martes, 6 de agosto de 2024

Capítulo 13. VII. La consecución del mundo real (2ª parte).

 VII. La consecución del mundo real (2ª parte).

6.  No hay nadie en este mundo enloquecido que no haya vislum­brado en alguna ocasión algún atisbo del otro mundo que le rodea. 2No obstante, mientras siga otorgando valor a su propio mundo, negará la visión del otro, manteniendo que ama lo que no ama, y negándose a seguir el camino que le señala el amor. 3¡Cuán jubilosamente te muestra el camino el Amor! 4Y a medida que lo sigas, te regocijarás de haber encontrado Su compañía, y de haber aprendido de Él cómo regresar felizmente a tu hogar. 5Estás esperando únicamente por ti. 6Abandonar este triste mundo e inter­cambiar tus errores por la paz de Dios no es sino tu voluntad. 7Y Cristo te ofrecerá siempre la Voluntad de Dios, en reconocimiento de que la compartes con Él.

Desde nuestro corazón, emerge el recuerdo del amor. Amar es unir y cuando se ama verdaderamente, el tiempo se colapsa y se percibe la luz de la eternidad. Sin ese recuerdo de amor, nuestra percepción de la realidad quedaría velada, lo que nos dejaría envuelto en la permanente oscuridad. Gracias a ese recuerdo, a esa luz que nos habla desde nuestro interior, que, en las más tenebrosas pesadillas, encontramos, siempre, un rayo de luz que nos guiará hacia el entendimiento de la verdad. Esa luz-amor, nos guiará hacia el encuentro de los verdaderos aliados de nuestra salvación, nuestros hermanos, con los cuales, tenemos firmado un pacto de amor, gracias al cual, reconoceremos nuestra verdadera realidad. 

7. La Voluntad de Dios es que nada, excepto Él Mismo, ejerza influencia sobre Su Hijo, y que nada más ni siquiera se aproxime a él. 2Su Hijo es tan inmune al dolor como lo es Él, Quien lo protege en toda situación. 3El mundo que le rodea refulge con amor por­que Dios ubicó a Su Hijo en Sí Mismo donde no existe el dolor y donde el amor le rodea eterna e ininterrumpidamente. 4Su paz no puede ser perturbada. 5El Hijo de Dios contempla con perfecta cordura el amor que le rodea por todas partes y que se encuentra asimismo dentro de él. 6Y negará forzosamente el mundo del dolor en el instante en que se perciba rodeado por los brazos del amor. 7Y desde este enclave seguro mirará serenamente a su alre­dedor y reconocerá que el mundo es uno con él.

Esa es la verdadera visión que Cristo nos inspira: Amar. Fuera de ese pensamiento, todo es oscuridad, todo es irreal.

Todas las corrientes de pensamiento sagrada, comparten una misma meta: Amar. 

8. La paz de Dios supera tu razonar sólo en el pasado. 2Sin embargo, está aquí, y puedes entenderla ahora mismo. 3Dios ama a Su Hijo eternamente, y Su Hijo le corresponde eternamente. 4El mundo real es el camino que te lleva a recordar la única cosa que es completamente verdadera y completamente tuya. 5Pues todo lo demás te lo has prestado a ti mismo en el tiempo, y desaparecerá. 6Pero eso otro es eternamente tuyo, al ser el don de Dios a Su Hijo. 7Tu única realidad te fue dada, y por medio de ella Dios te creó uno con Él.

Cuando este punto nos enseña, que el mundo real es el camino que nos lleva a recordar la única cosa que es completamente verdadera y completamente tuya, lo que nos está diciendo, es que nuestra única y verdadera identidad, es que somos Seres Espirituales, que compartimos la misma Fuente, la Mente de Dios y que gozamos de la Plenitud de la que goza el Padre. Todo lo demás, es una percepción falsa y temporal de nuestra realidad. 

9. Primero soñarás con la paz, y luego despertarás a ella. 2Tu pri­mer intercambio de lo que has hecho por lo que realmente deseas es el intercambio de las pesadillas por los sueños felices de amor. 3En ellos se encuentran tus verdaderas percepciones, pues el Espí­ritu Santo corrige el mundo de los sueños, en el que reside toda percepción. 4El conocimiento no necesita corrección. 5Con todo, los sueños de amor conducen al conocimiento. 6En ellos no ves nada temible, y por esa razón constituyen la bienvenida que le ofreces al conocimiento. 7El amor espera la bienvenida, pero no en el tiempo, y el mundo real no es sino tu bienvenida a lo que siem­pre fue. 8Por lo tanto, la llamada al júbilo se encuentra en él, y tu gozosa respuesta es tu despertar a lo que nunca perdiste.

Percibir el mundo, desde el sistema de pensamiento del ego, es estar dormido. Ese sueño se torna en pesadilla, debido a que elegimos el miedo al amor. El despertar del sueño, comienza eligiendo ver de otra manera, los símbolos y las imágenes que se muestran en nuestros sueños. Esto significa, que debemos reconocer que el somos el soñador de nuestros sueños y que podemos elegir, tener sueños felices de amor, en vez de tener pesadillas. No debemos confundir, tener sueños felices de amor, con tener sueños felices de placeres mundano, donde nuestra felicidad depende de lo que percibimos fuera de nosotros. Desde la separación, tan solo podremos tener pesadillas. 

10. Alaba, pues, al Padre por la perfecta cordura de Su santísimo Hijo. 2Tu Padre sabe que no tienes necesidad de nada. 3Esto es así en el Cielo, pues, ¿qué podrías necesitar en la eternidad? 4En tu mundo ciertamente tienes necesidad de cosas. 5El mundo en el que te encuentras en un mundo de escasez porque estás necesi­tado. 6Sin embargo, ¿te podrías encontrar a ti mismo en un mundo así? 7Sin el Espíritu Santo la respuesta sería no. 8Pero debido a Él, la respuesta es un gozoso sí. 9Por ser el mediador entre los dos mundos, Él sabe lo que necesitas y lo que no te hará daño. 10El concepto de posesión es un concepto peligroso si se deja en tus manos. 11El ego quiere poseer cosas para salvarse, pues poseer es su ley. 12Poseer por poseer es el credo fundamental del ego y una de las piedras angulares de los templos que se erige a sí mismo. 13El ego exige que deposites en su altar todas las cosas que te ordena obtener, y no deja que halles gozo alguno en ellas.

Gozar de la Plenitud de la que goza el Padre, no puede llevarnos a pensar que estamos necesitados. O somos plenos, o somos escasos. Os somos Hijos de Dios, conscientemente, o somos Hijo de Dios, sin saberlo. La diferencia marcará nuestro bien-ser, no nuestro bien-estar. Lo que el ego llama bienestar, está basado en la creencia de que dar es perder, lo que le inspira su eslogan preferido: poseer por miedo a perder. 

11. Todo lo que el ego te dice que necesitas te hará daño. 2Pues si bien el ego te exhorta una y otra vez a que obtengas todo cuanto puedas, te deja sin nada, pues te exige que le des todo lo que obtienes. 3Y aun de las mismas manos que lo obtuvieron, será arrebatado y arrojado al polvo. 4Pues donde el ego ve salvación, ve también separación, y de esta forma pierdes todo lo que has adquirido en su nombre. 5No te preguntes a ti mismo, por-lo tanto, qué es lo que necesitas, pues no lo sabes, y lo que te aconse­jes a ti mismo te hará daño. 6Pues lo que crees necesitar servirá simplemente para fortificar tu mundo contra la luz y para hacer que no estés dispuesto a cuestionar el valor que este mundo tiene realmente para ti.

Las necesidades del ego, nos llevan al sufrimiento. Atesorar en el mundo temporal, es un esfuerzo efímero e inestable, pues todo lo que no haya sido creado bajo las leyes del amor, carecen de consistencia y no perdurará. Ello, se convierte, en una de las más terroríficas de las pesadillas que experimenta el ego. Para evitarlo, pone todo el arsenal con el que cuenta en su sistema de pensamiento para defender sus pertenencias, sus posesiones, su vida. Atesora bienes, incluso, llega a pensar, que con lo que atesora puede comprar la eternidad. Pero el elixir del Santo Grial, no puede ser comprado con lo material. Tan solo puede ser encontrado por el alma del templario, cuyo corazón es puro y libre de miedo.

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