viernes, 22 de agosto de 2025

Capítulo 22. III. La razón y las distintas formas del error (4ª parte).

 III. La razón y las distintas formas del error (4ª parte).

7. Sólo los errores varían de forma, y a eso se debe que puedan engañar. 2Tú puedes cambiar la forma porque ésta no es verdad. 3Y no puede ser la realidad precisamente porque puede cambiar. 4La razón te diría que si la forma no es la realidad tiene que ser entonces una ilusión, y que no se puede ver porque no existe. 5si la ves debes estar equivocado, pues estás viendo lo que no puede ser real como si lo fuera. 6Lo que no puede ver más allá de lo que no existe no puede sino ser percepción distorsionada, y no puede por menos que percibir a las ilusiones como si fuesen la verdad. 7¿Cómo iba a poder, entonces, reconocer la verdad?

Mientras que para este Curso el error tan sólo es uno, para el ego, los errores varían de forma.

Un Curso de Milagros reconoce un sólo error: el creer que estamos separados de nuestro Creador y de Su creación. Al tratarse de una única causa, también diremos que tan sólo hay una sóla solución, la corrección, esto es, la Expiación.

Al estudiar el Curso, nos resultará de gran ayuda el entender desde la razón el significado de verdad y realidad. 

Os dejo un enlace de una de mis publicaciones titulada "Nada real puede ser amenazado", donde analizo los conceptos "verdad" y "real" de manera que nos permita conocer su significado y nos permita reconocer lo que los diferencia de lo ilusorio.

Aprendiendo Un Curso de Milagros: Nada real puede ser amenazado

8. No permitas que la forma de sus errores te aleje de aquel cuya santidad es la tuya. 2No permitas que la visión de su santidad, que te mostraría tu perdón, quede oculta tras lo que ven los ojos del cuerpo. 3No permitas que la conciencia que tienes de tu her­mano se vea obstruida por tu percepción de sus pecados y de su cuerpo. 4¿Qué hay en él que quisieras atacar, excepto lo que aso­cias con su cuerpo, el cual crees que puede pecar? 5Más allá de sus errores se encuentra su santidad junto con tu salvación. 6Tú no le diste su santidad, sino que trataste de ver tus pecados en él para salvarte a ti mismo. 7Sin embargo, su santidad es tu perdón. a¿Cómo ibas a poder salvarte si haces de aquel cuya santidad es tu salvación un pecador?

El error más común que nos acompaña cuando interpretamos la realidad desde el punto de vista del ego es proyectar sobre los demás el contenido de nuestros pensamientos no amorosos. No aguantamos el peso de nuestros sentimientos de culpabilidad y ello nos lleva a querer corregirlo en la forma del otro. El desconocimiento de que es nuestra mente la que nos lleva a interpretar y a juzgar nos lleva a trasladar esa autoría al cuerpo, en el cual se perciben las diferencias y donde se hace más evidente la separación.

En el alocado deseo de quedar limpio de "pecado", nos lanzamos a una descabellada cruzada dirigida hacia los demás, a los que consideramos nuestros enemigos, en un intento de sanar nuestra naturaleza pecadora. Nos vemos débiles y ello nos lleva a percibir la debilidad en los demás, por lo que decidimos defendernos de ellos propiciándole nuestro justificado ataque para poner fin al mal. 

9. Una relación santa, por muy recién nacida que sea, tiene que valorar la santidad por encima de todo lo demás. 2Cualquier valor profano producirá confusión, y lo hará en la conciencia. 3En las relaciones no santas se le atribuye valor a cada uno de los indivi­duos que la componen, ya que cada uno de ellos parece justificar los pecados del otro. 4Cada uno ve en el otro aquello que le incita a pecar en contra de su voluntad. 5De esta manera, cada uno le atribuye sus pecados al otro y se siente atraído hacia él para poder perpetuar sus pecados. 6Y así se hace imposible que cada uno vea que él mismo es el causante de sus propios pecados al desear que el pecado sea real. 7La razón, en cambio, ve una relación santa como lo que realmente es: un estado mental común, donde ambos gustosamente le entregan sus errores a la corrección, de manera que los dos puedan ser felizmente sanados cual uno solo.

La teoría del "espejo" viene a reforzar la idea de que nuestro hermano no es nuestro enemigo, sino todo lo contrario, es nuestro salvador. Me gusta pensar que entre la humanidad existe un pacto de amor sellado en el Cielo y por el que nos ofrecemos a realizar la función de "salvadores" para los demás. Gracias a este pacto, la salvación queda garantizada por el compromiso adquirido en dicho pacto.

El otro es nuestro espejo, esto es, nos refleja aquello que no vemos en nosotros mismos. El espejo no nos engaña, nos muestra tal y como nos proyectamos sobre él. Podemos pedirle al espejo que nos diga quién es la criatura más bella del mundo, pero debemos estar dispuestos a aceptar que la respuesta de ese espejo no sea de nuestro agrado, tal y como ocurrió en el cuento de hadas.

El otro siempre nos muestra el rostro que proyectamos en él. Podemos reconocer aspectos positivos de nuestra personalidad de los que no somos totalmente conscientes y podemos ver en ellos la parte más oscura y oculta de nuestro ser. Trascender el juicio condenatorio de lo percibido en el espejo del otro nos abrirá las puertas de la salvación. La razón habrá abierto nuestros ojos a la verdadera realidad y nos habrá permitido recordar lo que somos realmente. En ese recuerdo, también reconoceremos el pacto que hemos sellado con todos nuestros hermanos de Filiación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Capítulo 22. III. La razón y las distintas formas del error (4ª parte).

  III. La razón y las distintas formas del error (4ª parte). 7.  Sólo los errores varían de forma, y a eso se debe que puedan engañar.  2 Tú...