jueves, 3 de octubre de 2024

Capítulo 14. XI. La prueba de la verdad (5ª parte).

 XI. La prueba de la verdad (5ª parte).

13. Sólo aquellos que reconocen que no pueden saber nada a menos que los efectos del entendimiento estén con ellos, pueden realmente aprender. 2Para lograrlo tienen que desear la paz, y nada más. 3Siempre que crees que sabes, la paz se aleja de ti porque has abandonado al Maestro de la paz. 4Siempre que reconoces que no sabes, la paz retorna a ti, pues has invitado al Espí­ritu Santo a que retorne, al haber abandonado al ego por Él. 5No acudas al ego para nada. aEso es lo único que necesitas hacer. 6El Espíritu Santo, por Su Propia iniciativa, ocupará toda mente que, de esta manera, le haga sitio.

El saber del ego está contaminado por el virus de la creencia en el pecado y en la culpa, por lo que, sus enseñanzas, jamás nos podrán aportar paz.

Por esa razón, este punto nos invita a cambiar nuestra creencia en que sabemos lo que hay que hay que aprender. 

14. Si quieres paz tienes que abandonar al maestro del ataque. 2El maestro de la paz nunca te abandonará. 3Tú puedes apartarte de Él, pero Él jamás se apartará de ti, pues la fe que tiene en ti es Su entendimiento. 4Dicha fe es tan firme como la que tiene, en Su Creador, y Él sabe que tener fe en Su Creador incluye necesaria­mente tener fe en Su creación. 5En esta consistencia reside Su santidad a la que Él no puede renunciar, pues no es Su Voluntad hacerlo. 6Teniendo siempre presente tu perfección, Él le da el don de la paz a todo aquel que percibe la necesidad que tiene de ella y que desea alcanzarla. 7Hazle sitio a la paz, y ésta vendrá 8Pues el entendimiento se encuentra en ti, y la paz procede inevitablemente de él.

¿Cómo podemos hacer sitio a la paz, para que forme parte de nuestra vida? 

Por mi mismo, no puedo saber la respuesta, pues la escuela de pensamiento del ego, no me aporta el saber correcto para conseguirlo. Todo lo contrario, sus lecciones tan sólo consiguen alejarme de la respuesta correcta.

Pediré al Espíritu Santo que me muestre la respuesta correcta, pues el único impulso que me guía a ello es desear la paz. Si mi voluntad no fuese la paz, jamás conseguiría ver las circunstancias dónde poder sembrar esa voluntad-semilla. Esas circunstancias nos la ofreceré el Espíritu Santo, propiciando el escenario adecuado para que podamos compartir esa paz y hacer que se extienda por doquier.

15. El poder de Dios, de donde el entendimiento y la paz emanan, es tan tuyo como Suyo. 2Tú crees que no conoces a Dios única­mente porque sólo es imposible conocerlo. 3Mas si contemplas las obras imponentes que Él hará a través de ti, te convencerás de que las hiciste a través de Él. 4Es imposible negar la Fuente de unos efectos que son tan poderosos que es imposible que proce­dan de ti. 5Hazle sitio Él, y te encontrarás tan lleno de poder que nada podrá prevalecer contra tu paz. 6Y ésta será la prueba por la que reconocerás que has entendido. 

"Por sus obras los conoceréis" 

Las obras del ego, todas llevan el mismo sello, el del miedo. En cambio, las obras de Dios, se reconocen porque se expanden como la fuerza del Amor.

En nuestro actual estado de conciencia, nos resultará fácil reconocer las obras procedentes del sistema de pensamiento del ego, pues, al ser efectos del miedo, todas ellas, nos llevarán a experimentar la ausencia de paz.

Cuando abandonemos la escuela del ego y en su lugar elijamos la escuela del Espíritu Santo, nuestras obras tendrán como fruto la expansión de la paz, y ello será la muestra de nuestro reconocimiento como Hijo de Dios.  

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