lunes, 7 de octubre de 2024

Capítulo 15. I. Los dos usos del tiempo (2ª parte).

 I. Los dos usos del tiempo (2ª parte).

4. Creer en el infierno es ineludible para aquellos que se identifi­can con el ego. 2Sus pesadillas y sus miedos están asociados con él. 3El ego te enseña que el infierno está en el futuro, pues ahí es hacia donde todas sus enseñanzas apuntan. 4Su objetivo es el infierno. 5Pues aunque tiene por finalidad la muerte y la disolu­ción, él mismo no cree en ello. 6El objetivo de muerte que ansía para ti, le deja insatisfecho. 7Nadie que siga sus enseñanzas puede estar libre del miedo a la muerte. 8Sin embargo, si se pensase en la muerte simplemente como el fin del dolor, ¿se le tendría miedo? 9Hemos visto antes esta extraña paradoja en el sistema de pensamiento del ego, pero nunca tan claramente como aquí. 10Pues el ego tiene que dar la impresión de que mantiene al miedo alejado de ti para conservar tu fidelidad. 11Pero tiene que generar miedo para protegerse a sí mismo. 12Una vez más, el ego intenta, y lo logra con demasiada frecuencia, hacer ambas cosas, valiéndose de la disociación para mantener sus metas contradictorias unidas, de manera que parezcan estar en armonía. 13El ego enseña, por lo tanto, que la muerte es el final en lo que respecta a cualquier espe­ranza de alcanzar el Cielo. 14Sin embargo, puesto que tú y el ego no podéis estar separados, y puesto que él no puede concebir su propia muerte, te seguirá persiguiendo porque la culpabilidad es eterna. 15Tal es la versión que el ego tiene de la inmortalidad. 16Y eso es lo que su versión del tiempo apoya.

Hemos referido, a lo largo de estas reflexiones sobre el estudio de Un Curso de MIlagros, que
la ley de Causa-Efecto, forma una unidad que, en el proceso creativo, es intemporal, mientras que, cuando la percibimos desde el sistema de pensamiento del ego, se manifiesta en secuencias temporales.

Las enseñanzas espirituales que se basan en el sistema de pensamiento del ego, nos hablan del karma, como la relación de causa y efecto que nos lleva a un proceso de aprendizajes a través de las secuencias temporales. De este modo, la creencia en la reencarnación, así como las experiencias kármicas, adquieren un significado de reencuentro entre almas cuya relación se basa en la culpa, el miedo, el sufrimiento, el dolor, en definitiva, en una camino de redención, cuya creencia principal es el pecado.

Tal y como hemos dicho, la ley de causa-efecto, cuando se manifiesta en un acto de amor creativo, se manifiesta en lo intemporal, en lo eterno, en el instante. Con ello quiero decir, que cada vez que nuestra mente crea desde el Amor, está dando lugar a un instante santo que es eterno y que tiene el poder de expandirse en dicha eternidad.

5. El ego enseña que el Cielo está aquí y ahora porque el futuro es el infierno. 2Hasta cuando ataca tan despiadadamente que trata de quitarle la vida al que cree que su voz es la única que existe, incluso a ése le habla del infierno. 3Pues le dice que el infierno está también aquí, y lo incita a que salte del infierno al olvido total. 4El único tiempo que el ego le permite contemplar a cual­quiera con ecuanimidad es el pasado. 5Mas el único valor de éste es que no existe.

El inmenso poder que tiene el instante presente, el ahora, nos permite manifestar nuestra inocencia o nuestra culpabilidad, y ello, dependerá de nuestra elección. Si elegimos ocupar ese instante puro, con pensamientos del pasado, estaremos apostando por perpetuar la culpa. Si, en cambio, elegimos, ver con ojos nuevos y con la visión de nuestro corazón amoroso, estaremo creando eternidad, pues, viviremos el instante santo que expandirá la fuerza del Amor.

6. ¡Cuán desolado y desesperante es el uso que el ego hace del tiempo! 2¡Y cuán aterrador! 3Pues tras su fanática insistencia de que el pasado y el futuro son lo mismo se oculta una amenaza a la paz todavía más insidiosa. 4El ego no hace alarde de su amenaza final, pues quiere que sus devotos sigan creyendo que les puede ofrecer una escapatoria. 5Pero la creencia en la culpabilidad no puede sino conducir a la creencia en el infierno, y eso es lo que siempre hace. 6De la única manera en que el ego permite que se experimente el miedo al infierno es trayendo el infierno aquí, pero siempre como una muestra de lo que te espera en el futuro. 7Pues nadie que se considere merecedor del infierno puede creer que su castigo acabará convirtiéndose en paz.

Ya hemos comentado, que el ego es el hijo del pecado, pues su sistema de pensamiento se basa en la errónea creencia en la separación, fruto de su deseo de ver las cosas de manera diferente a como realmente son. Como consecuencia de ello, el ego necesita "limpiar" su sentimiento de culpa, lo que le ha llevado a inventarse otras falsas creencias en las que espera encontrar la "cura" de su dolor, como son el autocastigo, el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y, en último término, la muerte. Todos esos remedios son pensamientos a los que le ha otorgado significado haciéndolos reales a su percepción.

Todos esos remedios son frutos del miedo y, entre ellos, el más temido es la creencia en el infierno, donde nuestros pecados y nuestra culpa será purificada.

Una mente inocente y pura, no puede ser partícipe de dichas creencias, pues su poder emana de la indefensión característica del Amor.

Ver el pecado, nos revela que carecemos de Conocimiento y que nos estamos identificando con una identidad falsa, guiados por nuestra ciega ignorancia.

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