III. La Expiación y los milagros
1. Yo estoy a cargo del proceso de
Expiación, que emprendí para darle comienzo. 2Cuando le ofreces un
milagro a cualquiera de mis hermanos, te lo ofreces a ti mismo y me lo ofreces
a mí. 3La razón por la que te lo ofreces a ti mismo primero es
porque yo no necesito milagros para mi propia Expiación, pero estoy detrás de
ti por si fracasas temporalmente. 4Mi papel en la Expiación es cancelar
todos los errores que de otro modo tú no podrías corregir. 5Cuando
se te haya restituido la conciencia de tu estado original pasarás naturalmente
a formar parte de la
Expiación. 6A medida que compartas conmigo mi
renuencia a aceptar error alguno en ti o en los demás, te unirás a la gran
cruzada para corregirlos. a Escucha mi voz, aprende a deshacerlos y
haz todo lo necesario por corregirlos. 7Tienes el poder de obrar
milagros. 8Yo proveeré las oportunidades para obrarlos, pero tú
debes estar listo y dispuesto. 9El obrarlos trae consigo convicción
en la capacidad, ya que la convicción llega con el logro. 10La
capacidad es el potencial, el lograrlos es su expresión, y la Expiación -la profesión
natural de los Hijos de Dios- es el propósito.
Debemos detenernos un momento y
comprender la dimensión del mensaje que nos aporta Jesús, nada mas iniciar este
punto. Nos revela, que es Él el que está a cargo del proceso de Expiación, el
cual emprendió
para darle comienzo. Estas palabras dan sentido al papel estelar que ha
desempeñado con relación al proceso consciencial en el que la humanidad se
encuentra.
El Texto del Curso nos dice más
adelante, que “el principio de la Expiación estaba en vigor mucho antes de que ésta
comenzara. El principio era el amor y la Expiación fue un acto de amor. Antes de la
separación los actos eran innecesarios porque no existía la creencia en el
tiempo ni en el espacio. Fue sólo después de la separación cuando se planearon
la Expia ción y
las condiciones necesarias para su cumplimiento" (T-2.II.4:2-5).
Una reflexión más profunda, nos
llevará a entender que la
Expiación siempre ha formado parte del Hijo de Dios, pues si
el principio de la Expiación
es amor, la Esencia
con la que ha sido creado el Hijo de Dios, también es amor, por lo que diremos
que la Expiación
es Ser consciente de lo que Somos, de ser consciente del Amor.
Jesús, como bien nos dice, alcanzó
ese nivel de consciencia y desde ese momento, se convierte en el camino que
debemos recorrer para alcanzar esa misma meta. La conquista de Jesús,
representa la activación consciente de la Expiación , ha estado siempre latente en el Hijo
de Dios, en espera de ser recordada e integrada en la consciencia.
Los Evangelios nos narran la vida
de Jesús y ponen especial énfasis en aquellas acciones que han de servirnos a
título de ejemplo para alcanzar el Reino de los Cielos. Las vivencias de Jesús,
nos están indicando que la
Expiación es posible en el mundo físico y esto nos lo
confirma UCDM, cuando nos dice que, "la Expiación se instituyó dentro de la creencia en
el tiempo y en el espacio para fijar un límite a la necesidad de la creencia
misma, y, en última instancia, para completar el aprendizaje. La Expiación es la lección
final. El aprendizaje en sí, al igual que las aulas donde tiene lugar, es
temporal" (T-2.II.5:1-3).
Los Textos Sagrados, entre ellos la Biblia , nos acercan unas
enseñanzas donde el origen de la humanidad, con Adan y Eva como principales
protagonistas, nos sitúa en un escenario idílico del cual fuimos expulsados
como consecuencia de nuestro acto de desobediencia al Creador. Desde entonces,
la creencia en el pecado, se ha convertido en el compañero de viaje del hombre
y su influencia es tan poderosa y profunda, que aún en nuestros días, nuestros
actos están condicionados por el peso de la culpa.
El mensaje Crístico personificado
por Jesús se ha caracterizado por ser un mensaje de liberación de ese pasado
ancestral y nos invita a cambiar de compañero de ruta y abandonar la creencia
en el pecado y, en su lugar, adoptar la única visión real, la que nos inspira
que somos seres impecables e inocentes, portadores de la esencia que nos hará
libres de miedos y de culpas, la esencia del amor y del perdón.
Esta cualidad liberadora, esta
característica de su enseñanza, se convierte en una de las aportaciones
principales de la Expiación ,
pues es el medio a través del cual podemos
liberarnos del pasado a medida que avanzamos. La Expiación desvanece los
errores que cometimos en el pasado, haciendo de este modo innecesario el que
sigamos volviendo sobre nuestros pasos sin avanzar hacia nuestro retorno.
Jesús nos aporta un mensaje muy
importante al final de este primer punto. Nos revela que tenemos la capacidad
de obrar milagros. Cuando hemos estudiado los 50 Principios de los Milagros,
hemos visto que los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que,
una vez completa, es la
Expiación (P.25).
Igualmente, veíamos en el
Principio 37, como el milagro es una corrección que Jesús introduce en el
pensamiento falso, disolviendo la percepción errónea.
Pero no debe bastarnos con saber
que tenemos la capacidad de obrar milagros. Lo verdaderamente importante es que
sepamos que para poder hacerlo, es preciso que tengamos una conciencia
interna de Cristo y de haber aceptado Su Expiación, o lo que es lo mismo, ya lo
advertíamos anteriormente, que recordemos que somos el Hijo de Dios.
Finalizamos este punto recordando
que el milagro se une a la
Expiación cuando ponemos nuestra mente al servicio del
Espíritu Santo. Si nos ponemos a sus servicios, si tenemos disposición, Él
guiará nuestros pasos y llevará hasta nosotros la oportunidad en la que
podremos compartir los milagros. En este sentido, el Curso nos indica:
"Los milagros son el medio a través del cual las mentes que sirven al
Espíritu Santo se unen a mí para la salvación o liberación de todas las
creaciones de Dios" (T-1.III.3:4).
"Yo soy el único que puede obrar milagros imparcialmente porque yo soy la Expiación. Tú tienes un papel
en la Expiación
que yo te dictaré. Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo. Ello te
ahorrará esfuerzos innecesarios porque estarás actuando bajo comunicación
directa. La naturaleza impersonal del milagro es una característica esencial
del mismo, ya que me permite dirigir su aplicación, y bajo mi dirección los
milagros conducen a la experiencia altamente personal de la revelación" (T-1:III.4:1-5).
Gracias J.J
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