miércoles, 5 de noviembre de 2025

Capítulo 24. VI. Cómo escaparse del miedo (9ª parte).

VI. Cómo escaparse del miedo (9ª parte).

10. ¿No te alegraría descubrir que no estás sujeto a esas leyes? 2No lo veas a él, entonces, como prisionero de ellas. 3No es posible que lo que gobierna a una parte de Dios no gobierne al resto. 4Te sometes a ti mismo a las leyes que consideras que rigen a tu her­mano. 5Piensa, entonces, cuán grande tiene que ser el Amor de Dios por ti, para que Él te haya dado una parte de Sí Mismo a fin de evitarte dolor y brindarte dicha. 6Y nunca dudes de que tu deseo de ser especial desaparecerá ante la Voluntad de Dios, que ama y cuida cada aspecto de Sí Mismo por igual. 7El Cristo en ti puede ver a tu hermano correctamente. 8¿Te opondrías entonces a la santidad que Él ve?

Jesús comienza su mensaje invitándonos a alegrarnos por la posibilidad de que no estemos limitados por las leyes del mundo (como la enfermedad, la escasez, el sufrimiento o la muerte). Estas “leyes” son creencias y limitaciones que parecen regir la experiencia humana, pero según UCDM, no tienen poder real sobre tu verdadera esencia.

Nos recuerda, que si vemos a nuestro hermano como prisionero de esas leyes (es decir, si lo vemos limitado, culpable, enfermo o separado), nosotros también nos sometemos a esas mismas limitaciones. La percepción que tenemos de los demás es un reflejo directo de cómo nos percibimos a nosotros mismos.

El punto afirma que no puede haber separación en Dios. Lo que es verdad para una parte de Su creación lo es para toda. Si nuestro hermano está gobernado por el Amor y la libertad de Dios, nosotros también lo estamos. No hay excepciones en la unidad divina.

Otra de las ideas principales que se recogen en este punto es que el Amor de Dios es igual para todos. Dios nos ha dado una parte de Sí Mismo (Su Espíritu, Su Amor, Su Luz) para evitarnos dolor y brindarnos dicha. Esto significa que nuestra verdadera naturaleza es divina, y que el propósito de Dios es nuestra felicidad y plenitud.

El texto señala que el deseo de ser especial (de ser diferente, separado o superior/inferior a los demás) se desvanece cuando aceptamos la Voluntad de Dios, que es igualdad, amor y cuidado para todos por igual.

Por último, se alude a la visión crística y en este sentido nos dice Jesús que “El Cristo en ti ve correctamente”. La visión espiritual (el “Cristo” en ti) es capaz de ver la santidad y la verdad en tu hermano, más allá de cualquier apariencia o error. Se nos invita a no oponernos a esa visión, sino a adoptarla, para experimentar la verdadera paz y liberación.

A título de resumen práctico:

No te limites ni limites a los demás con tus creencias sobre lo que es posible o imposible.

Recuerda que lo que ves en tu hermano, lo refuerzas en ti mismo.

Acepta la igualdad y la unidad como la verdadera realidad, más allá de las diferencias aparentes. Permite que la visión espiritual (el Cristo en ti) guíe tu percepción, viendo la santidad y el valor en todos.

¿Qué significa “el Cristo en ti”? ¿Por qué es importante este concepto?

Cristo no se refiere a Jesús como persona, sino a la parte divina, eterna y perfecta que existe en cada ser humano.

Es tu verdadero Ser, la identidad espiritual que compartes con todos, creada por Dios, inmutable y libre de culpa, miedo o separación.

El “Cristo en ti” es la luz, la inocencia y la santidad que permanece intacta, sin importar los errores o las apariencias del mundo.

Ver con los ojos del Cristo en ti significa mirar más allá de los cuerpos, las historias y los errores, y reconocer la esencia divina en ti y en los demás.

Cuando eliges ver desde el Cristo en ti, practicas el perdón verdadero, la compasión y la unidad.

El Curso enseña que solo desde esta visión puedes experimentar paz, libertad y verdadera felicidad.

Citas del Texto de UCDM

  • “El Cristo en ti no habita en un cuerpo. Sin embargo, Él está en ti. Y así como tú eres Él, así es Él tú.” (T-25.in.1:1-2)
  • “El Cristo en ti contempla su santidad.” (T-24.VI.8:7)
  • “El Cristo en ti puede ver a tu hermano correctamente.” (T-24.VI.10:7)

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