PRINCIPIO 50
El milagro compara lo
que tú has hecho con la creación, aceptando como cierto lo que concuerda con
ella, y rechazando como falso lo que no.
¿Quién no se ha preguntado, en alguna
ocasión, si su comportamiento en el mundo de la ilusión es acorde a las Leyes
de Dios?
¿Existe algún modo de saber si hemos
adquirido consciencia de que somos el soñador del sueño o por el contrario,
seguimos sumidos en la más profunda inconsciencia del sueño?
¿Nuestros pasos nos acercan hacia las puertas
que nos conducen de retorno al Cielo, o por el contrario, permanecemos perdidos
entre los múltiples ídolos con los que nos identificamos?
En otras palabras, ¿estamos permitiendo que
los milagros se extiendan en nuestra vida llevándonos a ver con nitidez la
diferencia existente a la hora de crear o fabricar, o lo que es lo mismo,
haciéndonos co-creadores con nuestro Padre, como mensajeros de la Unidad, o por
el contrario, seguimos sirviendo a la ilusión, manteniendo la irrealidad del
mundo material?
Sí, cuando hemos superados la necesidad de
ver el mundo con los ojos del juicio y hemos entregado al Espíritu Santo
nuestra mente, es cuando se produce el milagro, pues dejamos de percibir un
mundo separado y en su lugar, se nos muestra un mundo cuántico, donde el Todo
está en la Unidad y la Unidad está en el Todo.
Nos refiere el título de este Principio, que
el milagro compara todo aquello que hemos hecho en sintonía con la creación, es
decir, con la Verdad y todas nuestras falsas creaciones, lo que el Curso llama
“fabricaciones” y que están en sintonía con la falsedad.
Vamos a dedicar, este espacio, a analizar más
de cerca los conceptos “crear” y “fabricar”.
"La mente elige dividirse a sí misma cuando
elige inventar sus propios niveles. Pero no puede separarse completamente del
espíritu, ya que de éste es de donde deriva todo su poder para fabricar o para
crear. Aun en la creación falsa la mente está afirmando su Origen, pues, de
otro modo, simplemente dejaría de existir. Esto último, no obstante, es
imposible, ya que la mente le pertenece al espíritu que Dios creó, y que, por
lo tanto, es eterno" (T-3.IV.5:8-11).
"Desde que se produjo la separación ha habido
una gran confusión entre las palabras "crear" y "fabricar":
Cuando fabricamos algo, lo hacemos como resultado de una sensación específica
de carencia o de necesidad. Nada que se haya hecho con un propósito específico
tiene la capacidad de poder generalizarse. Cuando hacemos algo para remediar lo
que percibimos como una insuficiencia, estamos afirmando tácitamente que
creemos en la separación" (T-3.V.2:1-4).
"El ego ha inventado un gran número de sistemas
de pensamiento ingeniosos con ese propósito. Mas ninguno de ellos es creativo. La
inventiva, aun en su manifestación más ingeniosa, es un esfuerzo en vano. Su naturaleza
sumamente específica apenas se compara con la creatividad abstracta de las
creaciones de Dios" (t-3.v.2:5-8).
Pero, ¿qué es la creación? Para responder a
esta cuestión, vamos a recordar lo expuesto en la introducción de la Lección
321 del Libro de Ejercicios de Un Curso de Milagros:
“La creación es la suma de todos los
Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. Sólo
el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. Jamás hubo tiempo alguno en el que todo
lo que creó no existiese. Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya
creado sufra merma alguna. Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre y
para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el
paso del tiempo, así como después de que éste haya cesado" (L-pII.11.1:1-5).
"Los Pensamientos de Dios poseen todo el poder
de su Creador. Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. Y así, Su Hijo
participa en la creación, y, por lo tanto, no puede sino compartir con su Padre
el poder de crear. Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá
siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que
seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo" (L-pII.11.2:1-4).
"La creación es lo opuesto a todas las
ilusiones porque es la verdad. La creación es el santo Hijo de Dios, pues en la
creación Su Voluntad es plena con respecto a todo, al hacer que cada parte
contenga la Totalidad. La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para
siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de
cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda
mancillar en modo alguno su impecabilidad" (L-pII.11.3:1-3).
"Nosotros, los Hijos de Dios, somos la
creación. Parecemos estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad
con Él. Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros
temores, todavía hay certeza, pues el Amor jamás abandona Sus Pensamientos, y ellos
comparten Su certeza. El recuerdo de Dios se encuentra en nuestras mentes
santas, que son conscientes de su unicidad y de su unión con su Creador. Que
nuestra función sea únicamente permitir el retorno de este recuerdo y que Su
Voluntad se haga en la tierra, así como que se nos restituya nuestra cordura y
ser solamente tal como Dios nos creó" (L-pII.11.4:1-6).
"Nuestro Padre nos llama. Oímos Su Voz y
perdonamos a la creación en Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya santidad
Su creación comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de
nosotros” (L-pII.11.5:1).
Si te estás preguntando, qué puedes hacer con
todo lo que has fabricado, permanece tranquilo, aquieta tu mente, pues "lo que
tú has fabricado siempre se puede cambiar porque cuando no piensas como Dios,
en realidad no estás pensando en absoluto" (T-5,V.6:12).
Nos indica el Curso que, "las ideas ilusorias
no son pensamientos reales, si bien podemos creer en ellas. Pero eso es un
error. La función del pensamiento procede de Dios y reside en Dios. Puesto que
formamos parte de Su Pensamiento, no podemos pensar separados de Él" (T-5.V.6:13-16).
Considero importante saber que, "La verdad no está ausente aquí, pero está velada. No sabes cuál es la diferencia entre lo que tú has fabricado y lo que Dios creó, y de este modo no sabes cuál es la diferencia entre lo que tú has fabricado y lo que tú has creado. Creer que puedes percibir el mundo real es creer que puedes conocerte a ti mismo. Puedes conocer a Dios porque Su Voluntad es que se le conozca. De todo lo que has fabricado, el mundo real es lo único que el Espíritu Santo ha conservado para ti, y la salvación consiste en percibir únicamente eso, ya que es el reconocimiento de que la realidad es únicamente lo que es verdad" (T-11.VII.4:5-9).
El
camino de la salvación, nos invita a que reconozcamos que hemos fabricado el mundo que vemos, y que
reconozcamos, igualmente, que no nos hemos creado a nosotros mismos, ya que
ambas creencias tratan el mismo error.
"Nada que tu Creador no haya creado puede ejercer influencia alguna sobre ti. :Y si crees que lo que hiciste puede dictarte lo que debes ver y sentir, y tienes fe en que puede hacerlo, estás negando a tu Creador y creyendo que tú te hiciste a ti mismo" (T-21.II.11:3-4).
Hemos de tener presente que, "las creaciones del Hijo son semejantes a las de su Padre. Mas al crearlas, el Hijo no se engaña a sí mismo pensando que él es independiente de su Fuente. Su unión con Ella es la Fuente de su capacidad para crear. Aparte de esto no tiene poder para crear, y lo que hace no significa nada, no altera nada en la creación, depende enteramente de la locura de su hacedor y ni siquiera podría servir para justificarla" (T-21.II.12:1-5).
Nos señala el Curso que, "nada que hayas fabricado tiene poder alguno sobre ti, a menos que todavía quieras estar separado de tu Creador y tener una voluntad que se oponga a la Suya. Pues sólo si crees que Su Hijo puede ser Su enemigo parece entonces posible que lo que has inventado sea asimismo enemigo tuyo" (T-22.II.10:2-3).
Las imágenes que fabricamos "no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo, y dejar que la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti mismo" (T-31.VIII.4:1-2).
Para finalizar con este estudio, haré referencia al
Capítulo 3 del Curso de Milagros y más
concretamente al capítulo VII, titulado “Crear en contraposición a fabricar una
imagen propia”. En él, extraeremos algunas orientaciones que nos ayudarán a
comprender cómo el pensamiento del ego, al igual que el pensamiento del
Espíritu Santo, se convierten en los pilares de nuestro sistema de creencias
por las que regimos nuestras vidas.
“Todo
sistema de pensamiento tiene que tener un punto de partida. Empieza ya sea
creando o fabricando, diferencia ésta a la que ya hemos hecho referencia. La
semejanza entre ambas cosas reside en el poder que tienen como cimientos. Su
diferencia, en lo que descansa sobre ellas. Ambas son piedras angulares de
sistemas de creencias por las que uno rige su vida. Creer que un sistema de
pensamiento basado en mentiras es débil es un error. Nada que un Hijo de Dios
haya hecho carece de poder. Es esencial que te des cuenta de esto, pues, de lo
contrario, no podrás escapar de la prisión que tú mismo has construido" (T-3.VII.1:1-5).
"No puedes resolver el problema de la
autoridad menospreciando el poder de tu mente. Hacer esto es engañarte a ti
mismo, y ello te hará daño porque realmente comprendes el poder de la mente.
Comprendes también que no puedes debilitarla, de la misma manera en que tampoco
puedes debilitar a Dios. El "diablo" es un concepto aterrador porque
parece ser sumamente poderoso y sumamente dinámico. Se le percibe como una
fuerza que lucha contra Dios por la posesión de Sus creaciones. El diablo
engaña con mentiras, y erige reinos en los que todo está en directa oposición a
Dios. Sin embargo, atrae a los hombres en vez de repelerlos, y éstos están
dispuestos a "venderle" sus almas a cambio de regalos sin ningún
valor. Esto no tiene ningún sentido" (T-3.VII.3:1-8).
"Hemos hablado ya de la caída o separación,
mas su significado tiene que comprenderse claramente. La separación es un
sistema de pensamiento que si bien es bastante real en el tiempo, en la
eternidad no lo es en absoluto. Para el creyente todas sus creencias son
ciertas. En el jardín simbólico se "prohibió" la fruta de un solo
árbol. Mas Dios no pudo haberla prohibido, o, de lo contrario, nadie la habría
podido comer. Si Dios conoce a Sus Hijos, y yo te aseguro que los conoce, ¿cómo
iba a ponerles en una situación en la que su propia destrucción fuese posible?
AI "árbol prohibido" se le llamó "el árbol del
conocimiento". Sin embargo, Dios creó el conocimiento y se lo otorgó
libremente a todas Sus creaciones. Este simbolismo se ha interpretado de
muchas maneras, pero puedes estar seguro de que cualquier interpretación que
conciba a Dios o a Sus creaciones como capaces de destruir Su Propio propósito
es errónea" (T-3.VII.3:1-9).
"Comer de la fruta del árbol del conocimiento
es una expresión que simboliza la usurpación de la capacidad de auto-crearse.
Solamente en este sentido no son Dios y Sus creaciones co-creadores. La
creencia de que lo son está implícita en el "auto-concepto", o sea,
la tendencia del ser a forjar una imagen de sí mismo. Las imágenes sólo se
pueden percibir, no conocer. El conocimiento no puede engañar, pero la
percepción sí. Puedes percibirte como tu propio creador, pero lo que a lo sumo
puedes hacer es creerlo. No puedes hacer que sea verdad. Y como dije
anteriormente, cuando por fin percibas correctamente no podrás sino alegrarte de
que así sea. Hasta entonces, empero, la creencia de que sí puedes es la piedra
angular de tu sistema de pensamiento, y utilizas todas tus defensas para
atacar las ideas que podrían ponerla al descubierto. Todavía crees que eres una
imagen que tú mismo fabricaste. Tu mente está en desacuerdo con el Espíritu
Santo en este punto, y no hay posibilidad de resolver esto mientras te empeñes
en creer lo que es literalmente inconcebible. Ésa es la razón de que no puedas
crear y de que tengas miedo de todo lo que fabricas" (T-3.VII.4:1-12).
"La mente puede hacer que la
creencia en la separación sea muy real y aterradora, y esta creencia es lo que
es el "diablo". Es una idea poderosa, dinámica y destructiva que está
en clara oposición a Dios debido a que literalmente niega Su Paternidad.
Examina tu vida y observa lo que el diablo ha hecho. Pero date cuenta de que
eso que ha hecho se desvanecerá completamente a la luz de la verdad, ya que su
cimiento es una mentira. El hecho de que Dios te haya creado constituye el
único cimiento que no puede ser debilitado, ya que la luz se encuentra en él. Mucho se ha visto desde entonces, pero en
realidad no ha ocurrido nada. Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a pesar de
que tu mente está en conflicto. Todavía no has retornado lo suficiente, y de
ahí que tengas tanto miedo. A medida que te acercas a tu Origen, experimentas
el miedo a la destrucción de tu sistema de pensamiento como si se tratase del
miedo a la muerte. Pero la muerte no existe. Lo que existe es la creencia en la
muerte" (T-3.VII.5:1-11).
"La rama que no da fruto será cortada y se
secará. ¡Alégrate de que sea así! La luz brillará desde la verdadera Fuente de
la vida, y tu forma de pensar quedará corregida. No puede ser de otra manera.
Tú que tienes miedo de la salvación estás eligiendo la muerte. Vida y muerte,
luz y oscuridad, conocimiento y percepción, son conceptos irreconciliables.
Creer que se pueden reconciliar es creer que Dios y Su Hijo no pueden
reconciliarse. Sólo la unicidad del conocimiento está libre de conflicto. Tu
reino no es de este mundo porque te fue dado desde más allá de él. La idea de
un problema de autoridad tiene sentido únicamente en este mundo. Al mundo no
se le abandona mediante la muerte sino mediante la verdad, y la verdad sólo la
pueden conocer aquellos para quienes el Reino fue creado, y por quienes espera” (T.3.VII.6:1-11).
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