martes, 17 de septiembre de 2024

Capítulo 14. VII. Cómo compartir la percepción del Espíritu Santo (2ª parte).

 VII. Cómo compartir la percepción del Espíritu Santo (2ª parte).

5. Cuando una mente cree en la oscuridad y se niega a abando­narla, la luz no puede entrar. 2La verdad no lucha contra la igno­rancia, ni el amor ataca al miedo. 3Lo que no necesita protección no tiene necesidad de defenderse a sí mismo. 4Las defensas son invenciones tuyas. 5Dios las desconoce. 6El Espíritu Santo las usa en favor de la verdad sólo porque tú las inventaste contra ella. 7La percepción que de acuerdo con Sus propósitos Él tiene de ellas, simplemente las transforma en una llamada a lo que has atacado con ellas. 8Las defensas, al igual que todo lo demás que has inventado, tienen que ser transformadas dulcemente en algo beneficioso para ti y ser reinterpretadas por el Espíritu Santo de medios de auto-destrucción a medios de conservación y libera­ción. 9La tarea del Espíritu Santo es imponente, pero el poder de Dios está con Él. 10Llevar a cabo esa tarea, por lo tanto, es algo tan fácil para Él, que se logró en el mismo instante en que se le dio para ti. 11No demores tu retorno la paz preguntándote cómo va a poder Él llevar a cabo lo que Dios le encomendó. 12Deja eso en manos de Uno que sabe. 13No se te pide que lleves a cabo tareas de tal magnitud. 14Se te pide únicamente que hagas lo poco que Él sugiere, confiando tan sólo en que, si Él te lo pide, tú lo puedes hacer. 15Verás cuán fácilmente puedes llevar a cabo todo lo que Él te pida.

El Amor no puede interferir en las decisiones adoptadas por nuestro libre albedrío. Por tal motivo, el Amor adquiere el significado de libertad. Cualquier expresión del amor que no sea capaz de aportar libertad, no es verdadero amor.

La inocencia, la indefensión, son expresiones del Amor, y ese Amor, al proceder de Dios, no concibe el miedo, por lo que no requiere, ni necesita defenderse de nada.

El miedo ataca al amor, negándolo, y este ataque responde a un mecanismo de defensa para proteger su falsa existencia. El amor no ataca al miedo, pero nos inspira para que lo miremos de frente, pues sabe que no podremos ver lo que no existe.

El Espíritu Santo, utiliza la defensa para proteger la verdad de lo falso, llevándonos a través de la Expiación a corregir la percepción errónea por la percepción verdadera.

6. El Espíritu Santo sólo te pide esto: que lleves ante Él todos los secretos que le hayas ocultado. 2Ábrele todas las puertas y pídele que entre en la oscuridad y la desvanezca con Su luz. 3Si lo invitas, Él entrará gustosamente. 4Y llevará la luz a la oscuridad si le franqueas la entrada a ella. 5Pero Él no puede ver lo que mantienes oculto. 6Él ve por ti, pero a menos que tú mires con Él, Él no puede ver. 7La visión de Cristo no es sólo para Él, sino para ti y para Él. 8Llévale, por lo tanto, todos tus pensamientos tene­brosos y secretos, y contémplalos con Él. 9Él abriga la luz y tú la oscuridad. 10Ambas cosas no pueden coexistir cuando las contempláis juntos. 11Su juicio prevalecerá, y Él te lo ofrecerá cuando unas tu percepción a la Suya. 

Cuando decidimos poner nuestros deseos al servicio de la voluntad, lo que estamos haciendo es movilizando el principio de la luz, del entendimiento, y cuando esto se produce, nos conectamos con la frecuencia del Espíritu Santo, al cual le ofrecemos esa llamada de invocación para que la Mente Recta, restituya en nuestro interior nuestro nivel de percepción, consiguiendo que donde antes había oscuridad, ahora haya luz.

7. Uniéndote a Su manera de ver es como aprendes a compartir con Él la interpretación de la percepción que conduce al conoci­miento. 2Por tu cuenta no puedes ver. 3Compartir la percepción con Aquel que Dios te ha dado te enseña a reconocer lo que ves. 4Es el reconocimiento de que ninguna cosa que ves significa nada por sí sola. 5Ver con Él te mostrará que todo significado, inclu­yendo el tuyo, no procede de una visión doble, sino de la dulce fusión de todas las cosas en un solo significado, una sola emoción y un solo propósito. 6Dios tiene un solo Propósito, y lo comparte contigo. 7La única visión que el Espíritu Santo te ofrece brindará esta unicidad a tu mente con una claridad y una luminosidad tan intensas que por nada del mundo dejarías de aceptar lo que Dios quiere que tengas. 8Contempla tu voluntad, y acepta que es la Suya, y que todo Su Amor es tuyo. 9¡Que todo honor se te rinda ti a través del Espíritu Santo, y, a través de Él, a Dios! 

Si formamos parte de la Mente de Dios, igualmente, en nuestra mente debe encontrarse la Mente del Espíritu Santo, la Mente Recta. Si esto es verdad, y, como hemos visto, la verdad, simplemente es, cuando invocamos al Espíritu Santo, no estamos invocando una fuerza exterior a nosotros, sino la Extensión de la Mente de Dios y la Voz que habla por Él, donde tenemos nuestro verdadero Hogar,

En nuestro interior se encuentra la Mente Recta, el Espíritu Santo, y como bien nos invita este punto, debemos unirnos a Su manera de ver, para que la Expiación desempeñe su papel, esto es, corregir la percepción falsa del ego, por la percepción verdadera del Espíritu.

La manera de ver del Espíritu Santo, nos llevará a la Visión Crítica, la que se expresa a través del Amor

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