PRINCIPIO
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Los milagros son expresiones de amor, pero
puede que no siempre tengan efectos observables.
Este Principio, repite la misma idea expuesta
en el Principio 3, cuyo contenido recordamos:
“Los milagros ocurren naturalmente como
expresiones de amor. El verdadero milagro es el amor que los inspira. En este
sentido todo lo que procede del amor es un milagro”.
El hecho de esta repetición
nos está indicando la importancia de su enseñanza. Me atrevería a decir, sin el
menor temor a caer en la simplicidad, que todo el Curso de Milagros podríamos
sintetizarlo como la invitación a extender lo que verdaderamente Somos: Amor.
Sin embargo, no podemos olvidar lo que nos refiere
el Texto, “este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso
está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos
que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural” (T-In.1:6-7).
El amor no es algo que se pueda
aprender. Su significado reside en sí mismo. Y su aprendizaje finaliza una vez
que hemos reconocido todo lo que no es amor. Ésa es la interferencia, eso es
lo que hay que eliminar. El amor no es algo que podamos aprender porque jamás
ha habido un solo instante en que no lo conociésemos.
Pretender dedicar este Principio
para hacer un monográfico sobre el amor, sería prácticamente una tarea que
excedería los límites que estamos destinando a estos artículos, aparte de que
dicha iniciativa nos llevaría a versionar casi al completo el Curso, pues, su
contenido nos habla permanentemente del amor.
A pesar de ello, me he propuesto
presentar alguna de las ideas que he considerado más interesantes para el
propósito que nos anima, desarrollar el contenido de este Principio.
Me
gusta pensar, que nuestra tarea no es ir en
busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro
de nosotros que hemos levantado contra él.
Se deduce del
párrafo anterior, que el amor no es un valor externo a nosotros, sino que forma
parte de nuestro verdadero Ser.
En este sentido, el Curso nos
indica que, "el Amor de Dios está en todo lo que Él creó, pues Su Hijo está en
todas partes" (T-10.V.7:6). Lo que quiere decir, que Dios Es Amor y Su Hijo, creado a Su
Imagen y Semejanza, también lo es.
Somos únicamente amor,
mas cuando lo negamos hacemos de lo que somos algo que tenemos que aprender a
recordar. "Si pasas por alto el amor estás pasándote por alto
a ti mismo, y no podrás sino tener miedo de la irrealidad porque te habrás negado a
ti mismo" (T-11.V.10:5).
"Has actuado sin amor, al haber elegido sin amor y ésta es precisamente la situación
para la que se instituyó la Expiación" (T-2.VI.8:4-5).
"Si una mente percibe sin amor, percibe tan sólo un armazón vacío y no se da cuenta del espíritu que mora adentro. Pero la Expiación restituye el espíritu al lugar que le corresponde. La mente que sirve al espíritu es invulnerable" (T-1.IV.2:9-11).
"Cuando la Expiación se haya
completado, todos los Hijos de Dios compartirán todas las aptitudes. Dios es
imparcial. Todos Sus Hijos disponen de todo Su Amor, y Él da todos Sus dones
libremente a todos por igual" (T-1.V.3:1-3).
Me
pregunto, ¿por qué siendo Amor en Esencia, nuestra mente elige no amar?
El
Curso en el Capítulo 12, en el apartado IV “Buscar y hallar”, nos refiere lo
siguiente:
“El ego está seguro de que el amor es peligroso, y ésta es siempre su
enseñanza principal. Nunca lo expresa de este modo. Al contrario, todo el que
cree que el ego es la salvación parece estar profundamente
inmerso en la búsqueda del amor. El ego, sin embargo, aunque alienta con gran
insistencia la búsqueda del amor, pone una condición: que no se encuentre. Sus
dictados, por lo tanto, pueden resumirse simplemente de esta manera:
"Busca, pero no halles". Esta es la única promesa que el ego te hace y la única que
cumplirá. Pues el ego persigue su objetivo con fanática insistencia, y su
juicio, aunque seriamente menoscabado, es completamente coherente” (T-12.IV.1:1-6).
Cuando
despertemos al verdadero Amor, dejaremos de creer en la separación; en el
especialismo; en la individualidad; en el cuerpo; en la muerte… dejaremos de
creer, en todos los ídolos en los que el ego ha otorgado poder y realidad. Esa
es la razón por la que el ego piensa que el amor es peligroso. Aparentemente
busca el amor, pero siempre le impone límites. El verdadero Amor no tiene
límites y es Universal y Eterno. Así lo expresa el Curso:
“El amor es libertad. Ir en su busca encadenándote a
ti mismo es separarte de él. ¡Por el Amor de Dios, no sigas buscando la unión
en la separación ni la libertad en el cautiverio! Según concedas libertad,
serás liberado. No
te olvides de esto, o, de lo contrario, el amor será incapaz de
encontrarte y ofrecerte consuelo” (T16.VI.2:1-5).
"Tener
al amor por objetivo es algo a lo que tenemos derecho, y ello es así a pesar de
nuestros sueños" (T-12.II.5:7).
"Estar
consciente del cuerpo es lo único que hace que el amor parezca limitado, pues
el cuerpo es un límite que se le impone al
amor. La creencia en un amor limitado fue lo que dio origen al cuerpo, que fue
concebido para limitar lo ilimitado. No creamos que esto es algo meramente
alegórico, pues el cuerpo fue concebido para limitarnos" (T-18.VIII.1:1-4).
"El amor no sabe nada de cuerpos
y se extiende a todo lo que ha sido creado como él mismo. Su absoluta falta de
límites es su significado. Es completamente imparcial en su dar, y
abarca todo únicamente a fin de conservar y mantener intacto lo que desea dar" (T-18.VIII.8:1-3).
"Todo pensamiento
amoroso que el Hijo de Dios jamás haya tenido es eterno. Los pensamientos
amorosos que nuestra mente percibe en este mundo constituyen nuestra única realidad.
Siguen siendo percepciones porque todavía creemos estar separados. Mas son
eternos porque son amorosos. Y al ser amorosos son semejantes al Padre, y, por lo
tanto, no pueden morir" (T-11.VII.2:1-5).
"Cuando lo único que
desees sea amor no veremos nada más" (T-12.VII.8:1).
He aprendido una lección
importante gracias a las enseñanzas del Curso de Milagros, con relación al
sacrificio y el amor. Desde pequeño, me han enseñado que para amar hay que
sacrificarse. Sin embargo, el Curso nos revela en este sentido:
“Tú que crees que el
sacrificio es amor debes aprender que el sacrificio
no hace sino alejarnos del amor. Pues el sacrificio conlleva culpabilidad tan
inevitablemente como el amor brinda paz. La culpabilidad es la condición que da
lugar al sacrificio, de la misma
manera en que la paz es la condición
que te permite ser consciente de tu relación con Dios” (T-15.X.4:1-3).
Mientras que el Espíritu Ama, el ego teme.
Mientras que el Espíritu es Inocente e Impecable, el ego, hace el miedo y de la
culpa su principales aliados para mantener y conservar su credibilidad.
El Curso en el Capítulo 19, dedica un apartado
dedicado a la atracción de la culpabilidad. Veamos su contenido, pues resulta
de gran interés:
“La
atracción de la culpabilidad hace que se le tenga miedo al amor, pues el amor
nunca se fijaría en la culpabilidad en absoluto. La naturaleza del amor es
contemplar solamente la verdad -donde se ve a sí mismo- y fundirse con ella en
santa unión y en compleción. De la misma forma en que el amor no puede sino
mirar más allá del miedo, así el miedo no puede ver el amor. Pues en el amor
reside el fin de la culpabilidad tan inequívocamente como que el miedo depende
de ella. El amor sólo se siente atraído por el amor. Al pasar por alto
completamente a la culpabilidad, el amor no ve el miedo. Al estar totalmente
desprovisto de ataque es imposible que pueda temer. El miedo se siente atraído
por lo que el amor no ve, y ambos creen que lo que el otro ve, no existe. El
miedo contempla la culpabilidad con la misma devoción con la que el amor se
contempla a sí mismo. Y cada uno de ellos envía sus mensajeros, que retornan
con mensajes escritos en el mismo lenguaje que se utilizó al enviarlos" (T-19.IV.A.i.10:1-10).
"El amor envía a sus mensajeros tiernamente, y éstos
retornan con mensajes de amor y de ternura. A los mensajeros del miedo se les ordena con aspereza
que vayan en busca de culpabilidad, que hagan acopio de cualquier retazo de
maldad y de pecado que puedan encontrar sin que se les escape ninguno so pena
de muerte, y que los depositen ante su señor y amo respetuosamente. La
percepción no puede obedecer a dos amos que piden distintos mensajes en lenguajes
diferentes. El amor pasa por alto aquello en lo que el miedo se cebaría. Lo que
el miedo exige, el amor ni siquiera lo puede ver. La intensa atracción que la
culpabilidad siente por el miedo está completamente ausente de la tierna
percepción del amor. Lo que el amor contempla no significa nada para el miedo
y es completamente invisible” (T-19.IV.A.i.11:1-7).
¿Por qué no creemos en el Amor de Dios?
"Tú que te identificas con el ego no puedes creer que Dios te ame. No amas lo que hiciste, y lo que hiciste no te ama a ti. El ego, que fue engendrado como resultado de tú haber negado al Padre, no le guarda lealtad a su hacedor. No puedes ni imaginarte la relación real que existe entre Dios y Sus creaciones debido al odio que le tienes al ser que fabricaste. Proyectas sobre el ego tu decisión de estar separado, y esto entra en conflicto con el amor que, por ser su hacedor, sientes por él. No hay amor en este mundo que esté exento de esta ambivalencia, y puesto que ningún ego ha experimentado amor sin ambivalencia, el amor es un concepto que está más allá de su entendimiento. El amor aflorará de inmediato en cualquier mente que de verdad lo desee, pero tiene que desearlo de verdad. Esto quiere decir desearlo sin ninguna ambivalencia, y esta forma de desear está completamente desprovista de la "compulsión de obtener" del ego" (T4.III.4:1-8).
"El ego, que es un producto
del miedo, reproduce miedo. Le es leal a éste, y esa lealtad le hace traicionar
al amor porque nosotros somos amor. El
amor es nuestro poder, que el ego tiene que negar" (T-7.VI.4:5-7).
"En el amor no hay cabida
para el miedo, pues el amor es inocente" (T-13.X.10:4).
"En el amor perfecto no hay cabida para el miedo porque
el amor perfecto no conoce el pecado y sólo
puede ver a los demás como se ve a sí mismo" (T-20.III.11:3).
¿Cómo podemos amar en este mundo?
"El Amor del Espíritu Santo es tu fortaleza, pues el tuyo está dividido y, por lo tanto, no es real. No puedes confiar en tu propio amor cuando lo atacas. No puedes aprender lo que es el amor perfecto con una mente dividida, porque una mente dividida se ha convertido a sí misma en un mal estudiante " (T-12.V.4:1-3).
Me encanta este consejo del Curso:
“Hazte a un lado y deja pasar al amor, el cual
tú no creaste, pero sí puedes extender. En la tierra eso quiere decir perdonar
a tu hermano, para que las tinieblas desaparezcan de tu mente” (T29.III.4:1-2).
¿Podemos hablar de varios tipos de amor?
Para responder a esta cuestión, permítanme compartir el contenido de la
Lección 127 del Libro de Ejercicios, el que tiene como título: “No hay otro
amor que el de Dios”:
Lección 127: “No hay otro amor que
el de Dios”
1. Tal vez creas que hay
diferentes clases de amor. 2Tal vez creas que hay un tipo de amor
para esto y otro para aquello; que es posible amar a alguien de una manera y a
otra persona de otra. 3El amor es uno. 4No tiene partes
separadas ni grados; no hay diferentes clases de amor ni tampoco diferentes
niveles; en él no hay divergencias ni distinciones. 5Es igual a sí
mismo, sin ningún cambio en ninguna parte de él. 6Ninguna persona o
circunstancia puede hacer que cambie. 7Es el Corazón de Dios y
también el de Su Hijo.
2. El
significado del amor queda velado para todo aquel que crea que el amor puede
cambiar, 2pues no
se da cuenta de que un amor
cambiante es algo imposible. 3Y así, cree que algunas veces puede
amar y otras odiar. 4Cree también que se puede profesar amor sólo a
una persona, y que el amor puede seguir siendo lo que es aunque se le niegue a los
demás. 5El que crea estas cosas acerca del amor demuestra que no
entiende su significado. 6Si el amor pudiese hacer tales
distinciones, tendría que discernir entre justos y pecadores, y percibir al
Hijo de Dios fragmentado.
3. El amor no puede juzgar. 2Puesto
que en sí es uno solo, contempla a todos cual uno solo. 3Su
significado reside en la
unicidad*. 4Y no puede sino
eludir a la mente que piensa qué el amor
es algo parcial o fragmentado. 5No hay otro amor que el de Dios, y todo amor es de Él. 6Ningún
otro principio puede gobernar allí donde no hay amor. 7El amor es una ley que no tiene opuestos. 8Su
plenitud es el poder que mantiene a todas las cosas unidas, el vínculo entre
Padre e Hijo que hace que Ambos sean lo mismo eternamente.
4. Ningún curso cuyo propósito
sea enseñarte a recordar lo que realmente eres podría dejar de subrayar que no
puede haber diferencia entre lo que realmente eres y lo que es el amor. 2El
significado del amor es tu propio
significado, el cual Dios Mismo comparte. 3Pues lo que tú eres es
lo que Él es. 4No hay otro amor que el Suyo, y lo que Él
es, es lo único que existe. 5Nada lo limita, y, por lo tanto, tú
eres tan ilimitado como Él.
5. Ninguna ley que el mundo obedezca puede ayudarte a
entender el significado del amor. 2Las creencias del mundo fueron
concebidas para ocultar el significado del amor y para mantenerlo oculto y
secreto. 3No hay ni un solo principio de los que el mundo defiende
que no viole la verdad de lo que es el amor, y de lo que, por ende, eres tú
también.
6. No busques tu Ser en el
mundo. 2El amor no se puede encontrar en las tinieblas ni en la
muerte. 3Sin embargo, es perfectamente evidente, para los ojos que
ven y para los oídos que oyen la Voz del amor. 4La práctica de hoy
consiste en liberar a tu mente de todas las leyes que crees que debes obedecer,
de todas las limitaciones que rigen tu vida y de todos los cambios que crees forman
parte del destino humano. 5Hoy vamos a dar el paso más ambicioso de
los que requiere este curso en tu avance hacia el objetivo que ha establecido.
7. Si
hoy consigues tener el más leve vislumbre de lo que significa el amor, habrás
salvado una distancia inconmensurable hacia tu liberación y te habrás ahorrado
un tiempo que no se puede medir en años. 2Juntos, pues,
regocijémonos de dedicarle algún tiempo a Dios y de comprender que no hay mejor
manera de emplear el tiempo que ésa.
He dejado para el final de este artículo, la
coletilla que acompaña a la afirmación que recoge este Principio y que expresa
lo siguiente: “pero puede que no
siempre tengan efectos observables”.
Quisiera compartir
lo que Kenneth Wapnick escribe con respeto a este tema:
“Esto es muy
importante. Una de las trampas en las cuales cae la gente, como he dicho ya,
bien sea que trabaje con Un curso en milagros o que siga cualquier otra forma
de curación, es que quiere resultados. Si no obtengo resultados, si su catarro
no desaparece, si la herida no se sana, si este tumor no desaparece, entonces
quiere decir que no soy un buen sanador. Todo lo que ha ocurrido es que hemos
caído en la misma trampa de hacer real el cuerpo.
Una de las
advertencias principales que el Curso expresa consistentemente es: No hagan el
error real. Un curso en milagros no cree en el pecado; pero si creyera, el
pecado en contra del Curso sería hacer el error real. Hacemos el error real
cuando creemos que debemos hacer algo al respecto o en contra del error. Una
vez creamos que hay un problema en el nivel del cuerpo que tiene que curarse,
estamos entonces haciendo el error real. Tratar de proyectar un círculo de luz
alrededor de usted o alrededor de otra persona es un ejemplo de hacer el error
real, porque entonces usted afirma que la luz tiene que proteger a esta persona
o a mí mismo en contra de la oscuridad. Obviamente, pues, usted hace la
oscuridad real. Usted no tiene que luchar en contra de algo que es irreal.
Usted sólo lucha o se protege en contra de éste cuando cree que es real. La
protección de que habla el Curso es la de nuestro sistema de pensamiento, lo
cual quiere decir que corrijamos los pensamientos erróneos que tenemos”.
El Curso nos refiere lo siguiente sobre esta cuestión:
“Los milagros se dan en la mente que está lista para
ellos. Dicha mente, al estar unida, se extiende a todos aun cuando el que obra
milagros no se dé cuenta de ello. La naturaleza impersonal del milagro se debe
a que la Expiación en sí es una, lo cual une a todo lo creado con su Creador. Como
expresión de lo que verdaderamente eres, el milagro sitúa a la mente en un
estado de gracia. La mente, entonces, naturalmente da la bienvenida tanto al
Huésped interno como al desconocido externo. Al invitar adentro al desconocido,
éste se convierte en tu hermano" (T-1.III.7:1-6).
"El hecho de que el milagro pueda tener efectos en tus
hermanos de los que ni siquiera eres consciente no debe preocuparte. El
milagro siempre te bendecirá. Los milagros que no se te ha pedido que hagas no
dejan de tener valor. Siguen siendo expresiones de tu estado de gracia, pero
dado mi absoluto conocimiento del plan en su totalidad, yo debo controlar su
ejecución. La naturaleza impersonal de la mentalidad milagrosa asegura tu
gracia, pero sólo yo estoy en posición de saber dónde pueden concederse” (T. 1.III.8:1-5).
En otra parte de la enseñanza se nos dice que, "los milagros demuestran que el aprendizaje ha tenido lugar bajo la debida dirección, pues el aprendizaje es invisible y lo que se ha aprendido sólo se puede reconocer por sus resultados" (T-12.VII.1:1).
Gracias. Excelente
ResponderEliminarGratitud.
Eliminarbuenas mañanas: me siento muy agradecida,por too los conocimientos compartidos.en eta clase. me aclaran el panorama.y me hacen tener certeza..aunque.me encuentre.en un mundo irreal y esto por su puesto es un milagro...gracias....
ResponderEliminarGracias J.J
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