miércoles, 3 de diciembre de 2025

Capítulo 25. I. El vínculo con la verdad (4ª parte).

I. El vínculo con la verdad (4ª parte).

4. Tú eres el medio para llegar a Dios; no estás separado ni tienes una vida aparte de la Suya. 2Su Vida se pone de manifiesto en ti que eres Su Hijo. 3Cada uno de Sus aspectos está enmarcado en santidad y pureza perfectas, y en un amor celestial tan absoluto que sólo anhela liberar todo lo que contempla para que se una a él. 4Su resplandor brilla a través de cada cuerpo que contempla, y lleva toda la oscuridad de éstos ante la luz al mirar simplemente más allá de ella hacia la luz. 5El velo se descorre mediante su ternura y nada oculta la faz de Cristo de los que la contemplan. 6Tu hermano y tú os encontráis ante Él ahora, para dejar que Él descorra el velo que parece manteneros separados y aparte.

En este pasaje, Jesús nos invita a realizar una profunda reflexión para reconocer tu unidad con Dios y con tu hermano, y a permitir que la percepción espiritual revele la verdad que siempre ha estado presente.

¿Qué nos enseña este punto?

Eres el medio, no el obstáculo:  No estás separado de Dios; eres el canal por el cual Su Vida se manifiesta. Tu existencia no es autónoma ni aislada, sino una extensión de Su Ser.

La santidad está en ti y en todos:  Cada aspecto de Dios -incluido tú- está envuelto en santidad, pureza y amor absoluto. Este amor no juzga ni retiene: libera todo lo que contempla.

Ver más allá del cuerpo:  El resplandor de Dios no se detiene ante la forma física. Mira a través del cuerpo hacia la luz que hay detrás. La oscuridad no puede resistir la ternura de Su mirada.

El velo de la separación se descorre:  La ilusión de estar separados se disuelve cuando permites que el Cristo en ti contemple al Cristo en tu hermano. En ese instante, ambos estáis ante Él, unidos, sin barreras.

Aplicación diaria del pasaje:

Recuerda que eres el medio, no el fin:  Cada vez que te sientas separado, limitado o confundido, repite:

“Soy el medio por el cual Dios se expresa. No estoy separado de Su Vida.”

Esto te ayuda a reconectar con tu propósito espiritual.

Contempla la santidad en los demás:  Cuando veas a alguien, especialmente si surge juicio o molestia, di internamente:

“Tu santidad revela el Cristo en mí. Somos uno en Dios.”

Este acto transforma tu percepción y disuelve el velo de separación.

Practica la ternura como herramienta espiritual:  En tus relaciones, elige responder con ternura, incluso cuando el ego quiera reaccionar.

La ternura descorre el velo que impide ver la luz en el otro.

Haz de cada encuentro una oportunidad de unión:  Antes de una conversación, reunión o encuentro, establece esta intención:

“Permito que el Cristo en mí contemple al Cristo en ti.”

Esto convierte lo cotidiano en sagrado.

Meditación breve: “Ante Él ahora” (5 min):  Siéntate en silencio y visualiza a ti y a tu hermano (puede ser alguien cercano o simbólico) ante la luz de Cristo.

Repite:  “El velo se descorre. No hay separación. Somos uno en Su Luz.”

Afirmación para el día:  “Su Vida se manifiesta en mí. Hoy elijo ver con Su mirada”.

Puedes escribirla y llevarla contigo, o repetirla cada vez que te sientas desconectado.

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