PRINCIPIO
37
Un milagro es
una corrección que yo introduzco en el pensamiento falso. Actúa como un
catalizador, disolviendo la percepción errónea y reorganizándola debidamente.
Esto te coloca bajo el principio de la Expiación , donde la percepción sana. Hasta que
esto no ocurra no podrás conocer el Orden Divino.
Ya hemos tenido ocasión de analizar en otros
Principios la idea de la “Percepción”. En esta ocasión, volveremos sobre este
tema, pero comparándolo con la idea del “Conocimiento”.
Me gustaría comenzar este artículo con la
aportación que nos hace Kenneth Wapnick con relación al Principio 37:
"Percepción
errónea, es percibir un problema en el mundo, externo a nosotros. El milagro
reorganiza la percepción porque la devuelve adonde realmente está el problema,
en nuestras mentes. Jesús es quien introduce el milagro. Nuestra labor es
sencillamente querer que él lo haga, pedir su ayuda para ver la situación como
él la ve. Esta es la percepción verdadera. Jesús toma las falsas percepciones
que nosotros hemos hecho reales -la enfermedad, el conflicto, la guerra, etc.-
y las invierte de modo que lo veamos todo del mismo modo: todo el mundo,
incluyéndonos a nosotros mismos, está pidiendo ayuda. Se escoge entonces el
principio de la Expiación, que puede exponerse de nuevo como la negación de que
la separación y la culpa son reales.
Otro
término técnico que se usa consistentemente a través de Un curso en milagros es
"conocimiento." Tal como lo usa el Curso, es sinónimo de Cielo. La
contraparte del conocimiento, o lo opuesto al conocimiento, es la percepción, y
casi siempre verán esos dos términos yuxtapuestos. El conocimiento trasciende
la dicotomía sujeto-objeto, la cual es inherente a la percepción. Aun las
"visiones santas" (como las que informan muchos místicos) son
perceptuales y, por lo tanto, no duran”.
El Texto del Curso dedica un punto
exclusivamente para hablarnos de la Percepción y el Conocimiento:
“(…) la percepción
tiene que ser corregida antes de que puedas llegar a saber nada. Saber es tener
certeza. La incertidumbre significa que no sabes. El conocimiento es poder
porque goza de certeza, y la certeza es fuerza" (T-3.III.1:2-5).
"Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te
reconoces a ti mismo, ni reconoces a tu hermano, ni reconoces a Dios. Reconocer
significa "conocer de nuevo", implicando que antes gozabas de
conocimiento. Puedes ver de muchas maneras debido a que la percepción entraña
interpretación, y eso quiere decir que no es íntegra ni consistente. El
milagro, al ser una manera de percibir, no es conocimiento. Es la respuesta
correcta a una pregunta, mas cuando sabes no preguntas. El primer paso en el
proceso de deshacer lo ilusorio es cuestionarlo. El milagro -la respuesta
correcta- lo corrige. Dado que las percepciones cambian, su dependencia del
tiempo es obvia. La forma en que percibes en cualquier momento dado determina
tu comportamiento, y las acciones sólo pueden ocurrir en el tiempo. El
conocimiento es intemporal porque la certeza es algo incuestionable. Cuando
dejas de hacer preguntas es que ya has alcanzado el conocimiento" (T-3.III.2:1-11).
"La mente que cuestiona se percibe a sí misma en el
tiempo, y, por lo tanto, busca respuestas para el futuro. La mente no receptiva,
por el contrario, cree que el futuro va a ser igual que el presente. Eso da
lugar a un estado de aparente estabilidad que es normalmente un intento de
contrarrestar el miedo subyacente de que el futuro va a ser peor que el
presente. Este miedo coarta enteramente la tendencia a cuestionar" (T-3.III.3:1-4).
"La verdadera visión es la percepción natural de la visión
espiritual, pero es todavía una corrección en vez de un hecho. La visión
espiritual es simbólica, y, por lo tanto, no es un instrumento de conocimiento.
Es, no obstante, un medio de percepción correcta, lo cual la sitúa dentro del
propio ámbito del milagro. Una "visión de Dios" sería un milagro más
que una revelación. El hecho en sí de que la percepción esté involucrada
demuestra que la experiencia no pertenece a la esfera del conocimiento. De ahí
que las visiones, por muy santas que sean, son efímeras" (T-3.III.4:1-6).
"Una percepción correcta es necesaria antes de que Dios
pueda comunicarse directamente con Sus altares, los cuales Él estableció en Sus
Hijos. En dichos altares es donde Él puede comunicar Su certeza, y Su
conocimiento inevitablemente brindará paz. Dios no es un extraño para Sus
Hijos, ni Sus Hijos son extraños entre sí. El conocimiento precedió tanto a la
percepción como al tiempo, y finalmente los reemplazará. Ése es el verdadero
significado de "el Alfa y la
Omega , el principio y el fin" y de "Antes de que
Abraham naciese, era yo". La percepción puede y debe ser estabilizada,
pero el conocimiento ya es estable. "Teme a Dios y observa Sus
mandamientos" pasa a ser "Conoce a Dios y acepta Su certeza" (T-3.III.6:1-7)
"Si atacas el error que ves en otro, te harás daño a ti
mismo. No puedes conocer a tu hermano si lo atacas. Los ataques siempre se
lanzan contra extraños. Al percibir falsamente a tu hermano lo conviertes en un
extraño, y, por lo tanto, no puedes conocerlo. Le tienes miedo porque lo has
convertido en un extraño. Percíbelo correctamente para que lo puedas conocer.
En la creación de Dios no hay extraños. Para poder crear como Él creó tan sólo
puedes crear lo que conoces, y lo que, por lo tanto, aceptas como tuyo. Dios
conoce a Sus Hijos con absoluta certeza. Los creó conociéndolos. Los reconoce
perfectamente. Cuando ellos no se reconocen entre sí, no lo reconocen a Él” (T-3.III.7:1-12).
Creo, que antes de
recibir esta información, tenía un concepto erróneo del Conocimiento. En
verdad, lo que entendía como Conocimiento es, realmente, Percepción. Y es que
mientras que permanezcamos en el “sueño”, el nivel más elevado de la verdad es la Percepción
Verdadera.
Mientras que el
Conocimiento pertenece al Cielo, la Percepción pertenece al mundo.
"La percepción
siempre entraña algún uso inadecuado de la mente, puesto que la lleva a áreas
de incertidumbre. La mente es muy activa. Cuando elige estar separada, elige
percibir. Hasta ese momento su voluntad es únicamente gozar de conocimiento.
Una vez que ha elegido percibir, no puede sino elegir ambiguamente, y la única
forma de escaparse de la ambigüedad es mediante una percepción clara. La mente
retorna a su verdadera función únicamente cuando su voluntad es gozar de conocimiento.
Esto la pone al servicio del espíritu, donde la percepción cambia. La mente
elige dividirse a sí misma cuando elige inventar sus propios niveles. Pero no
puede separarse completamente del espíritu, ya que de éste es de donde deriva
todo su poder para fabricar o para crear. Aun en la creación falsa la mente
está afirmando su Origen, pues, de otro modo, simplemente dejaría de existir.
Esto último, no obstante, es imposible, ya que la mente le pertenece al
espíritu que Dios creó, y que, por lo tanto, es eterno" (T-3.IV.5:1-11).
"El conocimiento no
está sujeto a interpretaciones. Podemos tratar de "interpretar" el
significado de algo, pero en eso siempre existe la posibilidad de equivocarnos
porque se refiere a la percepción que se tiene del significado" (T-3.V.5:1-4).
"Cuando elegiste la
percepción en vez del conocimiento, te colocaste en una posición en la que
sólo percibiendo milagrosamente podíamos parecerte a tu Padre. Has perdido el conocimiento de que tú mismo eres un milagro de Dios" (T-3.V.6:6-7).
"La decisión de
juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. Juzgar es el proceso
en el que se basa la percepción, pero no el conocimiento" (T-3.VI.2:1-2).
"Corregir la
percepción es simplemente un expediente temporal. Dicha corrección es necesaria
únicamente porque la percepción falsa es un obstáculo para el conocimiento,
mientras que la percepción fidedigna es un trampolín hacia él. El valor de la
percepción correcta reside en la conclusión inevitable de que toda percepción
es innecesaria. Esto elimina el obstáculo por completo" (T-4.II.11:1-4).
Pero, ¿podemos
vivir en este mundo sin percibir?
A este respecto, el
Curso nos indica que, "es una pregunta razonable. No obstante, tenemos que
asegurarnos de que realmente la entendemos. ¿Quién es el "tú" que
vive en este mundo? El espíritu es inmortal, y la inmortalidad es un estado
permanente. El espíritu es tan verdadero ahora como siempre lo fue y lo será
siempre, ya que no entraña cambios de ninguna clase. No es un continuo, ni se
puede entender tampoco comparándolo con un opuesto. El conocimiento nunca
admite comparaciones. En eso estriba su diferencia principal con respecto a
cualquier otra cosa que la mente pueda comprender" (T-4.II.11:6-13).
"La percepción no es conocimiento,
pero puede ser transferida al conocimiento, o cruzar hasta él" (T-5.I.6:5).
"El Espíritu Santo -la Inspiración que toda la
Filiación comparte- induce a una clase de percepción en la que muchos elementos
son como los del Reino de los Cielos:
- En primer lugar, su universalidad es
perfectamente inequívoca, y nadie que la alcance podría pensar ni por un
momento que compartirla signifique cualquier otra cosa que no sea ganar.
- En segundo lugar, es una percepción que es
incapaz de atacar, y, por lo tanto, es verdaderamente
receptiva. Esto quiere decir que si bien no engendra conocimiento, tampoco
lo obstruye en modo alguno.
- Finalmente, señala al camino que lleva a lo que
está más allá de la curación que trae
consigo, y conduce a la mente más allá de su propia
integración, hacia los senderos de la creación. En este punto
es donde se producen suficientes cambios cuantitativos para producir un verdadero
salto cualitativo" (T-5.I.7:1-6).
"La perfecta igualdad que el
Espíritu Santo percibe es el reflejo de la perfecta igualdad-del
conocimiento de Dios. La percepción del ego no tiene equivalente en Dios, pero
el Espíritu Santo sigue siendo el puente entre la percepción y el conocimiento.
Al permitirte usar la percepción de forma que refleje el conocimiento, éste
finalmente podrá ser recordado" (T-6.II.7:1-3).
"Aunque la percepción es irreal,
el Espíritu Santo puede usarla provechosamente por el hecho de que nosotros la
concebimos. Él puede inspirar cualquier percepción y canalizarla hacia Dios" (T-6.II.9:6-7).
En el Capítulo 13, apartado VIII,
el Curso nos habla del traslado de la percepción al conocimiento:
“Toda curación es una liberación del pasado. Por eso
es por lo que el Espíritu Santo es el único Sanador. Él enseña
que el pasado no existe, hecho éste que pertenece a la esfera del conocimiento,
y que, por lo tanto, es imposible que nadie en el mundo sepa. Sería ciertamente
imposible permanecer en el mundo gozando de tal conocimiento. Pues la mente que
sabe eso a ciencia cierta, sabe también que vive en la eternidad, y no utiliza
la percepción en absoluto. Por lo tanto, no se detiene a pensar dónde está, ya
que el concepto "dónde" no significa nada para ella. Sabe que está en
todas partes, de la misma manera en que lo tiene todo, y para siempre" (T-13.VIII.1:1-7).
"La diferencia palpable que existe entre la percepción y el conocimiento resulta muy evidente si consideras esto:
no hay nada parcial con respecto al conocimiento. Cada uno de sus
aspectos es total, y, por lo tanto, ningún aspecto está separado de otro. Tú
eres un aspecto del conocimiento, al estar en la Mente de Dios, Quien te
conoce. Todo conocimiento te pertenece, pues en ti reside todo conocimiento. La
percepción, aun en su expresión más elevada, nunca es completa. Incluso la
percepción del Espíritu Santo -la más perfecta que puede haber- no tiene
significado en el Cielo. La percepción puede extenderse a todas partes bajo Su
dirección, pues la visión de Cristo contempla todo en la luz. Pero no hay
percepción; por muy santa que sea, que perdure eternamente" (T-13.VIII.2:1-8).
"La percepción perfecta pues, tiene muchos elementos
en común con el conocimiento, haciendo que sea posible su transferencia a él. El último paso, no obstante,
lo tiene que dar Dios porque el último paso de tu redención, que parece estar
en el futuro, Dios lo dio ya en tu creación. La separación no ha interrumpido la
creación. La creación no puede ser interrumpida. La separación no es más que
una formulación equivocada de la realidad que no tiene consecuencia alguna. El
milagro, que no tiene ninguna función en el Cielo, es necesario aquí. Todavía pueden verse aspectos
de la realidad, los cuales reemplazarán a aspectos de la irrealidad. Los
aspectos de la realidad se pueden ver en todo y en todas partes. Mas sólo Dios
puede congregarlos a todos, al coronarlos cual uno solo con el don final de la
eternidad" (T.13.VIII.3:1-9).
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