domingo, 30 de noviembre de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 334

LECCIÓN 334

Hoy reclamo los regalos que el perdón otorga.

1. No esperaré ni un solo día más para encontrar los tesoros que mi Padre me ofrece. 2Todas las ilusiones son vanas, y los sueños desaparecen incluso a medida que se van tejiendo con pensamien­tos basados en percepciones falsas. 3No dejes que hoy vuelva a aceptar regalos tan míseros. 4La Voz de Dios les ofrece Su paz a todos los que escuchan y eligen seguirlo. 5Esto es lo que elijo hoy. 6Y así, voy en busca de los tesoros que Dios me ha dado.

2. Busco sólo lo eterno. 2Pues Tu Hijo no podría sentirse satisfecho con menos de eso. 3¿Qué otra cosa, entonces, podría brindarle solaz, sino lo que Tú le ofreces a su desconcertada mente y a su atemorizado corazón, a fin de proporcionarle certeza y traerle paz? 4Hoy quiero contemplar a mi hermano sin mancha alguna de pecado en él. 5Eso es lo que Tu Voluntad dispone que yo haga, pues así es como podré contemplar mi propia impe­cabilidad.



¿Qué me enseña esta lección? 

La identificación del Hijo de Dios con el mundo físico lo lleva a aprender a través de la experiencia y el esfuerzo, ganándose el pan con el sudor de su frente. La Ley de Causa y Efecto se convierte en un proceso de aprendizaje donde se comprende que lo que cosechamos es el resultado directo de lo que hemos sembrado.

Esa ley parece grabada en lo más profundo de nosotros y, de forma inconsciente, la seguimos cada vez que justificamos el castigo o el dolor como resultado directo de nuestras acciones.

Cuando algo nos sale mal o vivimos una experiencia que percibimos como conflictiva, tendemos a buscar un culpable y a preguntarnos: ¿qué hice mal para que me pase esto? El tiempo juega a favor de la Ley de Causa y Efecto, y esta idea ha dado origen a la creencia en la Ley del Karma (cosecho lo que siembro).

Este modo de actuar pertenece al mundo de la ilusión, al ámbito de lo temporal. Hasta que no recuperemos la conciencia de lo que somos y quiénes somos, no podremos liberarnos de la celda en la que seguimos prisioneros del error.

El perdón es el camino que debemos seguir para alcanzar la salvación. Es la expresión de la verdad que necesitamos integrar en nuestra conciencia. Al perdonar, evitamos la necesidad de experiencias duras para aprender. El perdón abre las puertas al milagro y hace que corregir el error no requiera tiempo, pues lo logra de inmediato.

El perdón significa que hemos decidido no juzgar ni condenar. Al perdonar, recuperamos la visión de la inocencia y, con ello, disfrutamos de la gracia y la paz de nuestro Padre.


Ejemplo-Guía: "¿Quieres ser feliz? Entonces, perdona, perdona, perdona..."

Si crees que mereces castigo, lo recibirás. Si piensas que puedes sentir dolor, lo sentirás. Si te consideras un pecador, sentirás culpa. Si sientes culpa, buscarás redención. Y si buscas redención, estarás justificando el castigo. Así se cierra un círculo que te mantiene atrapado en la ilusión, el error y el miedo.

Ninguna medicina, ningún ungüento mágico, nos sanará de esa enfermedad. Tan solo existe una llave que puede librarnos de esa prisión. Esa llave es el perdón.

Si crees que eres merecedor de ser perdonado, te perdonarás.

Piensa en alguna experiencia de tu vida y responde: ¿te ha dado la felicidad que sacia tu sed de paz?

Podríamos haber ganado mil millones de euros en la lotería. Una oleada de alegría nos invadirá, descorcharemos botellas de champán y brindaremos con todos para celebrar nuestra suerte. Pero apenas pase ese instante de euforia, nos asaltará el miedo a perder lo que hemos logrado. Y así, dejaremos de ser felices.

En ese pensamiento de pérdida está implícito el ataque de quien anhela lo que poseemos. Esa imagen se pasea por nuestra mente y nos atormenta. Dedicaremos parte de nuestro premio a asegurarnos de que nadie pueda arrebatarnos lo que hemos logrado, y viviremos con la angustia del miedo a...

Es claro que en ese pensamiento de miedo hay una ausencia total de amor y perdón. El amor y el perdón solo son posibles cuando dejamos de percibir separación entre nuestros hermanos.

Si buscas la felicidad, solo podrás hallarla en tu interior, en tu pensamiento de perdón. Al compartir ese regalo, recibirás a cambio la dicha y la paz.

¡Perdona!, y lo comprobarás.

Reflexión: ¿Solo en lo eterno podremos encontrar paz?

13 comentarios:

  1. Gracias por tus explicaciones, las que encuentro claras.

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  2. El perdón disuelve el prejuicio,el juicio y la condena,habilitandome al Milagro de borrar la causa y el efecto...

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  3. Contempló un Mundo Perdonado y Inociente....Somos los Santos y Impecables hijos de Dios viviendo como Hermanos en el Amor🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️

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  4. Veo a mi hermano santo,impecable y inocente,exactamente como yo me percibo en este Santo y Eterno Presente 🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🤍🤍🤍🤍🤍🤍💙💙💙💙💙💙💙✨✨✨✨✨✨

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  5. Gracias infinitas, Juan Jose. Amor y benduciones. ❤❤❤

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