4:1-4).
Por otro lado, y
aludiendo a la idea de la salvación, se nos indica que, "no es otra cosa que
"mentalidad recta", que aunque no es la Mentalidad-Uno del Espíritu
Santo, se debe alcanzar antes de que la Mentalidad-Uno pueda ser reinstaurada. La
mentalidad recta conduce automáticamente al siguiente paso, ya que la
percepción correcta está completamente exenta de cualquier forma de ataque, y,
por lo tanto, la mentalidad errada desaparece. El ego no puede sobrevivir sin
hacer juicios, y, por consiguiente, se le abandona. La mente tiene entonces una
sola dirección por la que avanzar. La dirección que sigue es siempre
automática, pues no puede sino acatar los dictados del sistema de pensamiento
al que se adhiere" (T-4.II.10:1-5).
Me viene a la mente
una frase leída en el Curso que me gustaría compartir en estos momentos, pues
la considero de gran interés, ahora que tenemos ocasión de referirnos a los
valores de la mente: “No hay pensamientos fútiles” (T-2.VI.9:13).
He buscado dicha
frase en el Texto y me gustaría dejaros la siguiente joya metafísica que nos
aclara aspectos del poder de nuestra mente:
“Todo el mundo experimenta miedo. Sin embargo, no se
requeriría más que una pequeña dosis de recto pensar para que uno pudiese
darse cuenta de por qué se produce. Son muy pocos los que aprecian el verdadero
poder de la mente, y nadie permanece totalmente consciente de él todo el
tiempo. No obstante, si esperas librarte del miedo hay algunas cosas que debes
comprender, y comprender plenamente. La mente es muy poderosa y jamás pierde su
fuerza creativa. Nunca duerme. Está creando continuamente. Es difícil
reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y
creencia, la cual puede literalmente mover montañas. A primera vista parece
arrogante creer que posees tal poder, mas no es ésa la verdadera razón de que
no lo creas. Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia
real porque de hecho tienes miedo de ellos. Eso puede mitigar la conciencia de
culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente. Si crees que
lo que piensas no tiene ningún efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero
es bastante improbable que le tengas respeto. No hay pensamientos fútiles. Todo
pensamiento produce forma en algún nivel” (T.2.VI.9:1-14).
Para mí ha
resultado muy revelador leer y comprender el contenido de ese párrafo. ¿Acaso
no veo en él el trazo de mi condición divina? Somos Hijos de Dios, creados a Su
Imagen y Semejanza. Dotados de su Poder Creador y dicho Poder es Su Mente. Cada
uno de nuestros pensamientos jamás se desvincula de su fuente. Si nuestra mente
sigue una Voluntad diferente a la de Dios, estará creando a diferencia de Dios.
Así lo expresa Un Curso de Milagros:
“Ninguna mente recta podría creer que su voluntad
es más fuerte que la de Dios. Si una mente cree que su voluntad
es diferente de la de Él, entonces sólo puede concluir o bien que Dios no
existe o bien que Su Voluntad es temible. La primera conclusión da
lugar al ateo, y la segunda, al mártir, que cree que Dios exige sacrificios. Cualquiera
de esas dos conclusiones dementes producirá pánico, ya que el ateo cree estar
solo, y el mártir que Dios lo está crucificando” (T-9.I.8:1-4).
Ese acto de
voluntad que lleva al Hijo de Dios a expandir su pensamiento “diferenciador” da
lugar a la falsa creencia en el pecado. La base de dicho “pecado” es la
creencia en la separación y en la proyección del pensamiento hacia el mundo
exterior activando la conciencia de la percepción.
Nos refiere el
Curso que, "antes de la separación la mente no tenía ninguna vocación, ya que
antes de eso simplemente era, y no habría podido entender la llamada al recto
pensar. El Espíritu Santo es la
Respuesta de Dios a la separación; el medio a través del cual la Expiación cura
hasta que la mente en su totalidad se reincorpore al proceso de creación" (T-5.II.2:4-5). Ésa
es la vocación de la mente.
Mientras que sirvamos al ego, "se valdrá
del cuerpo para conspirar contra nuestra mente, y puesto que el ego se da
cuenta de que su "enemigo" puede acabar con él y con el cuerpo reconociendo simplemente
que no forman parte de él, él y el cuerpo se unen para llevar a cabo un ataque
conjunto. Tal vez sea ésta la más extraña de todas las percepciones, si nos detenemos
a considerar lo que ello realmente implica. El ego, que no es real, trata de
persuadir a la mente, que sí es real, de que ella es su recurso de
aprendizaje, y, lo que es más, de que el cuerpo es más real que ella. Nadie que
esté en su mente recta podría creer semejante cosa, y nadie que está en su
mente recta lo cree" (T-6.IV.5:1-4).
"El cuerpo no puede
crear y la creencia de que puede -error básico- da lugar a todos los síntomas
físicos" (T-2.IV.2:6).
"La enfermedad o
"mentalidad-no-recta" es el resultado de una confusión de niveles,
pues siempre comporta la creencia de que lo que está mal en un nivel puede
afectar adversamente a otro. Nos hemos referido a los milagros como un medio de
corregir la confusión de niveles, ya que todos los errores tienen que
corregirse en el mismo nivel en que se originaron. Sólo la mente puede errar. El
cuerpo sólo puede actuar equivocadamente cuando está respondiendo a un
pensamiento falso" (T-2.IV.2:2-6).
¿Para poder recibir
los efectos de un milagro es necesario que el receptor goce de una mentalidad
recta?
Sobre este respecto,
el Curso nos aclara lo siguiente:
“He dicho ya que los milagros son expresiones de una
orientación milagrosa, y una orientación milagrosa no es otra cosa que una
mentalidad recta. Los que poseen una mentalidad recta no exaltan ni
menosprecian la mente del que obra milagros ni la del que los recibe. En cuanto
que medio de corrección, sin embargo, el milagro no tiene que esperar a que el
que los ha de recibir goce de una mentalidad recta. De hecho, su propósito es
restituirle su mente recta. Es esencial, no obstante, que el obrador de
milagros esté en su mente recta, aunque sea brevemente, o, de lo contrario,
será incapaz de re-establecer la mentalidad recta en otros" (T-2.V.3:1-5).
"El sanador que confía en su propio estado de preparación
pone en peligro su entendimiento. Estás perfectamente a salvo siempre que no te
preocupes en absoluto por tu estado de preparación, pero mantengas firme
confianza en el mío. Si tus inclinaciones a obrar milagros no están
funcionando debidamente, es siempre porque el miedo se ha infiltrado en tu mentalidad
recta y la ha invertido. Toda forma de mentalidad-no-recta es el resultado de
negarte a aceptar la Expiación para ti mismo. Si la aceptases estarías en una
posición desde la que podrías reconocer que los que tienen necesidad de
curación son simplemente aquellos que aún no se han dado cuenta de que la
mentalidad recta es en sí la
curación”. (T.2.V.4:1-5)
"Si lo único que
existe es la verdad, lo único que la mentalidad recta puede ver es perfección" (T-3.II.3:5).
Gracias J.J
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