lunes, 1 de diciembre de 2025

Capítulo 25. I. El vínculo con la verdad (2ª parte).

I. El vínculo con la verdad (2ª parte).

2. ¿De qué otra manera podrías poner de manifiesto al Cristo en ti, sino contemplando la santidad y viéndolo a Él en ella? 2La percepción te dice que tú te pones de manifiesto en lo que ves. 3Si contemplas el cuerpo, creerás que ahí es donde te encuentras tú. 4todo cuerpo que veas te recordará a ti mismo: tu pecaminosi­dad, tu maldad, pero sobre todo, tu muerte. 5¿No aborrecerías e incluso intentarías matar a quien te dijese algo así? 6El mensaje y el mensajero son uno. 7no puedes sino ver a tu hermano como te ves a ti mismo. 8Enmarcado en su cuerpo verás su pecaminosi­dad, en la que tú te alzas condenado. 9En su santidad, el Cristo en él se proclama a Sí Mismo como lo que eres tú.

Las ideas principales sobre las que Jesús nos invita a reflexionar en este mensaje son la siguientes:

Contemplar la santidad: La única forma de manifestar al Cristo en ti es reconociendo la santidad en los demás. Ver a tu hermano como santo es ver a Cristo reflejado en él… y, por ende, en ti mismo.

La percepción como espejo: Lo que ves fuera de ti refleja lo que crees ser. Si te enfocas en el cuerpo -lo físico, lo limitado-, te identificarás con la separación, el pecado y la muerte.

El cuerpo como símbolo de condena: Ver a otros como cuerpos refuerza la idea de pecado y mortalidad. Cada cuerpo que ves te recuerda tu propia fragilidad y culpa.

El mensaje y el mensajero son uno: No puedes separar lo que ves de cómo lo ves. Si ves pecado, te condenas. Si ves santidad, te liberas.

La santidad como revelación del Cristo: Al ver la santidad en tu hermano, reconoces al Cristo en él… y eso revela tu verdadera identidad como Cristo también.

Este texto nos invita a cambiar nuestra forma de ver: dejar de juzgar por las apariencias físicas y comenzar a ver con los ojos del espíritu. Es una llamada a la visión espiritual, donde el perdón y el amor reemplazan al juicio y al miedo.

¿Cómo podemos aplicar la enseñanza recogida en este punto en nuestra vida diaria?

Aplicar este mensaje en la vida diaria implica un cambio profundo en la forma en que percibimos a los demás y a nosotros mismos. Aquí proponemos algunas formas prácticas de hacerlo:

Ver más allá del cuerpo: En vez de juzgar a las personas por su apariencia, comportamiento o errores, elige ver su esencia espiritual. Recuerda que el cuerpo es solo una forma temporal; lo eterno en cada uno es el espíritu, el Cristo.

Practicar la visión espiritual:  Cuando veas a alguien, repite internamente:  “Veo la luz de Cristo en ti” o “Eres santo como yo”. Esto transforma tu percepción y te libera del juicio, el miedo y la culpa.

Usar el perdón como herramienta:  Si alguien te hiere o decepciona, en lugar de reaccionar desde el ego, elige perdonar. El perdón no es justificar la acción, sino liberar la percepción que te ata al sufrimiento.

Reconocer que lo que ves en otros está en ti:  Si ves pecado, condena o maldad en otro, estás proyectando tu propia culpa. Si ves santidad, estás reconociendo tu verdadera identidad.

Meditar en la unidad:  Dedica unos minutos al día a contemplar la idea:  “Somos uno en Cristo”. Esta práctica te ayuda a disolver la separación y a vivir desde el amor.

Transformar tus relaciones:  Cada encuentro es una oportunidad de ver al Cristo en el otro. Haz de tus relaciones un altar donde se revela la santidad compartida.

Hay varias referencias en el Texto principal de Un Curso de Milagros que se relacionan directamente con el mensaje que se recoge en el punto sobre ver al Cristo en tu hermano y trascender la percepción del cuerpo. Aquí te destaco algunas especialmente relevantes:

T-11.VI.3:9: “Deja que sea el Cristo en ti Quien interprete por ti”. Esta cita invita a soltar el juicio del ego y permitir que la visión del Cristo -la verdadera percepción- sea quien vea por ti.

T-12.III.10:5-6: “…por Cristo, sin embargo, ha puesto la Expiación sobre el altar para ti.”  Aquí se habla del Cristo como el que ofrece la Expiación, el proceso de deshacer el error y recordar la verdad.

T-13.V.9:4: “Él ve por ti, al ser tu testigo del mundo real”. El Cristo en ti es quien puede ver más allá de las ilusiones del cuerpo y del ego, revelando el mundo real: el mundo del amor y la unidad.

T-10.III.7:5: “Conozco tu valía por ti, y esta valía es lo que te hace íntegro.”  El Cristo reconoce tu santidad, incluso cuando tú no puedes verla. Esta cita refuerza la idea de que la santidad está en ti y en todos.

Lecciones del Libro de Ejercicios relacionadas con el pasaje:

Lección 61 – “Soy la luz del mundo”:  Esta afirmación te invita a reconocer tu verdadera identidad como Cristo, más allá del cuerpo y del ego.

Lección 67 – “El amor me creó a semejanza de Sí mismo”:  Refuerza la idea de que tu esencia es amor, y que, al ver amor en otros, lo reconoces en ti.

Lección 93 – “La luz, la dicha y la paz moran en mí”:  Te recuerda que tu santidad es tu estado natural, y que, al contemplarla en otros, la haces consciente en ti.

Lección 95 – “Soy uno con mi Creador”:  Esta lección afirma que no estás separado de Dios ni de tus hermanos. Ver su santidad es ver tu unidad con ellos.

Lección 161 – “Dame tu bendición, santo Hijo de Dios”:  Una de las más directas: te enseña a mirar más allá del cuerpo y ver al Cristo en tu hermano. Al hacerlo, te bendices a ti mismo.

Lección 189 – “Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora”:  Esta lección te guía a experimentar el amor divino como una presencia interna, que se refleja en tu percepción del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 335

LECCIÓN 335 Elijo ver la impecabilidad de mi hermano. 1. Perdonar es una elección. 2 Nunca veo a mi hermano tal como es, pues eso está much...