lunes, 15 de diciembre de 2025

Capítulo 25. II. El que te salva de las tinieblas (5ª parte).

II. El que te salva de las tinieblas (5ª parte).


5. ¿Quién colgaría un marco vacío en la pared y se pararía delante de él contemplándolo con la más profunda reverencia, como si de una obra maestra se tratase? 2Mas si ves a tu hermano como un cuerpo, eso es lo que estás haciendo. 3La obra maestra que Dios ha situado dentro de este marco es lo único que se puede ver. 4El cuerpo la contiene por un tiempo, pero no la empaña en absoluto. 5Mas lo que Dios ha creado no necesita marco, pues lo que Él ha creado, Él lo apoya y lo enmarca dentro de Sí Mismo. 6Él te ofrece Su obra maestra para que la veas. 7¿Pre­ferirías ver el marco en su lugar y no ver el cuadro?

En el punto 5, Jesús continúa utilizando la metáfora del marco y del cuadro para ayudarnos a cuestionar nuestra percepción de los demás y nosotros mismos.

El “marco vacío” representa el cuerpo físico, mientras que la “obra maestra” simboliza el espíritu, la verdadera esencia divina que habita en cada ser humano.

Analicemos los puntos clave en el pasaje:

Contemplar el marco vacío es como enfocarse únicamente en el cuerpo de una persona, ignorando su verdadera naturaleza espiritual.

La obra maestra de Dios es el espíritu, eterno e impecable, que no necesita adornos ni limitaciones físicas para ser visto o valorado.

El cuerpo es temporal y no define la esencia; es solo un contenedor pasajero.

La pregunta final —“¿Preferirías ver el marco en su lugar y no ver el cuadro?”— nos invita a reflexionar sobre si estamos eligiendo ver lo superficial en lugar de lo esencial.

El mensaje central: Este texto nos llama a mirar más allá de las apariencias físicas y reconocer la divinidad en cada persona. Ver con los ojos del espíritu, no con los del cuerpo, es un acto de reverencia hacia lo que Dios ha creado.

Ayuda práctica para ver más allá del cuerpo.

Reconocer la esencia en cada encuentro.

  • Cuando interactúas con alguien, intenta ver más allá de su apariencia, comportamiento o historia personal.
  • Pregúntate: ¿Estoy viendo el marco (el cuerpo, la personalidad) o la obra maestra (el espíritu)?

Practicar la verdadera empatía:

  • La empatía espiritual no se basa en compartir sufrimiento, sino en reconocer la luz en el otro.
  • Si alguien está pasando por un momento difícil, en lugar de enfocarte en su dolor, recuerda que su esencia permanece intacta y divina.

Transformar juicios en contemplación:

  • Cada vez que juzgas a alguien por su cuerpo, acciones o palabras, estás contemplando el marco vacío.
  • En cambio, puedes elegir contemplar su espíritu con reverencia, como una obra maestra de Dios.

Usar el perdón como herramienta de visión:

  • El perdón, según Un Curso de Milagros, no es condonar el error, sino reconocer que el error nunca tocó la verdad del ser.
  • Al perdonar, estás eligiendo ver el cuadro en lugar del marco.

Cultivar la visión espiritual en ti mismo:

  • No solo se trata de ver a los demás con ojos espirituales, sino también a ti mismo.
  • Recuerda: tú también eres una obra maestra. No te reduzcas al marco de tus errores, tu cuerpo o tus pensamientos.

Ejercicio diario sugerido:

Antes de dormir o al despertar, piensa en alguien con quien hayas tenido dificultad. Visualízalo como una obra de arte divina, rodeado de luz. Di mentalmente: “Hoy elijo ver tu verdad, no tu forma. Eres la obra maestra de Dios.”

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