lunes, 18 de agosto de 2025

Capítulo 22. VI. La luz de la relación santa (2ª parte).

VI. La luz de la relación santa (2ª parte).

3. No te intranquilices pensando cómo puede el Espíritu Santo intercambiar tan fácilmente los medios y el fin en aquellos que Dios ama y quiere que sean libres para siempre. 2En lugar de ello, siéntete agradecido de poder ser el medio para lograr Su fin. 3Éste es el único servicio que conduce a la libertad. 4Para lograr este fin hay que percibir al cuerpo libre de pecado porque lo que se busca es la impecabilidad. 5La falta de contradicción permite que la transición de medios a fin sea tan fácil como lo es el inter­cambio del odio por la gratitud ante los ojos que perdonan. 6Os santificaréis el uno al otro al usar el cuerpo sólo en beneficio de la impecabilidad. 7Y os será imposible odiar aquello que sirve a quien queréis sanar.

Realmente, si la causa que dio lugar a la identificación con el cuerpo fue el deseo de ser especial, lo que se tradujo en la creencia en la separación y en el pecado, el único camino que ha de conducirnos a la salvación o a la restauración de esa falsa creencia en la verdad es el dejar de ver al cuerpo como la causa de nuestra ilusoria naturaleza pecadora y utilizarlo como el medio más adecuado para extender nuestra verdadera naturaleza espiritual, la cual está impregnada de la fuerza purificadora del amor.

De este modo, el cuerpo pasa de ser nuestro peor enemigo a nuestro mejor aliado. Cuando la mente y el cuerpo trabajan para un mismo fin, la mente ejerce su papel de dirección y el cuerpo ejecuta fielmente las órdenes que recibe de la mente.

4. Esta relación santa, hermosa en su inocencia, llena de forta­leza, y resplandeciendo con una luz mucho más brillante que la del sol que alumbra el firmamento que ves, es la que tu Padre ha elegido como uno de los medios para llevar a cabo Su plan. 2Sién­tete agradecido de que no sirva en absoluto para llevar a cabo el tuyo. 3No usará indebidamente nada que se le confíe, ni dejará de usar nada que se le ofrezca. 4Esta santa relación tiene el poder de curar todo dolor, sea cual sea su forma. 5Ni tu hermano ni tú por separado podéis ser útiles en absoluto. 6Únicamente en vuestra voluntad conjunta radica la curación. 7Pues ahí es donde se encuentra vuestra curación y ahí es donde aceptaréis la Expia­ción. 8al sanar los dos, la Filiación queda sanada porque vues­tras voluntades se han unido.

El hecho de que el deseo de ser especial haya prevalecido sobre el deseo de ser uno con el resto de la creación, motivó la creencia en la separación, pues la igualdad que fluye del amor y del lazo de unidad propio de la obra creada por Dios fue sustituida por el deseo impetuoso de utilizar el poder creativo bajo la guía del ardor inspirada por el impulso egoísta del yo y que ha quedado representado en el texto bíblico con el episodio de la tentación a Eva por parte de la serpiente.

Las mentes están unidas a Su Fuente, pero al gozar del atributo de la creación, el libre albedrío nos puede llevar a utilizar el potencial creador según nuestra voluntad, según nuestro deseo. Como bien nos dice Jesús en este punto, "únicamente en nuestra voluntad conjunta radica la curación". El error es la consecuencia directa de elegir utilizar la voluntad separada de la voluntad del resto de la creación.

5. Ante una relación santa no hay pecado. 2Ya no se percibe nin­guna forma de error, y la razón, unida al amor, contempla calla­damente cualquier confusión y observa simplemente: "Eso fue un error". 3luego, la misma Expiación que aceptaste en tu rela­ción corrige el error y, allí donde éste estaba, deposita una parte del Cielo. 4¡Cuán bendito eres tú que permites que este regalo se otorgue! 5Cada parte del Cielo que restituyes se te da a ti. 6cada lugar vacío del Cielo que vuelves a llenar con la Luz Eterna que traes contigo, resplandece sobre ti. 7Los medios de la impecabili­dad no conocen el miedo porque únicamente son portadores de amor.

La relación santa está libre de pecado dado que se cimenta sobre la creencia en el verdadero amor, en el cual su valor más importante es la libertad. 

Dentro del sueño, ser conscientes de que somos los soñadores del sueño nos permite elegir, desde el presente, sustituir el miedo por el amor y esa elección es la expresión de que la razón y el amor se unen para celebrar el despertar de nuestra consciencia y la percepción verdadera de nuestra identidad espiritual.

La relación especial rinde culto a la creencia en el pecado y en la culpa. Mientras que la relación santa bendice la unión existente en la obra creadora de Dios, en la Filiación.

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