martes, 20 de agosto de 2024

Capítulo 13. Xl. La paz del Cielo (3ª parte).

 Xl. La paz del Cielo (3ª parte). 


8. El nexo de comunicación que Dios Mismo colocó dentro de ti y que une tu mente con la Suya, no puede ser destruido. 2Tal vez creas que ése es tu deseo, y esa creencia ciertamente interfiere en la profunda paz en la que se conoce la dulce y constante comuni­cación que Dios desea mantener contigo. 3Sus canales de extensión, no obstante, no pueden cerrarse del todo o separarse de Él. 4Gozarás de paz porque Su paz fluye todavía hacia ti desde Aquel Cuya Voluntad es la paz. 5Dispones de ella en este mismo ins­tante. 6El Espíritu Santo te enseñará a usarla, y al extenderla, sabrás que se encuentra en ti. 7Dios dispuso que el Cielo fuese tuyo, y nunca dispondrá nada más para ti. 8Lo único que el Espí­ritu Santo conoce es la Voluntad de Dios. 9Es imposible que no alcances el Cielo, pues Dios es algo seguro, y lo que Su Voluntad dispone es tan seguro como Él.

Continua este punto añadiendo elementos que vienen a reafirmar lo que decíamos en el anterior. Podemos permanecer dormidos, sumidos en un sueño en el que nos vemos como autores de nuestra existencia, identificados con una personalidad que se rige por un sistema de pensamiento basado en el miedo y en la creencia en la separación. Pero, el nexo de comunicación que Dios colocó dentro del Hijo de Dios y que une su mente con la Suya, no puede ser destruido. Ello es la garantía, de que, con la ayuda del Espíritu Santo, recordaremos nuestra verdadera identidad, y despertaremos del ilusorio sueño en el que nos hemos sentido atrapados. 

9. Aprenderás lo que es la salvación porque aprenderás a salvar. 2Es imposible que te puedas excluir de lo que el Espíritu Santo quiere enseñarte. 3La salvación es algo tan seguro como Dios. 4La certeza de Dios es suficiente. 5Date cuenta de que incluso la más tenebrosa pesadilla que perturba la mente del Hijo durmiente de Dios no tiene poder alguno sobre él. 6Él aprenderá la lección del despertar. 7Dios vela por él y la luz le rodea.

La función del Espíritu Santo es ayudarnos a encontrar el camino de la salvación. Ese camino, no es un logro personal, pues el Hijo de Dios no es un ser separado del resto de la Filiación, con la que forma la creación de Dios.

El Espíritu Santo, que tiene la visión integral de nuestra existencia, pondrá en nuestro camino todo lo necesario para que tomemos consciencia de la realidad, del verdadero significado de aquellos con los que estamos unidos por un pacto de amor. Cada uno de nuestros hermanos, es una mano tendida, que nos invita a caminar juntos y hacer el camino que ha de conducirnos hacia la salvación.  

10. ¿Cómo iba a poder el Hijo de Dios perderse en sueños, cuando Dios ha puesto dentro de él la jubilosa llamada a despertar y a ser feliz? 2Él no se puede separar de lo que está en él. 3Su sueño no podrá resistir la llamada a despertar. 4Es tan seguro que la misión de la redención se cumplirá como que la creación permanecerá inmutable por toda la eternidad. 5No tienes que saber que el Cielo es tuyo para que lo sea. 6Lo es. 7Mas para saberlo, tienes que aceptar que la Voluntad de Dios es tu voluntad.

Todos nuestros esfuerzos, en este mundo de ilusión, para recordar quienes somo y lo que somos, va acompañado de grandes sacrificios y renuncias. Sin embargo, todo es mucho más fácil, cuando reconocemos que, lo que andamos buscando fuera, tan solo lo podremos encontrar en nuestro interior, pues, es donde Dios lo ha puesto para que siempre, en cada momento, podamos verlo.

Nos dice Jesús, que, para saberlo, tenemos que aceptar que la Voluntad de Dios es nuestra voluntad. ¿Y qué otra Voluntad ha llevado a Dios a crearnos, si no la de Amar? 

11. El Espíritu Santo deshará por ti todo lo que has aprendido que enseña que lo que no es verdad tiene que ser reconciliado con la verdad. 2Esta es la reconciliación con la que el ego quisiera sus­tituir tu reconciliación con la cordura y con la paz. 3El Espíritu Santo tiene pensado para ti un tipo de reconciliación muy dife­rente, y lo pondrá en práctica tan inexorablemente como que al ego le será imposible poner en práctica lo que él se propone. 4El fracaso es cosa del ego, no de Dios: 5No puedes alejarte de Él y es imposible que el plan que el Espíritu Santo le ofrece a todo el mundo para la salvación de todos, no sea perfectamente consu­mado. 6Serás liberado, y no recordarás nada de lo que fabricaste, salvo lo que fue creado para ti, y a su vez por ti. 7Pues, ¿cómo podrías recordar lo que nunca fue verdad, o no recordar lo que siempre lo fue? 8En esta reconciliación con la verdad, y sólo con la verdad, radica la paz del Cielo.

Cuando sufrimos los efectos de una pesadilla, al despertar y comprobar que todo ha sido fruto de la ilusión del sueño, nos sentimos profundamente aliviados y, dicho alivio viene acompañado del olvido de lo vivido ilusoriamente durante el sueño. Es como si tuviésemos un mecanismo de defensa en nuestra mente para olvidar lo que no es real. Si los horrores experimentados durante la pesadilla, perdurasen en nuestro recuerdo, aun habiendo despertado, seguiríamos viviendo el miedo ocasionado por lo soñado. Pero no es así. 

Este punto, nos enseña, que el Espíritu Santo nos ofrece un plan de salvación en el que seremos liberados de nuestras falsas creaciones, de nuestros sueños y pesadillas, y no recordaremos nada de ellos.

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